PERIODISTA.- Para iniciar nuestra conversación, señor Presidente, ¿podría usted comentar sobre el estado de la causa? ¿Qué falta por recorrer para que haya un sentido de justicia por parte de las víctimas, la comunidad judía, la sociedad argentina en su totalidad?
PRESIDENTE.- Bueno, primero gracias por este tiempo, por esta entrevista, que efectivamente un amigo de toda la vida que es Jorge Arguello promovió y que valoro mucho, francamente valoro mucho, y gracias por el tiempo que me dan. La verdad que el atentado a la AMIA para todos los argentinos es un atentado muy doloroso, eso no fue un atentado contra la comunidad judía, fue un atentado contra la Argentina. Allí las víctima fueron víctimas muchas de ellas de los miembros de la comunidad judía, pero la realidad es que son argentinos y nos duelen por argentinos que son. Nosotros vivimos en un país que alberga a la segunda comunidad judía más grande de judíos, fuera de Israel obviamente, y para nosotros hay una unidad y una hermandad muy fuerte con esa comunidad. Y el atentado se llevó las víctimas que se llevó, pero también un pedazo de cada uno de nosotros. Yo siempre recuero que en ese año yo ya era profesor en la Universidad de Buenos Aires, y tenía una alumna que se llamaba Paola… cuyo padre es actualmente o fue durante muchos años Presidente de la Asociación de la Familiares de Víctimas de la AMIA, y siempre recuerdo como uno de los días más ingratos el día que corregí un examen, y tuve que devolver el examen corregido, y tuve que preguntar dónde está Paola entre mis alumnos para darle el examen corregido, había sacado un 8, era una gran alumna, y alguien me dijo se quedó en la AMIA, y ahí me enteré de su muerte. Siempre fue algo muy doloroso que personalmente me impactó mucho, recuerdo ese día muy bien, porque fue muy shockeante escuchar que una alumna que, además era una alumna muy querida y muy respetada porque era muy buena alumna, había encontrado la muerte de un modo tan trágico. Desde entonces la Argentina está intentando a veces de mejor modo, a veces de peor modo, encontrar la verdad de lo que pasó allí, y tenemos la dificultad que la Justicia argentina se encontró con la dificultad que es que el Gobierno iraní nunca accedió a extraditar a los que la Justicia entiendo son los responsables de estos hechos. Y yo creo que la Argentina hizo muchos esfuerzos por tratar de sacar ese problema del medio y poder avanzar en la investigación. Y eso es algo que intentamos hasta el día de hoy, porque no estamos en paz con esto, no podemos quedarnos en paz porque las víctimas todavía están reclamando, que los responsables se hagan responsables de lo que han hechos. Y esa es una deuda que tenemos como democracia para con la Argentina, no para con la comunidad judía solamente, para con la Argentina, porque allí quedaron impunes, actores de un hecho tremendo, que han pasado décadas y en la memoria nuestra nunca se han borrado, nunca. Inclusive, cuando en algún momento se buscó un acuerdo con Irán, en ese memorándum de entendimiento, que francamente yo critiqué mucho, en el fondo fue la búsqueda de tratar de destrabar el problema que existía de que no enviaban a los acusados a declarar y a encontrar una solución. Yo creo que la Argentina todavía está en deuda con ese tema, pero la verdad el mayor deudor es el país que no acceda a que los responsables vengan, declaren, y si eventualmente terminan siendo inocentes, recuperará su libertad y se volverán a Irán, y si no tendrán que hacerse cargo de lo que ha pasado. Y lo que necesitamos es conocer la verdad, eso es lo que necesitamos, porque mientras esa verdad esté irresuelta, no esté concretado el concepto de justicia, la verdad es que no estamos tranquilos, no estamos tranquilos. Y cada día que se acerca en la conmemoración del atentado a la AMIA, para todos nosotros es un profundo pesar, un enorme dolor, la sensación de que no pudimos materializar eso que como sociedad es tan importante para cualquier sociedad, que es el imperativo de justicia.
PERIODISTA.- Gracias por estas palabras. Sabemos, como usted ya ha dicho, que ha habido muchos intentos por esclarecer a lo largo de todos estos años, como usted dice a veces mejor, a veces peor, pero sabemos también que hay un compromiso por parte de Argentina, y suyo personal, en la lucha contra el terrorismo. Y eso se expresó en el decreto que incluye a Hezbollah como entidad terrorista, que fue pasado el año pasado, y que usted se adhirió a ese decreto, pero sabemos muy bien que el terrorismo no conoce fronteras, y que requiere de una lucha conjunta para combatirlo. Hasta este momento, en Latinoamérica, sólo Argentina, Colombia, Paraguay y Honduras, así como el Secretario General de la OEA, Almagro, a reconocer a Hezbollah como un grupo terrorista. Señor Presidente, usted considera que dada la experiencia particular de Argentina y su compromiso derivado de mucha tragedia, ¿el país puede y debe tomar un rol de liderazgo en el proceso de adhesión de todos los países en el hemisferio?
PRESIDENTE.- Mire, nosotros los argentinos sufrimos dos atentados terroristas, como bien dijo usted, la de la Embajada y el de la AMIA. Y la verdad es que el terrorismo no tiene lugar para convivir en ningún sitio (inaudible) democrático, es una lógica inaceptable en la lógica terrorista, y el terrorismo debe ser perseguido y castigado porque altera la convivencia pacífica y altera la convivencia democrática de cualquier sociedad, y en eso debemos ser inflexibles venga el terrorismo del lugar que venga, y nosotros en eso tenemos una definición clara. La Argentina además tiene un pasado de haber soportado el terrorismo de estado y sabe lo que eso significa, se ha llevado la vida de decenas de miles de argentinos, que algunos murieron, algunos terminaron desaparecidos, miles terminaron exiliados. El terrorismo es una práctica inadmisible y es imposible que conviva con la democracia. Y en el caso del Hezbollah además, hay acciones judiciales iniciadas en Argentina, que han alcanzado sobre la organización, inclusive inhibiéndola de bienes, y evitando que tenga movimientos financieros, mecanismos por los cuales pueden financiar sus acciones. Y esas decisiones de la Justicia siempre las hemos respetado, siempre en todo momento. Y efectivamente, hemos visto en el mundo, no solamente en la Argentina, cómo hay un terrorismo internacional que se ha expandido, que se expande más allá de las fronteras del conflicto y que termina atacando inocentes, que además están muy lejos del conflicto. Y por lo tanto, eso no lo podemos tolerar. En verdad, nosotros cuando tomamos esta posición, no la hacemos con la vocación de tener la posición de liderazgo, en todo caso es un llamado a la reflexión a la comunidad internacional. La comunicada internacional no puede convivir con el terrorismo y no puede ser pasivo frente al terrorismo, cualquiera sea la ideología o lo que motive al terrorismo porque eso, insisto, altera la convivencia democrática, altera la convivencia social, y eso es inadmisible. Y lo que es peor se lleva víctimas inocentes, absolutamente inocentes, que ni siquiera están en el marco de una batalla, en el marco de una guerra, víctimas, sólo víctimas. Como fue Paola, una chica de 20 años que terminó volando en un edificio. Entonces, yo en ese punto, nosotros los argentinos somos inflexibles, hemos conocido de qué se trata el terrorismo, hemos conocido lo que se trata el terrorismo de estado, hemos conocido de qué se trata el terrorismo fundamentalista y siempre supimos que el terrorismo sólo nos causa dolor. .
PERIODISTA.- Gracias. Creemos que Argentina, a pesar de que no lo hicieron, como usted bien lo dice, por asumir un rol de liderazgo, creemos que su voz es muy importante en estos momentos especialmente y sería excelente si pudieran compartir experiencia con el resto de los países del hemisferio, y más allá de eso, esta posición inflexible en torno al periodismo y además encontrar los instrumentos como es este registro, el reconocer a Hezbollah como una organización terrorista, para ponerle (inaudible) a sus acciones.
PRESIDENTE.- En este punto, nosotros hemos actuado en todos los organismos internacionales desde siempre del mismo modo, no desde que yo llegué, desde siempre, desde el Gobierno anterior, de los años de Cristina y de los años de Néstor, siempre, siempre hemos condenado al terrorismo, siempre, siempre. Y tiene que ver con lo que nos pasó como argentinos también, por eso me parece que ese es un punto que no debe estar en discusión, es como discutir hoy en día el Holocausto, es algo que sólo genera repudio y tiene que ponernos al lado de las víctimas, de los que padecieron el holocausto, y es algo que no se puede negar, y es algo que hay que promover en la memoria colectiva para nunca olvidemos lo que ocurrió y para que nunca más vuelva a ocurrir. Tiene que ser algo cotidiano, tiene que ser parte de nuestras prácticas sociales, porque silenciarlo o hacerse el distraído, vuelve a favorecer la aparición del nazismo, de la extrema derecha, del racismo; todas prácticas que en el siglo XXI una sociedad no puede admitir.
PERIODISTA.- Son memoria y justicia muy importante…
PRESIDENTE.- Memoria y justicia, efectivamente.
PERIODISTA.- Pasemos, ahora, al tema de la pandemia, que no puede estar ausente de nuestra conversación, después de las excelentes acciones preactivas que ha tomado su gobierno, desde marzo, para evitar costos mayores. De hecho – como recordará – tuvimos que cancelar nuestra visita a Buenos Aires, que teníamos cita con usted y tuvimos que cancelarla por esta situación y esperamos que muy pronto podamos visitarlo, en Buenos Aires.
PRESIDENTE.- Serán bien recibidos.
PERIODISTA.- Gracias, estamos conscientes también que en este contexto hay una complicada ecuación, que está siendo debatida alrededor del mundo, la ecuación salud y economía. Y a pesar de los inmensos retos económicos, que están enfrentando hoy la Argentina usted privilegió el bienestar de sus ciudadanos. ¿Nos gustaría que compartiera con nosotros cuál es el estado del país, hoy por hoy, en medio de esta pandemia y cuáles son las perspectivas a corto y mediano plazo?
PRESIDENTE.- A ver yo creo que en torno a la pandemia ha habido un falso dilema, el dilema de si cuidar la salud o cuidar la economía. Pero la verdad es que ninguna economía funciona, con ciudadanos que se mueren, porque los ciudadanos que se enferman dejan de trabajar, dejan de producir, dejan de consumir y toda la economía se enferma cuando esto pasa; lo segundo que hay que entender es que estamos enfrentando una enfermedad que – objetivamente – no sabemos cómo enfrentarla. Digo – medio en broma y medio en serio – suelo decir que cuando hablo con los especialistas estos parecen curanderos de la Edad Media, porque dicen que la única forma de cuidarse en encerrarse en sus casas y lavarse las manos muchas veces y estar lejos del otro. Y esas eran las recomendaciones, que hacía los curanderos, en la Edad Media, cuando aparecía una epidemia: quédate en tu casa, no salgas de tu casa y tratá de no estar en contacto con el otro, porque no encontramos el remedio; estamos ante una enfermedad que no podemos prevenir porque no hay vacuna aún y que el que se contagia no tenemos medicamentos para curarlo. Entonces, en verdad, lo que nosotros tenemos que hacer es cuidar la salud de la gente, porque la gente es esencial para que la economía exista.
La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia humanista y lo que intenta es ver cómo funciona el intercambio de bienes entre los seres humanos y por lo tanto los seres humanos son el objeto central de la economía. La discusión de si esto es un problema, de si tengo que priorizar la economía o tengo que priorizar la salud es un falso dilema; hay que preservar la salud. Muchos dicen – y esto es algo que lo he escuchado en los últimos tiempos – que la cuarentena supone un nivel de afectación de la libertad, que es complicada, pero la verdad es que la libertad tiene sentido si uno está vivo, los que mueren no están libres. La libertad requiere una condición previa, que es estar vivo y por lo tanto para disfrutar de la condición de libertad cuidemos nuestras vidas. Todo esto me ha llevado a mí a no dudar que lo primero que hay que hacer es privilegiar la vida, porque sin vida la economía sufre y si vida la libertad no existe.
La Argentina ha sufrido las mismas consecuencias que el mundo sufre por la pandemia porque, en verdad, lo que ha afectado la economía mundial es la pandemia, no es la cuarentena; es la pandemia que ha afectado toda la economía. A nosotros lo que nos ocurre, es que desde hace cuatro o cinco meses atrás, lo que miramos son listas de enfermos y listas de muertos y dejamos de mirar cómo están las Bolsas, en el mundo, el mercado de valores, porque si miráramos veríamos que las acciones, los bonos de los Estados todos se están muriendo como la gente, entonces – indefectible la pandemia – está lastimando a la gente y está lastimando a la economía y de eso no se salva nadie; no se salva ni los que hacen cuarentena ni los que no la hacen. Y en este punto es muy importante entender que ese es el resultado, yo muestro siempre, porque los argentinos también se cansan de estar encerrados, en sus casas, porque también quieren salir y también reclamar querer salir y hay muchos, que con mucha razón, necesitan salir para trabajar, para atender sus negocios, para poder sobrevivir, para poder llevar recursos a su hogar. Yo todo eso lo entiendo, pero lo que pasa es que el riesgo existe y nadie está a salvo del riesgo que se corre.
Nos enteramos – en estos días – que el presidente de Brasil está infectado de coronavirus y antes el primer ministro inglés también estuvo infectado de coronavirus, este es un virus que no distingue, no distingue a los pobres ni a los ricos, no distingue jefes de gobierno de ciudadanos gobernados, no distingue y afecta a todos, no tiene límites. Tiene una capacidad de infección enorme y por lo tanto lo primero que tenemos que hacer es pasar este tiempo. En la Argentina la estamos sobrellevando dentro de todo con algún resultado ponderable, tenemos consecuencias menos ingratas que otros países de la región, pero igual tenemos 1.500 muertos y esto nos duele enormemente. En casi todos los casos son gente de muy avanzada edad, siempre los que fallecen – en su mayoría – son personas que tienen enfermedades prevalentes y en realidad lo que hemos logrado es que ningún enfermo se quede sin asistencia médica y eso es muy importante. Nunca nuestros hospitales se saturaron, todos han podido recibir la atención y cuidamos que eso siga ocurriendo. Pero vamos a tener que recuperar la economía y la pregunta que uno tiene que hacerse es cómo va a ser la economía, el día después; ese es el gran dilema que tenemos. Esa es la gran cuestión que tenemos que resolver, me da la impresión que aún cuando todos creemos que el capitalismo es el modo, también tenemos que repensarlo al capitalismo, porque el capitalismo – tal como estaba –se ha mostrado como un castillo de naipes, que un virus imperceptible a la vista humana, lo puede destruir en cinco minutos y tenemos que hacer algo más sólido como sociedad. Y tenemos muchas cosas para repensar, tenemos que repensar el concepto financiero en el capitalismo, tenemos que repensar criterios de igualdad porque en muchos países de Europa, los pobres que quedaron afectados no pudieron ser atendidos por la salud privada y los países, que mejor respondieron, en Europa, fueron los que tenían salud público y eso hay que repensar cuál es el rol del Estado, en ese capitalismo, y habrá que pensar, también, cuestiones como el medioambiente, por ejemplo. En París, en la última Cumbre, en París, sobre medioambiente no se pudo avanzar en tratar de ir eliminando paulatinamente el uso de hidrocarburos, porque decían las grandes potencias que eso iba a ser caer el Producto Bruto Mundial, en alrededor de 4 Puntos, y un día apareció un virus y el petróleo cayó a 17 dólares y la verdad que la caída del PBI mundial va a ser de 10 puntos, de qué sirvió aquella precaución, porque si uno mira además, como nosotros: hombres y mujeres, nos quedamos encerrados en nuestras casas el medioambiente mejoró y mucho; mejoró la calidad del agua; mejoró la condición atmosférica, la calidad del aire y entonces no deberíamos repensar, que en este nuevo mundo, que podemos construir – después de la pandemia – debemos cuidar el mundo, como lo que es, como nuestro hogar y deberíamos respetar la naturaleza de otro modo, como no lo hicimos, en todos estos años. Yo creo que son todas cosas que debemos reflexionar para hacer las cosas y bien, ya que la pandemia nos ha exigido a hacerlo. Nosotros, en la Argentina, estamos decididos a hacerlo y vamos a tratar de que el mundo nos acompañe. Espero que esta vez, después de tanto dolor, el mundo entienda que este sistema ha generado muchos desequilibrios y no ha servido.
PERIODISTA.- Estamos de acuerdo con usted y esperamos que realmente esta crisis sirva como una oportunidad para poner las cosas mejor, para ponerlas en su justa dimensión, para mejorar las condiciones de los seres humanos, de los pueblos – como usted dice- del medioambiente y este es una asignatura pendiente de cada uno de los países, en el mundo, esperamos que así sea, una vez que se encuentre la cura, que esperamos sea muy pronto. Una de las crisis derivadas de la pandemia ha sido la búsqueda de culpables, hemos visto que ha habido un incremento de teorías conspirativas de todo tipo porque ante esta incertidumbre la gente quiere buscar respuestas fáciles, culpables, etc. Y como usted bien sabe, los judíos a lo largo de la historia han sido tradicionalmente los chivos expiatorios de muchas de estas crisis. Es en ese contexto que apreciamos enormemente, que su gobierno – hace unas cuantas semanas – adoptó la definición sobre antisemitismo del Internacional Holocaust Alliance, la Alianza Internacional para la recordación del Holocausto, que reconoce o define muy puntualmente de dónde proviene el antisemitismo, cuáles son las fuentes del antisemitismo: la extrema derecha, la extrema izquierda, fuentes yihadistas y lo más novedoso todo lo que es la deslegitimación de Israel, el antisionismo, como antisemitismo. ¿Podría usted hablar un poco de cuál fue el contexto para la toma de decisión, en este sentido y cuál es su percepción del estado del antisemitismo, en la Argentina?
PRESIDENTE.- El antisemitismo, en la Argentina, está absolutamente acotado a grupos extremistas de derecha; la izquierda en la Argentina no es una izquierda antisemita ni antisionista, nada de eso. Hay minúsculos grupos de ultraderecha, en alguna medida neonazis, que son absolutamente minúsculos, que aparecen esporádicamente y que generan ese tipo de atentados tan repudiables, como pintar esvásticas, en una sinagoga o en un cementerio de la comunidad judía.
La Argentina – en su inmensa mayoría – no tiene este problema, no tiene esta idea de que hay un sector de su comunidad que merece algún tipo de discriminación; la Argentina está – vuelvo a repetir – la comunidad judía está absolutamente consustanciada con la sociedad argentina en pleno, es parte de la sociedad argentina. No es que hay una sociedad judía y otra que no lo es, somos todos argentinos y cada uno respeta su religión, su culto, su origen, no es algo que en la Argentina, gracias a Dios, tengamos que padecer. Las sociedades, en donde ese problema existe, son sociedades que realmente sufren, la verdad la sociedad que discrimina, la sociedad que maltrata a otro sector de la sociedad es una sociedad sufriente, es una sociedad que no avanza. La Argentina no tiene ese problema. Por eso para nosotros adoptar la definición de antisemitismo, en su máximo alcance, que es lo que hicimos, es muy fácil porque es lo que la inmensa mayoría de los argentinos creen. Nunca el problema – y tengo 61 años – nunca en una campaña electoral estuvo presente un debate sobre el antisemitismo, el judaísmo, nunca estuvo presente ese problema. Tenemos hoy en día en la Provincia de Buenos Aires al primer gobernador de origen judío, y nadie se puso a pensar si era judío o no, solamente son sus calidades políticas las que lo han llevado hasta allí, y nadie dejó de votarlo porque es judío, en todo caso no lo habrán votado porque no coincidieron con su ideología o con lo que él expresa.
Yo siento que para la Argentina este no es un problema, es un problema de una ínfima minoría, que cuando asoma, pero ínfima minoría, pero que cuando asoma es repudiada por el contexto social. Ojalá que la Argentina siga siendo así, porque una sociedad que segrega, que divide, que diferencia, que distingue, que maltrata al otro, es una mala sociedad, no es una buena sociedad.
PERIODISTA.- No es una democracia.
PRESIDENTE.- Pero además en términos sociales, somos seres humanos, la condición humana no nos autoriza a discriminar al otro, más allá de las ideologías, la condición humana no nos autoriza a descalificar al otro ni por sus ideas, ni por su origen, ni por sus credos, por ningún motivo, ni por el color de su piel, por ninguna causa. Cuando en una sociedad asoman estas discriminaciones, lo único que está haciendo esa sociedad es desagradase, volverse una peor sociedad. En la Argentina, insisto, hay expresiones muy minúsculas que cuando asoman recién la descalificación del conjunto.
PERIODISTA.- Y la acción a la discriminación es una muestra contundente de ese compromiso del que usted está hablando, a la inclusión, a la aceptación muy importante y además provee instrumentos para combatir a esos grupos minúsculos, así que es muy importante este gesto.
PRESIDENTE.- Para mí las mejores sociedades son las sociedades que respetan al otro, son las sociedades que mejor se desarrollan. Las mejores sociedades son las que dan derechos, y el primer derecho es el derecho a vivir dignamente, punto; y vivir dignamente es que nadie se sienta discriminado por razones de sexo, por razones de origen, por razones de ideas, por razones de raza, que nadie se sienta discriminado, nadie. El problema que ha padecido el pueblo judío a lo largo de la historia, y que ha tenido su punto culminante y más terrible con el holocausto, a lo que nos obliga a que eso no ocurra, a hacer que eso no ocurra con nadie, con nadie. Y en eso la Argentina, gracias a Dios, lo tenemos aprendido, y este decreto que usted habla que toma la definición de “antisemitismo”, la verdad que no cuesta nada hacerlo, es lo que creemos la mayoría.
PERIODISTA.-Hablando de lo que usted comenta sobre lo que ha pasado el pueblo judío a lo largo de la historia, la intolerancia, culminando en el Holocausto, seguimos muy de cerca su visita a Israel en enero, para participar en el 75° Aniversario de la liberación de Auschwitz, su visita con el Primer Ministro Netanyahu, sabemos que fue un día que tuvo mucho impacto en usted. Nos gustaría mucho conocer cuál fue el impacto, cuáles son sus memorias de este viaje, y cómo ve usted las relaciones entre Israel y Argentina, profundizándose en el futuro; cuál es el estado de las relaciones y cómo las ve todavía profundizando aún más en el futuro.
PRESIDENTE.- Las relaciones entre el Estado de Israel y la Argentina son óptimas, y deben serlo, y siempre repito lo mismo, estamos obligados a tener muy buenas relaciones, porque tenemos una comunidad judía muy importante, no tenemos espacio para no nos llevemos bien, estamos obligados a llevarnos bien. La verdad que ese día para mí fue una jornada en lo personal muy conmovedora, porque fue poner en valor un momento de la historia que implicaba tragedia y libertad, la tragedia de Auschwitz y la liberación de los que padecían en Auschwitz. Entonces cualquier ser humano que se precie de tal, de ser un ser humano, solo puede conmoverse ante semejante recordación, y fue un acto muy impactante en lo personal, del que tuve la suerte de participar, la Argentina es el único país de América Latina que participó, es más, fuimos el único país no europeo o americano, norteamericano que participó. Pero me encanta que la Argentina participe de eso, porque es la Argentina que yo quiero, una Argentina vinculada a las libertades y el respeto del otro. Y para mí fue mi conmovedor. Ahí tuve la oportunidad de conocer a Netanyahu, y con quien estuvimos hablando muy francamente, y pudimos hablar muy bien, y después tuve alguna charla telefónica con él, y la verdad que yo siempre le voy a estar agradecido porque fue muy generoso con la Argentina, ayudándonos en problemas que tiene la Argentina, como el problema de la deuda y el problema con el Fondo Monetario, y él se mostró muy dispuesto a ayudarnos y efectivamente nos ayudó. Con lo cual francamente debo estarle agradecido, porque fue muy generoso con la Argentina.
Yo espero que el vínculo siga siendo este, un vínculo de afecto, de compromiso, y de que entendamos que Israel y Argentina están obligados a llevarse bien, insisto en esto, porque nuestra comunidad judía es una parte muy importante de nuestra Argentina, y tenemos que llevarnos bien. Y gracias a Dios creo que tenemos una muy buena relación, hablamos también con Netanyahu de ver cómo profundizar el comercio entre el MERCOSUR y Israel, él me llamó la atención con algunos de desequilibrios de tasas que hay que pagar y demás, que ya le plantee a los presidentes del MERCOSUR que por favor analicemos para ayudar más al vínculo entre Israel y Argentina en lo comercial. Así que yo creo que tenemos un muy buen vínculo.
PERIODISTA.- Muy buenas perspectivas a futuro. Una última pregunta, le quería yo preguntar sobre la relación con Estados Unidos, y también sobre Venezuela. El caso de Venezuela, como usted sabe, es un tema muy complicado en el hemisferio, 5 millones de refugiados, en muchos países, incluyendo a Argentina, quisiera saber cuál es su opinión sobre el rol que ha tomado Estados Unidos en esto y otros actores también, cuál es el camino, si usted considera que ese es el camino para el retorno a la democracia, y cómo ve usted las relaciones entre Argentina y Estados Unidos hoy por hoy.
PRESIDENTE.- Argentina y Estados Unidos tienen una relación muy correcta, es la relación que debe existir entre dos países que siempre estuvieron relacionados y vinculados, y yo aspiro a que esa buena relación siga existiendo. Aun así no pensamos siempre igual la Argentina y Estados Unidos, tenemos algunas diferencias, y lo que debemos aprender es al convivir respetándonos las diferencias. Las diferencias también aparecen cuando uno habla del tema Venezuela, pero hay que ser cuidadosos en ese punto. Yo diría que Estados Unidos- según dice y nosotros compartimos la idea de que en Venezuela la convivencia democrática está alterada, yo eso lo comparto, yo creo que si un país ha visto migrar a tantos ciudadanos con motivo de cómo se vive allí, hay un problema de convivencia democrática que hay que resolver. Donde tenemos la diferencia es en cómo resolverlo, yo tengo la impresión que la sumisión que propicia el gobierno de los Estados Unidos no es el mejor camino, me da la impresión que en verdad, y máxime en tiempos de pandemia, hacer un bloqueo económico no es una buena solución. Porque más allá del gobierno de turno que tenga Venezuela, hay venezolanos que padecen, y cuando a un país se lo bloquea, no padece un gobierno, padece un pueblo; y si hay una pandemia y a ese país se lo bloquea, no padece un gobierno, padece un pueblo. Y lo he planteado en el G20, me parece que en tiempos de pandemia nadie debería imponer un bloqueo por sobre el otro.
Lo segundo que yo siempre he creído, es que cuando aparecen problemas de convivencia democrática en un país, los que deben resolver ese problema son los miembros de ese país, y que lo que tenemos que hacer los vecinos es ayudarlos a que se encuentren para alcanzar una solución. Y la verdad que yo siempre estoy dispuesto a eso, absolutamente, siempre, a lo que no estoy dispuesto es a participar de imponerle a Venezuela una solución, porque somos pueblos libres, y la solución la tienen que encontrar los venezolanos, y lo que debemos hacer nosotros es algo parecido a cuando en nuestra familia un matrimonio tiene desavenencias y lo que intentamos es llamar a las partes del matrimonio a ver cómo se ponen de acuerdo para seguir su vida en común, acá es algo parecido. Tenemos en Venezuela un problema donde los venezolanos evidentemente no se están pudiendo poner de acuerdo, a lo que tenemos que ayudar es a que se sienten a buscar una solución. Lo que está claro es que hay un problema en Venezuela, negarlo es una zoncera, pero la solución no es ni la fuerza ni el aislamiento, eso es lo que creemos nosotros. Por eso en eso estamos tan de acuerdo con México, tratar de ayudar a que los dos sectores que están en pugna en Venezuela se sienten a un a una mesa a encontrar una salida. Para eso pueden contar absolutamente conmigo.
PERIODISTA.- Gracias señor Presidente, ha sido usted sumamente generoso con su tiempo, no sé si quiere decir un mensaje final a nuestro público global, nuestra Organización Comité Judío Americano está presente en muchos países alrededor del mundo, y nos están escuchando muchísimos adherentes, gente, además amigos de Argentina, amigos de las relaciones cercanas con Israel, con Estados Unidos, con el hemisferio, ¿qué mensaje le gustaría a usted transmitir a este público?
PRESIDENTE.- Primero mi gratitud por el tiempo que me han dado, de gratitud con los que me han escuchado. Segundo de que sí es verdad que el coronavirus le está poniendo fin a un tiempo de la historia, y nos da la oportunidad de construir orto mundo, hagamos todo lo necesario para que en el otro mundo se terminen las desigualdades y las persecuciones, que se terminen para siempre cualquier persecución con motivo racial, religioso, con motivo ideológico, que de una vez por todas podamos construir un mundo en paz, donde nos respetemos. Para mí eso sería un enorme paso para la humanidad, un enorme paso para la humanidad. Y creo que tenemos la oportunidad de hacerlo, porque hemos visto que la gente se puede morir, insisto, por un virus imperceptible a la vista humana, que no sabemos cómo enfrentarlo, que no sabemos cómo combatirlo; ahí nos sentimos tan minúsculos, tan pequeños, tan incapaces de enfrentar la muerta, hagamos algo para que la muerte nunca más circula entre nosotros a causa de nosotros. Hagamos algo para no perseguir y hacer padecer al otro, porque eso solo nos vuelve peores personas. Y es lo único que yo quisiera transmitirle, a una comunidad que tanto quiero y que tanto ha padecido como comunidad judía.
PERIODISTA.- Gracias, le agradecemos su mensaje y esperamos ir a visitarlo muy pronto en Argentina, vernos cara cara, porque nos estamos viendo cara a cara, pero en personas, y tener la oportunidad realmente de continuar colaborando y buscando espacios cada vez más cercanos entre nuestras comunidades, entre los países. Le deseamos al mismo tiempo todo el éxito en su gobierno, por el bienestar de su pueblo, que haya crecimiento, que haya prosperidad, y esperamos verlo muy pronto.
PRESIDENTE.- Muchas gracias de vuelta, gracias a ustedes, espero recibirlos en la Argentina muy pronto y poder abrazarlos.