Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas, a los del fondo también, a todos, a ver cómo gritan.
Señor Intendente de Tres de Febrero; señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires también: la verdad que algunos pensarán que cuando hacemos teleconferencias y nos comunicamos, como hoy, con Avellaneda, o con otras localidades, como San Vicente, o como Capital Federal es por una cuestión de modernidad, pero saben por qué lo hacemos, porque si no hacemos esto no nos alcanzarían los días del año para inaugurar la cantidad de obras a lo largo y a lo ancho del país. (APLAUSOS).
Y la verdad que hay, inclusive, y lo saben los intendentes, lo saben los gobernadores, hay muchísimas más obras que se inauguran de estas que hacemos por teleconferencia, pero no podríamos porque si no parecería Garbarino o un negocio de electrodomésticos con veinte u ochenta televisores, así que elegimos las más emblemáticas o las que tengan conexión con el lugar en el que estamos porque hoy aquí estamos inaugurando una importante ampliación del Hospital "Ramón Carillo"; de paso un gran aplauso para ese gran argentino, el primer sanitarista argentino que llegó al gobierno, al ministerio de Educación. (APLAUSOS). Acá está su hijo, para Ramón Carillo un gran aplauso. Me gusta mucho que se honre la memoria de nuestros grandes hombres, Ramón Carrillo también tiene un lugar en el Salón de los Científicos, de la Casa Rosada, la casa de todos los argentinos.
Y estamos acá inaugurando esta obra que tiene que ver con la salud pública, vinculada también con los chicos, como es la obra que acaba de inaugurar también el SUTERH, que es el Sindicato de Encargados de Edificio, de la Capital Federal, y que también aborda otro aspecto de la salud de los argentinos, que es cubierta en un porcentaje muy importante por las obras sociales de nuestro país. También un espacio tal vez único si uno mira el mapa de la América latina en donde hay una organización sanitaria de estas características donde la gente que no tiene cobertura o que no puede ser atendida es atendida por el hospital público y también es atendida, obviamente, ampliamente por su obra social.
Y también en Avellaneda con una obra que tiene que ver con la dignidad de las personas, además de con la salud, estamos en plena tarea de limpieza del Riachuelo, al que ya le hemos sacado todos los barcos que estaban hundidos y ahora también estamos sacando a las familias, que estaban hundidas a la vera de ese Riachuelo, viviendo en condiciones realmente indignas, como ustedes lo pudieron ver, y hoy tienen la dignidad de que le podemos dar una vivienda y estamos recomponiendo una demanda que viene del siglo XIX: la limpieza del Riachuelo, ni siquiera del siglo XX.
Y como tantas otras obras y como tantas otras deudas las estamos pagando nosotros, porque estamos orgullosos de poder hacernos cargo, sin echarle las culpas a nadie, pero haciendo las cosas que tenemos que hacer.
Y al mismo tiempo, en la localidad hermana de San Vicente, también en el Hospital "Ramón Carrillo" haciendo la ampliación más importante desde su inauguración, que tuvo lugar con la presencia de Juan Perón, de Eva Perón y de Ramón Carrillo.
Y la verdad que cómo se pueden hacer todas estas cosas, porque a algunos les parecería que es una obra, o una refacción de un hospital o la salud pública. Es que podemos ocuparnos de estás cosas porque hemos puesto en marcha, desde el año 2003, un modelo político, social, económico y yo diría hasta cultural en la República Argentina que tiene que ver con la dignidad del trabajo, que es el gran organizador de la sociedad. (APLAUSOS)
No hay mejor organizador de la sociedad que el trabajo digno, registrado, decente, con salarios que permiten, no solamente la dignidad del que lo recibe, sino también contribuir al círculo virtuoso de la economía de un país que permite que el Estado tenga recursos para hacerse cargo de las cosas que se tiene que hacer cargo. Y también ha permitido que surjan nuevamente las organizaciones sindicales, con el tema no solamente de sus obras sociales, sino sus negociaciones colectivas de trabajo y todo lo que significa y le significa al trabajador la representación de su organización.
Miren el otro día estaba mirando unas cifras: la Argentina tiene el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región; los trabajadores participan en el 48,1 por ciento, casi estamos llegando al fifty-fifty del PBI. (APLAUSOS). Y esto se pudo hacer precisamente porque apostamos a un modelo de crecimiento económico productivo con inclusión social. No hay ninguna otra forma.
Y tiene que ver también – fíjense- con el alto grado de tasa de sindicalización; somos el país – comparado con Rusia - que más alto grado de sindicalización tenemos. Esto está directamente vinculado también con la participación que los trabajadores tienen en el Producto Bruto Interno y tiene que ver, fundamentalmente, con esta posibilidad que hoy tenemos desde el Estado de también llegar -al haber recuperado la administración de los aportes de los trabajadores- a aquellos sectores que todavía no pueden tener un trabajo digno y a quien llegamos con la Asignación Universal por Hijo, primero, y ahora con la Asignación por Embarazo para aquellas madres que carecen de cobertura; la vida por sobre todas las cosas. (APLAUSOS).
Y esto realmente...Está bien que toquen el bombo, tienen ganas de tocar el bombo, están contentos, está muy bien.
Yo veía el otro día la movilización y se lo decía ayer...Ustedes saben que ayer estuve reunida con los compañeros de la Confederación General del Trabajo, y yo les decía que los veía el otro día, cuando estaba en el Sur, en nuestro Sur, en mi Sur, en el de él, veía las imágenes de miles y miles de jóvenes, de mujeres, de trabajadores que participaban con alegría festejando el Día del Trabajo, sin odios, sin rencores, con mucha alegría, que es lo que yo quiero, fundamentalmente, para toda la sociedad y para todos los argentinos, que recuperemos la alegría, la felicidad de tener un trabajo y también la solidaridad de colaborar con aquellos que todavía no hemos podido llegar y por eso se hace necesario, como digo siempre, profundizar las políticas de este modelo para que podamos llegar a todos.
Siempre digo que mientras haya un pobre en la patria o una persona sin trabajo o sin posibilidades de elegir qué vida quiere tener, vamos a estar en deuda con todos aquellos que dieron su vida para que vivamos en un país como el que hoy tenemos y como el que nos parecía mentira, además, hace ocho años. (APLAUSOS)
Yo quiero también convocar a todos los argentinos a este momento que estamos viviendo. Un momento que lo empezamos a visualizar con mucha mayor certeza, con mucha mayor claridad a partir del Bicentenario y que no debe ser casualidad, porque la historia no tiene casualidades. Que justamente en el cumpleaños 200 de la patria hayamos podido mirar hacia atrás pero, por sobre todas las cosas, mirar hacia delante porque estamos haciendo las cosas de modo tal de revertir años de desencuentros, años de frustraciones, años de desilusiones, años también de tragedia.
Por eso yo convoco siempre a todos a que participemos de la construcción de esta patria; por eso convoco a los jóvenes, que tienen que ser también el reaseguro de que las cosas van a seguir cambiando y transformándose. No porque sean mejores que los que tenemos más años, yo ya no soy una joven, claro, pero son los que menos ataduras tienen con las mañas y las cosas que, muchas veces, la política arrastra y había alejado a tantos hombres y mujeres desilusionados de ella.
Y cuando yo veo ahora a miles y miles incorporarse, creer, volver a trabajar, volver a organizarse, siento que realmente ese es el verdadero triunfo de este proyecto. Porque no solamente puede ser tener trabajo, poder tener una casa o comprarse un auto, sino que tiene que también ser la vocación de participar, de organizarse, de ser solidario, de ser trascendente, que es lo que te caracteriza y es lo que te permite ser diferente a los que caminan en cuatro patas.
Caminamos en dos, tenemos neuronas y queremos seguir trabajando por un país que realmente merece que todos los argentinos hagamos un gran esfuerzo. (APLAUSOS)
Por eso, estoy muy contenta, porque hoy es un día donde, con la ampliación del hospital aquí en San Vicente, con las 18 familias del camino de sirga de Avellaneda, con la mamá de 6 chicos en la maternidad del SUTERH, siento realmente que estamos alumbrando una Argentina nueva, una Argentina diferente, que vamos a poder cumplir lo que siempre se soñó y lo que siempre quisieron nuestros abuelos, los que ya estaban acá o los que bajaron de los barcos, y que era que sus hijos vivieran mejor que ellos. Porque hubo un momento en la Argentina en que los hijos estaban peor que los padres porque no tenían futuro y los padres no sabían qué país le iban a dejar a sus hijos.
Por eso yo estoy muy feliz de estar en un país en el cual, a partir de los planes de inclusión social, de poder entregarle a todos los jóvenes en todas las escuelas públicas las netbooks, de poder haber dado 45 millones de libros a nuestros establecimientos educativos desde el año 2003 a la fecha como nunca se había hecho, a partir de haber construido más de 1.000 escuelas, de haber inaugurado nueve nuevas universidades, de haber hecho obras en las universidades, de las obras de infraestructura, de viviendas, de caminos, yo estoy orgullosa de vivir en un país en el cual los jóvenes pueden tener la esperanza de que el futuro va a ser mejor que el presente. (APLAUSOS)
Y esto es lo que realmente tenemos que garantizar quienes hemos abrazado con vocación política estas ideas desde muy jóvenes. Y no tenerles miedo tampoco a los que no piensan como nosotros o a los que no son como nosotros o a los que son más nuevos. No hay que tenerle miedo nunca a lo nuevo, se transforma y se cambia con lo nuevo, con lo que viene. Esa es la historia de la humanidad, la historia de la Argentina, es la historia de nuestro propio partido.
Yo quiero terminar con una anécdota que contaba siempre Arturo Jauretche, ese insigne argentino igual que don Ramón Carrillo, y que le hemos puesto también su nombre a la Universidad de Florencio Varela.
Arturo Jauretche estaba con un amigo en los días de septiembre de 1945. Para los que no se acuerdan o para los que no saben de este hecho histórico, antes del 17 de octubre de 1945, hubo una gran marcha de lo que luego fue la Unión Democrática o lo que era, digamos, los que no lo querían a Perón. Se hizo, si mal no recuerdo, el 19 de septiembre y se llamó "Marcha de la Constitución y la Libertad" y, aparentemente, la movilización fue muy grande, iba Spruille Braden también, el embajador americano, creo, encabezando esa movilización, una cosa rara, y en una esquina estaba don Arturo Jauretche con un compañero de FORJA y muchísima gente estuvo pasando durante horas y el amigo de don Arturo le dice: "Arturo, son muchos, ¿no te parece?". "Sí, son muchos, pero fijate que no hay jóvenes, no hay jóvenes y no hay ningún movimiento político que pueda llegar al triunfo si no convoca a la juventud". (APLAUSOS)
Por eso yo soy una gran entusiasta de la participación de los jóvenes. Es cierto que reclaman, es cierto que son bulliciosos, es cierto...pero, fundamentalmente, ayudan a repensar las cosas y nos ayudan y nos comprometen además, a seguir adelante.
Así que, en este día hermoso de inauguración, de ampliaciones de hospitales, del bebé Bautista que nació acá en Tres de Febrero, del sexto de la mamá de Capital Federal, quiero decirles a todos ustedes, a los que están aquí reunidos y a los que nos están escuchando, que mi compromiso con el cambio, con la transformación, con mi país, que es también la historia de mi país y es mi propia historia como argentina de haber creído toda la vida en estas cosas y de poder tener la inmensa felicidad de ver cómo se llevaron a cabo.
Miren: si no fuera por las cosas que me han pasado, creo que sería la persona más feliz del mundo de poder ver que todas y cada una de las cosas que pensábamos de tan jóvenes, las podemos estar haciendo ahora en democracia además, y con un grado de participación, de libertad, de fuerza de toda una sociedad como nunca la tuvimos.
Porque junto a esto también, y este es un momento histórico muy diferente a otros, junto a este proceso de transformación económica y de inclusión social, se vive también en un clima de libertad, de respeto de decir cada uno lo que tenga ganas, aún cuando muchas veces sea un insulto y un agravio que me permiten calificar, sinceramente, esta etapa histórica como única en los 200 años de historia que nos han tocado vivir a los argentinos.
Y me siento muy orgullosa de ser Presidenta de este país, de esta sociedad, en este momento histórico y con el compromiso de seguir trabajando, desde cualquier lugar, no importa cuál, para que las cosas sigan saliéndonos bien a los argentinos, no a un partido, no a un gobierno, a los argentinos, que eso es lo importante: empezar a pensar en los argentinos, en la patria, en la Nación.
Gracias, muchas gracias a todos, los quiero mucho.
Muchas gracias. (APLAUSOS)