PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ALMUERZO OFRECIDO AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, EN EL PALACIO SAN MARTÍN.
Muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; querido amigo y Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías; comitiva que lo acompaña; señor presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Argentina; señores empresarios, empresarias; dirigentes sindicales; dirigentes de movimientos sociales: yo también voy a ser muy breve, hemos tenido un largo día, hemos formalizado muchos convenios, pero yo quiero formalizar esta oportunidad en una Argentina muy diferente a la del año 2003, cuando el entonces Presidente Kirchner levantó el teléfono para pedirle ayuda al Presidente de Venezuela por la situación que atravesaba el país: no teníamos dinero, estábamos en default, bueno no quiero contarles a los argentinos cómo estábamos porque todos - haciendo un poquito de memoria - aún cuando hoy que nos va muy bien, algunos tienen tendencia a no recordar cómo estábamos en el 2003; hagan un esfuercito, acuérdense.
Y los quiero situar para contarles que en aquel momento el presidente Kirchner, cuando el mundo nos había cerrado la puerta, cuando nos habían soltado la mano - y esto no es escapar a las responsabilidades que nos cupo a los argentinos en ese desenlace que tuvimos - sino simplemente decir cómo estábamos y que nadie nos ayudaba, nadie nos tendía una mano, el Presidente Kirchner levantó su teléfono y habló con el Presidente de Venezuela, a quien conocía muy poco, casi nada - yo diría -, no se conocían prácticamente. Hoy me contaba Hugo que le impresionó, en aquella oportunidad, la humildad con la que él le habló, él era así, era una persona muy humilde, con mucha firmeza, era medio chinchudo por ahí, también es cierto. Él decía: "siempre después que uno se muere todos somos más buenos". Y tenía razón, pobre, pero bueno quiero recordar eso porque yo quiero, unos años más tarde de aquello, agradecerle al Presidente de Venezuela y el pueblo de Venezuela la solidaridad, que tuvieron con la Argentina, en momentos muy difíciles; solidaridad sin la cual hubiera sido imposible tal vez haber llegado a esta Argentina, que tenemos hoy, donde el año pasado crecimos a 9,2%, donde en el mes de enero crecimos al 9,5%; donde hemos llegado a la brecha de desigualdad más pequeña, desde octubre del año 74 de acuerdo a coeficientes internacionales, como es el Coeficiente de Gini.
Esa Argentina de hoy tal vez hubiera quedado trunca, si no hubiéramos tenido aquella ayuda. También tuvo que ver lo que trabajamos, lo que nos esforzamos pero muchas veces - y esto lo saben millones de argentinos - uno puede esforzarse, trabajar las 24 horas del día, cuántos millones de argentinos durante tantísimos años se rompieron el alma y cada vez les iba peor. Quiere decir que no solamente basta con la voluntad o el trabajo propio para salir, hay que tener también la mano que te tienden solidaria y además generar el marco que permita modificar y transformar la realidad, que de eso se trata en definitiva o por lo menos debería serlo la política: transformar la realidad.
Por eso - brevemente, pero con mucho sentimiento, con mucha sinceridad - quiero que me alcancen mi copa para brindar por la solidaridad, que tuvo usted Presidente, con mi país y con mi pueblo, en ese momento representado por el presidente Kirchner, y brindar por todos nosotros: americanos del sur, tierra de libertad, tierra también en lucha todavía por la igualdad y tierra de paz. En nombre de todos ellos, en nombre de todos nosotros, muchas gracias presidente de Venezuela, muchas gracias Venezuela.
¡Viva Argentina, viva Venezuela! Muchas gracias. (APLAUSOS)