El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se refirió esta mañana a la decisión de la Justicia belga de obligar al Bank of New York Mellon (BoNY) a que transfiera los pagos realizados por la Argentina, independientemente de lo establecido por las órdenes “pari passu” de Griesa. “Estamos en presencia de uno de los impactos más grandes que es quitarle el poder de fuego al juez (de Nueva York Thomas) Griesa”, afirmó el funcionario.
En diálogo con los periodistas, antes de ingresar a Casa Rosada, el ministro coordinador expresó que “ahora aparece un actor muy importante, nada menos que la Justicia belga, que se ocupa específicamente de todos los bonos que están emitidos con legislación europea”. En ese sentido, Fernández indicó que a este tema hay que “mirarlo muy de cerquita porque vamos a tener conclusiones contundentes en los próximos días”.
En ese sentido, el jefe de Ministros argumentó que desde aquellos tribunales “tienen una posición asumida muy clara: van a exigirle al BoNY que pague lo que no le pertenece a la Argentina, porque la Argentina, al pagar 539 millones de dólares, se desprendió de su patrimonio y no le pertenece más a su patrimonio; ya están listos para ser pagados a aquellos que acordaron con la Argentina en su canje lo que tenían que percibir por esa razón”.
A continuación, Fernández afirmó: “lo que hay que hacer es que se permita llevar a la práctica ese pago; de esa manera solo va a quedar el 23% que tiene legislación norteamericana y nada más que eso”. “Lo potente de lo que estamos viendo es la presencia de la Justicia belga que estos días ya está intimando y estamos en presencia de uno de los impactos más grandes de quitarle poder de fuego al juez Griesa, que no ha parado de hacer desaguisados. No obstante, la nueva Cámara de Nueva York no ha parado también de sacarle todo el poder de fuego que tenía hasta ese momento”, explicó el ministro coordinador. El fallo del tribunal de Bruselas, que ayer fue notificada al secretario de Finanzas de la Nación, es del 11 de septiembre del corriente año.
Seguidamente, el jefe de Gabinete enfatizó: “lo que se reclama es que el BoNY, con sede en Bélgica, le garantice que va a cumplir con lo que dice el prospecto específicamente, respondiendo a su condición de fiduciario y que pague lo que corresponde”. El funcionario nacional detalló que los bonos se dividen en tres partes: más o menos el 50 por ciento es con legislación argentina, un 27% con legislación europea y solo un 23% con legislación norteamericana. Asimismo, Fernández planteó que “si esto prosperara, que es el planteo que van a hacer porque lo dice el prospecto, permite reclamar que pague o en su caso que renuncie a su condición de fiduciario”.
En este punto de su argumentación, el ministro coordinador estimó que “podrá apelarse por parte de los holdouts, pero seguramente esa apelación no le va a impedir que vaya a tomar una decisión: o pagar o renunciar, no tiene mucho más remedio el BoNY que resolver y expedirse específicamente, como ya lo hizo en algún momento el Citi. Se va a tener que expedir”.
Al hacer una retrospectiva del tema, el jefe de ministros dijo que la Argentina hubiese “quebrado” si “nosotros hubiésemos actuado como decían los grandes sabedores de la Argentina que decían que teníamos que ir y pagar esos 1600 millones de dólares que había motivado la primera sentencia de Griesa, entre los cuales había la compra de 48 millones de dólares de papeles, entre ellos papeles posteriores al canje del 2005 y hubiéramos pagado por eso 832 millones como ordenaba Griesa”.
En este punto, Fernández indicó: “ lo que hubiéramos motivado es la apertura de una puerta imposible de detener, donde seguramente en este caso los bonistas con legislación europea y el resto, los que ya habían entrado en el canje, hubieran solicitado el mismo trato por la cláusula del pari passu, que a todos los considera por igual”.
Al respecto, el jefe de Gabinete advirtió que esta situación “hubiese dado la posibilidad cierta de que ese reclamo fuera una demanda colectiva que hubiese impactado en los argentinos más o menos en un producto interno, algo así como 500 mil millones de dólares”.
Como conclusión, Fernández planteó que de haber llegado esta situación, habría implicado “un bochorno que hubiese quebrado definitivamente el país”. Por eso, el jefe de Gabinete valoró la decisión de la Presidenta de no permitirlo. “Nunca entramos en default, vuelvo a insistir; ni por mora –mora es cuando le debo usted me reclama, y me constituye en mora- que no es el caso, ni por cesación de pagos que es cuando no se paga ni a los proveedores, ni los sueldos ni se paga interna ni la deuda externa”, replicó el funcionario.
“La Argentina le ha pagado a todo el mundo lo que debe y (una deuda) que nunca contrajo este gobierno”, sostuvo el jefe de Gabinete. Para finalizar, Fernández resumió: “muestra a las claras que si hubiésemos pagado esos 1600 millones de dólares o como varios que no conocen del tema opinan, hubiésemos abierto una puerta que hubiese significado la quiebra definitiva de la Argentina”.