PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHER EN LA CENTRAL NUCLEAR ATUCHA II PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER
Muy buenos días a todos y a todas.
Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor Intendente de la localidad de Zárate; trabajadores y trabajadoras de Atucha II; obreros de la UOCRA que participaron en la construcción de esta Central; técnicos, ingenieros, científicos, trabajadores argentinos que en definitiva estamos junto a todos los compatriotas festejando este verdadero hito histórico que es incorporar al Sistema Energético Nacional al cien por cien la Tercera Central Nuclear Argentina.
Y para algunos que hace algunos días desconfiaban acerca de acuerdos que fuimos a celebrar para hacer crecer la economía, para incorporar nuevas inversiones, quiero decirles que esta obra nuclear fue hecha enteramente por argentinos, neuronas argentinas, mano de obra argentina, porque ¿saben qué? Los argentinos hemos vuelto a retomar un camino que habíamos abandonado.
En la década de los años 90 Argentina, también por presiones externas, por qué no decir, porque las cosas hay que decirlas con su nombre y apellido, había abandonado su rol de actor nuclear más importante en América latina. Y hoy, a partir de esta inauguración, pero fundamentalmente a partir de la decisión del presidente Néstor Kirchner en el año 2004, cuando lanza el Plan Nuclear Argentino, toma la decisión de continuar esta planta Atucha II. Acá lo tienen a Perón inaugurando Atucha I, ahí había comenzado la Argentina a desarrollar su plan nuclear. Y acá lo tienen, una hoja después de este libro que han impreso, que han construido precisamente las autoridades nucleares, a Néstor Kirchner lanzando nuevamente un plan nuclear para la Argentina. Estos son los hombres que quedan en la historia, los otros apenas se agotan en 5 minutos de televisión o una página de diario.
Este hombre vino acá, a Atucha II que estaba abandonada, sus máquinas apenas cuidadas por el poco personal que le habían dejado, en completo estado de abandono, y así como tomó la decisión de terminar Yacyretá, dijo vamos a terminar Atucha II. Pero no solamente eso, vamos a invertir en poner en marcha de nuevo la Comisión Nacional de Energía Atómica, a la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, vamos a incorporar sangre nueva y joven, científicos a este plan nuclear. ¿Por qué? Porque Argentina regresaba al lugar de donde nunca debió irse, figurar entre los 11 países que producen uranio enriquecido. Con una diferencia, eso sí, nuestro país es líder en materia de no proliferación nuclear. Somos hombres y mujeres de paz, no le ponemos bombas nucleares a nadie ni amenazamos con misiles nucleares a nadie. Nuestra ciencia nuclear está dirigida a obras como estas que están aquí, a generar 745 megavatios que hoy se incorporan, a generar que el 88 por ciento de esa obra sea íntegramente nacional.
También constituye un hito empresario, en el año 2003 el número de empresas con certificación para trabajos nucleares en este nuestro país, la República Argentina, era cero, no había ninguna. Después del Plan Nuclear, después de Atucha, después del Carem, después de INVAP, hoy tenemos 129 empresas argentinas con certificación de empresas nucleares, 25 empresas certificadas para la construcción de obras nucleares y 104 empresas certificadas como proveedores de esas obras. Bajamos a tener del 7 por ciento en la matriz energética de energía nuclear al 10 por ciento con la inauguración de hoy.
También, porque no quiero equivocarme, estamos ahorrando, y esto le importa mucho al ministro de Economía. La inauguración de esta obra, significa un ahorro anual de 400 millones de dólares en la importación de combustibles, con el barril a 54 dólares, si llega a aumentar es más grande todavía.
Pero además quiero también hacer mención al hito en materia de trabajo que eso significa. El Plan Nuclear ha significado 5.220 nuevos especialistas en materia nuclear; 1780 científicos y expertos; 1100 profesionales adultos; 390 jóvenes profesionales; 620 jóvenes técnicos para Atucha II; 1330 soldadores nucleares. En el año 2003 la industria nuclear tenía apenas 3.000 trabajadores; hoy tiene 8.220 trabajadores, 174 por ciento más de mano de obra de alta capacitación.
También el tema de cómo tenemos que cambiar la matriz energética, porque queremos y fuimos también a China a buscar inversiones para incorporar dos nueva usinas, una de 700 megavatios y otra de 1.000 megavatios; una de agua pesada y otra de agua liviana, tecnología que nosotros, la del agua liviana, todavía no tenemos porque esta es una central de agua pesada y con la que hemos contratado y hemos acordado con China y vamos a incorporar nueva tecnología, pero que nadie se asuste porque en la primera usina el 70 por ciento es de integración nacional y el 30 extranjero y en la segunda de mayor tecnología es miti miti, 50 y 50, por el alto grado de transferencia tecnológica que tienen que hacernos.
Tenemos necesidad además, argentinos, compatriotas, de cambiar y diversificar aun la matriz energética gasodependiente, muy dependiente del gas, por eso también comenzamos con el plan nuclear y el desarrollo, pero no solamente por la energía, porque ahora voy a explicar también todo lo que hemos hecho en materia de medicina nuclear y de qué somos productores, sino que también necesitamos diversificarlo porque tampoco podemos quedarnos con una sola raíz de matriz.
Miren lo que está pasando con nuestros hermanos del Brasil, que por tener una matriz fundamentalmente hidroeléctrica el cambio climático, las sequías afectan y entonces hoy hay graves problemas de abastecimiento energético y de agua, no por ineficiencia, sino simplemente por cambio climático, por sequía y por tener una matriz que fundamentalmente pivotea sobre lo hidroeléctrico. Por eso en la Argentina hidroeléctrico y nuclear tienen que ser absolutamente complementarios y si me dicen y me dan a elegir tenemos que hacer mucho más hincapié en la energía nuclear más barata, más limpia, generadora de tecnología. Porque además, mis queridos compatriotas, no solamente producimos energía, también a través de la ciencia nuclear tenemos una fuerte aplicación en materia medicinal. Hoy la Argentina produce el 5 por ciento, a nivel global, del molibdeno 99. Para qué sirve, dirán esa cosa rara, para todo lo que sea radio farmacología y estamos también produciendo…, a ver Débora ayúdame porque me voy a olvidar, no me puedo acordar de todo, por más que quiera, cobalto, somos quintos o terceros productores, no lo encontré, me acordé sola, la memoria no me falló, somos terceros productores de cobalto 60, también un importante producto, un importante insumo para la salud.
Ni que hablar de los centros de diagnóstico nuclear, que hemos inaugurado, y que hoy importantes centros de salud de carácter privado los han adoptado, desde el Fleny, el hospital Alemán, el Hospital Italiano y estamos en la construcción de varios centros de diagnóstico nuclear, muchos, estamos trabajando y vamos a seguir creciendo.
Pero también en esta matriz energética, desde el año 2003, no solamente estamos introduciendo ciencia, trabajo altamente calificado, sino que además estamos introduciendo soberanía porque el parque energético total de la República Argentina, en el año 2003, cuando Néstor Kirchner llegó desde el Sur, solamente un 5 por ciento era del Estado Nacional, un 2 por ciento de ese parque pertenecía a las provincias, a los privados nacionales pertenecía un 13 por ciento y el 80 por ciento estaba en manos privadas extranjeras, ese era el cuadro de situación del año 2003; hoy el Estados Nacional, ustedes, porque muchas veces cuando se habla del Estado parece que se hablara de Mongo Aurelio, no, se habla de los 40 millones de argentinos, el Estado no me lo llevo a mi casa, el Estado no es mío, el Estado se queda y en el 2015 tenemos que garantizar que quien conduzca este Estado argentino tenga las mismas ideas sobre autonomía, sobre soberanía, sobre ingreso popular, sobre ingreso popular, sobre el trabajo de los argentinos, sobre la ciencia y tecnología.
Esta es la mejor herencia que debemos dejar. Hoy el Estado argentino, ustedes argentinos, compatriotas, son propietarios del 45% del sistema energético nacional, las provincias siguen con un 2, y los empresarios nacionales, que por ahí se quejan, algunos, no todos, pasaron de ser propietarios del 13 a tener el 30% de propiedad sobre el sistema energético nacional. No, no insultemos a nadie que todo el mundo tiene derecho a pensar lo que quiera. Y los privados extranjeros del 80 pasaron al 23%. No solamente hemos desarrollado ciencia y tecnología, hemos desarrollado autonomía nacional en un recurso estratégico como es la energía.
También podemos hacer algunas comparaciones frente a aquel año 2003. La actividad económica y el consumo de energía, compatriotas, medido con el índice que quieran medirlo, es el doble que hace 12 años. Y hoy los hogares argentinos, tu casa, la de todos los que están acá y las de los que no están también, tienen el consumo energético per cápita más alto de toda la región, 4 veces más que Brasil consume un hogar argentino, tres veces más que Chile y Uruguay. ¿Saben por qué? Porque tienen muchas cosas que enchufar en la casa de todos ustedes, cosas que pudieron comprar y que antes no tenían, porque antes tenias un ventilador o un turbo y ahora tenés aire acondicionado; porque tenés lavarropas nuevo, que a lo mejor ni tenías, porque tenés freezer, porque tenés heladera, porque tenés artefactos, allá hay uno que me dice que tiene tres aires, pero ponelos a 24 hermano, porque tenemos que hacer uso racional de la energía también.
Y como nosotros tenemos una mirada estratégica, y como además sabemos que la historia ni llega ni empieza ni termina cuando uno llega o cuando uno se va, es que también estamos lanzando, así como este plan de 11.000 millones de dólares, que hemos llevado adelante con todas las inversiones en las cuales Atucha es apenas una parte pero no la más importante, estamos lanzando el Plan 2015-2035, plan de 31.000 millones de dólares que ya está en ejecución, con el reactor nuclear Carem de pequeña producción energética y principio por el que puede llegar a 200 o 300 megavatios, para aquellas regiones, aquellas zonas que no necesitan un gran consumo pero necesitan tener energía; pequeños pueblos, pequeñas regiones a lo largo y a lo ancho del país.
En estos años hemos potenciado el INVAP como pocas veces se había hecho, a punto tal de colocar llave en mano por primera vez un reactor nuclear compitiendo con Francia, una de las potencias en materia nuclear, en Australia, llave en mano, diseño, proyecto, trabajo ejecutado por argentinos y puesto en marcha por argentinos.
Y ahora con los acuerdos que hemos celebrado con la República Popular China vamos a poder poner en marcha dos centrales nucleares más, con alta tecnología, para seguir impulsando trabajo. ¡Por favor!, les pido a algunos que quisieron confundir a los argentinos diciendo que esta Presidenta, que ha tenido el honor de formar el proyecto más industrializador y más pro trabajo argentino desde el peronismo de Perón del 45, que nos vengan a contar a nosotros que no vamos a defender el trabajo y las empresas de los argentinos.
Pero esas voces no son voces ingenuas o tal vez como alguien quiso decir solamente con diferencias políticas, yo no soy ingenua, y ningún argentino, les pido por favor a todos los argentinos, piensen como piensen, se ubiquen donde se ubiquen, voten como voten: nosotros no somos aislados, vivimos en un mundo que está cruzado por profundos intereses geopolíticos y estratégicos, que fueron los que obturaron y clausuraron el proyecto nuclear en la Argentina en los años 90 porque no les interesaba, y por eso se nos iban los pibes de las facultades afuera, porque no tenían oportunidad de desarrollar los conocimientos que la universidad nacional pública y gratuita les había dado y se iban afuera.
Les pido que abran bien los ojos, no estoy hablando de conspiraciones, no es un mundo de conspiraciones, no, eso déjenlo para las novelas de John Le Carré, es un mundo de intereses querido, de intereses que quieren que unos estén subordinados y los otros mandarnos, y se enfrentan con gobiernos como este que no permiten que nadie le marque la cancha. Este es el problema.
Argentina regresa al selecto club de 11 países que pueden producir uranio enriquecido, con una diferencia, nosotros tenemos tecnología propia que nos permite enriquecer con menos intensidad del uranio. Esto es lo que les molesta a algunos. Por eso ayer nuestro Canciller envió dos cartas a dos importantes actores internacionales, en momentos en donde en el mundo se están debatiendo cuestiones que algunos quieren venir a plantar a la Argentina, y que desde la Argentina les decimos que no nos trasladen conflictos que no nos son propios. Nuestra idiosincrasia, nuestras costumbres, nuestros ideales son los de un país pacífico, donde conviven distintas religiones, etnias, inmigrantes, somos todos hijos de inmigrantes. Este es un país donde nos damos la mano y nos peleamos tal vez más por el futbol o por la política, pero jamás por a qué Dios le rezamos, por qué religión profesamos o de qué etnia venimos.
Lo importante, argentinos, es saber que hoy se mueven en el mundo fuerzas que están a la vista de todo el mundo y que pretenden instalar conflictos donde no lo están, y por eso ayer el Canciller envió las cartas que envió. Algunos quisieron hacerse los tontos y mirar para otro lado, pero ruego a todos los compatriotas que lean con atención cada uno de los párrafos de esas cartas que hemos enviado, porque allí está lo que quiero avisarles a todos los compatriotas, también a los hombres y mujeres que van a tener que gobernar nuestro país después del 10 de diciembre del 2015.
Los argentinos hemos trabajado mucho para llegar a este punto, hemos trabajado mucho para tener Atucha II, hemos trabajado mucho para que retornen más de mil científicos a la Argentina, para que alcancemos un desarrollo científico, educativo, de ingreso social muy importante, no podemos permitir que nos trasladen conflictos o que intenten enfrentarnos entre los argentinos. Por eso las dos cartas del Canciller ayer, no son casualidad. Porque en realidad prefieren una Argentina sin plan nuclear, una Argentina que no se desarrolle en el campo científico, una Argentina de bajos salarios, de mano de obra barata, una Argentina como la que tuvo que venir a levantar, con apenas el 22 % de los votos, un 25 de mayo del año 2003, Néstor Kirchner.
Pero no solamente somos eso, porque además de querer ser actores en el nivel internacional, porque además de recuperar para la patria el honor y la dignidad de ser un país digno de ser mirado en materia de desendeudamiento, en materia de crecimiento económico, de inclusión, de desarrollo nuclear, somos también, y me enorgullezco de decirlo, un país líder en materia de derechos humanos, somos un modelo que el mundo respeta, porque en ningún otro país que haya atravesado la tragedia que nos tocó atravesar a los argentinos se pudo hacer con los jueces de la Constitución, con las leyes de la Constitución, con las garantías del debido proceso y la legítima defensa que se le confiere a cada ciudadano argentino, haya hecho lo que haya hecho, plantamos un modelo. Y eso también es lo que algunos de afuera, pero fundamentalmente de adentro, no nos perdonan, haber terminado con la ignominia de la Obediencia Debida y el Punto Final.
Como me tocó vivir, a los que tanto les gusta hablar de la inserción en el mundo, yo acompañé a Néstor Kirchner en su primera gira a Europa en el año 2003, a los pocos meses de asumir como Presidente. Gobernaba en ese entonces la República de Francia Jacques Chirac, un hombre que si uno tuviera que encasillarlo en una idea política no sería la nuestra, sería más un hombre conservador o un hombre de la derecha, como podríamos decir, sin embargo, cuando Néstor Kirchner, presidente de los argentinos, se sentó en el Palacio del Elíseo junto a mí y a la delegación que lo acompañaba, el primer reclamo que le hizo ese presidente fue que la sociedad francesa, sí, la tan admirada sociedad francesa por muchos de los que nos critican, no podía entender, y lo que es peor aún, no podía aceptar, que asesinos, que torturadores, que desaparecedores de ciudadanos franceses estuvieran en libertad y caminando por la calle. Ahí sentí vergüenza, porque no se le podía explicar a un presidente que el Congreso Argentino había votado leyes que absolvían de pena y de castigo a quienes habían torturado y desaparecido, más allá del juicio a las juntas militares. Porque no fueron solamente 12 o 15 hombres los que hicieron eso, ellos fueron los que mandaron a hacer las cosas, pero luego, abajo, se ejecutaron costándole la vida a millones de argentinos. Estas cosas son las que no nos perdonan, lo llaman de otro nombre, pero en el fondo es eso. ¿Y saben qué? Estoy con mucho orgullo, porque puedo ir a cualquier país del mundo, aún a aquellos países que de repente tienen cárceles clandestinas y a gente detenida sin proceso; puedo ir a países donde lanzan misiles contra poblaciones civiles, donde mueren niños, ancianos y mujeres, puedo ir a cualquiera de esos países, pararme enfrente y decirles que en la Argentina impera la ley, y que ningún argentino puede ser encarcelado si no es por orden de juez competente o condenado con sentencia firme, con plena vigencia de las garantías constitucionales.
Eso también es parte del patrimonio de los argentinos. Porque una sociedad no es solamente crecimiento económico, como el que hemos protagonizado y construido. Una sociedad no es solamente el ejemplo maravilloso de esta Atucha II y de todo el desarrollo científico y tecnológico, una sociedad no es solamente millones de puestos de trabajo y el mejor salario mínimo vital de América Latina, las convenciones colectivas, las jubilaciones, la Asignación Universal por Hijo; no, un país no es solamente eso. No son las 9 nuevas universidades públicas, no son miles y miles de kilómetros de rutas, de autovías, miles y miles de kilómetros de gasoductos o de líneas de alta tensión que llevan energía a los hogares; un país se conoce cuando es posible vivir en paz entre nosotros y que los que han cometido delitos atroces sean condenados y castigados, si no estamos en un régimen predemocrático, y yo quiero vivir en democracia.
Por eso, Argentinos, cuando Argentina avanza, cuando se abre a nuevos mercados, a nuevas alianzas, es porque tenemos que hacerlo, hay un mundo nuevo y diferente. Cuando yo tenía la edad de alguno de ustedes y era estudiante universitaria, el mundo se dividía en dos mitades, el Este, el mundo comunista, y el mundo occidental y cristiano en el que estábamos nosotros. Ese era el mundo. Y no estoy hablando de hace unos siglos, estoy hablando apenas del año 1970, 1960. Hoy el mundo ha cambiado a tal punto que han surgido potencias económicas y tecnológicas impensables en aquella etapa y entonces nuestro deber…, hay una frase de un ministro italiano de la posguerra, que decía que cuando uno no es tan importante como para cambiar la época tiene la obligación de cambiar cuando la época cambia. Y esto es lo que tenemos que hacer los dirigentes argentinos, cualquiera sea nuestra ubicación, con nuestros matices de cuáles son los instrumentos, de cómo se llega, pero en definitiva tenemos que saber, si queremos conducir a los argentinos a buen puerto, que hay un mundo nuevo, que hay actores nuevos y que lejos de ser malo es algo muy bueno para nosotros, porque nos permite tener socios, nos permite dejar de ir siempre de punto. Porque eso es lo que nos proponían siempre, ir de punto, y los argentinos estamos cansados de ir de punto, queremos ser banca alguna vez.
Por eso hacemos alianzas estratégicas, nos abrimos a todos, y si quieren venir de otros países y de otras potencias, ofreciendo las mismas condiciones de financiamiento, ofreciendo las mismas posibilidades, estamos abiertos a todo el mundo, pero sin imposiciones de nadie, porque somos un país, digo yo…, y de ovarios querida, diculpame, por lo menos hasta el 10 de diciembre es de ovarios, después van a tener que elegir si tal vez…, y ver si están además, porque no solamente el documento de identidad te marca que sos un hombre o una mujer, creo que la actitud cotidiana y las decisiones que uno toma en función de gobierno marcan los niveles hormonales en definitiva para decirlo de alguna manera más elegante y apropiada en una mesa de dirigentes, marcan el rumbo de un país.
Ayer leía, no sé si estará por ahí el doctor Juan Carlos Lascurain, no lo veo, Lascurain parate que te quiero saludar, gracias. Ustedes dirán por qué quiero saludar al doctor Juan Carlos Lascurain, vicepresidente de ADIMRA, que es la patronal más importante de los metalúrgicos. No sé si ustedes tuvieron ayer la oportunidad de leer en un importante matutino porteño un extenso reportaje que le hacen a quien fuera presidente de la UIA y a quien es miembro activo de la UIA, ¿y saben qué? Ya sé que van a laburar y no me tiene que dar gracias, es obligación generar trabajo para todos los argentinos, no me den gracias por eso.
Pero para los que no han leído el reportaje, más allá del título importante que le dio la tapa y cómo cuenta el entramado de cómo se toman las decisiones en una de las más importantes centrales empresarias que tiene la República Argentina, y conocer ese entramado, porque es bueno que deje de haber tanto secretismo, tanta operación política, y comiencen a conocerse las reuniones, lo que se discute, de cara a la gente y que el pueblo se entere qué hablan sus empresarios, sus dirigentes sindicales, sus dirigentes políticos. Juan Carlos contaba ayer una anécdota a partir de toda esta discusión que se había suscitado en torno a la conveniencia o no de los acuerdos con China, más allá de recordar que las cláusulas que ellos reproducen son exactamente iguales a convenios internacionales celebrados durante los años 86 y 87, donde no gobernaba este movimiento político. Pero me impresionó una anécdota entre las tantas que contó, que se las recomiendo; una anécdota que marca la verdadera cuestión y la verdadera disputa del poder en la Argentina, la disputa que muchos no se animan a decirla, que está soterrada, que está encubierta por los medios, disimulada por los medios. Contó una anécdota de una reunión de la cúpula de la UIA durante la gestión del doctor Fernando de la Rúa. No quiero un solo silbido ni nada, por favor, es algo que quiero que escuchen atentamente porque es aprendizaje para todos los argentinos.
Juan Carlos contaba que fueron invitados por el presidente de la República, en ese entonces el doctor De la Rúa, a un almuerzo en la Casa Rosada, en el comedor que tiene la Casa Rosada, y un dirigente empresarial, precisamente el que más crítico fue de estos acuerdos que hemos celebrado con China, golpeaba sobre una mesa en la que estaban almorzando, al Presidente, golpeaba en la mesa y los platos se movían, a punto tal que el Presidente tuvo que decirle pará un poco, le gritaba al Presidente, no sé por qué. Y Juan Carlos se hizo una pregunta, ¿algún argentino, alguien se imagina gritándole a esta Presidenta y golpeándole la mesa, un empresario en una mesa? Ese es el verdadero problema que hay en la Argentina, que al que se fue, después de entregar la vida y jugársela en todas, tampoco nadie le gritaba, y que a mí ni siquiera él me gritaba, así que mucho menos un empresario. Ese es el verdadero problema que hay en la Argentina, que antes gobernaban otros que no eran los que la gente votaba en cada elección, a punto tal que podían golpearle la mesa y hacerle volar los platos. La disputa de poder, que en definitiva es una disputa de poder sobre qué pasa con ustedes. Porque la disputa de poder no es ver si manda más la Presidenta o manda más el empresariado, la disputa de poder es cómo les va a ir a ustedes, porque si mandan más los que tienen más a todos ustedes les va peor, no es un problema entre el Presidente y los empresarios, es un problema de ustedes, más que de los dirigentes políticos.
Y la diferencia en la política está en saber para qué queremos ser presidentes, para qué hacemos política. Toda la vida, desde muy joven milité en política, y lo hice porque quería transformar, en aquellos momentos casi quería transformar el mundo. Cuando me tocó la inmensa responsabilidad y el maravilloso honor y orgullo de ser elegida dos veces Presidenta por todos los argentinos, me propuse seguir la tarea de cambio de la Argentina que él había iniciado, y en eso estoy y en eso estaré hasta el último día que sea Presidenta, trabajar, trabajar y trabajar, para cambiar y seguir cambiando, porque mientras haya un pobre en la patria, mientras haya que seguir pagándole a un pibe la AUH, en lugar de la asignación familiar de su padre, porque consiguió trabajo en la fábrica, en el colegio, en la universidad, estaremos en deuda con los argentinos y mientras estemos en deuda con los argentinos la política tiene que seguir comprometida con los intereses del pueblo y los destinos de la patria, no hay otro camino posible. Gracias argentinos, muchas gracias a todos.