PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, DURANTE SU VISITA A LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO, DESDE EL CENTRO DE CONVENCIONES DE DICHA PROVINCIA.
Muy buenas tardes a todos y a todas; señora Gobernadora de la provincia de Santiago del Estero, querida Claudia; señor Vicegobernador; señor Intendente, de aquí de la Ciudad de Santiago del Estero, Madre de Ciudades; querido presidente provisional del Senado, Doctor Gerardo Zamora; señor presidente del a Cámara de Diputados, querido Julián Domínguez: antes que nada recién cuando cuchicheábamos con Julián, luego de escuchar el encendido y magnífico discurso de Claudia, Julián le decía a Gerardo: “me parece, Gerardo, que quedás sin laburo con Claudia”. (APLAUSOS).
Así que la verdad qué placer estar otra vez en Santiago del Estero- mis queridos compatriotas – qué placer, cuánta alegría, me acuerdo, como si fuera hoy, el día que inaugurábamos este magnífico centro de Convenciones, Fórum, construido sobre la vieja estación de trenes, que inaugurarán oportunamente dos grandes de la historia, también como fueron el General Perón y su compañera Eva Duarte de Perón. (APLAUSOS). Me acuerdo que, en aquella oportunidad, me obsequiaron una hermosa fotografía, sepia, que registraba aquel evento, allá por los años 40, y que la tengo precisamente en mi escritorio, en la Jefatura de Gabinete porque no sólo representa una fotografía inédita de ambos, sino porque además creo que simboliza el entrañable afecto, que nos une, a ustedes, conmigo; a mí con ustedes y también la amistad inconmovible entre Gerardo y lo que ha simbolizado precisamente el encuentro y articulación de dirigentes políticos, de distintos partidos, de distintas historias, pero con una común idea, convicción y sentimiento: la necesidad de gobernar para el pueblo y gobernar para el pueblo significa esto que estamos haciendo todos los días.
Cuando Claudia mencionaba el Acta de Reparación Histórica, que le tocara firmar a Gerardo, cuando era Gobernador, y a Néstor cuando era Presidente, seguramente muchísimos santiagueños y tal vez muchísimos argentinos dudaron de que esto pudiera llevarse a cabo. Tal vez iba a pasar a la historia como un papel más, como un convenio más de los tantos que se firman entre el Estado Nacional y una provincia argentina. Es que han sido tantas las décadas, había sido tantas las décadas de frustraciones, de desesperanza, de fracasos, de desilusiones que ni siquiera nos permitíamos la esperanza de soñar, eso le pasaba no solamente a los santiagueños, a los argentinos no nos permitíamos la ilusión de los sueños. Y no se puede vivir sin soñar, no se puede vivir sin pensar que el mañana va a ser mejor que el ayer, y yo creo que – como señalaba Claudia – cuando todavía es más lo que falta hacer, que lo que se ha hecho, podemos plantarnos hoy aquí, frente a todos ustedes, para decir todo lo que se ha hecho. Hoy entregando 750 viviendas, a 750 familias, algunas de pueblos originarios, que van a tener, a partir de hoy, ese gran articulador familiar, que es la vivienda propia.
La inauguración de ese complejo increíble que por fin hace honor a un patriota, como el caudillo Ibarra, de Santiago del Estero, y digo caudillo porque hay desde el puerto, cuando uno ve la historiografía oficial, hacía la palabra caudillo cuando se refiere a los hombres del interior, al Chacho Peñaloza, Felipe Varela, a Pancho Ramírez, a Ibarra hay como un cierto dejo, en la palabra caudillo de menosprecio. No entienden, nunca entenderán, que esos hombres sintetizaron y simbolizaron el deseo y las expresiones de sus pueblos, frente a un centralismo que los quería postrados, doblegados y de pata al suelo, por qué no decirlo también.
Por eso hoy imponer su nombre a este complejo administrativo, realmente esa torre, de 24 pisos una y 17 la otra. Yo veía los edificios, la verdad parecía que estábamos en otro lado. Como decía Claudia, podía hablar de estadísticas, pero de qué estadísticas me hablan. Ustedes se acuerdan de Santiago del Estero, hace diez u once años atrás, basta con sólo salir a la calle para darse cuenta que estamos en otra Santiago y en otro país. ¿De qué estadísticas, ni qué papeles me hablan? (APLAUSOS).
Cada vez que vengo a Santiago, he venido siempre, salvo este último aniversario, que no pude venir, siempre que vengo hay algo que me asombra y nuevamente cuando llegaba acá se cumplió, también me asombro, cuando paso y bajo del helicóptero y subo al auto y veo un edificio vidriado, hermoso y pregunto: ¿qué es eso porque no estaba eso la última vez que estuve”? Era lo que yo no pude inaugurar, cuando Claudia dio su primer mensaje, y que es la Legislatura de la provincia de Santiago; que me dijeron – vicegobernador – que su despacho es más lindo que el de la Gobernadora, así que van a tener que cambiarlo, no, no es posible, Claudia eso, y la verdad además construido sobre un viejo tanque. Porque lo que me gusta de todo esto, que se está construyendo en Santiago, que no es que se tira lo viejo, como si fuera un trasto, sino que la historia, esta historia tan rica de la Madre de Ciudades, la ciudad más antigua de la República Argentina, y por pocos años le gana a Asunción, por muy pocos años, recupera en cada uno de sus edificios, como esta vieja estación, la incorpora a la historia la modernidad, la eficiencia, la eficacia y hoy en este complejo administrativo, que estamos inaugurando donde van a funcionar el ministerio de Economía; el ministerio de Educación, interconectados tanto por el subsuelo como también por ambas plantas, estamos hablando de un nuevo país y de una nueva Santiago.
Y la verdad que yo me siento muy orgullosa, porque hemos participado activamente en el desarrollo, no solamente de Santiago del Estero, sino de todo el país, esta transformación se puede ver a lo largo y a lo ancho del país, y cuando ha habido gobernadores – como Gerardo Zamora – que han entendido, porque saben qué, uno del gobierno nacional puede tener grandes proyectos, grandes obras, pero necesita también, porque vivimos en un Estado Federal, afortunadamente, encontrar hombres y mujeres que encarnen también y que entiendan el proyecto y no que se sumen por seguidismo, sino que se integren por comprensión. Acá no se trata de cooptar ni de sumar, acá se trata de integración precisamente para seguir creciendo y seguir adelante. Y Gerardo Zamora lo entendió, y por eso Santiago del Estero es hoy lo que es, y yo realmente me siento muy orgullosa. (APLAUSOS).
Y luego de escuchar a Claudia también, con su firmeza, también con su dulzura, con su claridad, también digo que, tal vez, alguno pensó que a partir de entramados jurídicos o demás podía detener las cosas. Vieron que no, la historia siempre encuentra su camino para que el pueblo no pueda ser desviado y pueda llevar a cabo sus objetivos, y hoy lo está haciendo también con Claudia, como gobernadora. (APLAUSOS). La verdad que me siento muy orgullosa y muy representada como mujer argentina, más allá de Presidente de la República Argentina. Y es cierto lo que decía Claudia, lo difícil que es para las mujeres las cosas, no solamente en la política, sino en todo. Y también, es cierto, los momentos difíciles para la patria que están pasando, y que quieren volver a vernos arrodillados. Yo quiero decirles a todos los santiagueños y a todos mis compatriotas, que yo tengo mucha fe también en Dios, tengo fe en nuestras fuerzas, tengo fe en nuestras convicciones, tengo fe, además, en que tenemos la razón en lo que estamos planteando, no solamente fe en las convicciones, sino también fe en la razón de lo que estamos planteando, un pueblo, una Patria, una Nación que finalmente ha dejado atrás lo que había sido un largo camino de endeudamiento permanente, de fracaso y de endeudamiento social también. Y yo creo que algunos intentan volver la historia para atrás y más ahora, lo decía ayer, en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas, cuando se descubren importantes recursos energéticos en nuestra Patria.
Pero sé, estoy absolutamente convencida, que cuenta no la Presidenta, sino la necesidad de defender lo nuestro, frente a la agresión externa del apoyo de la mayoría de los argentinos de buena fe, no a un gobierno, ni a una presidenta, ni a un partido, de hecho acá hay muchos hombres y mujeres, que nunca militaron en mi partido, pero que saben que la defensa de lo nacional también ha sido la plataforma histórica, de su partido: la Unión Cívica Radical, desde que nació. (APLAUSOS).
Yo no puedo olvidar, y lo digo como homenaje también, Gerardo, no puedo olvidar el día en que Néstor Kirchner, en el Salón Blanco, de la Casa de Gobierno, presentaba el canje de la deuda, del año 2005, reestructuración y negociación histórica para todos los argentinos, porque cada vez que se negociaba la deuda cada vez era peor. Y él dijo que no iba a pagar con el hambre del pueblo, y que también debía haber un compromiso por parte de quienes habían participado, con riesgo, en la colocación de tasas altísimas de interés, durante la convertibilidad, que también debían compartir parte de ello, y por eso la quita que se hizo e ingresó un 76 por ciento de acreedores, en aquella oportunidad, y más tarde – durante mi gestión – llegamos al 92,4, pero no es eso lo que quiero recordar, esta tarde. Yo quiero recordar, que ese día, en la Casa de Gobierno, en la Casa Rosada, cuando él desde un atril, desde su famosa y tan criticado atril, por algunos sectores, presentaba el tema de la reestructuración, había un hombre, sentado al lado mío, yo estaba parte del público, yo era parte del público y ese hombre era el presidente Raúl Ricardo Alfonsín, que estaba sentado al lado mío, escuchando cómo el gobierno, no el partido que gobernaba, sino el gobierno de la República Argentina, el gobierno de la Nación presentaba la deuda. Recuerdo, la anécdota, porque él entonces ministro de Economía, que hizo la presentación formal, en primer término, y luego, obviamente, Néstor habló de la política, como siempre decía y recuerdo sus primera palabras. No sé si te acordás vos Julio, pero Néstor empezó diciendo en su discurso, voy a decir algunas cosas que todos me han dicho que no debo decir, pero yo las voy a decir igual. Y me acuerdo que el Doctor Alfonsín, que estaba sentado al lado mío, me dijo: “no puede con su genio”, me dice, “su genio no puede”. Y lo recuerdo con mucho afecto y con mucho cariño, de la misma manera que lo recuerdo, cuando lo fui a visitar, para hacerle el homenaje en vida, colocando su busto, en el Salón de Bustos, de la Casa Rosada. (APLAUSOS).
No me movía ninguna especulación política, de ninguna índole. Yo creo que todas las veces que la Nación ha retrocedido, hoy veníamos charlando con Gerardo, cuando contaba anécdotas de Ibarra y porqué a Ibarra lo consideraban un bárbaro, igual que a Facundo, a Felipe Varela, porque salía corriendo, en calzoncillos, a los mitristas, que venían de Buenos Aires. Y yo recuerdo, mañana me ligo algún editorial de La Nación, así que quédate tranquilo, de seguro, pero yo recuerdo fundamentalmente que todos los grandes fracasos, todas las grandes frustraciones, que hemos tenido como pueblo, como Nación siempre han sido precedidas por la división de aquellos sectores, que teniendo origen popular y democrático, no han sabido entender la hora y han planteado diferencias, en momentos en que no debían plantearse. Por eso yo convoco desde aquí, desde este Santiago del Estero, a la unidad de los argentinos en los temas fundamentales, que hacen a que la Patria pueda seguir llamándose Patria y a la Nación pueda seguir existiendo. (APLAUSOS).
Hay una historia común que nos une y esa historia es a la que debemos hacer honor. Pero tenemos aquí, como ejemplo, porque puede parecer, tal vez, una utopía, una ingenuidad, pero yo me planteo si Santiago del Estero, gobernada por un hombre de un partido diferente al del gobierno nacional, nos hubiéramos peleado en lugar de colaborar, en lugar de gobernar, Santiago sería lo que es hoy. No, seguramente no, porque de pelea estéril, de la pelea por la pelea misma nunca sale nada más que miseria para el pueblo y atraso para las sociedades. (APLAUSOS).
Por eso, yo valoro tanto la actitud de la dirigencia santiagueña, de la madurez, sí, de la madurez, muchas veces desde los grandes centros poblados, desde los centros que parecieran ser los más cultos e informados miran con cierto desdén a los hombres y mujeres de la Argentina profunda, de las provincias olvidadas, como si se produjera una similitud de cómo nos miran desde las naciones desarrolladas a los países en desarrollo, es un razonamiento y una actitud casi cultural similar. Pero creo que muchas veces nuestros pueblos han demostrado tener una sabiduría, conocimientos y saberes que tienen que ver con la comprensión, que tienen que ver con el entender, se puede entender, tal vez, pero más difícil que saber es entender. Y no todos entienden.
Afortunadamente, hombres como Néstor Kirchner y Gerardo Zamora entendieron la responsabilidad que tenían en una Argentina desvastada y en una Santiago del Estero que tenía un atraso histórico. (APLAUSOS)
Uno de los momentos que más recuerdo en mis recorridas con Gerardo y recién le preguntaba y me contó que Claudia está intensificando eso, fue la erradicación de los ranchos, con sus techos de paja donde anida la vinchuca.
Yo había recorrido en una oportunidad junto a Gerardo y había ido a una de las viviendas modelo que se plantean, cómo se construyen, pensando en la cultura del habitante del campo que no es la misma que la cultura del habitante de la capital. Jamás un habitante de la capital querría tener el baño afuera de la casa. Bueno, aquí se construye una casa digna, con la cultura de la gente.
Y me gustó mucho porque era un diseño que habían hecho aquí arquitectos; yo lo recorrí en aquella oportunidad con una arquitecta, con Gerardo, era un diseño propio y yo digo “esto es lo que necesita la Argentina, que cada región, que cada provincia, a partir de sus identidades, de sus necesidades pueda elaborar un proyecto que se amalgame con el otro para constituir no solamente una provincia, sino fundamentalmente una nación”.
Y me comentaba Gerardo cuando yo le hablaba de aquella experiencia, que la que está haciendo muchísimo con todo eso para erradicar definitivamente los ranchos en Santiago del Estero, es Claudia. Y quiero felicitarse, Claudia, porque hace a la sensibilidad de los gobernantes y también de una mujer. ¡Quién más que una mujer puede saber y entender la casa que necesita una familia para criar a sus hijos, para que puedan estudiar, para mandarlos al colegio! (APLAUSOS)
Por eso, estoy muy feliz de estar aquí en Santiago del Estero. Cada vez que vengo tengo inmensas muestras de cariño y afecto. Pero del afecto y del cariño que no se compra, de ese que te están esperando durante horas simplemente para acercarse y darte un beso, tomarte de la mano o sacarse una foto con vos. Ustedes no saben lo importante que es eso.
Claro que los días son muy difíciles, han sido días muy difíciles y seguirán siendo muy difíciles. Pero no de ahora. No, no me quejo, han sido difíciles de siempre. Pero precisamente, cuando uno encuentra la mano tendida de los que menos tienen, cuando uno encuentra el gesto de afecto de aquel que se siente reconocido y reparado, del que como dice Claudia, se siente tomado en cuenta por primera vez…
Porque mucha gente no te pide que le soluciones todos los problemas, saben que es imposible solucionar al mismo tiempo los problemas de todos. Pero lo que la gente necesita sentir, es que quien gobierna está pensando en el problema que le pasa, que sabe lo que le pasa y que en algún momento la solución va a llegar. Será hoy, mañana o pasado, pero lo importante es seguir en esta senda de realizaciones, de ejecuciones, de cosas como las que hoy estamos viviendo en Santiago.
Me gustaría que las cámaras, ahora cuando visitemos los dos edificios, seguramente puedan seguirnos y mostrar en Buenos Aires lo que estamos haciendo.
Y también, creo que sería bueno –lo veo a Julián Domínguez ahí- plantear que empezáramos a discutir de otros temas también los argentinos. Yo sé que al otro día de que diga esto enseguida van a salir con encuestas de que quién opina esto, quién opina lo otro; pero también con visión estratégica, alguna vez deberíamos comenzar a pensar los argentinos en un diseño territorial diferente porque el mundo ha cambiado.
Yo me acuerdo cuando el presidente Alfonsín lanzó el traslado de la Capital Federal hacia el Sur, hacia Viedma. Nosotros –y cuando hablo de nosotros hablo de Néstor Kirchner, del Frente para la Victoria, que en ese momento era Frente para la Victoria Santacruceña- salimos a apoyarlo inmediatamente, porque sentimos que hay una necesidad de rediseñar el país estratégicamente.
En aquel momento, era el Sur, era el año 83. Fíjense cómo cambian las cosas y cómo ha cambiado el mundo y qué necesidad tenemos de repensar las cosas, que no significa decir hay que hacer esto, pero por lo menos, empezar a pensarlo.
En lugar de una dirigencia pensado a ver qué foto se saca para salir por las redes sociales más ocurrente o más estúpida muchas veces para llamar la atención, sería bueno utilizar el tiempo para comenzar a discutir cosas estratégicas que cambien nuestro futuro.
Y yo recuerdo que en aquel momento, el cambio de la Capital, era hacia el Sur, año 83. Fíjense lo que ha cambiado el mundo: año 83, no había caído el Muro de Berlín, recién caía en el 89, recién terminaba el mundo en bloques en el año 89. Ni siquiera habíamos reparado en lo que estaba surgiendo en Oriente con los gigantes asiáticos. Para nosotros lo importante seguía siendo Europa y el Norte.
Sin embargo, en tan poco tiempo –y es muy poco tiempo en términos históricos-, porque estamos hablando de la década del 80 a ahora, en términos históricos 30 y pico de años es absolutamente nada y esto marca cómo corren los tiempos y cómo debemos adelantarnos si queremos ser dirigentes a esos tiempos, fíjense cómo han cambiado los tiempos que hoy tenemos un mundo en el cual nuestro principal comercio se está desarrollando hacia Oriente. Al contrario, del mundo desarrollado, solamente vienen problemas, de allá solamente vienen problemas y crisis, nos compran del otro lado y cada vez son más y cada vez necesitan más de las cosas que nosotros podemos producir y producir con más y mejor calidad. Y al mismo tiempo necesitamos también integrarnos como región, no solamente la Argentina, porque ya hemos dejado de pensarnos únicamente como país individual, sino también pensarnos como región, como UNASUR, como MERCOSUR, como la América del Sur.
Entonces, comenzar a repensar, como decía Julián, la ubicación de nuestra Capital Federal, tal vez, más al centro del país, tal vez, aquí podría ser en el centro del país, Santiago del Estero, Madre de Ciudades. (APLAUSOS) Es una idea, tenemos que discutirla y pensarla entre todos los argentinos.
Miren, los que mañana sé que van a lanzar encuestas y donde van a decir que el 80 o el 90 por ciento están en contra y el 10 por ciento a favor, no se molesten, porque si fuera por las encuestas conmigo, no hubiera hecho absolutamente nada. (APLAUSOS)
Es más, si para tomar una decisión, decir una palabra o ver si se va a tal lado o a tal otro hacen una encuesta, yo creo que si San Martín hubiera encuestado si tenía que cruzar la Cordillera de los Andes, le hubiera dado negativa. Estoy absolutamente segura.
Pero bueno, afortunadamente, las grandes decisiones del país, las decisiones trascendentes y los líderes naturales del país, nunca tomar decisiones en base a las encuestas, sino en base a las necesidades estratégicas de un país.
Y hoy necesitamos también salida por el Pacífico. Y no necesitamos salida por el Pacífico únicamente por el hecho de estar allí nuestros principales socios estratégicos, sino también porque hay un mundo complicado en el medio…
Yo me acuerdo de un libro, “Choque de civilizaciones”, de Samuel Huntington, que cuando lo leíamos parecía…y que hace referencia al choque de las civilizaciones desde el aspecto religioso, y uno lo veía casi como una fantasía. Pero en realidad, hoy asegurar vías alternativas también de tránsito que no pasen por determinadas zonas, es también parte de un pensamiento estratégico que tienen que tener quienes dirigen un país. Un país no se dirige por 4 años únicamente ni por 8; un país tiene que ser pensado en términos de 50, 60, 70 años y esto requiere madurez y acuerdo de la dirigencia sobre los puntos trascendentales.
Estaba hablando hoy y leyendo el otro día acerca de las críticas que muchas veces se hacen sobre liderazgos personalistas. Y este periodista, que era un muy buen analista, decía “puede ser que haya algún liderazgo personalista, el problema es que hay muchos personalismos sin liderazgo”. Y lo que es importante en un país, es tener esta visión estratégica, poder comunicarla y que además, sea una política de Estado que pueda ser continuada independientemente de quien conduzca el país.
¿Ustedes creen que China, por ejemplo, por tomar un ejemplo, es solamente grande porque tiene 1.400 millones de personas? No, es porque, charlando con su Presidente el otro día, me decía que desde su partido ya tienen pensado el plan para el año 2050, ya están pensando lo que van a hacer en el año 2050. Esa es la forma de conducir un país. No se puede conducir un país al día.
Por eso, es imprescindible que los argentinos, todos aquellos que tengan responsabilidades institucionales, dejemos de lado las cuestiones menores y realmente discutamos y hagamos debate sobre las cuestiones profundas.
Pero hay como una negativa cerrada, yo lo siento como Presidenta. Cuando discutíamos y discutimos en el Senado de la Nación las leyes que necesitamos de defensa a los usuarios y consumidores, yo lo planteaba el otro día en mi discurso de la Bolsa de Comercio: cuando uno está de acuerdo con un proyecto, tiene que decir con qué artículo no está de acuerdo, qué es lo que no está de acuerdo y en todo caso proponer algo alternativo. Esto es un debate y esta es una sociedad en serio.
Y esto es lo que nos está faltando, no hay que estar de acuerdo en todo. Pero cuando uno no está de acuerdo con algo y con algo que es muy importante para todos los argentinos, lo menos que se merecen esos argentinos es que le digan que si no están de acuerdo con eso, qué es lo que ellos quieren hacer para que los argentinos puedan decidir democráticamente su futuro, sus perspectivas y su destino. Esto es imprescindible, esta es la verdadera democracia: no pronunciarse. Evadir y escaparse de los debates, decir “esto está mal”, “no estoy de acuerdo”, pero no decir qué hacer a cambio, bueno, me parece que eso es, precisamente, escaparle a la democracia.
La democracia es, fundamentalmente, comparar, comparar ideas. Primero, escuchar ideas, porque hay algunos que no las tienen, pero, en primer lugar, que se formulen ideas y proyectos. Y formuladas esas ideas y esos proyecto, el ciudadano pueda escuchar, pueda mirar a quien las formulan, porque también es importante quién es el emisor, porque también depende la credibilidad de lo que se diga en el emisor.
Pero lo que necesitamos es eso, escuchar proyectos e ideas alternativas, que no significan, por decir, “voy a hacer exactamente lo contrario”, sino qué es lo que se va a hacer exactamente para que todos, no yo, que soy la Presidenta de todos los argentinos, sino absolutamente todos los ciudadanos, los 40 millones de argentinos, tengamos la oportunidad de poder elegir qué país queremos. Creo que todos nos merecemos esto.
Por eso, me gusta tanto venir aquí a Santiago; me gusta mucho porque me gusta escuchar a hombres y mujeres con distintas identidades, con distintas historias, compartir un proyecto común de provincia, de comunidad. Y la verdad que por eso vengo, a apoyar para que esto siga adelante, para que esta Santiago del Estero no se detenga y no la detenga nadie. Vengo a apoyar porque necesitamos esencialmente seguir progresando, seguir trabajando. Y apoyar el esfuerzo de hombres y mujeres como Gerardo y Claudia. (APLAUSOS)
Yo creo que los sintetizan a todos ustedes, porque son uno de ustedes, son santiagueños como ustedes y por eso estoy aquí hoy junto a ellos y junto a ustedes.
Muchísimas gracias, los quiero muchísimo y los llevo a todos muy dentro de mi corazón.
Muchas gracias. (APLAUSOS)