PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN LA SESIÓN DEL MERCOSUR DE TRASPASO DE LA PRESIDENCIA PRO TÉMPORE A LA REPÚBLICA ARGENTINA , DESDE CASA AMARILLA “ANTONIO JOSÉ DE SUCRE”, CARACAS, VENEZUELA.
En primer lugar, agradecerte Nicolás a ti y a todo el pueblo venezolano por el cálido recibimiento, especialmente quiero dirigirme a la juventud, del Partido Socialista Unido Venezolano, que me estaba esperando a la salida del hotel, cuando hoy me dirigía acá y realmente tuvieron una actitud de mucho acompañamiento, de mucha solidaridad, pero sobre todo de confraternidad militante y me trataron como a una más y realmente es un gran orgullo.
Yo quiero detenerme y voy a leer algunas de las frases, más que frases, conceptos e ideas y lo que entiendo van a ser los grandes desafíos del Mercosur y de la región para lo que Pepe definió, y comparto plenamente con él, y me refiero a “Pepe” Mujica, Presidente del Uruguay, ya habrá alguno por ahí que me esté escuchando y dirá. “¿de quién estará hablando?”. Estoy hablando de “Pepe” Mujica, como una nueva época, estoy absolutamente convencida, como él, que estamos ante una nueva etapa en la civilización. También estoy convencida, como él, que hay millones de jóvenes que tienen distintas maneras de comunicación, distintas formas de lenguaje, pero también vislumbro en esos millones de jóvenes, “Pepe”, que sienten una responsabilidad, tal vez no en la forma que la asumimos nosotros, a todo o nada. Tal vez de otra manera, como vos decís, ni mejor ni peor, diferente. Porque también tenemos que terminar los que tenemos alguna edad de calificar si somos mejores o peores, cada uno hizo lo que hizo en un contexto histórico, político o social, que de acuerdo con sus convicciones así lo explicaba y así lo ameritaba.
Yo creo sinceramente, porque lo veo aquí, lo veo en mi país a muchísimos jóvenes que comprenden que hay un mundo nuevo, que hay nuevos compromisos y que hay una línea sí que conecta lo anterior, no voy a decir lo viejo, sino lo anterior con lo presente y con lo futuro y que es la necesidad de un cambio y de una transformación profunda en un mundo absolutamente injusto e inequitativo. Y sobre todo, como bien decía “Pepe”, en nuestra región, tal vez la más rica en recursos naturales del planeta, pero la más injusta en cuanto a la distribución del ingreso.
Quiero también referirme para no olvidarme algo que mencionó Dilma Rousseff, presidenta de la República Federativa de Brasil, cuando habló de la necesidad de fortalecer, antes de hacer una breve reseña de lo que han constituido las crisis económicas y la actual situación de Europa y del mundo, de fortalecer nuestros mercados internos como un modo de reaseguro para hacer frente con instrumentos más eficaces, porque además nuestros mercados internos han sido los grandes instrumentos que nos han permitido realmente mejorar la vida de millones de compatriotas. Pero me permito agregar, a esta necesidad de la que habla Dilma de fortalecer nuestros mercados internos, la idea de “Pepe”: integrar, también, nuestros mercados internos. Dilma habló, también, la idea de una industria, habló de la región y dijo, entre otras palabras, que éramos una región privilegiada, la de mayor reserva de agua potable, la cuarta en extensión, la quinta economía a nivel global, agricultura supermoderna, gran reserva de energía y habló, también, de una industria no completa. Tal vez, esta sea hoy una de las claves- junto con lo que mencionaba “Pepe”, de conocimiento, ciencia y tecnología – lo que tenemos que terminar de completar.
Está claro, hoy, que en el mundo no hay ningún producto que sea hecho totalmente en un solo lugar, pero lo que tenemos que tratar, en la integración de nuestras economías internas, es que la parte que nos toca, en el desarrollo industrial, sea la de más alto valor agregado, a través de la ciencia y la tecnología para mejorar el trabajo, la remuneración, la distribución, porque coincido con “Pepe” en que el conocimiento, la ciencia y la tecnología van a ser la clave del siglo XXI, pero junto a otros dos elementos: la energía y los alimentos. Por eso creo que lo que “Pepe” planteaba de no hacer reuniones por reuniones, sino comenzar a cualificar estos encuentros y tener acciones concretas para poder superar esto y cómo hacerlo: a través de la política. La integración de nuestras economías internas no la van a hacer los empresarios, es una decisión que se toma desde la política, acompañando, articulando a los diversos empresarios. Porque si dejamos esto únicamente en manos del sector privado, sin articularlo como una decisión política no vamos a tener buenos resultados.
Y aquí quiero tomar el ejemplo del Gigante Asiático, al que se refería “Pepe”, al que se planteaba la interrogante de si era un lazo o si era una mano. Y yo me permito, “Pepe”, decir que es una mano. ¿Por qué? Porque el desarrollo de esa Gigante Asiático no tuvo lugar únicamente porque son 1.400 millones, sino porque la economía ha estado dirigida por la política y no la economía dirigiendo a la política. Esta es la clave, porque si fuera únicamente el número de habitantes otros países, no quiero nombrar, tienen también un número significativo que supera los mil millones y sin embargo no han alcanzado el desarrollo económico, la importancia de ser el primer país exportador y hoy – porque como vos bien decís – ha cambiado las relaciones de intercambio comercial. Miren, cuando Argentina, vos mencionaste a Argentina como una de las economías más importantes del mundo, cuando vos eras muy joven, cuando Argentina, en el año 49, fabricaba locomotoras, trenes, aviones, autos, rieles, hornos de fundición, Mao recién llegaba a Beijing, después de una larga marcha y una hambruna total. Y la gran discusión con el otro bloque comunista, que decía que jamás iba a poder hacer una revolución con el campesinado, porque las revoluciones, la dictadura del proletariado solamente se hacía con los obreros. Y Mao le contestó que iba a poder hacer la revolución y la transformación porque había observado en la larga marcha que a los árboles, de los costados de los caminos, les faltaba la corteza y no porque alguien las cortara para hacer casas, sino porque las cortaban los campesinos muertos de hambre para poder comer.
Y fue entonces, compañeros, y si me permiten decirles compañeros y compañeras, con lo que significa, no a la palabra desde lo partidario, sino desde la verdadera etimología, que es compartir el pan, es que la clave está en subordinar la economía a la política, pero no para hacer gansadas o estupideces, sino para planificar el desarrollo de un país. Porque uno de los mitos del neoliberalismo ha sido que la planificación, la intervención del Estado, es absolutamente contraproducente. Bueno, yo les notifico y nos tenemos que notificar todos nosotros, que ese gigante asiático que hoy deslumbra al mundo, es fruto de una meticulosa planificación y decisión, no económica sino política, que, primero, decide las política y, en base a las políticas, desarrolla la economía y orienta la economía.
¿Y por qué digo que no hay que tenerle miedo a si es el lazo o si es la mano? Yo creo que viene una nueva etapa en esta etapa del mundo, Pepe. Hasta ahora fue la subordinación, la caída del Muro de Berlín planteó la ilusión del fin de la historia y la hegemonía de uno sobre el todo. Pero la realidad nos está demostrando un mundo multipolar que va a requerir más que de la subordinación, de la complementación y de la cooperación, fundamentalmente porque además, y por lo menos así lo percibo yo, ese gigante asiático también está muy preocupado porque sus 1.400 millones de hoy, que seguramente van a ser para el año 2050, tal vez, 1.700, 1.800 o 2.000 millones, tengan asegurado su alimento, su energía, su agua y todo lo que hace al desarrollo.
Por eso somos economías complementarias. Y al ser economías complementarias, no nos convierte en…al contrario, en meros proveedores de commodities. Porque además, los commodities que producimos nosotros, Pepe, no van a alcanzar tampoco si no le metemos ciencia, tecnología para poder multiplicarlo. No nos van a alcanzar tampoco para el año 2050 por más que tengamos e intensifiquemos y pongamos todavía más tecnología a la agricultura. Vamos a necesitar de la multiplicación de los peces y de los panes, pero no desde la Biblia, sino desde la ciencia y de la tecnología. Eso es lo que vamos a necesitar y estamos en condiciones de poder hacerlo.
Y ellos lo saben, lo saben porque, como vos decías, son miles de años de historia, no son 200 años de historia como tenemos en toda América. Y no tienen historia de colonizadores, porque invadieron muchas veces pero se dieron cuenta que las invasiones no servían. Y cuando los europeos todavía andaban en los árboles, habían descubierto la pólvora e inventado la rueda.
Entonces, yo creo que tenemos que apostar el MERCOSUR y toda la región, precisamente a una integración inteligente, a ser inteligentes, a lo que vos planteabas. Estoy totalmente de acuerdo con vos. A bajar también las reservas o los celos que muchas veces tenemos producto de las historias que nos han metido los de afuera para separarnos y dividirnos, en divisiones que son absolutamente artificiales porque no tienen que ver ni con la historia ni siquiera con nuestras propias fronteras. Creo que la única frontera geográfica natural que existe en todo el continente es la que nosotros tenemos con Chile por la Cordillera de los Andes. Fuera de esa, hay muchas más divisiones entre un capitalino, entre un porteño y un formoseño que entre un formoseño y un hombre de Asunción del Paraguay, de Clorinda, que cruza el río todos los días. Lo mismo nos pasa con entrerrianos y uruguayos, con los porteños. O sea, las fronteras son absolutamente artificiales.
Entonces, yo creo que nosotros tenemos una oportunidad histórica. Vos lo dijiste, yo estoy convencida y yo lo repetí también con motivo de la visita del presidente Xi Jinping a mí país.
Se abre una gran oportunidad para toda la región. Depende de nosotros mismos de cómo nos asociemos estratégica e inteligentemente entre nosotros para aprovechar esta oportunidad. Porque no tengamos miedo, no tenemos que tener miedo, tenemos que tener inteligencia. Suplantar nuestros prejuicios y nuestros miedos por inteligencia e instrumentos que le ofrezcan al otro satisfacer las necesidades que tiene hoy y que va a tener en el futuro. Pero no en un futuro dentro de 1.000 años, en un futuro de 20 o 30 años. Tienen planificado hasta el 2050, donde aspiran a ser una nación prósperamente feliz para el 2012, 2015, 2020 una nación razonablemente acomodada.
Objetivos, no tienen otro remedio que fijarse objetivos, porque cuando uno gobierna en un país de esas magnitudes, si no se tienen objetivos claros, es imposible.
Esto es lo que nos ha faltado a nosotros, fijarnos objetivos comunes y descubrir nuestras asociaciones virtuosas. Y también, tal vez, sea responsabilidad de los países que tienen mayor volumen en su economía tomar la responsabilidad. No para mandar y hacer indicaciones a nadie, sino para identificar en qué podemos ser mejores, cómo debemos asociarnos.
Yo muchas veces he dicho que nosotros tenemos, por ejemplo con Brasil, radicados en nuestros países a todas las terminales automotrices, no hay ninguna terminal automotriz ni argentina ni brasilera ni en la República Argentina ni en la República Federativa del Brasil. Sin embargo, ambos países tenemos un fuerte déficit comercial en materia automotriz.
¿Por qué? Porque las automotrices nos importan las autopartes que pasan a ser hoy, sobre todo las de alto valor agregado, desde un GPS hasta cosas mucho más sofisticadas, las de alto valor agregado. Y muchas veces, inclusive, nos transfieren los autos que hoy no pueden vender en Europa a nosotros para de esa menara enjugar sus propios déficit.
Por eso tenemos que ser inteligentes nosotros, no les pidamos a los otros asociaciones que obviamente no les van a convenir o acuerdos que nos les van a convenir. Ellos siempre firman los acuerdos que les conviene y en donde solamente hay un ganador. Nosotros tenemos que firmar acuerdos donde seamos “win to win”, ganador-ganador.
Me parece que este es uno de los desafíos del MERCOSUR y creo que, precisamente, en la presencia de estos nuevos actores multipolares, son una oportunidad y de ninguna manera lo podemos vivir como una amenaza, sino como inmensa oportunidad para aprovechar estos recursos que Dios nos ha dado a los americanos del Sur. Y también permitirles, como lo hemos hecho en la década que ha pasado, que los que todavía no hemos logrado incorporar, los pobres que todavía no tienen su casa, su oportunidad de educación, su oportunidad de progresar, lo tengan a partir de estas asociaciones inteligentes y estratégicas.
Yo quisiera, finalmente, hacer un llamado. Nos decía Pepe a todos, nos contaba de la necesidad de juntar también las inteligencias de nuestras universidades. No solamente juntarnos los empresarios. Todas nuestras reuniones cuando son o bilaterales o reuniones así, son con empresarios. Deberíamos comenzar a juntar a nuestros cerebros, a nuestras universidades, a nuestros consejos de investigadores para ver qué tecnologías tenemos complementarias para poder avanzar, para poder…Porque en esto, no tengan dudas, es el conocimiento, la ciencia y la tecnología.
Si además, Venezuela, con sus reservas energéticas comprobadas entre las más grandes del mundo; Brasil; Argentina, que ahora como lo decía anteriormente se ha comprobado que tiene las reservas de gas shale y de petróleo shale segunda y cuarta en el mundo, agua potable, ese pulmón verde que es la Amazonía, más todo lo que somos nosotros culturalmente, más las identidades que tenemos nosotros, con una lengua común, una historia común de lucha por nuestras independencias, donde todos esos hombres y mujeres eran amigos y tenían una identidad común, cosa que no ha pasado en Europa, al contrario, en Europa se mataban entre ellos, mis queridos, fue una pelea permanente entre los unos y los otros, guerras que duraron dentro de 100 años para ver quién dominaba a quién, porque siempre ha tenido espíritu de dominación y de colonizadores.
Una vez, y para terminar, un periodista europeo me preguntaba acerca de los populismos en América latina. Obviamente, ya sabemos a quiénes se refería, por lo menos lo sospechamos. Y yo le dije que era imposible que ellos entendieran los fenómenos políticos de las nuevas formaciones políticas de la América del Sur. No lo podían comprender porque su espíritu siempre había sido el que tienen los colonizadores: el que va y domina.
Nosotros, no tenemos ese espíritu porque siempre hemos sido los colonizados y los dominados. Por eso, no es mucho más fácil a nosotros, sin tener un mismo signo monetaria, sin tener ninguna cosa firmada de uniones y demás, poder haber resuelto conflictos sin haber llegado, por ejemplo, a enfrentarnos cuando ha habido momentos tan difíciles como los que hemos enfrentado muchas veces entre Ecuador y Colombia, o Colombia y Venezuela, lo que pasó Evo o lo que le pasó a Rafael en Ecuador.
¿Por qué? Porque tenemos un espíritu que cree realmente en la cooperación y sabe lo que sufre siendo colonizado a dominado. Tal vez otros, lo saben mejor y con más sufrimiento, porque muchos de nosotros, también, no debemos olvidarnos que provenimos o somos nietos de los colonizadores.
Pero, ojo, nuestros abuelos no vinieron a colonizar, esta es la gran ventaja; nuestros abuelos vinieron a laburar, a trabajar, a hacer el futuro que no encontraban en Europa asolado por el hambre, por las guerras y vinieron aquí en tierra de oportunidades. Por lo tanto también, trajimos otra cultura.
Mis tres abuelos españoles no vinieron a colonizar nada, vinieron a laburar y a agachar el lomo en la tierra.
Por eso, tal vez, eso nos dé un handicap como dirigentes que otros del mundo desarrollado, acostumbrados a relaciones de subordinación, no tienen.
Por eso, sinceramente creo que el problema sigue siendo comprender que la integración es política y que la solución es política. Y si es política, señoras, señores, presidentes y presidentas, la debemos dar nosotros, los políticos surgidos por el voto popular.
Muchas gracias y vamos por otro martillazo. (APLAUSOS)