PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ALMUERZO OFRECIDO EN HONOR A LA PRIMERA MANDATARIA DE CHILE, MICHELLE BACHELET Y COMITIVA, CON MOTIVO DE SU VISITA DE ESTADO, EN EL MUSEO DEL BICENTENARIO, EN CASA ROSADA.
Muy buenas tardes a todos y a todas: en principio, darle la bienvenida a la nueva Presidenta de la hermana República de Chile, nuestra querida amiga y compañera Michelle Bachelet y a toda la comitiva , a toda la delegación que la acompaña. También darles la bienvenida a todos los empresarios, a todos los dirigentes de la oposición, dirigentes sindicales, dirigentes políticos, amigos, compañeros, ciudadanos, que hoy nos acompañan.
Debo confesar que debía haber venido con algún poema de Pablo Neruda, porque evidentemente ese final de Juan Gelman ameritaba que yo me hubiera venido con algo de Pablo Neruda. Pero creo que lo más importante de Neruda, de Gelman y de tantísimos otros latinoamericanos fue precisamente eso, su visión absolutamente latinoamericana, absolutamente de pertenencia e identidad a estos lugares, que parecen hoy casi una repetición, pero que no son una repetición, que durante muchas décadas, casi diría que durante siglos estuvimos absolutamente separados, diferenciados, distanciados y mirando hacía otros continentes.
Yo lo comentaba, hoy, en nuestra reunión bilateral con Michelle, la sensación que tuve cuando estuve en el último encuentro de la CELAC, presidida por la hermana República de Cuba, donde de México hasta todo el Sur pudimos llegar a acuerdos comunes en una visión, en un grado de participación absolutamente impensado de años atrás. Si alguien años atrás nos hubiera dicho, no siglos atrás, apenas en el 2003, nos hubieran dicho que íbamos a llegar a ese punto, yo les hubiera dicho: “no, están locos, esto no va a suceder nunca”. Sin embargo, las cosas suceden cuando nos encontramos en el camino hombres y mujeres que conducen los destinos de los países que conforman la América del Sur, y que conforman Latinoamérica y el Caribe con la vocación y de identidad, de pertenencia.
Yo creo que sin parecer vanidosa u orgullosa, creo que esta generación, del siglo XXI, donde algunos han partido, por lo menos han partido físicamente, pueden compararse con aquella otra generación de hombres, que vos mencionaste: San Martín; O’Higgings; Artigas; Bolívar que vieron la necesidad de construir un destino común como único camino para el crecimiento y el desarrollo. Pero no para cualquier desarrollo, como vos recién señalabas. No creemos, como no creímos, ni creeremos jamás en la Teoría del Derrame, que primer hay que desarrollar y crecer para que luego llegue a los que menos necesitan.
La historia reciente nos demuestra que es necesaria, junto al crecimiento económico, la inclusión social. Y creo que esto ha sido el signo distintivo de estos últimos años, en toda la región; gobiernos que con distintos resultados, pero con los mismos objetivos han peleado por la inclusión de sus sociedades, de sus pueblos para una mejor calidad de vida, deuda que aún, en parte, sigue pendiente. Pero si hacemos un balance, porque es necesario siempre hacer un balance, si vemos cómo estábamos hace apenas un tiempo, una década atrás, o un poco más, vemos que el balance arroja resultados más que positivos en desarrollo de inclusión social.
Obviamente, como muchas veces pasa, lo digo porque después de la conferencia de prensa, Michelle tuvo una frase muy ocurrente, porque viste que nos pasa a todos, por ahí uno logra un montón de cosas, pero le faltó esto, entonces dicen: “ah, pero hizo tal, tal y tal cosas, pero le faltó esto”. Entonces, la noticia no es que ladran los perros, sino por qué no ladró el perro. Me decía, entonces, Michelle, que después el título, el otro día es: “¿Por qué no ladró el perro?”. Y la verdad que no debería ser ese el título, el título es: “Los perros ladran, han ladrado más o menos, han ladrado más o menos satisfactoriamente bien”. Pero los perros ladran. Y yo creo – sinceramente – que los gobiernos de esta etapa de la América del Sur han hecho un gran aporte a la inclusión social. Y creo que todavía nos falta mucho más, siempre lo repito, en tanto y en cuanto exista un pobre, en tanto y en cuanto alguien demande vivienda o trabajos, nosotros como dirigentes comprometidos con ideales, con convicciones, pero también terrenales, porque sabemos que esos ideales y esas convicciones deben ser llevados a la práctica con políticas concretas, sabremos que estamos en deuda.
Y creemos, precisamente, que la unidad de los pueblos, la unidad de los gobiernos de la región va a permitir ir acortando esa brecha y saldando esas deudas. Una de las cuestiones, que hemos abordados, ha sido – precisamente - retomar con mucha fuerza el Tratado de Maipú, realizado entre ambas, firmado entre ambas, en el año 2009, que hace lugar a la conectividad. Michelle me decía que ella quiere duplicar la conectividad entre Argentina y Chile y yo no puedo estar menos que de acuerdo con este gran objetivo y creo que dos grandes proyectos, como son el de Aguas Negras y el del Aconcagua, este último del ferrocarril y el primero, más bajo que el Cristo Redentor, como paso, digamos, de camiones, de vehículos, de transporte vehicular son imprescindibles para profundizar esa conectividad y para mejorar la competitividad de la República Argentina, de Chile y de toda la región. Porque hoy, toda la comercialización de nuestros productos es mucho más cara al hacerla a través del Atlántico y no poderla hacer a través del Pacífico.
Esto le significaría a Chile, además, una formidable fuente de ingresos, una formidable generación de puestos de trabajo en materia de servicios porque atendería todo lo que es el comercio, no solamente de la Argentina, sino de Uruguay, de Brasil, de Bolivia, de Paraguay, de toda la región dándole menores costos y, por lo tanto, mayores competitividades.
Y además, porque como somos afortunadamente una región libre de conflictos raciales, libre de conflictos bélicos, porque hemos superado también las diferencia que muchas veces artificialmente quisieron crear…Recién Michelle recordaba los 30 años, ¿te acordás que fuimos a Roma ambas, con otro Papa, pero…ahora tenemos Papa argentino, pero con otro Papa precisamente a recordar los 30 años de la celebración de aquel tratado? Finalizadas todas esas divisiones, tenemos que hacer el segundo cruce de la Cordillera.
Si el primero lo hicieron San Martín y O’Higgins, bueno, ahora lo tenemos que hacer los argentinos de este siglo XXI, ya no en son de guerra ni para llevar soldados, ahora tenemos que llevar camiones llenos de mercadería, ahora tenemos que llevar tecnología, ahora tenemos que llevar ciencia, ahora tenemos que llevar progreso, ahora tenemos que generar trabajo. La parte difícil la hicieron ellos, que era liberarnos y construirnos como nación. Y lo hicieron en condiciones mucho más desfavorables de las que hoy tenemos, sin el grado de conexión, de comunicacional que tenemos, sin toda la tecnología que hoy tenemos, con todas las oposiciones que hoy tenemos. Hoy hay algunas por allí oposiciones, pero creo que son mucho más fáciles de sortear los obstáculos de los que tuvieron ellos.
Si ellos en medio de esa adversidad, pudieron generar esas épicas, esas gestas heroicas, ¡cómo no vamos a poder nosotros a convocar a hombres y mujeres de negocios, a hombres y mujeres del trabajo, a gobiernos, a técnicos para, precisamente, abordar esta tarea que es un desafío que nos hemos puesto como meta que es la conectividad entre ambos países!
Ustedes saben, Chile tiene como segundo lugar de inversiones la República Argentina, con lo cual también esto ofrece un clima de negocios, un clima de confianza mutua, como recién le comentaba a algún periodista, está claro que si no hubiera confianza en la Argentina, los inversionistas chilenos no hubieran elegido precisamente a la República Argentina como el segundo lugar de sus inversiones. Esto está muy claro, aunque algunos no lo quieran ver, pero allí están.
Lo importante, entonces, es saber sortear estos obstáculos y abocarnos a la tarea pendiente, no detenernos en las pequeñeces y todo lo que sea dificultades, subsanarlas.
Hemos dado instrucciones, Michelle Bachelet y yo también a mis ministros, que cuando algo se trabe, que cuando alguna cosa pase, por lo menos en el ámbito de los Poderes Ejecutivos, algunas cosas, sabemos, que están desgraciadamente trabajadas en otros poderes del Estado. Bueno, Chile y la Argentina tienen división de poderes, tienen un Poder Legislativo, un Poder Judicial y un Poder Ejecutivo. Acá, ambas somos titulares de los Poderes Ejecutivos y si algo se trabó en el Poder Judicial, bueno, ya no es una cosa que resolver nosotras, trataremos en todo caso de informar a quienes ejercen esa potestad para que puedan resolver los temas los más prontamente posible, sobre todo aquellos que son de carácter económico y que tienen que resolverse prontamente, porque los inversores también están con…pensando que, bueno, en fin, que por allí hay países hostiles a la inversión y, en realidad, no hay países hostiles a la inversión, hay normas que cumplir también y que también los inversores deben saberlo eso. Normas que cumplir en materia de medio ambiente, en materia de cumplir con las leyes de un país. No significa que entro a invertir y porque vengo a invertir hago lo que quiero, esto también tenemos que aclararlo.
Entonces, creo que con todas estas cuestiones hemos decidido con Michelle que cuando haya un inconveniente, por lo menos en el ámbito del Poder Ejecutivo, les contaba, se conecten directamente con nostras las presidentas, porque siempre de presidente a presidente, es más fácil destrabar conflictos.
Siempre los funcionarios por ahí se atrancan, en fin. ¡Qué voy a contarles! La burocracia es algo global, es algo global también, no es un problema unilateral ni regional, es absolutamente global la burocracia.
Así que, nada, estamos muy contentos realmente, Michelle, de recibirte aquí. La verdad cuando pasó la desgracia del terremoto en la zona Norte y luego el incendio de Valparaíso, yo estaba cuando la asunción del anterior mandatario, cuando también tembló la tierra. Parece que Chile tiene la costumbre de temblar cuando asumen los nuevos mandatarios.
Me acuerdo cuando temblamos en aquella asunción y luego en el almuerzo, que tuvimos que abandonar abruptamente. Yo fui a visitar el hospital de campaña que habían instalado nuestras Fuerzas Armadas, que tuvieron un rol magnífico en aquella oportunidad y también en esta en materia de ayuda y el hospital militar que se había puesto al Sur de Santiago, donde se había instalado una maternidad y me acuerdo que cuando llegué al lugar se produjo un temblor y uno de los militares me indicó cómo tenía que pararme para no caerme y nacía una nenita que luego la conocí al año, creo ¿no?, Ginés, al año en la Embajada. Los papás, ¿cómo se llama? ¿Te acordás cómo se llamaba? Estas viejo…Los papás me llevaron a conocer la nena que había nacido en medio del terremoto, me la llevaron a conocer a la Embajada, en una recepción que habíamos hecho en la Embajada nuestra en Santiago de Chile, un encuentro lindísimo.
Pero la verdad que, bueno, como dice Michelle, en las malas se conocen a los amigos y yo creo que, realmente, bueno, no dudamos un instante en enviar a Chile toda la ayuda, como estamos seguros que sucedería lo mismo, Dios no lo quiera, si una desgracia aconteciera en nuestro país. No solo es de buenos hermanos, eso es de buenos vecinos, eso es de buena gente.
Así que, por favor para brindar, por Michelle Bachelet, Presidenta de Chile; por la hermana República de Chile; por la región; por nuestros pueblos y porque cada vez haya mayor grado de integración y mayor grado de inclusión social.
Muchísimas gracias y que disfruten todos y todas de este almuerzo.
¡Salud! (APLAUSOS)