Reunión anual de la Unión Industrial Argentina: Palabras del Jefe de Gabinete

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PALABRAS DEL JEFE DE GABINETE JORGE CAPITANICH EN LA REUNION ANUAL DE LA UNION INDUSTRIAL ARGENTINA.

Muchísimas gracias a todos y a todas. Señor presidente de la Unión Industrial Argentina, señor presidente de la Conferencia Industrial Argentina, ministros y ministras que nos acompañan; gobernadores, empresario, trabajadores, público en general: quiero manifestar a través de mi presencia, en representación de la señora presidenta de la Nación, la doctora Cristina Fernández de Kirchner, las salutaciones por la celebración de esta nueva convención, que naturalmente ha congregado a cerca de 1200 concurrentes en estos dos días en que han podido tener calificados disertantes y una participación muy activa de todos y cada uno de ustedes. Esto realmente constituye una celebración trascendente en virtud de lo que significa la industria para la República Argentina y lo que significa la industria para la humanidad.

Me parece que es muy importante aprovechar este escenario para marcar el debate en la agenda pública pero también para hacerlo desde una perspectiva conceptual. Hay tenido calificados expositores y tanto la ministra de Industria como el ministro de Economía han podido exponer con mucho detalle indicadores de carácter industrial, pero me parece que sería muy importante trabajar en algunas cuestiones que tienen que ver con un debate conceptual de aquí al pasado, al presente y al futuro.

En primer lugar la industria ha tenido un debate trascendente en la Argentina allá por 1875, que tuvo como protagonistas a Carlos Pellegrini y Vicente Fidel López  entre otros, pero ese debate estuvo también signado en lo que era la Argentina del proceso de organización nacional, un debate donde había unitarios y federales, un debate respecto de la incapacidad objetiva de articular un modelo institucional para tener una Constitución Nacional que contenga a todos los argentinos, una sede de gobierno y por supuesto un sistema de organización gubernamental que nos rija al futuro. Pero eso estaba también asociado a las disputas respecto de la libre navegabilidad de los ríos interiores y estaba asociado a las disputas de la disolución de la renta aduanera, y obviamente eso determinaba los niveles de concentración del país desde el punto de vista poblacional, desde el punto de vista de la riqueza, desde el punto de vista de la infraestructura, desde el punto de vista de la logística y desde el punto de vista de la generación de una cadena industrial que tenga un principio de territorialidad para garantizar procesos de inclusión social, desarrollo productivo y generación de empleo.

Ese debate en Argentina después pasó por otras circunstancias, el debate entre esta contradicción aparente entre campo e industria, el debate de una contradicción aparente entre mercado interno y exportaciones, el debate entre un sistema de desarrollo de la industria para el interior o solamente para el conglomerado de mayor concentración relativa en el ámbito de Buenos Aires. Y finalmente la historia nos ha permitido ver con absoluta objetividad que a la luz de los hechos en definitiva eran falsas dicotomías, nosotros necesitamos integrar el campo y la industria en la cadena de valor agregado, necesitamos generar las condiciones para promover el consumo, potenciar la demanda agregada, fortalecer el mercado interno como una plataforma eficiente para distribuir la estructura de costos fijos con el objeto de garantizar la competitividad en materia de costos directos a los efectos de la búsqueda de nuevos mercados que promuevan la generación de ingresos por divisas y por supuesto el desarrollo de carácter sustentable en una matriz diversificada que promueva aperturas de mercados diferentes y que garantice la participación relativa de importaciones y exportaciones, es decir la apertura del comercio exterior en términos de producto interno bruto. Es decir, pasar de un modelo de economía cerrada a un modelo de economía más abierta e integrada estructuralmente al mundo. Y en ese sentido, si uno es capaz de superar la contradicción falsa entre campo e industria por la cadena de valor agregado, si es capaz de generar las condiciones para desarrollar el mercado interno con una plataforma exportadora y si es capaz de generar las condiciones para desarrollar desde una perspectiva federal, con base territorial, el valor agregado industrial, la industrialización de la ruralidad y la capacidad para integrar federalmente un país que tiene riqueza distribuida, finalmente es la perspectiva para superar falsos dilemas, para superar falsas contradicciones y para pergeñar un modelo de país federal, integrado, con inclusión social, con desarrollo empresarial, sobre la base del pequeño, mediano y grande empresario asociado a trabajadores calificados con buenos salarios.

Argentina ha transitado diferentes etapas en su historia, pero estamos quizás en la etapa más importante de la perspectiva del presente hacia el futuro. Hoy los resultados de política industrial pueden observarse de un modo razonable. La República Argentina había disminuido hasta casi 740.000 empleos industriales, en una perspectiva decreciente en la década del 90 hasta el año 2002. Se destruyeron empleos industriales. Y tuvimos la oportunidad de un crecimiento de 7,5 % anual acumulativo del producto bruto industrial en la última década, frente al decrecimiento de la década pasada equivalente a casi 1,9% anual acumulativo. Y esa perspectiva de plataforma básica de empleos tuvo un proceso de expansión hasta llegar a casi 1.262.000 empleos industriales, y nuestra perspectiva nuestra en el Plan Industrial 2020 implica llegar a superar 1,5 millones de empleos, en el marco también del crecimiento progresivo de la inversión bruta interna en términos de producto interno bruto. Argentina llegó a tener 12% de inversión bruta interna en términos de producto interno bruto con la peor crisis de nuestra historia en el año 2001-2002. Llegamos a tener 24,3% de inversión bruta interna en términos de producto interno bruto en el año 2011, hoy estamos en torno 22,6% y nuestro gran desafío, en términos de apalancamiento para el crecimiento sostenido en materia industrial implica ir superando metas del 24,  25,5,  27% hasta llegar a un esquema que puede darse en el marco del 28% hacia el año 2020.

Argentina tiene una matriz productiva que como ustedes saben es amplia y diversa, pero finalmente tiene la particularidad de generar desafíos que tienen que ver con esa integración de la cual hablaba entre campo e industria, entre mercado interno y exportaciones, entre el interior y el desarrollo del Gran Buenos Aires para articular un modelo de carácter federal y sustentable.

Por eso nos parece muy importante observar los temas que siempre aparecen en la agenda pública, y esos temas que aparecen son los siguientes: primero, logística. La logística integrada es la plataforma de la competitividad, no hay ninguna posibilidad de disociar el crecimiento autónomo de una política industrial, si no somos capaces de articular una inversión pública que promueva logística integrada, que reduzca costos sistémicos y que genere naturalmente lo que es el capítulo más polémico de la historia argentina que es un tipo de cambio real, efectivo, de carácter competitivo de largo plazo.

¿Y por qué es necesario asociar uno con otro?  Por una razón muy sencilla, porque el mundo global exige de un modo inexorable una estrategia que nos permita reducir distancias, desarticular brechas de carácter estructural y propiciar naturalmente una competitividad de carácter sistémico. ¿Cómo se logra? Es muy sencillo, ustedes lo han debatido aquí en esta conferencia. La República Argentina necesita incrementar la inversión bruta interna de la mano de la inversión pública y de la inversión privada. De la inversión pública hemos tenido un incremento sostenido, equivalente al 5% del producto, pero necesitamos incrementar aún más. Argentina tiene una proyección para el año 2014 con una inversión de casi 138.000 millones de pesos de inversión pública, inversión pública que tiene distintas aristas pero también el propio ministro Julio de Vido está partir de hoy en una misión al exterior para identificar 15 proyectos con 5.000 megavatios de generación, con casi 19.000 millones de dólares de inversión con distintas fuentes, Rusia, China, eventualmente Brasil.

Argentina es un país que tiene estructura de financiamiento externo del Banco Interamericano de Desarrollo, del Banco Mundial, del Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico Social de Brasil y a su vez con otras fuentes de financiamiento externo vía convenio país-país. Y obviamente lo primero que tenemos que hacer es invertir en energía, porque cuando la industria crece se incrementa la demanda energética y eso es también producto del crecimiento del PBI. La elasticidad de la demanda energética es superior a la tasa de crecimiento del producto. Eso implica el crecimiento del consumo residencial y también el crecimiento del consumo de carácter industrial.

Para eso es necesario ver todo lo que significa logística integrada, energía es una base esencial. Ayer hemos estado promoviendo la licitación de la obra Chihuidos, 2160 millones de dólares, más de  600 megavatios, en la provincia de Neuquén. Lanzamiento de la licitación 20 de diciembre, apertura de las ofertas 23 de diciembre, horizonte de inicio de una obra de 4 años a partir de 2014. Pero así sucesivamente tenemos Los Blancos en Mendoza, Chihuidos II y otras obras de carácter estructural para garantizar la provisión de una oferta energética de buena calidad.

Pero no solamente se trata de invertir en energía, se trata de invertir en fibra óptica, el plan estratégico de la República Argentina es de 51000 kilómetros de fibra óptica. Hoy La Rioja tiene fibra óptica, Formosa tiene fibra óptica, mi provincia, el Chaco, va a completar 2400 kilómetros de fibra óptica entre este año y el próximo. La fibra óptica reduce las distancias, perfecciona la comunicación y obviamente es una herramienta indispensable para la competitividad de carácter industrial y comercial.

Es necesario invertir no solamente en fibra óptica y energía sino también en sistema ferroviario. Argentina el 9 de julio de 1947 tenía una red ferroviaria de casi 47.000 kilómetros, hoy tenemos una plataforma ferroviaria equivalente a 8.000 kilómetros de uso, y la verdad que necesitamos un gran esfuerzo para incrementar la inversión del sistema ferroviario, pero no de cualquier forma sino de un modo articulado, a efectos de construir un sistema multimodal de carga. Para lo cual es muy importante ver los ejes de carácter transversal que nos permitan visualizar no solamente a la República Argentina sino también a nuestros socios comerciales del MERCOSUR: Uruguay, Paraguay, Brasil, y también Chile y también Bolivia.

Tener una visión que integre el corredor andino, el corredor bioceánico norte y centro, la hidrovía Paraná-Paraguay, el mecanismo de integración desde Paranagua en el Atlántico, pasando por Socompa o llegando a los puertos del Pacífico en Chile es claramente el desafío de la inversión estructural más importante de la República Argentina. Unir Paranagua en el Atlántico desde Brasil, pasar por Paraguay, cruzar del departamento Ñambucú en Paraguay, integrando el departamento Bermejo en el Chaco, integrarlo con el sistema ferroviario Belgrano Cargas en sus distintos ramales y unir el Noroeste argentino con el Noreste argentino, con Paraguay, con Brasil, con Chile, es una plataforma que nos permitirá articular el eje del Trópico de Capricornio. Y esa es una indispensable estrategia de inversión. Proyectos existen. Corea, a través del Proyecto de Cooperación Coreana, el proyecto ejecutivo existe, mecanismos de financiamiento existen y estamos suscribiendo hoy un acuerdo con la República Popular China por 2.500 millones de dólares para el desarrollo del Belgrano Cargas, que es un sistema ferroviario de carácter estratégico.

Como ustedes saben el sistema ferroviario implica entre el 50 y el 60 por ciento del costo del kilómetro transportado en transporte automotor y si a su vez tenemos el sistema fluvial de integración y el marítimo podemos llegar al 33% del costo final. Y tenemos una Hidrovía Paraná Paraguay que es estratégica, que puede incrementar sustancialmente los niveles de transporte, pasando de 5 ó 7 millones de toneladas a 14 millones de toneladas hacia una proyección de 30 millones de toneladas si somos capaces de integrar remolcadores, barcazas, sistema ferroviario y sistema automotor de arrime con renovación de flota y mejoramiento de la capacidad competitiva.

Argentina está en ese sendero, la decisión estratégica de la Presidenta de la Nación es invertir en infraestructura pública para reducir costos sistémicos que promuevan, naturalmente, el impulso al tipo de cambio real efectivo diferenciado. ¿Esto qué significa? Significa pensar cómo articular desde el punto de vista transversal, yo decía el corredor norte, pero también está el corredor del centro. Están las obras estratégicas en el sur, tanto para lo que significa una represa como Cepernich-Néstor Kirchner hasta Chihuidos, hasta Los Blancos, en Mendoza, es decir articular geográfica y territorialmente el país en términos de provisión de energía, de vinculación de sistemas aeroportuarios, del sistema de comunicación, a través de la red vial, de autovías, de fibra óptica, del sistema ferroviario y del sistema marítimo fluvial. Argentina está en condiciones de emprender ese desafío y es probable que ese costo proyectado sea equivalente a 100 millones de dólares. Para un país con nuestro Producto Interno Bruto es perfectamente financiable y tendrá un impacto diferencial extraordinario porque cuando uno analiza el desarrollo industrial de la humanidad la logística integrada siempre se convirtió en una pre-condición indispensable para el desarrollo industrial, que a su vez se convirtió en condición indispensable para el sistema financiero y obviamente para el desarrollo de la industria cultural. Así ha funcionado en todos los eslabones de la cadena de la humanidad.

Y por eso me parece muy importante transmitir esta decisión política de la Presidenta para impulsar la inversión pública con el objeto de reducir costos sistémicos, inyectar un incremento de afluencia de moneda extranjera, de divisas, pero a su vez lograr también el efecto sobre otra cuestión que es clave: el tipo de cambio.

Nosotros sabemos que la literatura económica ha planteado dos alternativas: tipo de cambio fijo o tipo de cambio flotante y la flotación puede ser libre o administrada.

Pero, en definitiva, se utilizó siempre el tipo de cambio para corrección del spread entre la productividad media de la economía argentina o de los factores productivos, con respecto a otras economías más avanzadas o se generó como un sistema de estímulo para la apertura de la economía con el objeto de presionar para aumentar una competitividad que finalmente logró efectos desastrosos.

Nos parece a nosotros que la mejor herramienta es el tipo de cambio flotante, con flotación administrada. Pero también es muy importante reconocer que es una herramienta para corregir el spread de productividad de corto plazo o de mediano plazo. Pero en el largo plazo, la productividad de los factores depende del stock de capital y el stock de capital, depende de la capacidad de acumulación de la economía para fomentar inversión pública y privada con el objetivo de que la inversión bruta interna, sea incrementada en términos de Producto Interno Bruto para generar empleo sustentable de buena calidad y de mejor salario. Y esa es la articulación de un modelo de carácter productivo y de carácter estructural.

Si uno tiene logística integrada, promueve mediante la logística integrada un tipo de cambio que tiene distintas etapas y que, a su vez, articula lo que es –y decía anteriormente- lo que es el tipo de cambio real efectivo de equilibrio en una economía mediante impulsos a determinados aspecto de reintegro, para ver claramente los problemas de determinados tipos de economías regionales, no es lo mismo la articulación de costos diferenciados de peras y manzanas o de uvas o de tabaco o de madera o de algodón o de soja o de maíz o de sorgo.

En definitiva, se trata de articular la logística integrada que en sí mismo encierra una vinculación con el tipo de cambio real efectivo y que, a su vez, debe generar también las perspectivas de administración del comercio exterior.

Nosotros tenemos un mundo que no es precisamente un mundo abierto o, mejor dicho, es un mundo que teóricamente tiene apertura arancelaria, pero en la práctica tiene restricciones y barreras de entrada muy profunda que perjudica a los países más débiles.

Hoy está en Bali la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio, la prolongación del debate de la Ronda de Doha y, finalmente, esa Ronda va a terminar en lo que ha terminado desde siempre, desde la ex Ronda GATT de Uruguay, en un fracaso estrepitoso por la incapacidad objetiva de los países más poderosos para abrir la apertura necesaria en materia de mercados agrícolas. El acceso a mercados con la limitación estricta desde el punto de vista del componente de subsidio agrícola.

La verdad es que las grandes potencias siempre se ufanan de ser economías abiertas, pero claramente esa apertura de 3,5, 4,5 por ciento pero después ponen picos arancelarios que llegan al 100 por ciento de determinado tipo de productos.

¿Acaso no lo saben los tucumanos con el limón? ¿Acaso no lo sabemos los argentinos con la carne? ¿Acaso no sabemos las limitaciones de determinado tipo de productos con barreras sanitarias, fitosanitarias, barreras paraarancelarias que restringen la capacidad competitiva de nuestra economía?

Por eso, hoy estamos en un proceso de discusión y debate también junto a la República Federativa hermana del Brasil para generar las condiciones de un tratado de libre comercio con la Unión Europea. Y la defensa de los intereses del Estado nacional, no es solamente del Estado.

Necesitamos que todos y cada uno de ustedes, empresarios e industriales y trabajadores, nos unamos en defensa propia, en defensa de nuestros propios intereses.  Eso es muy bueno para un país organizado: tener empresarios, trabajadores y Estado trabajando juntos en el fomento de las exportaciones, en las inversiones y, por supuesto también, en el empleo y en la calidad remunerativa del salario.

Por eso, tenemos un mundo complejo. Ustedes saben que la República Argentina tiene un arancel externo común del 11,4 por ciento; que el arancel externo máximo es el 35 por ciento en MERCOSUR pero que, en definitiva, cuando nosotros tenemos que hacer acuerdos desde el punto de vista de mercados hacia el exterior, tenemos dificultades de penetración por determinado tipo de barreras y restricciones al comercio.

Necesitamos unir nuestros mejores esfuerzos para que nuestros socios estratégicos nos permitan también avanzar en el incremento de las exportaciones. Tenemos una meta de casi 94.000 millones de dólares de exportaciones para el año 2014; 3.300 millones de dólares tiene que aportar la industria en términos de incremento; 3.400 millones de dólares tienen que ser sustitución de importaciones. Tienen que generarse las condiciones también para que el impulso y el estímulo de ese incremento en las exportaciones y en la sustitución de importaciones, también nos permita tener la viabilidad en el funcionamiento articulado de las economías regionales de todo el país.

Otro punto clave es el tema del financiamiento. Nosotros tenemos un sistema financiero líquido y solvente. La capacidad prestable del sistema financiero ha mejorado desde el 2007 a la fecha en 3 puntos, estamos en torno a los 17 puntos del Producto Interno Bruto, pero tenemos que seguir creciendo.

La industria ha recibido 45.000 millones de pesos en el marco de la línea estratégica del Banco Central de la República Argentina para financiamiento con tasa regulada apenas superior al 15 por ciento. Y, obviamente, cuando uno toma distintos proyectos industriales, con capacidad próxima a ejecutarse, existen casi 16.600 millones de dólares en proyectos de inversión.

En minería, 3.558 millones de dólares para ejecutar en el año 2014. Pero hay un stock de proyectos de minería equivalentes entre 5.600 a 10.000 millones de dólares si somos capaces de articular estos proyectos de inversión. Pero también en petróleo y en gas.

Por eso, es muy importante ver lo que significa la estructura de financiamiento. La tasa de empleo en las grandes empresas crece a mayor ritmo que en las pequeñas y micro empresas. Para lo cual es necesario también, que el Estado permita tener nuevas herramientas, como nosotros lo hicimos en nuestra provincia del Chaco, promovimos mano de obra intensiva como call center a través de un sistema de subsidios al costo laboral en términos de ameritación, necesitamos apoyar a nuestras pequeñas y medianas empresas para generar las condiciones de empleabilidad de carácter formal, recurrir a nuevas herramientas como la corresponsabilidad, mal denominada gremial, porque en definitiva, es gremial-empresarial para determinado tipo de núcleos productivos, desde carpinterías hasta elaboración de maderas y otros productos que puede generar un ensanchamiento de la formalización de carácter laboral en economías regionales. Necesitamos, claramente, generar las condiciones de certidumbre para las rentabilidades de empresas.

Aquí está Lino Barañao, ministro de Ciencia y Tecnología; Argentina hoy invierte 0,6 por ciento de su Producto Interno Bruto en innovación y tecnología y, por supuesto, desde la biotecnología moderna para potenciar el complejo agroalimentario argentino hasta la articulación de distintos sectores que pueden adquirir mayor competitividad con investigación y desarrollo, es perfectamente posible. Lo mismo que la inversión promovida por el ministerio de Trabajo en materia de capacitación de trabajadores y, por supuesto, el espíritu innovador que tienen todos y cada uno de ustedes como empresarios.

Por eso, quisiera transmitir claramente este desafío que nosotros tenemos de aquí hacia delante, en términos macro y en términos micro. La Presidenta de la Nación ha marcado una agenda y una impronta respecto a las cuestiones de carácter internacional.

Hemos promovido la resolución de los juicios ante el CIADI, a los efectos también de generar las condiciones que promuevan el desarrollo de financiamiento con el Banco Mundial.

Con el Banco Mundial fijamos un horizonte equivalente a 3.000 millones de dólares para los próximos 3 años, con 1.000 millones de dólares por año. Para el próximo año, en el balance de divisas neto, tendremos cerca de 205 millones de dólares que podemos apuntalar entre abril y marzo del año próximo con nuevos proyectos que nos permitan incrementar la capacidad de financiamiento para garantizar más inversión en materia de infraestructura pública.

Nosotros, en esa dirección, de normalizar el funcionamiento con el CIADI, con el Banco Mundial, con el Banco Interamericano de Desarrollo, con la Corporación Andina de Fomento, con casi 450 millones de dólares de financiamiento previsto, también con el Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social de la República Federativa del Brasil, con un cupo de casi 7.000 millones de dólares de inversión, con los convenios país-país, China, Rusia y otros mecanismos de financiamiento, con otras acciones que se han promovido también, que tienen que ver con el proceso de negociación con el Club de París.

Es una cuestión marcadamente compleja, del mismo modo que ha sido compleja la negociación con los bonistas reingresados al canje, pero Argentina ha defendido una posición que es absolutamente irreductible, que tiene que ver con el pleno cumplimiento de la Constitución nacional y la Constitución nacional establece que el Congreso de la Nación es el que estipula el arreglo de la duda interior y exterior de la Nación, en su artículo 75. Y eso es lo que ha mantenido como posición absolutamente irreductible: la defensa irrestricta de la Constitución nacional, las leyes que reglamentan su ejercicio y la soberanía del país.

En consecuencia, con la negociación en marcha a través de este preacuerdo, en donde han participado 3 países, México, España y Argentina, respecto al tema de la regularización de la situación con Repsol, desde el punto de vista de su expropiación, también apuntalamos claramente a un proceso de normalización del sistema de financiamiento de carácter internacional. Pero también es la plataforma para desarrollar complejos productivos de carácter estratégico.

Por eso, se abre un escenario de oportunidades muy importante para integrar la cadena de valor de petróleo y gas, desde shale oil, shale gas hasta gas convencional, o sea, petróleo e hidrocarburos de carácter convencional y no convencional.

Minería, Argentina naturalmente tiene una riqueza minera que va desde oro, plata, cobre, titanio, potasio, litio con distintas escalas de carácter productivo. Argentina tiene un complejo agroalimentario de carácter estructural y competitivo; Argentina tiene la particularidad de tener un turismo cuya diversidad de climas y la perspectiva del desarrollo de su infraestructura también tiene un efecto multiplicador en la potencialidad del empleo; Argentina tiene preservación del ambiente que también constituye un valor intrínseco como sociedad a través de la expansión de parques nacionales y el desarrollo innovador en esta materia; Argentina, obviamente, tiene todas las condiciones para producir una cadena de valor de múltiples complejos productivos, desde el complejo automotriz, hasta el complejo de cueros, calzado y marroquinería, hasta el complejo textil, hasta el complejo tecnológico- informático, hasta el complejo cárnico de variada intensidad, especie y de penetración, hasta el complejo turístico- ambiental; Argentina tiene verdaderamente una multiplicidad de complejos que en forma articulada, puede llegar la base territorial, la multiplicación de empleos y la proliferación de pequeña y mediana empresa, integrada a las grandes empresas, en la construcción de la cadena de valor.

Por supuesto que tenemos grandes desafío pero estos desafíos tienen que ver con el espíritu innovador y emprendedor de los empresarios. Porque, en definitiva, ustedes les piden al Estado estás cuestiones que yo hablé, inclusive, plantean siempre las demandas desde el punto de vista de reintegros o de presión fiscal o impositiva. El Estados, los gobiernos les piden a los empresarios que inviertan porque esa es la capacidad para agregar valor, generar empleos de carácter sustentable. Y la verdad que no tiene que haber ninguna dicotomía entre el espíritu innovador, emprendedor de obtención de rentabilidad con la responsabilidad social no solamente de pagar impuestos, sino también de ser agentes y difusores de un país como el nuestro que tiene enormes potencialidades para su desarrollo. Y necesitamos, finalmente, lograr que la rentabilidad de los empresarios también sea la percepción de un salario digno para los trabajadores.

Y hoy, Argentina tiene 1.500 convenios colectivos de trabajo, de los cuales 50 son estructuralmente importantes, en términos de empleo y 25 son definitorios desde el punto de vista de la política salarial de largo plazo y es muy bueno tener sindicatos fuertes y organizados que defiendan los intereses de los trabajadores y es bueno tener instituciones empresariales que sepan defender los intereses de los empresarios y es bueno tener Estados gobernados por auténticos patriotas que puedan defender los intereses de la Patria y de la Nación argentina. Entonces estos es un trabajo de todos, porque finalmente todos queremos el progreso más fecundo de nuestra tierra, progreso que se haga sobre la base de la inversión productiva, pública y privada, que se haga sobre la base del empleo, que se haga sobre la base de las oportunidades. Y obviamente que existen problemas y obviamente que van a existir problemas de aquí al futuro, pero los tenemos que resolver juntos con pleno funcionamiento de las instituciones de la democracia, con la capacidad de articular una reforma política, que nunca se habla, pero que está vigente en la Argentina, que le da previsibilidad. Tenemos primarias, abiertas, obligatorias y simultáneas y todos los argentinos saben que en agosto y octubre, de cada bienio, hay renovación legislativa o elección de nuevas autoridades. Eso es un paradigma de organización institucional de un Estado moderno con democracia en pleno funcionamiento institucional.

Y también es bueno pensar que nuestros desafíos hacía adelante tienen que ver con resolver los problemas de estrangulamientos de sectores y de precios, que tienen que ver con más inversión, lo cual implica más oferta de bienes y servicios, una regulación económica eficaz y eficientes y,  por supuesto, los estímulos para pensar que la inversión debe dejar de lado una mera búsqueda de beneficios de corto plazo.

Muchas veces hay un deseo irrefrenable de especulación, pero – en definitiva-  todos juntos tenemos que construir la grandeza del país. Y esta grandeza se construye trabajando, la grandeza del país se construye invirtiendo, la grandeza del país se construye sobre la base de un espíritu que nos permita convocar a esta gran tierra argentina a la gesta más importante de la próxima década: a seguir invirtiendo porque esta tierra, cuya identidad es de poetas, escritores, músicos, empresarios y trabajadores es una tierra cuyo legado nos generaron nuestros próceres, pero cuyo desafío es lograr que esta grandeza de ser un país de ser octavo en superficie del planeta, vigésimo primero en Producto Interno Bruto por paridad del poder adquisitivo y treinta en población sea definitivamente la potencia que todos los argentinos queremos ser.

Muchas gracias. (APLAUSOS)