Almuerzo en honor del Presidente de Paraguay, Horacio Cartés

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ALMUERZO OFRECIDO EN HONOR DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY, HORACIO CARTES, EN EL MUSEO DEL BICENTENARIO DE LA CASA DE GOBIERNO

 

Señor Presidente de la queridísima República del Paraguay, muchísimas gracias por habernos conferido el honor a todos los argentinos de ser este, nuestro país, el primero que usted a decidido visitar en forma oficial en su primera salida como Presidente del Paraguay, y haber elegido a la Argentina.

Muchas gracias de corazón.

Señores miembros del Cuerpo Diplomático, comitiva que lo acompaña; señor Canciller; señores ministros; su dignísima hermana; señores representantes de la oposición de los distintos bloques del Parlamento argentino que hoy también nos honran con su presencia, muchas gracias por estar aquí; organismos; empresarios; en fin, todo lo que constituye la República Argentina y que alcanzo a divisar desde aquí: estamos muy contentos, su presencia aquí no solamente es una visita de Estado, es lo que yo denomino la reconstrucción o la reconstitución, si se me permite utilizar adecuadamente el término, de un instrumento que es política de Estado como es el MERCOSUR y que significa para todos los argentinos y para todos los suramericanos un poderosísimo elemento y una posibilidad inmensa de seguir desarrollando y creciendo nuestros países.

Usted decía que nos unen dos maravillosos ríos, nos une la empresa binacional de energía más importante como es Yacyretá, que también, como se lo dije cuando estaba en mi despacho, tengo el orgullo como argentina de haberse culminado, de haberse terminado, finalizado definitivamente esa obra en su máxima producción, precisamente durante la gestión del presidente Kirchner ¿o la mía? ¡Ah! La mía. Pero se lo debemos a él, porque sin él hubiera sido imposible poder hacer las cosas que hicimos después. Tanta inauguración y tanta cosa que uno va perdiendo…, 25 de febrero que era el día de su cumpleaños, de 2011, él ya no estaba, pero había sembrado la semilla para que pudiéramos terminar Yacyretá. Y seguramente que vamos a poder emprender también otras grandes obras, sobre todo en un mundo tan ávido de energía, en una región también tan necesitada de energía, y de energía limpia como es la energía hidroeléctrica. Este inmenso potencial hidroeléctrico de nuestra querida América del Sur, agua potable, potencia agroalimentaria, la potencia energética en Venezuela también con gas, con petróleo, toda la inmensa posibilidad que significa este mercado interno y que yo coincido con él, todo lo que no hagamos nosotros lo van a hacer otros y por lo tanto lo único que no hagamos es lo que Dios no permita que hagamos; coincido totalmente con estas palabras.

Yo también amo la historia y tengo un presente para usted que es la reproducción del sable del general San Martín. Como todos ustedes recuerdan, el general San Martín en su exilio otorgó el sable… Aquí algunos bonaerenses me miran con mucha sorpresa porque todo el mundo sabe que San Martín le dio su sable al brigadier general Juan Manuel de Rosas, pero los que muy pocos saben es que el brigadier Juan Manuel de Rosas en 1869 legó el sable de San Martín al mariscal Francisco Solano López.

Quiero leer el extracto del discurso. Esta es una carta de Rosas: “Su Excelencia, el generalísimo Capitán General don José de San Martín me honró con la siguiente manda la espada que me acompañó en toda la guerra de la Independencia, será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la patria. Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a Su Excelencia, el señor Gran Mariscal, Presidente de la República Paraguaya y Generalísimo de sus Ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó dado que me fue posible defender esos derechos por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su patria.”

Se refería a ese gran héroe latinoamericano, el Mariscal Francisco Solano López, paraguayo, víctima el Paraguay además de esa vergüenza que aún nos duele a muchísimos argentinos que fue lo que se denominó la Guerra de la Triple Alianza y que yo la denominaría con mayor precisión la masacre y el genocidio paraguayo donde finalmente niños y mujeres terminaron peleando frente a los invasores.

Ustedes, los paraguayos, fueron la primera potencia industrial de la América del Sur. Allí estuvieron los primeros hornos de alta fundición. Cuando nosotros teníamos apenas saladeros o alguna otra cosa de muy poca importancia, talabartería o ponchos, ustedes tenían altos hornos de fundición, tenían ferrocarriles, la obra del doctor Gaspar de Francia, continuada luego por el mariscal Francisco Solano López, habían convertido al Paraguay en una verdadera potencia industrial.

Por eso cuando hoy usted me hablaba de las inmensas capacidades de su pueblo, no tengo ninguna duda de ellas, porque hay testimonios históricos de lo que fueron capaces de hacer. Y usted también me agradecía la recepción, la acogida que la Argentina ha hecho a ese millón de paraguayos, que ha sido extendida también a otros hermanos bolivianos, peruanos, uruguayos, la Argentina es un pueblo generoso.

Ayer, por esas coincidencias, me tocó inaugurar un centro cultural que va a ser sede de la Secretaría de Cultura de la Nación en una villa de emergencia, la Villa 21 de Barracas, la más importante de la Capital Federal, más de 60.000 almas viven allí y es la comunidad paraguaya más importante. Me recibieron con distintas muestras de arte y entre ellas- aquí me acompaña el senador Filmus que no me deja mentir- precisamente un ballet de niñas, mujeres y jóvenes paraguayas con sus vestimentas tradicionales. ¿Y sabe qué? La patrona de la villa es la virgen del Paraguay. Y el padre Pepe, uno de los curas villeros, que contó la historia de la virgen, dice que se peleaban permanentemente porque no había acuerdo en el barrio, y una vez que trajeron la virgen fue como si milagrosamente ésta hubiera operado sobre los espíritus y las almas de toda la gente de la villa y comenzó a reinar la confraternidad, se conformaron juntas vecinales y ayer inauguramos un centro cultural que es verdaderamente milagroso.

El sable de Rosas que está aquí se lo vamos a entregar ahora formalmente. El original está en un museo bonaerense, pero los bonaerenses son con Rosas muy amarretes, muy agarrados, así que quiero agradecer al historiador Pacho O’Donnell porque él fue el autor de esta iniciativa, el que nos trajo la idea, el que construyó la réplica que hoy le queremos entregar en nombre de todo el pueblo argentino.

Y también en mi próxima visita al Paraguay, que será la primera visita de Estado que haré ya siendo usted presidente, seguramente junto al gobernador de Entre Ríos vamos a entregarle todo el mobiliario que le fuera secuestrado, sustraído al mariscal Francisco Solano López y que hoy está en un museo de Entre Ríos. A los argentinos no nos interesa quedarnos con nada que no nos pertenezca legal y legítimamente. En esa primera visita oficial vamos a hacer entrega de ese mobiliario que le fuera sustraído al mariscal Francisco Solano López.

Y realmente creo que se abre en esta nueva instancia institucional de la hermana República del Paraguay una gran oportunidad, si se me permite decirle Horacio –así me lo autorizó- una inmensa oportunidad de profundizar los lazos, de utilizar toda la energía hidroeléctrica que debemos seguir construyendo como energía limpia en un mundo cada vez más difícil, cada vez más complejo. Lo que está pasando –yo lo comentaba hoy  a grandes rasgos y es público y notorio a través de las noticias de los diarios- donde la energía proveniente del gas y del petróleo, de ocurrir cosas que esperamos, que rezamos y tenemos la esperanza de que no ocurran, podría tornarse en precios muy altos, lo que pondría en dificultades a todas aquellas economías cuya matriz energética depende fundamentalmente de los combustibles hidrocarburíferos.

Creo que tenemos grandísimas oportunidades. La verdad que su decisión de combatir la pobreza, como me dijo cuando estábamos reunidos, “no queremos exportarles más pobres a la Argentina ni a ningún otro país del mundo”, éste debe ser el gran objetivo de todos los gobernantes: combatir la pobreza y lograr que cada uno de nuestros compatriotas, argentinos, paraguayos, uruguayos, bolivianos, peruanos, venezolanos, brasileños, si se quieren ir que sea de vacaciones o porque tienen ganas de vivir en otro lado pero no porque su tierra no les da las oportunidades de trabajo, de salud, de vivienda y educación. Esto es lo que quiere todo hombre y toda mujer de bien que se dedica a la política o que tiene como gran vocación la política.

A usted, como lo decía en su discurso de asunción, al que seguí atentamente, se le despertó la vocación de la política cuando vio a su Paraguay tan mal, pensó que parte de lo que usted había logrado lo podría también transmitir y brindar a sus compatriotas. Eso es muy importante. Y yo quiero brindar en estos momentos por la grandeza de nuestras historias en común, por lo que hemos hecho, pero por sobre todo por las cosas que falta hacer y que seguramente las haremos porque quienes hemos sabido construir pasado y presente somos la garantía absoluta de que sabemos construir futuro. Salud por Argentina y Paraguay y por Paraguay y Argentina.

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