PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN REUNIÓN URGENTE DE UNASUR, EN COCHABAMBA, BOLIVIA.
Muy buenas noches a todos y a todas; hermano y compañero Presidente del estado Plurinacional de Bolivia; compañero Rafael Correa, Presidente de la República de Ecuador; querido Nicolás, compañero Presidente de la República Bolivariana de Venezuela; querida compañera Cilia; cancilleres, Elías; Marco Aurelio; bolivianos y bolivianas, muchas gracias, hermano pueblo, protagonistas todos - en esta América del Sur - de tantas gestas gloriosas por la liberación y por la emancipación de nuestros pueblos, allá por el siglo XIX, de Manuel Belgrano, de la Juana Azurduy, de San Martín, de Bolívar, de nuestros hombres y mujeres, que murieron por darnos la libertad y deben ser la entrañable memoria viva de nuestros pueblos.
He venido desde el Sur de mi Patria, adonde había concurrido para un acto, en el cual inaugurábamos universidades, edificios en las universidad para expresar mi solidaridad y la del pueblo argentino, frente al atropello que sufrió el presidente de este país y también el atropello a su pueblo y el atropello, que consideramos como propio atropello también, de nuestros pueblos, nuestros derechos y nuestras sociedades. (APLAUSOS).
Resulta curioso, cuanto menos que quienes muchas veces reclaman seguridad jurídica, que quienes nos hablan del respeto al Derecho Internacional, con el cual todos estamos de acuerdo, quienes nos hablan de respetar los derechos humanos, con los cuales también estamos absolutamente de acuerdo, hayan cometido esta inédita violación a las más elementales normas vigentes del Derecho Internacional.
A usted, Presidente de Bolivia, lo han tenido de rehén durante 13 horas y ahora quieren explicar que todo se debe a fallas técnicas o de combustible.
Por lo menos aquí, en la América del Sur, cuando cometemos algún error o alguna equivocación, nos han enseñado de chiquitos a reconocerlo y, por lo menos, a pedir disculpas a quien hemos ofendido.
Por eso, los jefes y jefas de Estado de UNASUR, hemos querido estar aquí, los que hemos podido hacerlo, para acompañar al pueblo boliviano, porque cada uno de nosotros, más allá del honor que significa presidir a nuestros países, representamos, por sobre todas las cosas, a la soberanía popular, porque somos todos presidentes y presidentas elegidos por el voto democrático, en libertad y sin proscripciones de nuestros país.
Y esto, precisamente ser gobiernos democráticos, nos han costado libres, nos ha costado mucho. Primero, la emancipación en el siglo XIX; luego, las dictaduras que sufrimos durante el siglo XX. Por eso, para nosotros, es tan importante el concepto de libertad.
Hoy un diario de mi país, publicaba en la portada “Igual que hace cinco siglos” y la verdad que lo sentimos así.
Yo no soy originaria, usted Presidente forma parte de los pueblos originarios de esta América devastada, expoliada y explotada durante cinco siglos.
Muchos de nosotros somos descendientes de los que expoliaron o colonizaron estas tierras, pero los intereses de nuestras sociedades, de nuestros pueblos y por la vigencia de las libertades, de los derechos humanos, de los derechos sociales y la inclusión.
Por eso, sé que han tenido un largo acto, ya han hecho uso de la palabra todos los hermanos y hermanas que hoy nos acompañan, así que, no me queda nada más que expresar toda nuestra solidaridad, todo nuestro acompañamiento y pedirle y solicitarle, muy serena pero muy seriamente a quienes han violado el derecho, que subsanen de esto y se hagan cargo de los errores cometidos.
Es lo menos que pedir, que pidan perdón. Alguna vez en su vida, que pida perdón por lo que han hecho.
Muchas gracias; gracias Bolivia, los quiero y las quiero mucho a todas.
Gracias, compañero Evo, muchas gracias. (APLAUSOS)