PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ CON MOTIVO SU VISITA PARA LA INAUGURACIÓN DE OBRAS, A LA PROVINCIA DE TUCUMÁN.
Gracias, muchas gracias; como sé que no comieron, yo por lo menos no comí, muy buenos días a todas y a todos los tucumanos; señor Gobernador de la provincia, señor Intendente, querida Bety; querida Susana; Mica, que por ahí estás, también te veo y a todos los chicos y chicas de Tucumán, y a todos los tucumanos y tucumanas que nos acompañan; arriba la Banda, arriba Tucumán y arriba la Argentina: (APLAUSOS): la verdad que cuando recién… los quiero mucho a todos, gracias por cantar tanto y por tanta alegría, porque estamos alegres. (APLAUSOS).
Hoy es un día de inmensa alegría, recién cuando ingresaba a este fantástico hospital del Este, “Eva Perón”, modernísimo, con una aparatología, con una instalación, con un diseño ultramoderno y que no tiene que envidiar absolutamente nada a los mejores sanatorios privados, me vino a la memoria y se lo comentaba a Bety, a José, a Juan, otra inauguración de un hospital, muy parecido en su diseño, hace muchos años, allá en Río Gallegos, en 1995, inaugurábamos un hospital muy parecido a este, muy moderno, luminoso, digno. Él era Gobernador de la provincia y se convirtió en un modelo de residencia, que además daba una mejor prestación que muchos sanatorios privados. Y cuando su director y Juan me explicaba la maravilla y veíamos la aparatología, lo que va a ser el parque humanitario o humanizado, la moderna disposición que van a tener las mamás para con sus bebes, yo les digo que además… si enrollan las banderas sería bueno, porque así todos pueden ver, enrollarlas, jamás bajarlas. (APLAUSOS). Yo quiero también decirles algo a los tucumanos, que tienen que cuidar mucho este hospital, pero que además tienen los gobiernos, que son capaces de hacer hospitales como estos y mantenerlos porque estos hospitales hay que construirlos, hay que mantenerlos y luego hay que tener gobiernos que administren los recursos de tal manera que siempre funcionen, que siempre haya médicos buenos, que siempre hayan los insumos necesarios y más, porque nada es eterno, si no se cuida. (APLAUSOS). Y los primeros que tienen que cuidar este hospital, y los primeros que tienen que cuidar a los dirigentes representativos, institucionales de la provincia, que sean capaz no solamente de hacerlos, sino de mantenerlos en el tiempo, son ustedes los tucumanos con su decisión política. (APLAUSOS).
No es la primera vez que vengo a Tucumán, por cierto, y tampoco es la primera vez que vengo a inaugurar un centro de salud. Me acuerdo, cuando todavía era Senadora, allá por el año 2005, creo que un 24 de noviembre de 2005, cuando se duplicó la capacidad de la maternidad de San Miguel de Tucumán, debería haber venido él, que era Presidente, pero le había agarrado una pataleta al estómago, de esas que le agarraba cuando se amargaba por algo, se amargaba mucho, lo amargaron mucho, además. Y tuve que venir y la verdad que tuve que venir a suplantarlo, con mucho gusto, como Senadora y luego, recordaba José, que en el año 2006, Néstor lo llamó por teléfono para decirle que íbamos a destinar un préstamo, del Gobierno de España, de aproximadamente 25 millones de euros, si mal no recuerdo, para hacer este hospital. Y me acuerdo que yo lo confirmé cuando vinimos a inaugurar el hospital de Aguilares, también, el 8 de abril, del año 2008. Yo estaba recién asumida como Presidenta. Me va ganando Kirchner en hospitales por varios cuerpos, me va ganando.
La verdad que recuerdo también, aquel día en Aguilares, cuando inauguramos un hospital, y ahora estamos inaugurando este hospital modelo. Gracias por la foto, muchas gracias. Este hospital que va a tener – en una primera etapa – una capacidad para 2.000 partos y luego, en plena operatividad, para 4.000 partos. La verdad que toda la modernidad, todo puesto al servicio de la gente para que la salud pública no sea el piso, sino el techo realmente de la salud de una provincia. (APLAUSOS).
Por eso lo tienen que cuidar mucho, y también salud, junto a la educación, en un lugar emblemático, como Famaillá, a escasos metros de lo que fue el primer centro clandestino de detención, en la República Argentina, en 1975. Si hagámonos cargo de lo que tengamos que hacernos cargo y la verdad que hoy escucharlo a Alex, ver a los ex detenidos desaparecidos, que estuvieron en esa “escuelita”, que se conocía con el nombre de escuelita, y donde se torturaba. Yo digo hay lugares y lugares, pero la verdad que, en definitiva, la tortura es terrible en cualquier lado, pero en una escuela adquiere dimensiones simbólicas terribles, porque es como obturar, como clausurar las posibilidades de una generación, de los chicos que van a estudiar, el lugar donde se forman los jóvenes, el lugar donde se forma su mente se torturaba el cuerpo y la mente de otros jóvenes y de otros argentinos.
Por eso, la inauguración de esta escuela primaria e inicial: la escuela primaria con más de 2.000 metros cuadrados; la inicial con más de 500 metros cuadrados, 35 secciones. La primaria, para más de 900 alumnos; 6 secciones en la inicial para más de 158 alumnos… esa es la Argentina con la que yo me quiero quedar, la Argentina de las más de 2.000 escuelas, que hemos construido en todo el país. (APLAUSOS). Y junto a la salud, junto a la educación, “la otra parte de la salud”, como decía José, o como decía un profesor de Juan Manzur, en la Facultad de Medicina: “no hay mejor vacuna que el agua potable y las cloacas”. Podés tener un calendario con 25 vacunas, pero si los pibes, los chicos, las mamás no pueden lavar la verdura, no pueden lavar la fruta y no pueden limpiar su casa con agua potable, la tarea de los médicos, de las enfermeras, de los químicos se vuelve mucho más difícil.
Y aquí estamos inaugurando la Planta de Tratamiento, con una inversión de más de 270 millones de pesos. Yo la recorrí, es impresionante y junto a esto también las cooperativas “Agua más Trabajo”, nacidas en el corazón de La Matanza y de segundo lugar al que vinieron aquí, a Tucumán, cooperativas, muchas de ellas de “Agua más Trabajo” o “Cloaca más Trabajo”, que hoy se han convertido en pymes, capacitando gentes: hombres y mujeres que por años y años de desocupación y abandono, en esta Tucumán, donde se cerraron ingenios, donde no había ningún tipo de actividad, habían perdido o no habían adquirido las capacidades para trabajar. En estás cooperativas no solamente dimos trabajo – como contaba Argentina, con ese nombre tan simbólico, por Dios – sino que además capacitamos a miles y miles de argentinos y argentinas, que hoy pueden tener un trabajo digno, y cooperar para mejorar la vida del prójimo, sus compatriotas. (APLAUSOS).
Aquí, no más en Tucumán, más de 20.000 conexiones de redes cloacales; más de 20.000 conexiones de agua potable, miles y miles de metros, de kilómetros de tendido de agua potable, y esto se repite, se replica a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina. (APLAUSOS).
Y como olvidarnos de la otra cosa: educación, salud, infraestructura, como olvidarnos de las viviendas si estamos hablando del complejo habitacional urbanístico más grande y más importante de la República Argentina, en Lomas del Tafí. (APLAUSOS). Allí, donde además hay más de sesenta y pico de hectáreas destinadas a espacios verdes, toda la infraestructura comunitaria de colegios, de calles, de gas, de agua, de viviendas en el país. (APLAUSOS).
Me decía José y Bety me confirmaba, que el IPV, el Instituto Provincial de la Vivienda, en sus 50 años de historia, había hecho 20.000 viviendas y en 10 años, llevamos 65.000.
Miren si no tenemos razón cuando hablamos de la década ganada: en 5 décadas, 20.000; en 1 década, 65.000. Esa es la Argentina que estamos construyendo.
Y este complejo, que empezó con el compromiso de Néstor de 3.000 viviendas y que hoy inauguramos 108 más y que vamos a llegar a las 5.000 viviendas porque trabajo, vivienda, salud, educación son las claves de la movilidad social ascendente. Que para eso estamos en política, para que la gente viva mejor, para que tenga educación, para que tenga vivienda, para que tenga salud, también para que tenga más justicia, más seguridad que también la necesitamos todos los argentinos.
Hoy estamos felices de estar aquí. Fíjense, algo que nos pasaba siempre en Santa Cruz y que nos pasó también en el Gobierno nacional. Somos dirigentes políticos los de este movimiento…Fíjense ustedes una cosa, observen algo, observen a los dirigentes de este espacio político amplio, plural que no solamente integra el peronismo, fíjense que cuando nos paramos frente a un micrófono, no nos paramos ni a descalificar ni a agraviar, no nos paramos frente al micrófono a denunciar o a insultar. ¿Saben por qué? Porque nos paramos frente al micrófono a contar las cosas que hemos hecho, las que estamos haciendo y las que vamos a seguir haciendo.
Me acuerdo un día cuando era apenas diputada provincial, cosas que me vienen a la memoria, y charlando con un opositor, que teníamos un buen diálogo, en un momento le digo: “¿Sabés qué pasa, Luisito –no voy a decir el apellido, era de la Unión Cívica Radical, después se vino con nosotros, bueno, hay que abrirles los brazos a todo argentino cualquiera sea lo que piense y lo que quiera, si juntas las dos manos pueden construir algo mejor para otro argentino, yo pienso así siempre y siempre pensé así-, cuál es el problema de ustedes? Se la pasan hablando de nosotros y la verdad que tendrían que hablar de ustedes, de las cosas que hicieron, de las que piensan hacer, porque nadie está enterado en la República Argentina? Tal vez, porque a lo mejor no se les ocurra qué hacer, tal vez, porque ya estuvieron en el gobierno e hicieron cosas que mejor ni recordar porque, bueno…”
Pero me gustaría más una Argentina en la cual se escucharan, además de las cosas que hacemos, contamos y de nuestras propuestas, también otras propuestas y, entonces, entablar un sano debate democrático.
Pero cuando hablo de propuestas, hablo también de la autoridad para hablar. Porque, a ver, nadie sale de debajo de las baldosas, nadie nació de un repollo; todos venimos con una historia, mala, regular, buena o mejor, y por eso yo valoro tanto a los jóvenes que vienen sin las mañas y que la única carga que tienen, la única carga que llevan en sus espaldas es la de la solidaridad y del compromiso por el otro. Por eso los valoro tanto, porque vienen con sus banderas, porque no vienen a pedir, vienen a decir qué podemos hacer por este proyecto, a poner el hombro.
¿Y saben qué? Dos cosas que me llenan de orgullo: la primera, que no son jóvenes que vinieron al inicio de nuestro gobierno; al contrario, porque siempre cuando empieza un gobierno, después, sobre todo, de las situaciones que le tocó vivir a la Argentina, me acuerdo del 83, el gobierno recién empezado de la democracia, las ilusiones, las esperanzas después de tanto dolor, de tanta tragedia, de tanta desaparición, cuántas ilusiones de miles de jóvenes.
Pero aquí en nuestro gobierno fue como si todo nos costara más. Al principio estábamos casi solos, apenas un 22 por ciento de los votos, nos miraban de reojo. ¡Cómo para no mirar de reojo a cualquier político con todo lo que había vivido y sufrido la Argentina!
Y aquí estamos al cabo de 10 años, reivindicada la política. Los políticos vuelven a salir a la calle y después de 10 años, miles y miles de jóvenes se incorporan, no con ilusiones, sino con trabajo porque creen en el futuro.
Y además, porque a mí también me tocó ser muy joven…Y la otra cosa maravillosa también de esta juventud que se incorpora después de 10 años, de un proyecto de gestión que para mí tiene un valor incalculable porque…bueno, porque han visto algo. Y miren que les han metido cosas o han intentado meterles cosas en la cabeza y, sin embargo, los jóvenes no tienen filtro, tienen la cabeza abierta como la teníamos nosotros, con menos suerte que ustedes porque éramos jóvenes que vivíamos en gobiernos dictatoriales y hubo momentos difíciles del país.
Ustedes tienen la suerte inmensa de incorporarse a un proyecto político con mucha alegría, sin violencia; al contrario, con mucha alegría, con mucha participación. Y esto también lo siento como saldar una deuda, una deuda que tenía mi movimiento político con miles de jóvenes, millones. Lo recuerdo como si fuera hoy, movilizaciones increíbles desde las universidades, desde los barrios, desde las fábricas.
El peronismo después de mucho tiempo, después de muchas décadas, en aquellos años volvía a convocar y a enamorar y, sobre todo, volvía a enamorar y a convocar a jóvenes que sus padres por allí, habían estado en la plaza del derrocamiento de Perón o eran antiperonistas.
Y yo sentí una inmensa deuda como peronista y parte de mi partido, porque esos jóvenes, esa generación diezmada, como él la llamó ese 25 de mayo, se quemó en la hoguera de una Argentina terrible.
¡Y qué voy a venir a contarles a ustedes los tucumanos de lo que nos pasó! ¡Qué les puedo contar a ustedes que fueron el primer lugar! ¡Qué les puedo contar de la desazón que yo sentía como argentina cuando por allí, producto de esas cosas que nos pasaron, producto de los años 90 que nos convencieron o quisieron convencernos por lo menos, de que el Estado no servía para nada, que la política era una porquería! Terminaban ganando los mismos que habían masacrado al pueblo. No saben el sufrimiento que uno sentía.
Por eso, siento que estamos saldando una deuda, la primera deuda con los jóvenes: los incorporamos a la vida, al trabajo, a la alegría. Y la segunda deuda, con la historia, acá está nuestro partido, nuestro movimiento abierto a todas las corrientes, abierto a todos los hombres y mujeres, transformando la historia, ampliando derechos como siempre lo hicimos, ampliando nuestra mente, creando nuevos derechos, creando nuevas ilusiones.
Siento, sinceramente, que a partir de las pérdidas o de sufrimientos personales que una pueda tener, ha contribuido a saldar esa deuda.
Yo solo les pido a todos los argentinos, en general a los 40 millones y en especial a nuestros hombres y mujeres que integran nuestro movimiento, que sigamos trabajando en esa misma dirección de ir saldando deudas, de ir levantando pasivos que teníamos en la historia y que debíamos saldar de una buena vez por todas. Los saldamos con el hospital, con las viviendas, con Faimallá, con la trasformadora de aguas cloacales; los saldamos con los derechos humanos y ahora también tenemos que saldarlos con mayor justicia, con mayor seguridad para que todos los argentinos puedan vivir en un país mejor en el que soñaron todos los que entregaron su vida por el prójimo.
Gracias Tucumán, gracias a todos y a todas, me voy con una gran alegría, hemos contribuido hoy a mejorar la vida de miles y miles de argentinos.
Muchas gracias. (APLAUSOS)