PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN LA CENA EN HONOR DE LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL, DILMA ROUSSEFF, Y SU COMITIVA, EN EL MUSEO DEL BICENTENARIO, CASA ROSADA
Muchísimas gracias buenas noches a todos y a todas.
Querida amiga y compañera Presidenta de la República del Brasil, Dilma Rousseff y a la distinguida comitiva que la acompaña; señores gobernadores de las distintas provincias argentinas; señores legisladores; señores empresarios y empresarias; también diviso desde aquí a artistas e intelectuales que nos acompañan en esta noche tan especial: quiero agradecer la presencia de todos ustedes y, fundamentalmente, confirmar cada una de las palabra, de las ideas que ha esbozado Dilma y que tienen que ver con la historia de la región y con la historia de nuestros propios países.
Yo digo que cuando hay dificultades, cuando hay diferencias, que siempre las hay, lo bueno es recordar la historia de dónde venimos, cómo estábamos y qué hicimos en estos diez años.
Porque tal vez allí, podamos encontrar las claves de cómo superar diferencias y lo que es más importante, poder profundizar la integración en una nueva reformulación de alianza estratégica, porque está muy claro que el mundo no es ni el de la década de los 90, del neoliberalismo, que realmente condujo a nuestros países a situaciones sociales, económicas e institucionales muy malas…
Yo recordaba hoy con el ministro de Industria, que durante los años 90, Argentina tenía superávit comercial con Brasil y, sin embargo, social y económicamente nos iba como el Demonio, por utilizar una frase generosa y algún eufemismo.
Y entonces creo que este mundo que hoy tenemos y que se ha derrumbado estrepitosamente, donde se nos planteaba como ideales o modelos de crecimiento a los países en desarrollo y se nos designaba a muchos de nosotros como gobiernos populistas, hemos podido, en estos diez años, en esta década ganada, desarrollar modelos virtuosos de crecimiento económico e inclusión social.
Por eso son virtuosos, porque también durante la década de los 90, la Argentina creció en términos económicos pero no en inclusión social.
Pero, ¿por qué digo esto? Es importante ver qué fue lo que pasó en estos diez años que nos permitió crecer de manera armónica.
Recién Dilma reconocía la labor de esos dos gigantes que fueron Lula y Néstor Kirchner. (APLAUSOS)
¿Por qué dos gigantes? Porque comprendieron que durante mucho tiempo, tal vez durante centurias casi, intereses que no vale la pena nombrar pero que todos ustedes saben cuáles son, les interesaba mantenernos enfrentados, divididos y casi como con intereses contrapuestos entre Argentina y Brasil.
El gran mérito de esos dos hombres, fue demostrar, precisamente, que se podía hacer otra política en cada uno de nuestros países y que además era necesario integrar definitivamente el MERCOSUR porque la suerte de uno y de otro país, estaban indisolublemente vinculadas y atadas.
Lo cierto es que en estos diez años, más allá de balanza comercial más o menos en superávit, más o menos, hemos crecido como nunca lo habíamos hecho en términos económicos y, además, hemos incluido a millones de compatriotas que no accedían a los servicios básicos de educación, de salud, de vivienda y de trabajo.
En el caso de Argentina tal vez más dramáticamente con el peso inconmensurable de una deuda externa que estrangulaba a la economía argentina y que nos obligó a realizar la reestructuración de deuda soberana más importante de la que se tenga memoria.
Hoy, se está hablando ya en todo el mundo de los planes de austeridad, de restricciones sociales y económicas, no están dando resultado y estamos viendo cómo se ha desmoronado Europa y los grandes países desarrollados que ponen a prueba la fortaleza de nuestros modelos.
¿Cuál es la gran prueba que afrontamos como responsables de las dos economías más importantes de la América del Sur, responsabilidad que no es solamente frente a nuestras sociedades, a nuestros pueblos, sino a toda la región?
Yo siempre digo que quien más arriba está, más responsabilidades tiene frente al conjunto de sus compatriotas o de quienes viven en una misma región.
Y yo creo que eso nos va a obligar a replantear y a reformular esta integración de una manera más densa, más profunda que tiene que ver con asociarnos, no solamente y vernos como clientes o ver cómo vendemos a un lado o al otro. Al contrario, creo que tenemos que aunarnos en investigación, en ciencia, en tecnología, en conocimiento para realmente conducir al conjunto de la región a un modelo de integración que no solamente pude ser el MERCOSUR, sino que tiene ser toda la América del Sur.
No es voluntarismo lo que estoy planteando, es sentido común e inteligencia. No inteligencia de creerme la más inteligente o que soy la que encontró el agujero al mate, como decimos aquí en la Argentina.
De ninguna manera, es simplemente una observación realista de cómo está el mundo y de las posibilidades que tiene la región por recursos naturales, por capacidades intelectuales, por los millones que todavía quedan por incluir, que no son solamente ciudadanos, sino también son usuarios y consumidores que tenemos que incluir en nuestros mercados y que tenemos que lograr, además, que consuman cada vez más nuestros propios productos, no solamente en materia de alimentos y primarios, sino también en productos de alto valor agregado.
Creo que era Napoleón el que decía que un ejemplo explica las cosas mejor que mil discursos. Hoy cuando estábamos compartiendo la reunión con la presidenta del Brasil, le relataba una experiencia de un empresario argentino, propietario de un laboratorio, que nos contaba…Ustedes saben que la Argentina es el único país que está produciendo hoy anticuerpos monoclonales, que son los insumos básicos para producir productos farmacéuticos oncológicos, o sea, para la lucha contra el cáncer.
Para que ustedes tengan una idea, aún estando produciendo esto, todavía tenemos un déficit comercial con los grandes países desarrollados que producen esto, de 215 millones de dólares anuales.
Este empresario, que hoy no nos acompaña porque está fuera del país y se disculpaba por ello, nos contaba que ha realizado una asociación estratégica con uno de los más importantes laboratorios brasileros, que va a invertir más de 100 millones de dólares, para transferir tecnología argentina y que también Brasil pueda producir anticuerpos monoclonales.
Y fíjense ustedes que estoy hablando de una actividad donde la ciencia, donde la investigación y la tecnología alcanzan su máxima expresión. Convengamos que toda la actividad farmacéutica y de laboratorios exige de un altísimo grado de capacitación en todos los recursos humanos.
Por lo tanto creo que esta asociación en una actividad que siempre ha sido casi patrimonio exclusivo de los países desarrollados…
Recuerdo en Roma, si me perdonan la digresión, una anécdota de Lula conmigo, habíamos sido ambos invitados por la FAO a la famosa conferencia contra el hambre, y estaba en ese momento una gran discusión con los biocombustibles y con declarar la Mazonía propiedad, patrimonio de la humanidad y Lula andaba muy enojado, con justa razón, por estas cosas y dijo que él estaba dispuesto a declarar a la Mazonía patrimonio de la humanidad si también los grandes laboratorios medicinales del mundo declaraban patrimonio de la humanidad a las patentes medicinales. Porque, en definitiva, era…(APLAUSOS)
Lo recuerdo porque despertó un gran aplauso como ahora de quienes estábamos escuchándolo y, en realidad, esto nos enseña un poco, me parece, lo que debemos hacer, no solamente en el campo de la industria farmacéutica, a la que tomé como ejemplo, sino en el caso de la biotecnología, sino también en el caso, y lo hemos charlado hoy mucho, de la industria automotriz.
Yo lo decía ayer en la inauguración de una fábrica que tanto en Brasil como en Argentina, las terminales automotrices, sé que hay empresarios de ellas hoy aquí, ninguna es de origen ni brasilero ni argentina, sí el sector autopartista.
Decía entonces que una cosa interesante sería explotar todo este conocimiento que tenemos en materia de software, de nanotecnología y también asociados con Brasil, pedirles a estas grandes automotrices, que tienen fantásticas ganancias aquí en nuestros países y que estamos muy contentos que ganen dinero, pero queremos también que inviertan en ciencia y tecnología, en autopartes de gran valor agregado, por lo menos una parte, para integración nacional, pero no solamente de fierros, sino también de alto valor agregado.
Por eso, estos son algunos de los ejemplos y además también, obviamente, reconocer el potencial y el volumen de la economía brasilera, una de las más importantes del mundo, Brasil tuvo una suerte que no tuvo la Argentina, que aún con distintos gobiernos, concibieron a la industria como un eje fundamental a diferencia de los que nos pasó a nosotros que derrumbaron todo el sector industrial argentino.
Hoy Dilma me preguntaba que habíamos sido el quinto país del mundo a principios de siglo, y es cierto, pero éramos un país productor de materias primas. Fuimos la primera economía latinoamericana durante los años 50, el país donde se creó el primer avión a propulsión, el país donde se crearon las primeras locomotoras, se hacían locomotoras en la República Argentina y trenes, rieles de trenes que hoy no hacemos ni en Brasil ni en Argentina y que tenemos que importarlos en ambos países.
Miren todas las cosas que podemos hacer: Brasil, gran productor de hierro; nosotros, con talleres diseminados en todo el país porque la industria ferroviaria, en Córdoba, en Buenos Aires, en Tucumán, supo ser de las más importantes de Latinoamérica.
Por lo tanto y para no aburrirlos, pero quiero decirles que tenemos una inmensa tarea por delante y también una inmensa ventaja en cuanto a cómo debe ser el modelo de integración.
Porque durante mucho se nos presentó a la Unión Europea como un modelo de integración y que ese era el camino a seguir y, bueno, algunos teníamos dudas porque cuando uno renuncia a determinados instrumentos fundantes de la economía, no es conveniente para los intereses de un país.
Creo que entonces, tenemos que aprender de fallas, de errores que se cometieron en otros lados para no hacerlo nosotros, pero saber, tener la certeza absoluta, gobernantes y gobernados, empresarios y trabajadores que el único camino para seguir con el crecimiento, el único camino para seguir mejorando la calidad de vida de nuestros trabajadores que, en definitiva, son también usuarios y consumidores de nuestros productos, el único camino para que nuestros empresarios, que han crecido enormemente en estos años.
Yo desafío a los empresarios, a muchos empresarios, a todos los empresarios argentinos y brasileños cómo les ha ido en esta última década, sea en el sector productivo, sea en el sector financiero, cómo les ha ido en estos últimos diez años y cómo les iba en los anteriores años.
Entonces, una mirada inteligente, desapasionada, objetiva sobre los resultados de estas políticas, son las que nos tienen que dar las claves para enfrentar los problemas, las diferencias y encontrar las soluciones, que no pueden ser más que más integración y mejor integración. No solamente más, sino que hacerlo mejor.
Que no es fácil hacer todo esto, por supuesto que no es fácil. ¿A alguno algo en estos diez años nos fue fácil, por lo menos a los argentinos? Nada nos fue fácil, todo nos fue difícil y todavía nos siguen queriendo poner desde muy afuera palos en la rueda.
Pero creo sinceramente que podemos hacerlo y debemos hacerlo, por sobre todas las cosas, porque necesitamos hacerlo.
Nosotros mismos, nuestra región, debe ser el reaseguro para seguir el modelo de crecimiento. Esperar que vengan desde afuera las soluciones, y cuando hablo de afuera, hablo desde afuera de la región, va a ser muy difícil porque el mundo está muy complicado.
Pero tenemos un mercado amplio, demandante, con capacidades y estoy absolutamente convencida de que tanto Dilma como quien les habla y también otros gobernantes de nuestra región que integran el MERCOSUR, y aún los que no lo integran y están queriendo venir al MERCOSUR, están convencidos, precisamente, de que aquí en la región, en la patria grande, en la casa grande está la solución. (APLAUSOS)
Por eso, quiero invitar a todos a un brindis: a un brindis, en primer lugar, en honor de mi querida amiga, la presidenta Dilma Rousseff; también quiero brindar en honor a esos dos grandes hombres que fueron Néstor Kirchner y que es Inácio Lula da Silva y quiero brindar por el MERCOSUR, por la UNASUR, por la CELAC, por la democracia, por el respeto a la voluntad popular y porque nunca más nadie crea que pueden venir a vendernos espejitos de colores. Ya se terminó esa época y no compramos más espejitos de colores.
¡Salud y muchas gracias! (APLAUSOS)