Acto de entrega de viviendas en General Rodríguez: Palabras de la Presidenta de la Nación

Hola General Rodríguez, ¿cómo están? Recién cuando venía en el helicóptero podía ver la inmensidad de lo que es este barrio Bicentenario, 1,993 viviendas, que Néstor –si la memoria no me falla- se comprometió en una visita que hicimos a La Serenísima. ¿Así fue no? Fue conmigo allí y la demanda de los trabajadores, la demanda de un General Rodríguez cada vez más grande, más industrializado, exigía la necesidad de construir viviendas en el Plan Federal, viviendas populares, viviendas para los trabajadores. Y recién cuando venía en el helicóptero y podía ver en toda su dimensión el barrio tuve la sensación de que más que un barrio parecía una colmena, una colmena donde seguramente las abejas trabajan todo el día para producir la miel, para producir una Argentina diferente para sus hijos, para las nuevas generaciones.

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Recuerdo que también vine con él allá por el 2008 para inaugurar las primeras 740 del barrio, hoy hay 1.410, estamos terminando estas 129, 98 más y ya próximamente terminaremos todas, con calles pavimentadas, con luz, con gas, con agua, con escuela secundaria, con escuela primaria, con jardín de infantes, con sala de primeros auxilios, hasta con un centro municipal. Un centro municipal que lleva el nombre de un querido compañero, Luisito Bontempo, que era el Secretario de Vivienda, el hombre que trabajaba con nosotros desde hacía mucho tiempo, no solamente en la presidencia sino cuando empezamos allá lejos en el sur, en la Patagonia, en la provincia de Santa Cruz. Desde allí nos acompañaba y trabajó hasta el último día que su salud se lo permitió. Y próximamente vamos a llegar a superar el millón de soluciones habitacionales en la República Argentina. El tuvo mucho que ver, porque esto no lo hace un solo hombre, lo hace un equipo, pero fundamentalmente lo hace un proyecto de país que concibe el desarrollo de la sociedad, la generación de puestos de trabajo, la infraestructura para hacer frente a las crecientes demandas sociales, porque cuando se abre una fábrica y tenemos trabajadores necesitamos también la vivienda, viviendas dignas.

Un proyecto que también, como recién nos decía el intendente de Mar del Plata, acabamos de inaugurar el centro de salud de medicina ambulatoria más importante luego de la inauguración de los hospitales tradicionales de hace décadas tal vez, en la ciudad de Mar del Plata, que permitirá dar atención a 700.000 habitantes, 39% de los cuales no tienen obra social y allí va a estar el Estado una vez más, tendiendo la mano solidaria en la salud, en la vivienda, como hoy aquí en el Plan Federal de Viviendas. Las modernas instalaciones, más de 6.000 metros cuadrados, una inversión millonaria de la Nación, de la Provincia y del Municipio, realmente para seguir adelante en este proyecto.

La educación en esa escuela de nuestra querida Gualeguaychú, el viejo colegio Olegario V. Andrade, absolutamente restaurado y reacondicionado porque la educación debe ser dada con dignidad en la República Argentina. Los colegios, la educación pública y gratuita, bandera emblemática de estos 200 años de historia, pero fundamentalmente del siglo XX, que permitió el surgimiento de una poderosa clase media, que llega precisamente a partir del esfuerzo que hacen millones de argentinos, la totalidad de los argentinos, con sus impuestos, con sus esfuerzos, para que esa educación pública llegue a todos.

También, ya más elevado, la medicina nuclear, la actividad nuclear que había sido abandonada en la República Argentina. Cuando Néstor llegó Atucha II estaba paralizada, y realmente le hemos dado un impulso muy importante: hoy en el Hospital de Clínicas, hospital escuela de la Universidad Nacional de Buenos Aires, en la ciudad de Buenos Aires, estamos inaugurando ese modernísimo Centro de Medicina Nuclear.

¿Hay un médico, le pasó algo a alguien? Ya está. Tengan cuidado, hace mucho calor, por eso no voy a ser larguera, cortita, total lo que importa ya está hecho, son las casas, son las escuelas, son los centros de salud, palabras hay todos los días para todos los gustos y todos los colores, pero obras son amores y acá están, una detrás de la otra.

Esa medicina nuclear que inauguramos en el Hospital de Clínicas, de Atucha II, esa actividad que decía con orgullo la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, el enriquecimiento de uranio, la ciencia y la tecnología puesta al servicio de la salud y de todos los argentinos. Este es el país que él soñaba, este es el país que él se comprometió con todos y cada uno de ustedes aquí en General Rodríguez y en todos y cada uno de los puntos de esta querida patria. Y acá venimos a asumir los compromisos, a poner la cara y a hacernos cargo de las cosas que tenemos que hacer como corresponde a todos los dirigentes.

Quiero decirles en este día tan especial, en esta General Rodríguez donde también estuvimos hace muy poquito, hace cuatro meses si mal no recuerdo, poniendo la piedra fundamental para Agco que va a ser la fábrica de maquinarias agrícolas, que el Intendente me comentaba con mucho entusiasmo que ya comenzaron los trabajos. Esta Argentina que estamos reindustrializando con pasión, con fervor, con amor, pero fundamentalmente con inteligencia y la convicción de que generar valor agregado, industrializar, significa generar millones de puestos de trabajo que sirven para sostener esta Argentina con su poderoso mercado interno en un mundo que se derrumba.

El día lunes estábamos en Villa Constitución. Hay mucha gente joven aquí, como en todos los actos afortunadamente, cuando no hay jóvenes hay problemas, cuando los jóvenes no están hay problemas. Tenemos problemas pero no es ese el problema. Tal vez los más jóvenes no sepan qué es Villa Constitución, pero fue un modelo de desarrollo y polo industrial en la Argentina que luego del golpe del 24 marzo de 1976 fue arrasado. Yo me enteré el lunes que era la primera vez que iba un presidente a ese lugar, un lugar muy emblemático, y allí inauguramos cuatro establecimientos, cuatro nuevas ampliaciones, uno que se había cerrado, puestos de trabajo que se recuperan, valor agregado, como aquí también en general Rodríguez.

Quiero decirles a todos finalmente, porque hace mucho calor y no quiero que nadie se me desmaye, y además porque hay que ir a comer, es la 1 menos 20, los chicos salen del colegio y hay que esperarlos. ¿Cómo que no importa? No te importará a vos, pero hay un montón que quieren comer. (Riendo)

Quiero decirles que tengo una inmensa deuda, siento que tengo una inmensa deuda con todos ustedes por habernos apoyado en momentos difíciles, en momentos donde parecíamos muy poquitos, pero después supimos que éramos muchos cuando nos reencontramos y nos miramos la cara. Pero fundamentalmente cuando ejercimos ese voto ciudadano democrático que nos hace vivir en una sociedad mucho mejor que la que me tocó vivir cuando era muy joven. Por eso quiero agradecerles el apoyo y también decirles a los muy jóvenes que esta democracia inclusiva, esta democracia que concibe al Estado como un promotor y un impulsor de políticas públicas contra cíclicas en un mundo que se derrumba, debe ser cuidada por todos. Este Estado no es de un partido, este Estado no es de un gobierno, el Estado es de todos los argentinos, de los 40 millones y tenemos que defenderlo porque cada vez que el Estado se cayó, cada vez que convencieron a argentinos de que el Estado era un estorbo o que el Estado era inútil, después vinieron por el pueblo.

Yo quería decirles que cada vez que convencieron a argentinos -y hablo de otras generaciones- de que el Estado era un estorbo, de que el Estado era algo inútil, que el Estado impedía la libertad del mercado, primero destruyeron el Estado y después fueron por todos ustedes, por el trabajo de ustedes, por la salud de ustedes, por la educación de ustedes. Por eso la defensa del Estado es una defensa de los grandes intereses nacionales y también de la soberanía popular, y también de la soberanía nacional, porque pueblo y nación son una sola y misma cosa.

Agradezco también el regalo que el arzobispo de Luján me ha hecho, esa maravillosa imagen de Jesucristo. Agradezco a Dios y también agradezco a la Virgen de Luján. La primera licitación, la licitación número uno que Néstor Kirchner firmó como Presidente de todos los argentinos, con apenas un 22% de los votos, fue precisamente la restauración de la basílica de Luján, emblema y patrona de los argentinos. Quiso Dios, la historia o él... El vive en ustedes, vive en los chicos que reciben la Asignación Universal por Hijo, en los que reciben las netbooks en los colegios secundarios, en los que pueden acceder a la vivienda, en los que consiguieron un trabajo, en los que consiguieron ser protegidos por el sistema previsional. Vive también en cada uno de los que no ganaban absolutamente nada y yo siempre recuerdo a aquella jubilada emblemática, Norma Pla, pidiendo por 350 pesos de jubilación; vive en cada uno de los jubilados argentinos, en los de la mínima y en los de la máxima también.

Vive en los casi 1.000 científicos que retornaron al país, porque ahora la Argentina da oportunidades, vive en los investigadores del CONICET, en los miles de alumnos que van a las universidades no solamente tradicionales sino las que pudimos abrir, populares, en el conurbano bonaerense, para que no fueran a la universidad solamente los que tenían plata o una determinada posición económica. Y hoy tenemos primeras generaciones de universitarios en toda la provincia de Buenos Aires y en todo el país por la apertura de nuevas universidades.

Vive en cada argentino que ha conquistado un derecho, en cada argentino que ha sido reconocido en igualdad, recuerdo su voto en el matrimonio igualitario también. Cada argentino que ha conquistado un derecho, cada argentino que hoy tiene más dignidad, que hoy puede dar de comer a sus hijos, que no tiene necesidad de que vayan al colegio a comer sino que los manda a estudiar, en cada uno de ellos él está presente y estará para siempre, no lo duden.

Gracias General Rodríguez, gracias a amigos y amigas, compañeros y compañeras, gracias a todos por tanto amor, por tanto afecto y que nada nos desvíe del camino del amor, porque el amor es lo único que vence al tiempo, al odio, al olvido; el amor es todo, es memoria, es verdad, es justicia, es dignidad. Gracias, muchas gracias a todos.

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