PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE ENTREGA DE DNI CON PLENO RECONOCIMIENTO DEL DERECHO A LA IDENTIDAD DE GÉNERO DE PERSONAS TRANSEXUALES, DESDE EL SALÓN DE LAS MUJERES ARGENTINAS DE LA CASA ROSADA.
Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas.
Tenemos que agradecer también la presencia del juez Baltasar Garzón, que nos acompaña hoy; de Estela Carlotto; de Hijos.
Qué día de emociones, porque recién me decía una de las compañeras que recibió su documento: “Antes el Estado nos llevaban presas, ahora nos dan un documento e identidad”. Y a los chiquitos no le reconocían su situación familiar, a esos mellizos, a Juan Pablo, a Tiziano, no me acuerdo el resto de los nombres, pero todos son divinos y la verdad que me gustaría mucho que estuviera él…(APLAUSOS)…porque la Ley de Matrimonio Igualitario, la verdad que él luchó mucho por esa Ley y estos dos decretos, que son el reconocimiento de la igualdad de género y, el otro decreto también que permite que los bebés de matrimonios igualitarios sean hijos, porque son hijos, hijos ante todo. (APLAUSOS).
Voy a ser un poco egoísta, porque hay muchos hombres que lo comprenden también, pero nadie mejor que una madre para comprender la necesidad de que un hijo es un hijo siempre y que tienen que tener los derechos que tienen todos.
Esta muñequita es una muñequita que la hacen las chicas y las venden, ojo hay Cristinitas, hay Néstor, que tienen alitas, hay de Pepe Mujica, las chicas ahí están, hay de Chávez, hay de todos y las vendemos acá, en el museo del Bicentenario, y recién Zannini… esta soy yo, te voy a mandar al frente por lo que dijiste. Me dijo: “Le falta la escoba nada más”, me dijo, me trató de bruja. (Risas). Pero de las buenas brujas.
La verdad que hoy es un día de inmensa reparación. Yo le decía a los chicos que gritaban: “por la liberación”, no, hoy hay que gritar por la igualdad que es tan importante como la libertad, yo lo digo siempre. (APLAUSOS). Y hoy es un inmenso día de reparación, también lo dije el día que promulgamos la Ley de Matrimonio Igualitario que él estaba muy feliz porque era un día en el que le habíamos dado derechos que ya teníamos muchísimos y que otros no tenían. O sea no le habíamos quitado nada a nadie.
Me decía recién alguien, ¿desde hace 42 años me dijiste que esperabas? Con 42 años esperando para que le reconozcan, tienen noción de su masculinidad desde los cuatro años, la verdad que cuánto tiempo esperar para que te reconozcan… estar toda una vida esperando para que te reconozcan lo que sos, es increíble, no. Pero bueno estamos marcando rumbos no solamente en la región, sino en el mundo.
El otro día leía que en Francia, en la France, la cuna de las libertades y de las igualdades, la cuna de la Revolución Francesa estaban por aprobar también la Ley de Matrimonio Igualitario y me sentí muy orgullosa de ser vanguardia en estás cosas. La verdad que me siento muy orgullosa. (APLAUSOS).
Y también –como decía recién una de las chicas trans– que me comentaba que antes estaban destinadas a morir a los 30 ó 40 años, un promedio de vida de 32 años de vida, que también pasa por el hecho de que cuando alguien es ignorado, reprimido, porque todo se basa en eso, ¿no?, en negar al otro, en negarle los derechos y entonces como que no existís, o que quieren ocultar la existencia, por añadidura viene todo lo demás.
Y qué hermoso hoy ver este conjunto de argentinos que nos acompañan, que tienen los mismos derechos que el resto de los argentinos. Pero que, yo no quiero emplear esa palabra que me molesta mucho y que es “tolerancia”. No, no creo en la tolerancia porque tolerar es como que “te aguanto porque no tengo otro remedio”. (APLAUSOS)
Yo quiero hablar de la igualdad, quiero hablar de todos ustedes que hoy van a tener los mismos derechos que tuve yo desde el día que nací y que tuvieron tantos millones de argentinos desde el día que nacieron.
Y esta es la sociedad que queremos, una sociedad de reparación por todo lo que tuvieron que pasar hasta llegar a este momento, de igualdad, por lo que estamos logrando.
Fíjense que todavía nos falta mucho para otras igualdades, igualdades sociales, por ejemplo. Pero que te nieguen la igualdad de tu elección de vida, de tu elección sexual, de tu sentimiento como hombre o como mujer, que te nieguen que esos mellizos, por ejemplo, son diferentes a cualquier otro niño que nace de un matrimonio hetersexual, es no reconocer los tiempos que corren, es no reconocer inclusive cosas que parecen novedosas pero que si uno escarba en el fondo de la historia, vienen desde el fondo de la historia.
Voy a contar una anécdota: una vez, estando en Jerusalén con dos personas, que no voy a decir de qué religión eran, pero eran dos personas de una religión, estábamos por entrar al Santo Sepulcro y ahí está lo que se denomina el Arco de Adriano y, entonces, uno de ellos me dice casi picarescamente, así como ocultándolo: “Porque Adriano era gay”. Entonces lo miro y le digo: “Como tantos otros, que no hace falta que sean Adriano y, sin embargo, lo esconden y no lo dicen. Adriano, por lo menos…”. Parece que en Roma era algo común que la gente aceptara la sexualidad del otro y nadie era reprimido.
Como verán, nada nuevo bajo el Sol. A ver si nos ponemos de acuerdo. Porque esto de querer presentar estas situaciones que hoy estamos reconociendo con rango legal, le estamos dando estándar de igualdad, estándar de legalidad, no son nuevas, vienen con la historia de la humanidad misma.
Y es hora de que aceptemos que la realidad no es como nos gustaría que fuera, a mí si pienso de una manera o al otro si piensa de otra, sino que la realidad es como es, con todo lo que hay adentro de esa realidad. (APLAUSOS)
Y la verdad que, para finalizar, de la misma manera que cuando sancionamos en el Parlamento la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final…(APLAUSOS)…, que me acuerdo que dije cómo admiraba a las Madres, a las Abuelas y a todas la organizaciones de derechos humanos porque durante años, sin ningún tipo de violencia, sin ningún tipo de cosas raras habían reclamado eso, lo que era estricta justicia, verdad y memoria, sin agresiones, sin pedir la pena de muerte pese a que sus hijos nunca les fueron devueltos ni siquiera para poder sepultarlos. Y yo les agradecí por tanta paciencia, porque tal vez, decía, yo no sé si a mí me hubieran arrebatado mis hijos hubiera sido tan paciente como ellas y reclamado solo justicia.
Pero también quiero agradecerles hoy porque todo lo que han logrado ustedes, acá hay múltiples organizaciones de hombres, de mujeres argentinos que han luchado por el matrimonio igualitario, por la igualdad de género, en fin, por todo lo que hace a reparar igualdad, quiero agradecerles a todos y cada uno…sí, viste que siempre en todas las luchas falta gente, porque los que luchan se van. Yo siempre digo que a los que no les importa nada, esos están siempre frescos y rozagantes, pareciera que recién acaban de salir de la ducha o de tomar sol. Y bueno, siempre digo que los que han luchado mucho, o se van antes o estamos más deteriorados por alguna u otra manera, o porque tal vez las cosas nos impactan de una manera, sufrimos, sentimos, nos importa lo que nos pasa alrededor, no es que nos importa lo que nos pasa únicamente a nosotros.
Esto creo que es lo que muchas veces nos diferencia: no nos importa únicamente lo que les sucede a nuestros hijos o a nuestro círculo íntimo, también nos preocupamos de la misma manera por lo que le pasa a los demás y tratamos que los demás tengan los mismos derechos y las mismas cosas que tenemos nosotros y que tienen nuestros hijos.
Esto lleva a desgastes, sin lugar a dudas, pero es preferible vivir un poco más desgastada que vivir como una flor o mariposa siempre sin haber logrado nada. (APLAUSOS) Por lo menos, el hecho de que alguien quiera ser una muñequita o él con alitas, que me parece soñada…
La verdad que quiero agradecerles a todas las organizaciones que han luchado y que siguen y seguirán luchando por seguir ampliando derechos en esta Argentina que sigue creciendo, creciendo económicamente, creciendo socialmente y creciendo culturalmente, porque la igualad es basamento del crecimiento de una cultura de toda una sociedad.
Gracias y, en todo caso, perdón por haber esperado tanto, como vos que tuviste que esperar 42 años, pero bueno…
Gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)