Muy buenos días a todos y a todas; señores y señoras Jefas y Jefes de Estado; señoras y señores Cancilleres; jefes de Delegación; comitivas que acompañan a todos: en primer término quiero darles la bienvenida a nuestro país, la República Argentina y en especial a esta bellísima provincia de Mendoza; agradecer también a su gobierno y a su pueblo, al pueblo mendocino, la cálida acogida que ha brindado a todos y dar por iniciada esta reunión del MERCOSUR en momentos en que hace apenas pocos días creíamos que sería una Cumbre en la cual evaluaríamos lo desarrollado durante los últimos seis meses y procederíamos, como es habitual y de costumbre, a la transferencia en este caso a la hermana República del Paraguay, que era la que nos sucedía de acuerdo al orden establecido.
Los hechos que son de público conocimiento ocurridos en la hermana República del Paraguay, a la cual diferentes mandatarios nos hemos referido caracterizándolos como una interrupción del orden constitucional democrático y violatorios, estoy hablando en este caso en nombre de la República Argentina, de la cláusula democrática constitutiva del MERCOSUR, nos han planteado un escenario para esta Cumbre totalmente diferente.
Quiero antes de pasar la palabra a los distintos integrantes del MERCOSUR y Estados Asociados, referirme a que esta observación que hemos hecho acerca de la situación institucional de la hermana República del Paraguay no es una observación o calificación caprichosa.
También quiero dejar muy claro por parte de mi país, la República Argentina, que hay muchísimos hermanos de la República del Paraguay que viven y trabajan en nuestro país desde hace años, como miembros de toda la comunidad sudamericana con fuertes vínculos con nuestro país.
Quiero decir también que es posición de la República Argentina no tomar ningún tipo de sanción de carácter económico que perjudique al pueblo paraguayo, porque tenemos muy en claro además todos los pueblos de la América del Sur, todos los pueblos de la CELAC hemos condenado abiertamente siempre prácticas que otros países tienen con hermanos países en cuanto a bloqueos, en cuanto a sanciones económicas. No creemos en las sanciones económicas, porque las sanciones económicas nunca las pagan los gobiernos, las sanciones económicas siempre las pagan los pueblos, y si hay algo que es creo carne viva en cada uno de los miembros que hoy estamos sentados aquí, es que precisamente ninguno de nuestros pueblos pueda sufrir por las decisiones que pueda tomar un sector de su dirigencia política.
Esto creo que debo aclararlo para evitar cualquier tipo de distorsión o cualquier tipo de manipulación acerca de decisiones u opiniones que puede tener mi país respecto del camino o el curso a seguir o a proponer luego de escuchar a todos los integrantes. Pero quiero dejar aclarado en nombre de la República Argentina que de ningún modo propiciaremos ni aceptaremos sanciones económicas al hermano pueblo de la República del Paraguay, y reitero que lo hacemos también en nombre de los cientos de miles de paraguayos que viven y trabajan pacíficamente en nuestro país; creemos profundamente en la unidad de la América del Sur.
También quiero decir por qué mi país cree que ha habido una ruptura del orden democrático en la República del Paraguay, en alguna medida podemos hablar de una parodia de juicio lo que se había llevado a cabo contra el primer mandatario Fernando Lugo. ¿Por qué digo esto? Porque no hay en el mundo un juicio político o de cualquier otra naturaleza que dure 2 horas y que además no tenga posibilidades de defensa.
Uno de los pilares de la civilización occidental, ya no estoy hablando del MERCOSUR, ya no estoy hablando de nuestra región, estoy hablando de Occidente, una de las principales garantías establecidas en todas las constituciones del mundo occidental que defiende la división de poderes, la independencia de poderes, es además el primer capítulo de las constituciones que son las garantías y derechos, la parte pétrea de las constituciones que establece que ningún ciudadano puede no tener la garantía del debido proceso, la garantía que, si se me permite apartarme un poco del carácter político que tengo como Presidenta, quiero hablar también desde la legalidad, como abogada. Como ex legisladora me tocó ser diputada nacional, me tocó ser senadora nacional y además presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación Argentina desde el año 2001 hasta el año 2007 que asumí como Presidenta de la República.
Precisamente durante mi gestión se desarrolló un juicio político, porque uno de los argumentos que he escuchado ha sido que el juicio político está contemplado en la Constitución de la República del Paraguay, lo cual es absolutamente cierto; prácticamente en todas las constituciones de todo el mundo está bajo distintos nombres, "impeachment" dicen los norteamericanos, acá nosotros somos más simples y decimos juicio político. Está contemplado en todas las constituciones y requiere determinadas formas y determinados tiempos.
Para tomar como ejemplo, por eso estoy hablando no solamente sobre Constitución sino sobre aplicación de ese derecho, durante el año 2003 se promovió el juicio político a algunos miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de nuestro país, que, como ustedes saben, es uno de los tres poderes del Estado. Y quiero leerlo porque va a revelar claramente a quién me estoy refiriendo cuando digo lo que vimos por televisión, creo que millones de ciudadanos del mundo cuando en 2 horas prácticamente se destituyó un presidente.
En mi país el juicio político empieza con una acusación que puede ser del presidente, del vicepresidente o de los miembros de la Corte o del Poder Ejecutivo, con una acusación que se hace ante la Cámara de Diputados, que actúa como fiscal, y luego si la Cámara de Diputados decide acusar al funcionario actúa como acusador ante la Cámara de Senadores, que es la Cámara juzgadora. Cuando esto sucedió yo era senadora y presidía la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Quiero relatarles los tiempos que insumió por ejemplo el enjuiciamiento y posterior destitución de dos jueces de la Suprema Corte. El 11 junio de 2003 se presenta el proyecto en Diputados denunciando por mal desempeño y solicitando juicio político y se gira a la Comisión de Asuntos Políticos de la Cámara de Diputados. Dos meses después, el 13 agosto de 2003, la Cámara de Diputados aprobó en pleno la acusación contra estos funcionarios, dos meses tardó que la Cámara de Diputados aprobara la acusación. El 3 de septiembre de 2003 se aprobó la (corte en el audio) y recusación de los miembros del tribunal, en fin, y se dio traslado de la misma al acusado para que ejerza su derecho de defensa y presente pruebas por el término de 15 días hábiles. Se presentaron testigos de una y otra parte, lo que normalmente podemos observar en cualquier proceso de juicio. El 1° de octubre se trataron otras recusaciones, el 8 de octubre el acusado, o sea un mes más tarde, el acusado realizó la ampliación de su defensa y se lo suspendía preventivamente. El 5 noviembre se inició el juicio a prueba, se abrió el juicio a prueba, declararon siete testigos propuestos por la defensa, testigos comunes, todas las audiencias fueron públicas. El 19 noviembre se clausuró el pedido probatorio, el 27 noviembre se escucharon los alegatos de defensa y de acusación también y el 3 de noviembre del 2003 en sesión secreta de deliberación que duró más de dos horas -es secreta porque así lo impone la Constitución- se decidió la destitución de estos dos miembros.
Yo sé que debe haber resultado tediosa esta enumeración cronológica, pero tiene por objeto demostrar fácticamente lo que es un juicio político y la garantía del debido proceso para considerar, en el marco de lo que vamos a someter a consideración de los distintos miembros del Mercosur y Estados Asociados, lo que sucedió en la hermana República del Paraguay.
Esto en lo que hace a la legalidad, pero yo no puedo dejar de referirme a la legitimidad y tampoco puedo dejar de referirme a la política y a la historia reciente de hechos que han sucedido en la región. Hoy por la tarde va a sesionar también la UNASUR debido a esto. No es la primera vez que UNASUR va a sesionar por una cuestión donde se ponen en peligro las instituciones democráticas. Todos tenemos muy fresca en nuestra memoria la Declaración de la Moneda, cuando nos reunimos bajo la presidencia de la entonces presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet en el palacio presidencial de Santiago de Chile, para tratar lo que se consideró el intento de destitución del compañero presidente Evo Morales, que además acompañó testimonios gráficos, filmográficos e instrumentales que llevaron a lo que se conoció como Declaración de la Moneda.
Luego -y si me olvido de algo por favor les pido que me hagan acordar- tuvimos también la situación que llevó a que cuando se intentó el derrocamiento del presidente Rafael Correa, de Ecuador, nos reuniéramos de urgencia en la ciudad de Buenos Aires, en un lapso realmente increíble porque en menos de 24 horas reunimos a todos los presidentes de la UNASUR en la Cancillería argentina, donde también se dio una fuerte declaración de apoyo y por supuesto de condena a lo que se consideraba la alteración del orden democrático e intento de destitución del presidente Rafael Correa.
Finalmente estas decisiones además han tenido un mérito y una virtud, la UNASUR no reúne a jefas y jefes de Estado que pensemos exactamente igual en todo o estemos absolutamente alineados en una determinada orientación, al contrario, somos mandatarios que muchas veces pensamos diferente, provenimos de historias políticas diferentes y tenemos frente a diversos escenarios comprensiones y visiones diferentes, pero lo valioso, lo más valioso de todo este proceso histórico que ha tenido la UNASUR, es que frente a situaciones que han comprometido el orden democrático todos los presidentes y todas las presidentas hemos reaccionado en forma unánime rechazando este tipo de intento. Es que como diría Jorge Luis Borges, por allí no nos une a todos el amor pero sí nos une a todos el espanto, el espanto de haber vivido durante muchas décadas situaciones de ruptura institucional que sólo trajeron dolor, sufrimiento y exclusión a nuestros pueblos.
En estos momentos la región hace nueve años, una década, lleva un progreso y crecimiento constante, el resurgimiento de numerosos gobiernos de origen popular, todos son de origen popular porque han sido elegidos por el voto democrático, quiero que se me entienda, pero dirigentes que tal vez en otras oportunidades y en otros escenarios internacionales no hubieran podido acceder al gobierno, lo han hecho democráticamente y en forma absolutamente mayoritaria, dándole entonces no solamente legalidad sino legitimidad.
Y la legitimidad ha sido posterior porque también han sido gobiernos que han gestionado políticas de inclusión, políticas que han permitido mejorar la vida de millones de compatriotas de la América del Sur que estaban afuera de toda posibilidad de acceder a los servicios básicos de salud, de educación, de trabajo y de inclusión.
Por eso lo que nos mueve hoy a reunirnos y a someter a consideración y discusión lo que ha sucedido en la hermana República del Paraguay, no es solamente una actitud de legalidad, que es muy importante porque obviamente sin legalidad no puede haber legitimidad, sino que también nos moviliza el hecho de que la legalidad y la legitimidad, hemos descubierto en estos años en América del Sur, están indisolublemente unidas a la estabilidad que la región necesita para poder seguir creciendo en paz y sobre todo en un momento muy complejo a nivel internacional. Tres de los países que hoy estamos sentados aquí formamos parte del G-20 y también otros países que no lo son han participado en la reciente reunión que tuvo lugar en Los Cabos, México, y hemos podido advertir con mucha preocupación la necesidad de la unidad regional, de la mancomunión regional, para seguir siendo precisamente un lugar donde el crecimiento y la inclusión social sigan siendo los grandes protagonistas.
Por eso creemos que esta -tal cual lo dije anoche- va a ser una reunión histórica porque estamos planteándonos, más allá de las distintas visiones que podemos tener, si somos capaces de seguir sosteniendo esta legalidad y esta legitimidad y que no se instale en la región lo que se ha denominado los golpes suaves. Esto es no ya bajo las formas que conocimos en el pasado, de dictaduras militares, sino de movimientos que bajo la pátina de cierta institucionalidad son nada más precisamente que el resquebrajamiento del orden constitucional. Esa es por lo menos la evaluación que hacemos nosotros, que no pretendemos que sea la de todos porque somos en serio democráticos, y por lo tanto en este marco es que dijo inaugurada esta cumbre que es la Cuadragésimo Tercera Reunión de MERCOSUR.