PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ EN EL ACTO CONMEMORATIVO DE ASCENSO POST MORTEM AL GRADO DE CAPITÁN DE CORBETA DEL TENIENTE DE FRAGATA JORGE DEVOTO, EN EL EDIFICIO LIBERTAD, SEDE DE LA ARMADA.
Muy buenas tardes a todos y a todas; señores Jefes de las Fuerzas Armadas; familiares presentes y todos lo que hoy nos acompañan: esto es uno de los actos que uno nunca hubiera querido hacer. Hoy nos acompañan Marta Bettini de Devoto, sus dos hijas: María Justina y María Dolores. A María Justina la conocía personalmente, en España, pero la conocía de nombre cuando nació, no porque la conociera ni a su mamá ni a su papá, a quienes no conocí, sino porque conocía a su tío y a la novia, en ese entonces de su tío, que era la madrina creo de María Justina: “Edime” Peirano, que también se encuentra detenida desaparecida. Perdónenme si me cuesta hablar.
Yo no lo conocí tampoco al “Gordo” Devoto - como lo decía Kirchner - él si lo conoció, cuando visitaba la casa de su compañero de facultad, Carlos Bettini. Y me contaba del “Gordo”, me decía: “nos peleábamos, me peleaba”. Y yo le decía: “están todos locos”, eran muy jóvenes. También conocí sí personalmente desde lo académico porque fue profesor mío, en la Facultad de Derecho, al papá de Marta, al esposo de Marta, al papá de Carlos Bettini, el abuelo de las chicas, al profesor Carlos María Bautista Bettini, titular adjunto de la Cátedra de Familia, por quien vino a pedir a este mismo edificio, su suegro había desaparecido el 18 de marzo de 1976, y él vino e ingresó al edificio, el 21 de marzo, y nunca más se lo vio, tal cual ha sido relatado en un decreto al que se la ha dado lectura.
Cuando me tocó asistir a la primera Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas, como Presidenta de la Nación dije que nunca más iba a volver a hablar de lo que había sucedido en aquellos años de los derechos humanos, sino que iba a dejar que la Justicia y el tiempo- fundamentalmente la Justicia y el tiempo – pudieran cubrir ausencias y también finalmente dar vuelta la página de la historia.
Por eso no quiero, hoy, hablar ni hacer hincapié en eso, quiero hablar de la familia, quiero hablar de esa mujer ejemplar que es su esposa, que se dedicó enteramente al cuidado de sus dos hijas y que nunca dejó de preguntar dónde estaba su marido, también acompañado por su madre, a quien no solamente le desapareció su esposo, sino también su madre… es una historia muy dura.
A los oficiales, que hoy me acompañan, esta mujer y estas dos hijas, estas dos chicas podrían haber sido la mujer o las hijas de cualquiera de ustedes porque me consta porque lo sé, sin haberlo conocido, que el capitán Devoto no era peronista, no participaba en absolutamente nada, simplemente no estaba de acuerdo con ninguna de las cosas que estaban sucediendo en el país. Y que cuando su suegro, que era profesor de Derecho y era amante de las rosas y el ajedrez, eso lo sé también por Kirchner, que me contaba que – no te vayas a enojar Carlos ni Marta – me decía: “el hijo de tigre, llego a la casa y estaba todo el día con el ajedrez y las rosas”. Era el Derecho, las rosas y el ajedrez. No me parece que fuera un hombre tan peligroso alguien que se dedicara a las rosas, el Derecho y el ajedrez.
Por eso no voy a hablar de derechos humanos, voy a hablar de cierto grado de horror y locura, que primó en la cabeza de algunos y que arrastró fatalmente a un país a un desastre inimaginable. Y por esas cosas de la vida, hoy que estamos promoviéndolo en dos grados, entregando el decreto a su viuda, las insignias en mano de sus hijas también estamos inaugurando un nuevo centro de educación y de preparación conjunta de las Fuerzas Armadas.
Decía el profesor Pérez Rassetti que esto tiene como origen el aprendizaje realizado durante la Guerra de Malvinas. Es conocido el Informe Rattenbach y todas las cosas que hemos escrito y la propia autocrítica que he escuchado en boca de oficiales del Ejército, de la Marina, de la Aviación la división de cómo operaban las fuerzas en forma totalmente dividida, imposible, no había unidad operativa. Esta nueva escuela precisamente quiere simbolizar una nueva doctrina, que es primero la unidad operativa de las Fuerzas Armadas, que es – si se quiere – algo operativo, pero lo que es más importante estamos reafirmando la construcción conjunta entre sociedad y Fuerzas Armadas de un nuevo tiempo para todos, en el cual las Fuerzas Armadas definitivamente deben ser las armas que deben velar la democracia; custodiar la soberanía popular; custodiar la integridad territorial y fundamentalmente – como lo he dicho también en mi primer intervención – la preservación y el cuidado de nuestros recursos naturales, que sin lugar a dudas serán el gran escenarios de disputas. De hecho lo son en otros lugares donde ya ese recurso petróleo se encuentra, por ejemplo. De hecho lo siguen siendo también en la ocupación ilegal que se lleva adelante en nuestras Islas Malvinas. No es solamente una cuestión como nos quieren hacer creer de respeto o de autodeterminación de los isleños, es un punto estratégico en zonas en que se cree que pueden haber grandes reservorios -inclusive en el sector antártico- de recursos naturales. Que nadie se engañe acerca de todo esto.
Pero hoy estamos aquí para hacer este homenaje que debíamos y que nos debíamos, no solamente se lo debíamos a su familia, nos los debíamos los argentinos, porque esto revela que no todos estuvieron de acuerdo, que no todos son iguales, que hubo gente que inclusive, también testimonió que no estaba de acuerdo y se retiró.
No quiero insistir en el tema porque esto está en manos de la Justicia definitivamente y vuelvo a reiterar lo que dije en aquella oportunidad en mi primera intervención en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas.
Pero quiero agradecerle a Marta, promedio sobresaliente de Derecho, ¿qué promedio eras Marta cuando te recibiste? ¿Segundo, no, en Derecho? Sí, cómo que no, a algunos les importan los promedios. Yo creo que son importantes pero no son tan definitorios, pero brillante estudiante, ejemplo de estudiante, no así su hermano. Pero lo nombramos igual embajador aunque no tuviera buen promedio, no sé qué promedio tendrás.
Pero quiero decirles a todos los argentinos: sinceramente creo que estamos en un nuevo tiempo; creo que, como lo he dicho en reiteradas oportunidades, nos debemos la construcción de un nuevo tiempo, que demos vuelta la página de la historia y yo creo que hoy, aunque algunos no lo crean, estamos dando vuelta una página pendiente que teníamos de la historia.
Reitero: para esta familia que vive en España desde aquellos hechos y que nunca más volvió al país -los entiendo- son recuerdos demasiado dolorosos, la madre, el marido, un hijo, el esposo, otra esposa, es demasiado. A veces digo cómo se puede vivir con toda esa carga. Pero yo creo que se puede vivir a partir.
Veo también hoy aquí, en el Edificio Libertad, que también significa un nuevo tiempo viendo organizaciones de derechos humanos, veo a HIJOS, veo hombres y mujeres de uniforme, veo militantes que toda la vida han tenido una militancia en partidos políticos, nos veo a todos juntos, respetándonos, no aguantándonos, detesto la palabra “tolerancia” porque siempre significa “cómo te tengo que aguantar y no tengo más remedio”, no, respeto por el otro.
Esa es la Argentina a la que yo aspiro a que viva mi hija y los hijos de mis hijos, una Argentina de respeto hacia el otro. Creo que hemos logrado muchas cosas, hemos logrado un sitial muy importante en todo el mundo en materia de derechos humanos y la Argentina es un ejemplo en materia de derechos humanos en el mundo entero y yo me encuentro como Presidenta muy orgullosa de que sea así. Porque solamente a partir de esa memoria y de esa verdad y de esa justicia vamos a poder construir, como lo estamos haciendo, este nuevo país, estas nuevas Fuerzas Armadas, esta nueva sociedad en definitiva.
La historia está muy reciente y todavía hay muchas pasiones, pero lo que no puede soslayarse, lo que no puede confundirse es que en esta oportunidad es la justicia de la Constitución, son las leyes de la Constitución y son los jueces de la Constitución los que están actuando conforme a derecho y que cada uno tiene la infinita suerte de poder defenderse, defenderse con un abogado, defenderse con argumentos, algo que parece una trivialidad quizás, pero qué tan importante es para que una sociedad pueda llamarse civilizada y democrática, sobre todo, cuando vemos también en otras partes del mundo situaciones de violencia y de violaciones a los derechos humanos.
Y, bueno, yo me siento muy orgullosa de un país que en un vendaval económico, en un vendaval que por momentos también parece adquirir una violencia inusitada en países que parecen muy lejanos pero que no lo son tanto, poder ofrecer este ejemplo a la Argentina y al mundo que es sin rencores, sin gritos, sin reproches, simplemente con reconocimiento a quienes ya no están.
Muchas gracias a la familia por habernos acompañado hoy en esto. Yo sé Marta que para vos esto era muy importante porque tu vida la dedicaste al recuerdo de ese hombre y al crecimiento de tus hijas y eso, por lo menos desde mi perspectiva, yo no critico a nadie que haga lo contrario, por favor, pero desde mi perspectiva personal, haber perdido el compañero y dedicarse toda la vida a los hijos, como lo que vos hacés en España, que es ejercer como abogada, tu profesión, la verdad que me llena de orgullo y admiración.
Muchas gracias y muchas gracias a todos los que hoy nos acompañan, señores oficiales, señores jefes de las Fuerzas Armadas, miembros de los organismos de derechos humanos, compañeros, amigos, señoras, señores, creo que estamos construyendo entre todos, porque esto es clave entenderlo, entre todos, una nueva Argentina.
Muchas gracias y muy buenas tardes para todos. (APLAUSOS)