Presentación ante la Asamblea Legislativa de Angola: Discurso de la Presidenta de la Nación

  • Compartilo en redes :

DISCURSO DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN LA ASAMBLEA NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE ANGOLA

 

 Señor presidente de la Asamblea Nacional de Angola; señoras y señores diputados de los distintos partidos que conforman esta Asamblea que representan el corazón de la democracia angoleña: quiero en primer término agradecerles la extraordinaria deferencia de esta reunión para que pueda comunicarme con ustedes.

En realidad debo confesarles que aquí me siento más parlamentaria que Presidenta; es que fui desde 1989 hasta el 2007 en que me tocó asumir la Primera Magistratura de la República Argentina, parlamentaria; parlamentaria primero en mi provincia y luego en el orden Nacional. Nosotros tenemos un poder parlamentario, un Congreso representado en dos cámaras, una de Diputados y otra de Senadorhttp://presidencia/administrator/index.php?option=com_contentes, y por las dos pasé. Primero fui senadora nacional, luego diputada nacional, luego nuevamente senadora nacional y finalmente Presidenta de la República, y uno de los gobernadores que me acompaña también fue senador juntamente conmigo. Así que realmente me siento como en casa frente a los parlamentarios, y mi primer, no mensaje, porque los mensajes siempre parecen que alguien es muy importante y entonces tiene derecho a decir cosas, sino mi primer reconocimiento a todos los partidos políticos que integran este cuerpo, es para la reconstrucción de la democracia y de las instituciones en Angola.

Recién mencionaba el señor Presidente cuando finalmente en el año 2002 cesó la guerra civil que enfrentara al país por casi 22 años. Quienes han pasado por una guerra o quienes hemos pasado también por largos períodos sin democracia en nuestro país, porque se desarrollaban en él escenarios de la guerra fría, como también sucedió aquí en Angola, sabemos de los valores insustituibles e irremplazables que tiene la democracia, la participación popular, la voluntad libremente expresada para elegir presidente, diputados, para poder como instrumento, como ese gran instrumento que es la democracia, lograr el objetivo final que es precisamente el de construir una sociedad más justa, más equitativa, más inclusiva.

Saludo también, porque no podía dejar de hacerlo y discúlpenme los hombres, me voy a dirigir a mis compañeras de género, quiero felicitar también a esta Asamblea por la altísima participación de las mujeres en su seno, similar a la que tenemos en nuestro país; nosotros estamos superando, a pesar de que tenemos una ley que obliga al 30 por ciento de la participación de la mujer, el 40 por ciento de la participación de la mujer en nuestros parlamentos; dos mujeres gobiernan nuestras provincias y dos mujeres también integran el más alto Tribunal de Justicia, además de ser la primera Presidenta mujer y la primera reelecta también en la historia de la República Argentina, que dan cuenta del reconocimiento de la sociedad al rol de la mujer. Especialmente también en mi movimiento político, donde la impronta de esa mujer que se llamó Eva Perón y que un 11 de noviembre, por esas raras coincidencias, igual que el 11 de noviembre que se consolidó la independencia de Angola, a instancias suyas, el Parlamento Argentino le concedió a la mujer la independencia política al permitirme sufragar, cosa que hasta ese momento la mujer no podía hacer.

Por eso tantas identificaciones con esta Angola, como decía hoy en mi intervención junto al presidente Dos Santos por la mañana. Yo era muy joven, 20, 21 años, 18, 19, recién terminaba la escuela secundaria e ingresada a la facultad, y mirábamos en ese mundo diferente de cambio, transformaciones, lo que era la lucha por la independencia angoleña, donde también un argentino como el Che Guevara participó junto a las fuerzas angoleñas para lograr la independencia.

Y me acuerdo de una figura del doctor Agostinho Neto como también uno de los emblemas de esa África que se desprendía y destruía los lazos coloniales que nosotros habíamos logrado en el siglo anterior y en el siglo XIX.

Yo hablo también de la necesidad -y sigo hablando constantemente- de nuestros pueblos, en esta convergencia no solamente de economías complementarias, sino de objetivos comunes -porque somos un país emergente la Argentina y es Angola un país en reconstrucción- la necesidad también que tienen nuestras sociedades de construir una segunda independencia.

La primera independencia fue aquella que nos ayudó a librarnos del yugo colonial; medio orbe o todo el orbe estuvo dominado apenas por un puñado de naciones que dominaban bajo formas colonialistas el mundo.

Pero luego vinieron otras formas de subordinación, tal vez no tan visibles, tal vez no tan palpables, tal vez no tan verificables como era tener al gobierno de un colonizador y la relación que se produce entre colono y colonizador, sino también otras formas más sutiles de subordinación económica, de subordinación cultural que se traduce en atraso para nuestros pueblos, en dependencia tecnológica, en falta de desarrollo de fuentes alternativas de trabajo.

Y yo creo que los países emergentes y también el África, debemos estar unidos para la lucha Sur-Sur para lograr esa segunda independencia que asegure a nuestros pueblos el derecho al trabajo digno y a la inclusión social definitiva de trabajadores, de mujeres, de jóvenes y de todas las minorías. Esto es lo que nos ha movido a nosotros.

Y me llama también la atención las dos fechas, el 2002 cuando cesa la guerra civil aquí, y en mi país en el 2001, que casi hay una guerra civil a partir de la desintegración que sufrió, con una crisis económica sin precedentes y con características muy similares, casi idénticas diría yo, a las que hoy vemos en algunas naciones del viejo mundo. ¿Y todo debido a qué? A que nos habían convencido, a partir de la caída del Muro de Berlín, de que el Estado no servía para nada y que el mercado todo lo solucionaba, que era el gran solucionador de conflictos y el gran asignador de recursos.

Pero además de ese endiosamiento del mercado surgió algo peor todavía, que fue la falta de control absoluto sobre el sector financiero, que hizo que primara la ganancia financiera, la rentabilidad excesiva del sector financiero, que creyó que el dinero se podía reproducir a sí mismo sin pasar por el circuito de la producción de bienes y servicios, esto es sin pasar por el trabajo, que es el gran generador de riqueza, el trabajo manual o el trabajo intelectual, que agrega conocimiento, que agrega investigación, que agrega desarrollo, en cualquiera de sus variantes, pero es la figura del hombre en su intelecto o en su fuerza de manos la que crea las riquezas de las naciones, y no los bancos que acumulan en sus cajas fuertes divisas que luego existen únicamente en los asientos contables o virtuales de las computadoras pero que cuando llega el momento de la verdad no están y son los estados los que tienen que salir a hacerse cargo de los desaguisados del mercado. Esto pasó en la Argentina y está pasando en el mundo.

Por eso creo que la articulación inteligente entre Estado y mercado -pero con responsabilidades irreemplazables e inherentes al Estado en cuanto a regular las relaciones en el mercado, financieras y de trabajo, entre la producción y la inversión, en la educación, en la salud, en la ciencia, en la tecnología- es un rol insustituible e indelegable y ese fue el proceso que comenzó a darse en el año 2003, cuando un gobernador de una lejana provincia patagónica, la última provincia continental de América, ya casi cayéndose del mapa, el presidente Néstor Kirchner, asumió el 25 de mayo del año 2003 -se van a cumplir en pocos días más 9 años-  la presidencia del país, con apenas el 22 por ciento de los votos, en un país absolutamente devastado por la crisis económica, social y cultural más importante de la que se tenga memoria en las últimas décadas en mi país.

Y nos abocamos a lo que siempre sostuvimos, a que debíamos agregar valor a nuestra producción, a que debíamos centrar en la producción y en la educación los pilares básicos del desarrollo de una nación. También el desendeudamiento. Teníamos un endeudamiento que había llevado a la Argentina, con las políticas del Consenso de Washington y del Fondo Monetario Internacional al desastre del 2001. Nos abocamos a una política de desendeudar el país, reestructurar la deuda soberana, pagarle al Fondo Monetario Internacional, negarnos a ingresar al sistema ALCA porque éramos, somos y seremos siempre parte del MERCOSUR, porque eso es lo que somos, sudamericanos, y reafirmar nuestra identidad.

Hoy hablábamos con el presidente Dos Santos de la importancia de integrar Sur-Sur, las organizaciones que se están conformando en esa materia aquí también, ya existentes en Africa, juntamente con el MERCOSUR.

Nos abocamos también a la restitución de los derechos humanos, emblema y bandera de nuestro país y que nos muestra como ejemplo en el mundo, luego de una dictadura que arrasó con la vida, con las instituciones y con el patrimonio de miles y miles de argentinos, reparación histórica.

Y al mismo tiempo un proceso de reindustrialización del país. La Argentina supo ser el país más industrializado de América, después de Estados Unidos, durante la década de los 50, cuando gobernaba mi partido. Luego comenzó a caer, después de un golpe de Estado, esos golpes de Estado que debemos condenar enfáticamente, porque todos debemos tener la certeza, quiero repetirlo una y mil veces, de que no hay posibilidad de desarrollo, no hay posibilidad de crecimiento, no hay posibilidad de inclusión ni de respeto del resto de los países del mundo, si no se gobierna y se respeta a los gobiernos democráticos surgidos de la voluntad popular. Esto es clave y debe ser reafirmado una y otra vez. Porque muchas veces son los cantos de sirena, muchas veces son los intereses que poco tienen que ver con las historias de nuestros propios países, los que tomando o captando a algunos dirigentes, a algunas minorías de nuestros países –estoy hablando de mi país la República Argentina- logran enfrentar a un país entre hermanos y esto es el punto de partida para el desastre total, se benefician unos muy poquitos del país y se perjudica la inmensa mayoría, aún los que creen estar representando intereses diferentes y en definitiva sólo están sirviendo a intereses ajenos a su país.

Por eso la convocatoria a la democracia no es poca cosa. Y por eso también esto que sucedió en el año 2003 tiene una larga historia que empieza el 10 de diciembre del año 1983, cuando mi país puede recuperar… (corte en la transmisión)

afuera del mundo y es el mundo el que cae ahora sobre todos nosotros.

Por eso creo que esta misión política, comercial, ideológica, que está aquí, hoy, encabezada por esta Presidenta, en Angola no es casual. Lo hablábamos con el Presidente, y si algo me terminó de confirmar que está más allá de la economía, que tenemos oportunidades maravillosas de asociarnos estratégicamente en ciencia, tecnología, en alimentos, en biotecnología, en software, en energía nuclear con fines pacíficos, en los cuales la Argentina es líder en Latinoamérica – como conversaba con el señor Presidente -, en materia petrolera o gasífera, ahora que hemos recuperado en la Argentina la soberanía de nuestros recursos hidrocarburíferos.

Si algo se ve es que también contra todo lo que pueda creerse somos parte también del Atlántico Sur y necesitamos que este siga siendo una zona de paz y desmilitarizada, en resguardo no solamente de nuestras soberanías territoriales, que hoy no están en duda, sino que es la de nuestra soberanía de los recursos naturales, de los que forman parte de nuestro patrimonio.

Y por eso quiero agradecer también al gobierno y al pueblo de Angola el apoyo permanente al reclamo argentino para que se dé cumplimento a la resolución de Naciones Unidas para que el Reino Unido de la Gran Bretaña se siente a dialogar y a negociar con la República Argentina la restitución del último dominio colonial que tenemos aquí, en el Atlántico Sur, que son nuestras Islas Malvinas, y que implican un gran peligro para todas las cuestiones del Atlántico Sur.

Pero la historia común que también tenemos – como lo hablábamos con el Presidente, hoy, durante el almuerzo – y él hablaba de los africanos, de los afros, que combatieron en las guerras de independencia. Y es cierto, en su gran mayoría provenían de Angola. Yo mencioné una palabra, él habló del tango, me dijo que Angola había hecho un gran aporte al tango. A mí la verdad que el tango me gusta mucho, pero me gusta mucho el candombe y ahí me enteré que el candombe es una palabra angoleña. Bueno, el candombe es lo que se baila en Uruguay y lo que bailan nuestras murgas en Buenos Aires, el embajador las debe haber visto. Y me dice candombe es que en realidad gran parte de la población afro que vivía en Buenos Aires, allá en el Virreinato del Río de la Plata, durante el año mil setecientos setenta y pico, y de acuerdo con censos que hacía el Virrey de entonces, como comentaba, el 50 por ciento de población de Buenos Aires y de la campaña aledaña era población negra y en su gran mayoría angoleña. (Aplausos). Porque estaba la Plaza de Montevideo, donde también Brasil tenía y vendía a sus esclavos. Y fueron también afros los que encabezaron las vanguardias de la lucha por la independencia;  fue el descendiente de una esclava negra africana quien le salvó vida al General José de San Martín, en la batalla de San Lorenzo – el sargento Cabral - que hoy lleva su nombre, y es una figura emblemática de la República Argentina, es el nombre de la Escuela de Suboficiales del Ejército Argentino, que se llama “Sargento Cabral”, hijo, descendiente de una esclava africana, como el negro Falucho, envuelto también en la bandera argentina, muerto también en el Puerto del Callao.

Y si tenía alguna duda cuando estaba entrando aquí, a este Parlamento, había un par de músicos, que estaban tocando un instrumento. Yo pregunté cómo se llamaba ese instrumento y me contestaron: “marimba”. Marimba, bueno, yo quiero decirles que desde chica escuché en mi casa decir: “te van a dar una marimba”, en alusión a que te iban a una paliza. Así que miren, lo de marimba me impresionó, ahí ya directamente me hizo un clic y dije: “eran ellos los que estaban allá absolutamente”, porque mi madre y mi padre eran hijos de españoles, de dónde venía esa palabra marimba, venía desde el ADN de nuestra patria, que se conformó con españoles, con negros, con mulatos, con mestizos. Esa es la Argentina y esa es Latinoamérica, el mestizaje, del que también habla otro gran amigo mío, como es el Presidente Hugo Chávez Frías, a quien le deseamos también una pronta recuperación de su salud.

Por eso mis queridos colegas –permítanme decirles colegas, a lo mejor hay entre ustedes algún futuro presidente también- que no me escuche ningún otro candidato porque se va a enojar, pero siempre en cada político, sea Diputado, Senador, siempre hay un Presidente encriptado. ¿Quién que hace política no sueña con sentarse en un máximo sillón? Que no significa una mala ambición, al contrario, significa la vocación de participar, de militar.

Y la verdad que cuando hoy estuve – para finalizar – homenajeando la figura de ese gran hombre, que fue el Doctor Agostinho Neto, y que luego pedí porque yo no sabía que había un Monumento a las Cinco Heroínas y también fui allí, como mujer, a rendir mi homenaje a las cinco heroínas, en una ceremonia que - permítanme decirles y no he incumplido mi protocolo – nunca me recibieron tan bien, ni con tanto ritmo, ni con tanta calidez. (Aplausos). Es algo que se ve está en el ADN y uno siente cantar y bailar y no puede dejar de moverse de un lado al otro. Hasta recién cuando aplaudían lo hacían con música y me encantó, voy a decirles a los nuestros que lo tomen en cuenta, que es muy cálido.

Quiero sinceramente, señoras y señores diputados de los distintos partidos, agradecerles la calidez, el afecto con el que han recibido a todos los argentinos, sepan que tienen en cada uno de nosotros, en general, y en esta Presidenta en particular, una compatriota de este espacio tan grande, que es el Sur-Sur y que nos tiene que encontrar más unidos que nunca para este mundo nuevo. No estamos ante una época de cambios, estamos ante un cambio de épocas, saber decodificarlo, saber interpretarlo acertadamente, sin mezquindades, sin dobleces, sin cortapisas nos hará acreedores de formar parte de la historia de nuestros pueblos. Aquellos que se equivoquen, aquellos que crean que los proyectos pueden ser individuales y no colectivos quedarán sepultados por la historia y por la memoria de los pueblos, que no perdonan a los hombres y mujeres que no interpretan los momentos históricos y que no colaboran con la unidad nacional, el gran patrimonio que todos debemos defender.

Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (Aplausos).