Presentación del Anteproyecto de nuevo Código Cívil y Comercial unificado: palabras del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti

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PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, RICARDO LORENZETTI, EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN DEL ANTEPROYECTO DEL NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL

Quiero agradecer muy especialmente a la señora Presidenta por habernos dado el honor de constituir esta comisión junto con la doctora Elena Highton, la doctora Aída Kemelmajer de Carlucci y quien les habla.

Es un honor para nosotros, porque esto es una contribución para la patria, es un trabajo que seguramente va a mejorar la calidad de vida de los argentinos.

Quiero agradecer también al Ministerio de Justicia y a la Secretaría Legal y Técnica por toda la cooperación que han prestado durante los trabajos de elaboración de este anteproyecto. (Aplausos)

Quiero agradecer muy especialmente la presencia de todos ustedes, tanto de los gobernadores, de mis colegas de la Corte Suprema, como también de legisladores, tanto del oficialismo como de la oposición, y también de las organizaciones sociales, diversas organizaciones no gubernamentales, todo lo cual demuestra de manera contundente un respaldo extraordinario a una política de Estado que nos incluye a todos y que también nos obliga a todos. Gracias por estar aquí presentes, en este acto tan relevante.

Quiero contarles algunos aspectos a modo muy breve de nuestro trabajo, que es un anteproyecto que entregamos al Poder Ejecutivo Nacional para que éste lo analice y lo transforme en proyecto a enviar al Congreso, este es el procedimiento legal que corresponde.

En este anteproyecto nosotros hemos incluido una serie de ideas, que no son ideas que se nos han ocurrido espontáneamente de un día para otro. Por el contrario, hemos tomado en cuenta en primer lugar la tradición jurídica argentina que desde 1936 hasta 1998 hizo diversos proyectos de reforma. El último de ellos, algunos de cuyos autores están aquí presentes acompañándonos, fue la base sobre la cual hemos trabajo. De manera que son ideas consolidadas a lo largo del tiempo y discutidas largamente por la doctrina.

Pero además hemos invitado a cien juristas, hombres y mujeres de todo el país y de todas las universidades a que opinen cada uno de ellos en su ámbito específico de especialidad. Por eso decimos que este es el proyecto que más participación ha tenido en su elaboración en toda la historia argentina, porque siempre esto fue obra de unos pocos, de uno, de dos o de tres, pero en este caso se ha dado participación a todos los sectores que representan la doctrina jurídica argentina.Por eso decimos que este proyecto es una síntesis de la ideas que ha sostenido la doctrina jurídica argentina durante más de 30 años.

En esta idea nosotros hemos pensado en primer lugar en un Código volcado al pueblo. Esta fue una antigua idea que sostuvo tanto Andrés Bello como Vélez Sarsfield en su época, por eso hemos evitado los textos oscuros e incomprensibles o las discusiones abstractas. Por el contrario, nos hemos enfocado en soluciones prácticas para demoler las dificultades que encuentran los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos. Esta es la función de la ley, ayudar a los argentinos que se esfuerzan todos los días por hacer un país mejor, a que la ley los ayude, les permita concretar sus deseos, pero no sea un obstáculo cuando no debe serlo.

Por eso es que este Código tiene esa vocación de solucionar problemas prácticos con un lenguaje sencillo y simple, para que todos entiendan de qué se trata.

Hemos pensado también en un Código que tiene como base la protección de la persona, por eso decimos que las consecuencias que se regulan en el Código Civil, que no trata el estatuto de la persona como sí lo trata el Código Penal o leyes especiales, sino las consecuencias del desarrollo de la persona, en este caso hay una extraordinaria protección de la persona. Decimos que es inviolable, que debe protegerse su dignidad. Y hay un catálogo de derechos personalísimos muy importantes como el derecho a la imagen, el derecho a ser informado en los tratamientos médicos, el derecho a que no existan tratamientos que modifiquen la composición genética; todo este catálogo que hoy es fundamental para que nosotros tengamos personas verdaderamente autónomas, personas rodeadas de un núcleo de derechos que les permitan realizarse plenamente y defenderse contra las múltiples intromisiones que en el mundo contemporáneo se verifican desde el complejo tecnológico, sobre todo sobre la persona humana. Entonces hay aquí una fuerte protección de la persona.

Pero además no sólo en este aspecto extrapatrimonial, sino también en lo que se refiere a los bienes fundamentales sin los cuales es una caricatura hablar de personas cuando no hay derechos fundamentales y básicos. Por eso hay, por ejemplo, un tratamiento de la vivienda, de la protección de la vivienda, que es un elemento esencial para que la persona pueda desempeñarse como tal y realizarse.

Es decir, en este aspecto, este anteproyecto de Código sigue una extensa tradición humanista que ha sostenido la doctrina jurídica argentina y creo que el conjunto del pueblo de la nación.

Pensamos también en un Código que sea pluralista, pensado para una sociedad pluralista. Y esto se nota mucho en las relaciones de familia, porque hemos regulado el matrimonio como todos lo conocemos y hemos respetado -porque es lo que corresponde- las decisiones soberanas del Congreso y del Poder Ejecutivo cuando sancionó lo que hoy es ley de matrimonio igualitario. (Aplausos)

Y a partir de ahí hay que regular las consecuencias, pero sucede que hay personas que hoy no se casan y no podemos ignorar esta situación y esta práctica social que es absolutamente legítima. Entonces hay que regular las uniones convivenciales para que existan derechos y cuando esa unión se termina no exista alguno de los dos que quede desprotegido. También sucede en las relaciones de familia que hay una filiación de origen biológico que es la que todos conocemos, pero también en la práctica social hoy existe inseminación artificial, nacen niños por inseminación artificial y esto hay que contemplarlo. (Aplausos)

Obviamente las cuestiones más complejas de la inseminación artificial irán en una ley especial que discutirá en su momento el Congreso cuando así lo decida, pero el embrión implantado es persona, lo cual es un avance para concederle derechos. Y también consideramos necesario proteger y mejorar la adopción, algo que la Presidenta ha señalado en reiteradas oportunidades. (Aplausos)

Tenemos que terminar con las dificultades que hacen que muchas familias que quieren adoptar tengan que recurrir a procedimientos irregulares. No es bueno esto, tenemos que hacerlo más rápido, sin perder obviamente los controles que son necesarios para evitar distorsiones, pero hay que hacer mucho más ágil el procedimiento.

También hemos contemplado otras situaciones que ocurren en nuestra sociedad, como por ejemplo la posibilidad de optar por regímenes matrimoniales que esto es algo que se sostiene desde hace muchos años y ya estaba en el proyecto de 1998. Y también hemos contemplado muchas otras circunstancias que a lo mejor pueden ser controvertidas para muchos o para otros pueden ser absolutamente admisibles.

Pero me interesa decir unas breves palabras sobre cuál debe ser nuestra actitud, porque en estas cuestiones debemos pensar que el legislador legisla para una sociedad pluralista y el concepto es que debemos permitir que existan diferentes visiones de la vida y que cada uno elija el modelo de vida que quiere desarrollar en un país libre donde nadie le imponga un modelo determinado. (Aplausos)

Esta es una idea fundamental que ya está en la Constitución, porque muchas veces yo escucho decir que habría que promover tal o cual modelo, la manera de promover tal o cual modelo es a través de la cultura o de la educación, pero no a través de la imposición legal obligatoria en estos temas.

Por eso nosotros a lo mejor no compartimos algún modo de vida de nuestro pueblo, de algunas situaciones particulares, pero debemos abstraernos de eso, no debemos tratar de imponer nuestra visión de la vida a los demás, sino por el contrario, respetar la libertad que tiene cada ciudadano de elegir su modo de vida. (Aplausos)

Hemos pensado también en un Código de la Igualdad. ¿Por qué? Porque el Código Civil fue concebido en el siglo XIX en base a una igualdad abstracta, pero nuestra Constitución habla de la igualdad real de oportunidades. Por eso hemos incorporado muchas normas de protección de los desiguales. En algunos casos son situaciones en las cuales es necesario proteger a personas que están en situación de debilidad, como por ejemplo aquellos que tienen incapacidades mentales, y hemos recogido normas de tratados internacionales para evitar situaciones dramáticas como las que ha tenido que resolver la Corte Suprema. En otros casos se trata de los niños protegidos por tratados internacionales a los cuales hay que fortalecer en muchas de sus decisiones. En otros casos se trata de la igualdad para terminar con la discriminación. Por eso se dice que no puede haber discriminación entre el hombre y la mujer, y no puede haber discriminación de sexo en ninguna de las instituciones. Este es un concepto fundamental que está en nuestra Constitución y en la ley. (Aplausos)

Y también hemos tratado la igualdad de los vulnerables económicamente, es decir los consumidores, por ejemplo. Somos todos consumidores y todos sentimos la tragedia de la debilidad cuando tenemos que negociar con grandes empresas y tenemos que aceptar condiciones que a veces son abusivas, y para eso está el derecho del consumidor, que está vigente en nuestro país pero que es incorporado sistemáticamente en el Código Civil de una manera que da una idea clara de que hay un sujeto distinto de este ciudadano igual, hay un sujeto que necesita protección que es el consumidor.

Entonces creo que esta idea de la igualdad que está en la Constitución, la hemos tratado de difundir en el sistema de derecho privado como otro valor fundante de lo que pretendemos.

También hemos trabajado mucho en la idea del comercio, porque el mandato que hemos tenido es el de unificar el Código Civil y el Comercial, y por eso hay muchas instituciones que tienen que ver con el comercio y esto hace al desarrollo económico de nuestro país desde el punto de vista del derecho privado, no del derecho público. Pero por ejemplo se le da una trascendencia fundamental a los vínculos asociativos, y esto es de una trascendencia muy grande para las pequeñas y medianas empresas en nuestro país, a lo fines de que puedan alcanzar economías de escala asociándose para un proyecto y luego dejándolo y asociándose para otro, sin correr riesgos excesivos. Esto va a beneficiar a las pymes argentinas.

Reconocemos también la sociedad de un solo socio, y esto es algo que se viene reclamando desde hace muchos años para permitir que alguien pueda tener diversos emprendimientos limitados al riesgo de cada uno de ellos. Y también se reconocen todos los contratos modernos que hoy no están en nuestra legislación y que se usan y practican, y esto se ha incorporado conforme a los estándares internacionales.

También hemos incorporado muchas normas en el campo de los derechos reales, como por ejemplo las regulaciones de las nuevas propiedades que hoy no tienen una norma adecuada, y hemos mantenido lo que había que mantener, es decir aquellas formas que no han demostrado tener obstáculos, como por ejemplo la transmisión registral habitual, que este es un tema que se debatió y se mantuvo tal como está a pesar de que había diferencias de opinión.

Es decir, en el campo del comercio hemos avanzado muchísimo, incluso introduciendo algunas de las tecnologías que hoy existen pero que no tienen un status legal como por ejemplo la tecnología electrónica en el derecho societario, que es algo que va a beneficiar el movimiento comercial de modo directo.

Entonces no se trata sólo de lo que dije anteriormente, sino también del área comercial, porque hay que brindar seguridad jurídica en las transacciones.

Obviamente en un Código unificado Civil y Comercial, hay muchísimas cuestiones que estoy muy seguro a ustedes les interesaría ver en detalle, pero ya tendremos tiempo para conversar, para explicar, para discutir, porque este es un tema realmente trascendente para todos los argentinos, pero hoy es solamente la presentación general.

Y quiero concluir con una idea que me parece fundamental y que creo que en todos nosotros está muy presente. Porque nosotros queremos decirles que este no es un proyecto de un jurista, ni siquiera de tres; es el proyecto de una generación de juristas que ha trabajado durante más de 30 años y en los últimos tiempos se han sumado muchísimos de ellos con aportes muy particulares y muy productivos.

Quiero agradecer muy especialmente a los cien hombres y mujeres de derecho que han cooperado con este trabajo en distintos aspectos específicos. Pero además quiero decirles que esto excede también a los juristas. Este es un proyecto de una generación. ¿Por qué digo esto? Porque las generaciones anteriores fracasaron sistemáticamente en lograr la sanción de un Código Civil. Hace más de 30 años que se viene intentando sancionar un Código Civil sin que se lo logre, y esto ha sido consecuencia de las vanidades, de los celos, pero también de los intereses particulares que se imponen sobre el interés general, aquellos que prefieren los triunfos individuales y los fracasos colectivos. No estamos ya para eso. Creemos que este es un proyecto de una generación que es la nuestra, que tiene que tener una enorme responsabilidad que es llevar adelante algo que va a beneficiar a todos los argentinos. La Codificación no es una ley más, pero es un gran marco para el funcionamiento del país y de sus instituciones.

Nosotros creemos que este proyecto hay que tomarlo como la labor de una generación que incluye a todos, a los que piensan de una manera o de otra manera, porque es seguro y es obvio que no todos vamos a estar de acuerdo con todo lo que dicen los cientos de artículos que tiene un Código Civil y Comercial, pero sí podemos estar de acuerdo en los aspectos esenciales. Esto siempre ocurrió.

Cuando se trató el Código Civil Argentino en el siglo XIX hubo muchísimas discusiones y quienes estuvieron en aquella época dijeron: hay que aprobarlo, y se aprobó. Es obvio que vamos a discutir y que disidencias y esto es bueno, pero por favor tengamos siempre por delante de nosotros la idea de que el pueblo está por encima de los intereses particulares, de que es necesario que nuestra generación de una vez por todas tome una decisión trascendente en este campo que lleva tantos años de frustraciones.

Nada más y muchas gracias. (Aplausos)

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