PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÀNDEZ, EN LA PRIMERA SESIÒN PRESIDENCIAL DE LA CUMBRE DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y DEL CARIBE, (CELAC), EN CARACAS, VENEZUELA.
Gracias Presidente: en principio agradecerle a usted y a su pueblo la cordialidad, la hospitalidad con que nos han recibido en las calles y además la magnífica organización de esta Cumbre, salvo los fuegos artificiales de recién, todo estuvo muy bien y creo que va a seguir estando muy bien.
Yo quiero ser breve, no quiero extenderme demasiado porque son demasiados los Presidentes, Jefes de Estado y Jefes de delegaciones, pero esta es la tercera Cumbre, la primera la hicimos en diciembre del 2008, a dos meses de la crisis de Wall Street, de Lehman Brothers; la otra la hicimos en febrero de 2009 y esta la estamos haciendo en el marco de una crisis inimaginable, nos parecía que era gravísimo lo que había sucedido con Lehman Brothers, en el año 2008, pero realmente hoy la situación de Europa, la volatilidad increíble de los mercados, que hace que un día que un Presidente europeo dice una cosa las Bolsas se van; se van los capitales de los países; al otro día otro Presidente u otra Presidenta dice algo, más o menos aceptable y retoman las Bolsas, nos da la idea – como lo ha advertido tambièn la CEPAL – del peligro que tienen tambièn nuestras economías que se han desarrollado y han crecido y han sostenido el crecimiento de la actividad económica global, durante la última década, permitiendo que millones de latinoamericanos se incorporaban y se incluyeran, crecimiento con inclusión.
Ahora bien, yo quiero referirme a tres o cuatro temas, que se han hablado aquí, y que ha sido – entre otros – los mecanismos que deberíamos adoptar para que la crisis no impactara negativamente en nuestros países. Y se ha hablado, por ejemplo, de integración referido a lo físico. Creo que Juan Manuel Santos hablaba de infraestructura física y decía que una carretera que comunica a dos países habla más que mil discursos; otros hablaron de – y creo que este es el tema más importante también hoy – integración comercial.
Yo quiero darles un dato: de los 33 países que estamos aquí 12 pertenecemos a la ALADI; somos y los voy a nombrar exactamente: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y por supuesto Argentina. Quiero excluir a Cuba, producto del bloqueo que sufre, pero lo cierto es que nuestros países tienen solamente comercio intrazona, es decir entre nosotros el 16 por ciento de sus exportaciones e importaciones y en cambio tienen el 84 de sus exportaciones e importaciones fuera de nuestros propios países. Por eso creo que para hablar de integración deberíamos comenzar a mirar un poquito los números y yo sugiero que estas cumbres se tornarán un poquito más ejecutivas abordando temas más efectivos, más conducentes a lograr mecanismos realmente de integración.
La integración no se va a dar porque estemos, aquí, hablando y dando discursos entre nosotros, sino se va a dar a partir de lograr una infraestructura como la que alguien describía o que realmente – como hicieron los europeos, pero hacerlo mejor, por supuesto – el comercio intrazona sea una de las prioridades.
En sus momentos de apogeo el comercio intrazona, en la Unión Europea, llegó a alcanzar el 80 por ciento, lo que por ejemplo permitió a Alemania convertirse en la primera exportadora mundial, pero era fundamental intrazona. Y lo hicieron con defensas tales como las de los subsidios agrícolas que en su momento afectaron fuertemente a nuestros países, pero ahora nuestros países que han adquirido una gran competitividad en materia agrícola ganadera pueden sortear estos subsidios, estas barreras que nos ponen en todos los países y comerciar. Pero realmente lo estamos haciendo mucho extrazona y corremos el riesgo tambièn, algunos países que hemos logrado un proceso de industrialización más o menos aceptable; Argentina lo ha hecho luego de la devastación que significaron las dictaduras, corremos el riesgo de reprimarizar nuestras exportaciones y esto significaría eliminar puestos de trabajo, que son lo que han permitido precisamente la gran inclusión que se ha producido todos estos años.
Por eso creo que deberíamos abordar mecanismos más concretos, más efectivos y más conducentes para lograr medidas concretas, políticas concretas activas por parte de todos los Estados que nos ayuden a preservarnos de estas crisis que nos vienen desde afuera. Y en esto no hay que ser ingenuos, me parece que tampoco significa una integración contra nadie. Yo nunca pensé que la integración europea fuera contra nadie, sino que era a favor de ellos y creo que con este mismo concepto deberíamos nosotros abordar la integración. Pero tengamos en claro cuáles son los verdaderos números que hoy tenemos en la región y cuáles son los riesgos que corremos.
Luego quiero referirme tambièn a algo que abordó el Presidente Santos y que es el tema del narcotráfico, que creo que es un tema muy álgido, muy fuerte. Es cierto lo que él dice, ellos han encarado con relativo éxito, pero todavía siguen sufriendo sus embates, han reducido las superficies sembradas, pero – por ejemplo – a México recuerdo mi primera reunión, cuando conocí al Presidente Calderón que hace muy poco había asumido, él tuvo la deferencia de recibirme en su residencia de Los Pinos, cuando yo era senadora y candidata a Presidenta, allá por el año 2007. Me recibió con quien era creo – si mal no recuerdo – su secretario general, un joven muy talentoso, que era su mano derecha, un hombre que falleció en un accidente aéreo y al igual que hace poco tiempo falleció su otro colaborador directo en un accidente aéreo tambièn. Y una pregunta, una interrogante que siempre me hago respecto de esto del narcotráfico es qué curioso es que en cualquier otra actividad encontramos líderes de todas nacionalidades, fundamentalmente nunca latinoamericanos, por lo general: europeos, americanos, asiáticos, en la única actividad en la cual parece ser que solamente hay líderes es en la droga y que son líderes latinoamericanos. Algunos que parecen ahora haberse trasladados desde Colombia a México y no encontramos nunca en dónde lavan, por ejemplo, esas ingentes cantidades de dinero, que no lo hacen precisamente en bancos latinoamericanos.
Por eso yo creo que una de las frases, que hoy desarrolló el Presidente – tú no lo escuchaste Juan Manuel porque no estabas en el discurso del “Teresa Carreño” – pero cuando Felipe habló, hoy de problema del narcotráfico abordó concretamente la responsabilidad de los países desarrollados y fundamentalmente de los países consumidores, y no solamente consumidores sino tambièn los que lavan el dinero producto de esos negocios que se realizan.
En la Argentina, los últimos dos o tres grandes operativos que hicimos, donde realmente se secuestraron cientos de kilos de marihuana y de cocaína, eran destinados a Europa, concretamente, unos a Portugal y otros a España.
Por eso creo que la región debería abordar en forma mancomunada y más seria y más solidaria, frente a los países consumidores y los países desarrollados, este problema del narcotráfico. Porque me parece que, como alguien dijo, Latinoamérica se queda con los muertos y las armas y con las drogas y el dinero se quedan otros.
Por eso creo que sería interesante poder abordar este tema con profundidad, con seriedad regional, con solidaridad regional. Porque me parece que no es justo lo que le pasa a Colombia y muchos menos justo lo que le pasa a México, porque me consta personalmente la decisión y la voluntad y el coraje del Presidente Calderón de luchar.
Me explicó en aquella oportunidad –estamos hablando del año 2007, cuando todavía tampoco estaba esta virulencia, esta violencia que hoy vemos- el drama de lo que significaba luchar con alguien tan poderoso.
Si ustedes también recuerdan, en la Cumbre de las Américas, Álvaro Colom, que debe estar por aquí, contó que en la frontera con México, donde él no tenía dinero ni recursos para hacer hospitales, escuelas y carreteras, los cárteles de la droga hacían iglesias, carreteras y escuelas. Con lo cual, tenemos que ver realmente en dónde está problema y en las armas y en los instrumentos, que no son militares para combatir esto. Además, pueden ser militares en una parte pero en todo.
Por eso toda mi solidaridad para con México por el momento que está viviendo y porque sé el coraje con el que ha enfrentado esta lucha.
También agradecer como argentina el apoyo que han brindado todos los países integrantes a una causa que yo creo que, no solamente es de Argentina, sino que es una causa regional y, fundamentalmente también, una causa global como es el tema de Malvinas, último enclave colonial en el mundo.
Y creo que también esto tiene que ver con todo los demás: lo que le pasa a la Argentina, con una potencia que integra el Consejo de Seguridad, que tiene poder de veto, que es estable, es un poco lo que pasa en el mundo y la causa de los grandes problemas.
En realidad, el mundo se desarrolla en un momento de relación de fuerzas donde cada uno impone su criterio, no de acuerdo con la ley y los derechos, sino a su relación de fuerzas y pasa en la droga y pasa en el comercio. Por eso no se puede cerrar la Ronda de Doha y podría estar toda la noche enumerando ejemplos de lo que significa la relación de fuerzas.
Hans Kelsen –vos no sos abogado Hugo, sos un militar, como vos decís un comandante-, que era un positivista alemán, explicaba que el derecho es aquello que se puede imponer por la fuerza, palabras más, palabras menos, y de ahí surge el positivismo. Y esto es lo que está pasando hoy en el mundo global y lo que viene pasando desde hace tiempo.
Raúl hablaba de bombardeos en la OTAN y de muchas otras cosas más. Pero lo cierto es que nosotros tenemos una oportunidad única, porque alguien mencionó los recursos humanos, alguien mencionó los recursos naturales, alguien mencionó que somos la mitad de productores y más también de alimentos, de agua potable, en fin, de todo lo demás. Pero para esto, tenemos que crear mecanismos que potencien esto, cumbres que no sean solamente el hacer catarsis de las cosas y luego que estas no encuentren una resolución.
Tenemos una oportunidad histórica de convertirnos en grandes protagonistas en el siglo XXI toda la región de América latina, del Caribe y de Centroamérica. Pero para eso necesitamos instrumentos, políticas concretas, alianzas muy fuertes, que no sean solamente en el campo económico, sino también en el campo seguramente de lo político.
Así que, yo quería hacer estas reflexiones en voz alta un poco porque pienso que deberíamos ver la posibilidad de encontrar esos mecanismos para que no sean solamente reuniones tras reuniones.
Yo creo que esto es muy importante, porque por primera vez, estamos reuniendo países que nunca lo habíamos hecho. La primera alianza que hubo en el continente fue MERCOSUR, luego fue la UNASUR y ahora la CELAC. Es como un anillo pequeño que se va abriendo en grandes círculos.
Yo creo que debemos ir consolidando cada uno de esos círculos regionales para ir fortaleciéndolos. Esto de CELAC es lo último, es lo más nuevo y lo más novedoso. Tenemos otros mecanismos que nos han dado mucho resultado como, por ejemplo, en el caso de la UNASUR donde hemos podido conjurar movimientos contra las instituciones y la democracia de varios países.
Pero digo: así como encontramos mecanismos muy fuertes y muy ágiles en las reuniones de la UNASUR, deberíamos también encontrar mecanismos muy ágiles en materia de administración de comercio, de alianzas entre los distintos países que hoy integramos la CELAC.
Esto es un poco lo que yo quería decir y pienso que la Unión Europea –lo dije una vez que estuve en Brasil, en una reunión bilateral con Dilma- es un buen espejo para mirar lo que no hay que hacer y lo que hay que hacer, tomar lo bueno que se hizo y no repetir lo malo que se hizo. Pero que el mecanismo de integración va a ser una de las salvaguardas de la región…
Vos mencionabas en el corto que exhibiste en el Teatro “Teresa Carreño” que somos 598 millones de personas. Esto se traduce en una cifra de casi 600 millones de usuarios y consumidores, un mercado apetecible, como dice mi ministra de Industria. Creo que somos muy apetecibles y debemos ser, además de apetecibles, lo suficientemente inteligentes como para que no se repita la vieja historia del despojo y de los procesos truncos.
Aquí está la figura del Mariscal Francisco Solano López; fue Paraguay el primer país más industrializado de todo el Continente Americano, con hornos de fundición, con ferrocarriles y demás: frustrado.
Por eso creo que, en definitiva, lo que debemos aprender –y a vos que te gusta tanto la historia- es de la historia para no repetir viejos errores. Estamos ante una gran oportunidad y creo que sería bueno no desaprovecharla.
Muchas gracias. (APLAUSOS)