PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 166º ANIVERSARIO DE LA VUELTA DE OBLIGADO, CON MOTIVO DEL DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL, REALIZADO EN EL PARQUE HISTÓRICO NATURAL DE LA LOCALIDAD DE VUELTA DE OBLIGADO, EN SAN PEDRO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Gracias, muchas gracias. Muy buenos días a todos y a todas.
Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor intendente de San Pedro; señores miembros de las Fuerzas Armadas; jóvenes sampedrinos queridos que hoy también nos acompañan con mucho orgullo; y acá estamos también con la patria Latinoamericana, vamos esas banderas, uruguayos, colombianos, venezolanos, pueblos originarios; allá estamos con Perú también, vamos; no falta ninguno, porque estamos reivindicando un hecho que no solamente pertenece a los argentinos, sino a historia de las luchas del continente sudamericano por su independencia y su libertad. La Vuelta de Obligado ya forma parte de la historia de los pueblos de la América del Sur.
Yo luzco muy orgullosa esta insignia federal que me colgó recién un Colorado del Monte, con la figura del brigadier don Juan Manuel de Rosas y de su esposa doña Encarnación Ezcurra, esa gran mujer ocultada por la historia, verdadera inspiradora de la revolución de los restauradores, que permitió precisamente que el Movimiento Federal pudiera continuar. Pero bueno, a las mujeres siempre nos cuesta más aparecer, ahora cuando aparecemos hacemos historia como doña Encarnación.
He firmado también en el día de ayer el resultado de una larga lucha de un grupo de caracterizados historiadores e historiadoras argentinas que venían bregando desde hacía mucho tiempo, luchando por la conformación de un espacio institucional desde el cual poder analizar, estudiar, reflexionar y debatir también acerca de la historia real de los argentinos y no de la historia oficial. Por eso ayer por la noche firmaba el decreto que conforma el Instituto de Revisión Histórica Manuel Dorrego, otro gran patriota argentino.
Quiero también desde aquí saludar a quien es uno de sus luchadores, el historiador Pacho O´Donnell, que por motivos familiares muy graves hoy no nos puede acompañar pero que ha sido y es un hombre muy comprometido con todo esto de la Vuelta de Obligado, y fundamentalmente en ver y comprender la historia no como una sucesión de hechos aislados y desconectados, sino que esos hechos están profundamente interconectados en nuestra historia, nuestro territorio, nuestra región, y al mismo tiempo interconectados e interrelacionados con lo que pasa en el mundo, como fue siempre por otra parte. Porque esta interconexión entre lo que pasa en un país, en una región y en el mundo no es de aquella época sino que también es de estas épocas. Y tal vez hoy más que nunca debamos resignificar lo que es la lucha por la soberanía nacional cuyo hito emblemático está aquí en la Vuelta de Obligado.
Por aquellos tiempos las luchas eran prácticamente de carácter militar; se desenvolvían en los campos de batalla o tal vez en los intentos de invasión y coloniaje, como fue aquí en Obligado o como habían sido antes las invasiones inglesas, que tampoco están desconectadas del intento que más tarde se hace aquí en la Vuelta de Obligado, y que en las dos oportunidades fueron resistidas valientemente por los argentinos, y ese argentino ilustre que fue el general Lucio V. Mansilla, a quien hoy le rendimos también un justo homenaje, fue quien encabezó la resistencia aquí, con las fuerzas por orden del brigadier general don Juan Manuel de Rosas.
¿Alsogaray está por ahí? Ahí estás. ¿Cómo estás? Este es el Alsogaray comprometido con la historia nacional y que nos acompaña; sus antecedentes, sus abuelos, sus bisabuelos, un chozno debe haber sido, qué sé yo, era uno de los jefes de batería, creo. Está en el monolito ¿no es cierto? Me dijo: la voy a ir a acompañar Presidenta, soy descendiente de los Alsogaray que pelearon por la soberanía nacional, por la independencia y quiero estar ahí junto a usted y al resto de los argentinos. Gracias por acompañarnos hoy.
Les decía que hoy tenemos la necesidad de darle una resignificación a la soberanía nacional, que durante el siglo IX fundamentalmente y parte del siglo XX se debatió militarmente, era un concepto casi de ocupación territorial. La resignificación debe estar dada hoy en el campo de la lucha de las ideas y también de la decisión de cada país de construir un proyecto de nación de acuerdo a sus propios intereses integrándose junto a sus hermanos de la región, en un mundo conflictivo y complejo que se derrumba, como también pasó.
Si uno hiciera un paralelismo entre cómo surgieron las independencias de nuestro país, fue también ante el derrumbe de la Europa, aquella Europa que Napoleón había soñado de una manera y terminó finalmente con la monarquía y el absolutismo que finalmente retornó a partir de 1815.
Y ahora, en este mundo que también parece derrumbarse y desde el cual nos daban lecciones de cómo hacer las cosas, nosotros, los argentinos, no ya con cadenas, no ya con buques, no ya con un concepto militar sino con un concepto económico, político, social y cultural, debemos también dar esa batalla de ideas, esa batalla por la soberanía intelectual. Lo hacemos en el marco de un proyecto que nacido en el año 2003 remó contra viento y marea, nadamos como los salmones contra la corriente.
El otro día alguien me decía recordándolo a Kirchner: “él fue como un salmón” fue contra la corriente, desovó, entregó y saben qué pasa, los salmones mueren luego de desovar y nadar contra la corriente.
Yo creo que estas ideas viven en la gran mayoría de los argentinos, viven en los miles y miles de jóvenes que se han vuelto a incorporar a la política, viven también en los miles y miles de argentinos, esos jóvenes maravillosos. Yo digo ¡qué maravilla! Ustedes no saben lo orgullosa que yo me siento de estos jóvenes y del proceso histórico en el cual estamos, porque a mí me tocó también junto a otros miles, cientos de miles de jóvenes, no solamente aquí en la Argentina, en una ola que recorría toda la región latinoamericana y el mundo también, tener que enfrentar ideas y sobre todo nuestros países tener que enfrentar gobiernos dictatoriales que proscribían la democracia y que impedían votar. Entonces éramos jóvenes enojados, éramos jóvenes que nos sentíamos fuera del sistema, que nos empujaban porque no nos dejaban expresarnos, y entonces cuando veo que después de ocho años de gobierno, casi ocho años y medio, los jóvenes se incorporan a la política con alegría, para construir, para festejar, para conmemorar, por ustedes fundamentalmente, me siento que hemos cumplido con una responsabilidad histórica que es la de lograr que los jóvenes sientan a la patria como su verdadera casa y que vean a las autoridades de un país no como enemigos sino como las que protegen y ayudan a todos los argentinos.
Cuando los veo sin rencores, cuando los veo con alegría, cuando los veo empuñar banderas y paragüitas en lugar de empuñar otras cosas, digo cuánto que hemos hecho. Cuando uno ve en el mundo otros jóvenes, cuando escucho frases que se pronuncian en el viejo continente, en las plazas, diciendo si no nos dejan soñar no los vamos a dejar dormir; cuando veo más cerca, sin necesidad de irse a Europa, a otros jóvenes latinoamericanos pelear por la educación para tener derecho a la educación popular, libre, gratuita, es un país del cual nosotros podemos sentirnos orgullosos. Ahí está Chile también, ahí está Uruguay, ahí están todos, me siento muy orgullosa de formar parte de este proyecto de nación que excede los marcos de un partido, que excede los marcos de un movimiento político, que quiere ser fundamentalmente el vehículo, el instrumento para que los 40 millones de argentinos podamos seguir creciendo, podamos seguir generando empleo, educación, ciencia y tecnología.
Ayer nomás me llegaban las cifras del crecimiento de la actividad económica en lo que va del año, 9 puntos ha crecido la Argentina, casi tasa China, más que China diría, y vamos a seguir en ese rumbo, en un rumbo que exige esta resignificación de la soberanía nacional. Hoy la soberanía se defiende haciendo crecer la economía, generando puestos de trabajo, mayor inclusión y calidad educativa, más ciencia, tecnología e innovación para producir más y mejor conocimiento. Este es el proyecto que queremos para los 40 millones de argentinos, este proyecto de inclusión que en definitiva no es otra cosa que un proyecto de amor, porque sin amor nada de esto se podría estar haciendo, profundo amor por la patria, profundo amor por la historia, profundo amor por nuestros compatriotas, para hacer honor a la confianza que han depositado luego de ocho años de gestión. Porque también quiero agradecerle el apoyo al pueblo sampedrino, como a nuestra querida provincia de Buenos Aires, el apoyo a este proyecto porque para mí tiene un valor muy importante, no es que recién empezamos, hace ocho años que estamos, entonces somos todos conocidos y cuando te apoyan después de conocerte convengamos que tiene un gusto diferente que cuando te apoyan porque les gustaste y nada más.
Pero bueno, acá estamos en este día maravilloso de los argentinos, que hemos vuelto a recuperar en nuestro calendario de fechas patrias, que estaba ocultado. ¿Por qué estaba ocultado? Porque era necesario convencer a cada uno de nosotros que era imposible oponerse o luchar contra las grandes fuerzas, de la misma manera que nos tuvieron convencidos hasta el año 2003 de que no se podía hacer nada que no estuviera autorizado por el Fondo Monetario Internacional, que no se podía hacer nada que fuera contra la corriente porque entonces nos íbamos a sumergir en el aislamiento, porque en el fondo ahí radica una de las claves: en convencernos que solamente los superhombres o las súper mujeres que existen en otros lados -nunca existen por supuesto en nuestro país- pueden hacer las cosas, y yo digo que es al revés, son los hombres comunes, somos las mujeres comunes pero con responsabilidades, las que junto a los grandes pueblos podemos hacer las grandes victorias que se merece nuestra gente, nuestra historia y todos los que ya no están.
Por eso en este maravilloso recodo del río, donde me dice el intendente de San Pedro que cada fin de semana vienen más de 2.000 personas, quiero decirles que me siento muy orgullosa de la historia que estamos protagonizando. Pero sé también que esto no puede reposar en una persona ni en dos ni en tres; todas las cosas, y la historia lo demuestra, que han reposado en dos o tres personas, finalmente terminan no pudiendo tener continuidad. Por eso hay que darle mucha institucionalidad, por eso tiene que comprender cada argentino el porqué, porque cuando uno finalmente comprende el porqué de las cosas, no cuando sabe todo, que sabelotodos hay un montón, sino cuando entiende, una cosa es saber y otra es comprender. Yo les pido a todos los argentinos que hagamos un inmenso esfuerzo para comprender este momento histórico que vive la Argentina y el mundo, las cosas que hemos hecho en estos años, que las defendamos con uñas y dientes, que corrijamos las que están mal pero que profundicemos las que hemos hecho bien para que la equidad, la igualdad y la libertad lleguen a todos los argentinos, como quería Rosas, como quería Mansilla, como quería Dorrego, San Martín, Belgrano, Mariano Moreno y todos los grandes hombres que construyeron la historia. Viva la patria, viva la Vuelta de Obligado, viva la Argentina. Gracias, viva la América del Sur. Muchas gracias.