PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE CIERRE DE LA OCTAVA EDICIÓN DE LA MUESTRA AGROINDUSTRIAL DE LAS PAREJAS, PROVINCIA DE SANTA FE

 

Muchas gracias. Este vientito me hace acordar a mi Patagonia, en la Patagonia es un poco más fuerte. Quiero darles las gracias y decirles muy buenos días o muy buenas tardes ya a todos y a todas.

Señor gobernador de la provincia de Santa Fe; señor intendente de Las Parejas; a todos los expositores; a todas las empresas que hoy están aquí; al Concejo Deliberante agradecerle también la distinción para la memoria de quien fuera mi compañero de vida y militancia, y también agradecer a todos los santafecinos por el apoyo que me han dado y que lo valoro muy cerca y muy dentro de mi corazón. Gracias Santa Fe, a toda Santa Fe, muchas gracias.

Hace unos instantes nomás estuve en Rosario, en una importante automotriz que acaba de anunciar grandes inversiones, que no se repatrían sus ganancias y que, al contrario, su casa matriz desde Estados Unidos les ha inyectado 150 millones de dólares para que sigan invirtieron en la Argentina. Fueron los mismos que esta Presidenta, que este país ayudó con un préstamo de la ANSÉS allá por el año 2009 en plena crisis. Es bueno recordarlo, lo charlábamos con el presidente y ambos decíamos que es de bien nacido ser agradecido; ellos recordaron cómo los habíamos ayudado en el 2009 y hoy hacen estas inversiones en el país. Sería bueno que todos los argentinos que han tenido las oportunidades de ganar dinero a partir de la actividad productiva, comercial, industrial, también todos juntos tuvieran la misma actitud para con nuestro país como su sucede con estas pequeñas y medianas empresas de Las Parejas que reinvierten todo aquí, para lograr mayor tecnología, para lograr mayor rendimiento.

Yo me acuerdo que la primera vez que escuché hablar de Las Parejas fue de los labios de él, fue en la campaña cuando él recorría incansablemente el país contándoles a los argentinos, explicándoles que había la posibilidad de otro país, de un país basado en el crecimiento, en la producción, en la mano de obra intensiva, en el empleo. Lo recuerdo porque cuando vino acá -como recién lo señalaba el Intendente- la desocupación era del 35 por ciento en Las Parejas.

Y yo siento que hoy cuando están designando a esta muestra, que no solamente es de Las Parejas y de las empresas que están aquí radicadas sino que también es de localidades vecinas, y colocan en esta muestra el nombre de él, siento que se ha cumplido su sueño de tener una Argentina diferente, generadora de mano de obra, de valor agregado, de alta tecnología. Las cifras que dio el Intendente son más que elocuentes, no las voy a repetir, pero esas cifras también encierran cada una de ellas historias de vida.

Cuando uno habla del 35 por ciento de desocupación está hablando de cientos y cientos de familias que no tenían sustento. Cuando uno habla del 1 por ciento, que es muy superior al pleno empleo, porque como ustedes saben en cualquier sociedad una desocupación del 4 ó 5 por ciento significa pleno empleo, porque es por la rotación de trabajo, realmente siento que ese proyecto, ese sueño que como él, como yo y como otros miles y miles que ya no están, soñamos, se ha podido realizar.

Cuando recién subí a esa máquina que parece casi una nave espacial, a esa pulverizadora maravillosa que hemos logrado introducir -y quiero felicitar a la empresa Plá- en Estados Unidos como un  modelo de tecnología argentina, déjenme decirles que me sentí muy orgullosa. Lo único que le voy a pedir al señor Plá es si me puede hacer alguna máquina pulverizadora pero para pulverizar el egoísmo, la mediocridad, la falta de solidaridad, la avaricia, la envidia, la falta de patriotismo, esas son las malezas que tiene la Argentina y que tenemos que desterrar con una pulverizadora. Esas son las cosas que le hacen mal como las malezas le hacen mal al trigo, a la soja, al maíz o al campo. Así que le encargo, amigo Plá, a ver si me desarrolla una pulverizadora de esas, aunque no sea tan grande.

Pero es bueno que los argentinos sepamos que tenemos que defender con uñas y dientes, en un mundo complejo que se derrumba, este modelo que hemos construido y que todos tenemos que colaborar, porque ya hemos aprendido que cuando comienza a irle mal a un sector, que generalmente son los sectores más vulnerables de la sociedad, los que menos defensa tienen, tarde o temprano esta crisis llega a toda la sociedad. Lo vivimos nosotros cuando el país implosionó en el 2001.

Yo lo comentaba en el G 20 a mis colegas, pero la verdad que el orgullo más grande –yo no quise hablar de nuestro modelo porque parecería casi una muestra de vanidad- fue que otro mandatario latinoamericano, el presidente de México, hizo una encendida defensa de lo que había sido el crecimiento de la Argentina y señaló que debíamos revisar todos los mandatarios del G-20 los parámetros sobre los que estábamos hablando. La verdad, créame, que oir a otro mandatario latinoamericano muy importante, tan importante como es México para la economía de los Estados Unidos, también me dio un inmenso orgullo, o escuchar a Dilma Rousseff, a la compañera Dilma decir cómo el Fondo Monetario Internacional había destruido con sus políticas a toda la región y ponía como ejemplo a Brasil y la Argentina. Me sentí orgullosa porque pensé por un momento que este sentimiento, que esta percepción de estar viviendo una historia diferente no es solamente de la Argentina sino de toda la región y debemos apostar hoy más que nunca a la integración regional. Este es nuestro lugar, la América del Sur, tenemos que apostar al desarrollo del mercado regional en forma inteligente, complementando nuestras economías con nuestro formidable potencial agroalimentario en materia de energía, en materia de alimentos, en materia de minerales. Debemos saber que nuestros recursos acuíferos también son de los más importantes del mundo, nuestros recursos naturales, nuestra tierra, y vuelvo a pedir una vez más al Congreso de la nación que trate la ley sobre extranjerización de tierras porque es un recurso estratégico para todos nosotros.

Tenemos que seguir trabajando fuertemente la metalmecánica porque si bien hemos descendido el déficit, es decir la maquinaria metalmecánica que se importa con respecto a la que se exporta, todavía estamos en déficit y tenemos que hacer un esfuerzo grande. Se van a venir a instalar también empresas de origen extranjero, no tengan miedo, el Estado argentino siempre va a estar al lado de los empresarios argentinos para ayudarlos y apoyarlos como lo hemos hecho a través de los créditos del Bicentenario y todas las políticas activas en materia tambera, en materia de carne, donde hoy puedo decir -y no hay ningún argentino que pueda desmentírmelo- que los ganaderos han alcanzado el mejor precio por kilo vivo desde el año 1980 a la fecha.

Este crecimiento de todos los sectores debe hacernos redoblar el esfuerzo para que juntos podamos alcanzar a todos aquellos que todavía no han podido conseguir un trabajo o asegurarse la vivienda o la educación para sus hijos. Esa solidaridad es la que tenemos que tener en cuenta y ese egoísmo es el que tenemos que pulverizar todos los argentinos para poder seguir creciendo.

Yo no quiero terminar sin agradecerles a todos ustedes; la última vez que él estuvo acá fue un 17 de julio del 2007, este día mi compañero, que había venido a aquella Las Parejas derrumbada y destruida del 2002, vino en lo que ya era la campaña presidencial en la cual yo era candidata; vino a hablar de los valores de la Argentina, vino hablar de los recursos humanos, vino hablar de los recursos naturales, vino a hablar de la ciencia y la tecnología, de las inmensas capacidades y potencialidades industriales y agrondustriales de nuestro país. Pero yo quiero recordar en este momento el párrafo en el cual se refirió a mí, él siempre hablaba de mí y me miraba, es lo que más extraño, su mirada cuando yo hablaba, y él vino a contarles que esta compañera de toda su vida que era yo y que era la candidata a presidenta iba a ser una buena presidenta, que iba a tener mucho coraje y mucho valor, porque además era su mayor crítica, lo cual es cierto, cómo nos peleábamos, cómo extraño también esas peleas y espero que desde donde esté, que seguramente está con nosotros, se sienta orgulloso de mí. Es lo único que le pido a Dios todos los días, yo le prometí que iba a tratar de hacerlo quedar bien y que iba a hacer las mejores cosas que pudiera, espero que desde donde esté me escuche y me siga mirando como me miró toda su vida. Muchas gracias.