Acto por el 146º aniversario de Chacabuco y 38º Fiesta Nacional del Maíz: Palabras de la Presidenta de la Nación

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE CELEBRACIÓN DEL 146º ANIVERSARIO DE LA CIUDAD DE CHACABUCO Y DE LA 38º FIESTA NACIONAL DEL MAÍZ, PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Hola, cómo están. Muy buenos días o buenas tardes ya casi, yo todavía no almorcé, no sé ustedes. Tampoco, me estaban esperando. Así que buenos días para todos y para todas.

Muchas gracias. Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor Intendente de Chacabuco; queridos amigos y amigas: en primer término, como Presidenta de la República y en nombre de mi Gobierno y en el de todos los argentinos, ¡feliz aniversario número 146 para mi querido Chacabuco! (APLAUSOS)

Y soy yo la que tiene que agradecerle, señor Intendente, a usted y a su comunidad el apoyo, el cariño y el afecto que siempre le supieron dispensar, junto al respeto, que no es incompatible cariño con respeto, al contrario, el respeto y cariño que le brindaron a quien fuera mi compañero de toda la vida y a quien… (APLAUSOS)…sé que los quería entrañablemente.

También quiero agradecerles el apoyo, el apoyo no a esta Presidenta, sino como usted lo definió señor Intendente, a un proyecto que usted define con justicia y certeza como un proyecto nacional y popular y que yo lo defino como el modelo económico, político, cultural y social que ha permitido el crecimiento más importante del que se tenga memoria en nuestros 200 años de historia argentinos. (APLAUSOS)

Hoy también estamos festejando, junto al 146 aniversario, la Fiesta Nacional de Maíz, de ese maíz que hoy somos segundos exportadores a nivel mundial. Sí, aplaudan, segundos exportadores a nivel mundial. (APLAUSOS) Como somos primeros exportadores a nivel mundial de aceite de soja, de biodiesel, de jugo concentrado de limón, cuarto exportador de harina de trigo, sexto exportador de trigo, tercer exportador de porotos de soja, décimo exportador global de carne de pollo, sexto exportador de carne bovina, quinto exportador de lana sucia, de miel. Puedo nombrarles más de 100 productos alimentarios en los cuales lideramos la exportación a nivel global. (APLAUSOS)

Julián me discutía porque yo le decía que iban a ser más de 100 millones y él me decía que no y como es conservador, a veces es conservador Julián le digo yo. No, pero no se enojen, porque los conservadores populares en la provincia de Buenos Aires hicieron mucho más que otros partidos, quédense tranquilos. Yo le decía que íbamos a superar los 100 millones de toneladas de granos y los superamos. Y la meta del Plan Agroalimentario, que vamos a presentar luego de que pase la veda y que no pudimos hacerlo antes, el Plan 20/20, él pronostica 160 millones de toneladas y yo le digo que vamos a ir por más, que vamos a ir por 200 millones de toneladas con el 20/20, si no es más. (APLAUSOS)

¿Y saben por qué? Porque este modelo se caracteriza además por haber hecho batir récords a todos los sectores de la economía nacional, a los productores primarios, a los industriales, a los productores de maquinaria metalmecánica, a la producción automotriz, a la construcción…

Miren, antes de venir aquí recibía en Olivos a los empresarios de la mayor productora de cemento de la República Argentina que, como ustedes saben, son accionistas del Brasil. Me anunciaban inversiones de aquí al 2014 por 404 millones de dólares, una nueva planta de cemento que les va a permitir producir 900 mil toneladas más. ¿Por qué? Porque estamos batiendo récords también en el cemento per cápita, en la construcción. Cada rubro que uno mira en la economía, ni qué hablar de la generación de puestos de trabajo, ni qué hablar de los récords de exportación. Es este modelo virtuoso que hemos sostenido.

Y yo por eso le agradezco a Chacabuco, porque hubo momentos difíciles, hubo momentos de duda, hubo momentos en que algunos pensaron que todo se caía y que no íbamos a poder seguir adelante. Y no hablo desde lo político solamente, hablo del desarrollo económico, hablo de la crisis del 2008, de ese mundo que se derrumbó estrepitosamente y que ahora hoy continúa en caída libre sin saber cuándo va a parar.

Y me acuerdo de aquel 2009, donde muchos también preanunciaban el desastre y aquí está la Argentina, parada, de pie, con producción récord, con el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región latinoamericana pagando su deuda.

Hace pocos días atrás pagamos 2.208 millones de dólares del BODEN 12, ustedes dirán qué es eso, yo se los recuerdo, corralito y corralón, lo pagamos nosotros porque nos hacemos cargo de nuestro país y de nuestra historia, aunque no hayamos tenido que ver en esa concreta historia. (APLAUSOS)

También, la mayor cobertura para nuestros jubilados y nuestros pensionados, orgullosa. A él si había un sector que lo desvelaba era precisamente el sector de nuestros viejos.

Me acuerdo que cuando asumió el 25 de mayo del 2003, la jubilación mínima en la Argentina era de 150 pesos y una de sus primeras medidas fue agregarle un aumento de 20 pesos. Es que recién empezábamos y la Argentina recién se desperezaba de ese infierno de la desindustrialización, de ese infierno de la desocupación, estábamos abordando un problema clave y crucial que nos condenó durante décadas que fue el endeudamiento y hoy tenemos el orgullo de decir, en un mundo que parece desplomarse en un default universal, que nuestra relación entre Producto Bruto y deuda nos coloca entre los primeros países del mundo, menos del 40 por ciento y menos del 30 si contabilizamos la deuda intra sector público. (APLAUSOS)

Acuérdense, no había marcha, no había discurso, no había argentino que no hablara del Fondo Monetario Internacional y de que la deuda externa era impagable. Y ese hombre, con apenas el 22 por ciento de los votos, tuvo el coraje que no tuvieron otros de pararse frente a los poderosos para cambiar de paradigma, para decirles que no íbamos a pagar con el hambre de los argentinos, que lo íbamos a hacer, pero que nos dejaran trabajar, que nos dejaran producir.

Y ahora esta Argentina que ha crecido de una manera increíble en estos años, tiene el gran desafío que yo vengo repitiendo casi como una letanía: agregar valor a nuestros productos primarios en origen.  

Anoche en el Congreso de ADIMRA, que agrupa a los empresarios metalúrgicos, utilicé un término: ruralidad industrial. ¿Qué quiero decir con esto de ruralidad industrial? Que sea aquí, en cada uno de los pueblos del interior, de la provincia de Buenos Aires y de todo el país, donde se producen las materias primas y los recursos, donde se les agregue valor para que los chicos tengan un futuro en su propio pueblo, en el lugar que los vio nacer. No se trata solamente de una cuestión de sensibilidad sino también de eficiencia, porque la competitividad va a estar determinada fundamentalmente por la eficiencia que logremos construir.

Yo también los quiero mucho, (cánticos) gracias, y digo que tenemos que lograrlo, esa es una de las metas que también soñamos con Julián, agregar valor en origen a lo ancho y largo de la República, para aumentar el producto bruto, para generar más trabajo, para generar más riqueza, para que también el productor asociado en pequeñas y medianas empresas ubicadas y diseminadas a lo largo del país participe en toda la cadena y entonces participe en mayor grado de rentabilidad. Créame que no solamente es posible hacerlo sino que tenemos la obligación de hacerlo para seguir profundizando este crecimiento que hemos tenido y que nos ha permitido también volver a poner a la educación, la ciencia y la tecnología en el centro de nuestros objetivos y políticas públicas. (Aplausos)

Cuando veo a nuestros estudiantes en las escuelas secundarias con sus netbooks, cuando veo ese más de 6 por ciento, 6,47 por ciento del PBI dedicado la educación, cuando veo más de 800 científicos argentinos, que los habíamos formado aquí en nuestras universidades públicas y gratuitas, retornar al país porque hay posibilidades; cuando el otro día inauguraba Tecnópolis, créame que me siento protagonista de una historia diferente y de un país diferente, y todos tenemos que ser protagonistas de un país y de una historia diferente.

Gracias a todos, porque una sola no puede, yo sola no hubiera podido si no hubiera tenido intendentes como Darío, compañeros como Julián y tantísimos otros que nos han acompañado en las épocas duras, que creyeron. (Aplausos)

Cuando los veo también a ustedes, Julián me decía recién: todos esos pibes son de Chacabuco. Y de Junín también.  ¿Sabés que bueno que es que nuestros jóvenes vuelvan a participar en la política, con orgullo, con mucho orgullo de ser militantes? Qué maravilloso país, cuando estamos viendo en otros lados que los jóvenes salen a pedir por educación pública y gratuita o en otros países salen a tirar piedras, acá en la patria los jóvenes cantan el himno y creen que la política y la patria son una realidad que hemos construido entre todos. (Aplausos)

Una se siente orgullosa de muchas cosas, pero haber recuperado la autoestima nacional de todos los argentinos, haber incorporado a miles de jóvenes a creer, porque uno siempre piensa que las ideas, las convicciones son muy importantes, pero cuando uno va un poquito más al fondo, cuando uno raspa ve que además de ideas, que además de convicciones, que además de historia que tenemos de vida cada uno de nosotros, en realidad lo que siempre nos ha empujado es un inmenso amor por el prójimo y un inmenso amor por la patria, por nuestra historia; lo que mueve finalmente son los sentimientos, son las emociones. Pongámosle a esos sentimientos, a esas emociones la razón y las neuronas que este país necesita de todos sus habitantes para seguir creyendo y seguir creciendo, necesitamos saber que tenemos que incorporar ciencia, tecnología e innovación, sabemos que tenemos que generar más valor agregado, más pequeñas y medianas empresas a lo largo y a lo ancho del país, más educación, y fundamentalmente la solidaridad entre todos nosotros; que finalmente sepamos, porque la historia nos lo ha enseñado, con dureza tal vez y con dolor, que no hay posibilidades de país para unos pocos si al resto le va mal, nos tiene que ir bien a todos los argentinos, a todos, a todos nos tiene que llegar el crecimiento, a todos; todos tenemos que tener la participación, todos. No se va a armar nada porque nadie me va a tocar, quédense tranquilos que el único que me tocaba ya no está más, quédense tranquilos. Pero quiero decirles que tengamos mucha fe, mucha esperanza y que cuando alguien nos ponga piedras en el camino las corramos y si son muy grandes las saltemos o las rodeemos, pero no perdamos el tiempo en pelear, perdamos esa manía de enfrentarnos y dividirnos, no cuenten conmigo para dividir a los argentinos, cuenten conmigo para unirlos, para generar trabajo, para generar producción, para generar educación, más valor agregado, más bienestar, más calidad de vida, eso es lo que él quería y eso es en definitiva lo que todos queremos.

Por eso gracias Chacabuco por la solidaridad, por el apoyo, por el acompañamiento, en definitiva por ser como son. Muchas gracias a todos y a todas, feliz aniversario querido pueblo de Chacabuco, feliz Fiesta Nacional del Maíz, vamos a pasar los 28 millones de toneladas, vamos todavía por más como siempre, siempre más, nunca menos. Gracias Chacabuco. (Aplausos)

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