PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE DECLARACIÓN DE PRENSA CONJUNTA CON LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DE BRASIL, EN EL SALÓN LESTE DEL PALACIO PLANALTO, BRASILIA
Quiero agradecer no solamente el recibimiento, que excede el mero marco protocolar por parte de la Presidenta Dilma y que ingresa decididamente en una calidez y en una afectividad que sinceramente le agradezco mucho a ella, que también hago extensivo a su Canciller, a todo su Gabinete y a un viejo amigo que veo allí atrás, Marco Aurelio, a quien conozco desde hace mucho tiempo y que también supo ser un muy buen amigo de andanzas por la región del ex presidente Néstor Kirchner.
La verdad que lo que acaba de manifestar la señora Presidenta del Brasil respecto de las jornadas vividas en el día de ayer en la asunción del presidente de la República del Perú, Ollanta Humala y posteriormente la reunión que mantuviéramos de la UNASUR, precisamente a instancias del propio presidente Ollanta -no es un dato menor que el nuevo presidente del Perú haya instado a que su primera reunión posterior a su asunción fuera precisamente con la UNASUR- son señales muy importantes que hay que saber decodificar pero fundamentalmente saber aprovechar en el marco de integración regional.
Y fue no solamente una reunión protocolar la de la UNASUR; fue una reunión muy importante, porque hubo, creo que por primera vez, una mirada común en cuanto a los problemas económicos globales y su impacto en la región.
Siempre ha habido en la UNASUR una absoluta coincidencia en cuanto a la defensa de la democracia por las experiencias que habíamos vivido en la América del Sur, pero a la hora de discutir economía o ver una visión acerca de cómo se comportaba el mundo desarrollado respecto de los países emergentes, las visiones no siempre eran coincidentes. Ayer por primera vez, y creo que en esto hemos coincidido con Dilma, hemos visto, y con mucha gratificación, una mirada común acerca de los actuales problemas globales y cómo pueden impactar o cómo están impactando en nuestra región, por ejemplo en materia de ingreso de capitales especulativos que tienden a la apreciación de nuestras monedas, y lo más importante es que esto no solamente fue planteado por la presidenta Dilma Rousseff, que siempre ha tenido una postura el Brasil primero con el presidente Lula y luego de ella de continuidad, sino que fue planteado por el señor presidente de la República de Colombia con mucho énfasis, inclusive llevándonos a todos, impulsándonos a todos para tomar medidas comunes que precisamente defiendan lo que la presidenta Dilma definió como el formidable avance que han hecho nuestras sociedades en materia de inclusión social a partir de la generación de trabajo decente, a partir de la producción, del trabajo y de la industrialización de nuestros países. Y que esto, bajo ningún punto de vista, podía ser puesto en riesgo y debíamos tener una actitud proactiva y de integración regional en la defensa precisamente de estos adelantos que han hecho todos los países de la región.
Por eso la reunión de ministros de Economía en Lima los días 4 y 5 de este mes para preceder a la que ya estaba establecida entre presidentes de los bancos centrales y ministros de Economía en Buenos Aires, inclusive a propuesta del señor presidente de Uruguay que dijo que “no podíamos esperar hasta el 11 sino que teníamos que adelantarnos”, porque obviamente los tiempos de la economía y de los mercados muchas veces no son los tiempos de la política.
Me parece que lo de ayer fue el punto de partida a la necesidad de reelaborar un proceso de integración de la región que mirando otros procesos de integración, para no cometer los mismos errores, nos recoloque en el verdadero lugar en el que estábamos. Sumando reservas decíamos hoy que éramos el tercer bloque, por ejemplo, en el mundo, sumando recursos minerales, recursos energéticos, ni qué hablar de recursos en materia alimentaria, creo que estamos en los primerísimos lugares del mundo.
No se trata de una posición agresiva hacia el resto, sino precisamente de reposicionamiento de la región en un mundo diferente que estamos alumbrando. Y en esto creo, y me permito decirlo, que en la región Argentina y Brasil ó Brasil y Argentina tienen una responsabilidad más alta que el resto de los países que integran la región, porque hemos alcanzado desarrollos económicos, industriales, sociales, científicos y tecnológicos que nos colocan en una responsabilidad de lograr integrar un mercado en un concepto, porque hasta hace muy poco tiempo la desigualdad era un concepto sociológico y yo digo que a partir de ahora superar la desigualdad es una política económica, no solamente es una política social. Necesitamos más y mejores consumidores, no solamente conservar lo que hemos logrado ya incorporar al mercado, sino seguir incorporando consumidores que nos den sustentabilidad al desarrollo creciente que ha tenido nuestra región.
Como ustedes verán no se trata, como dice un industrial argentino, de enfriar la economía sino de recalentar la inversión y fundamentalmente poner todas nuestra neuronas, nuestro conocimiento y nuestras políticas en el acercamiento entre los empresarios de los distintos países para acelerar los procesos de integración productiva. Y además analizar las cadenas de valor y cómo vamos a fortalecerlas, integrarlas a nosotros mismos para también tener mayor competitividad a nivel global.
En definitiva, en síntesis, se trata de una relación bilateral con impacto regional. Nadie puede desconocer que la relación bilateral entre Argentina y Brasil adquiere, por el volumen primero del Brasil, una de las economías más importantes del mundo, y también por el volumen que tiene la economía argentina en el marco regional, una cuestión de carácter estratégico.
Por eso siempre digo que es la responsabilidad de los que tienen más la de acelerar, perfeccionar este proceso de integración e inclusive comenzar a incorporar al MERCOSUR a otros países que hasta hace muy poco tiempo era impensable que formaran parte de esta institución.
Quiero decirles que estoy aquí en la reunión bilateral y también, como señalaba la Presidenta, para inaugurar la Embajada Argentina en la República Federativa de Brasil. Podría pensarse que es una inauguración más, pero no, es una inauguración con un fuerte sentido. La Argentina tenía asignado, como el resto de los países desde la fundación de esta maravillosa Brasilia, un lugar para construir su embajada; no había construcción, creo que había una cancha de fútbol, bueno, en cierta manera era una integración en uno de los deportes que más nos conmueven y tal vez la única cosa que nos divida a argentinos y brasileros. Menos mal que quedamos los dos afuera de la Copa América porque si no esta visita hubiera fracasado, hubiera sido imposible, pero ambos quedamos afuera, así que estamos acá Dilma y Cristina juntas frente a todos ustedes.
Pero quiero decirles que desde la Argentina, porque la verdad que Brasil tiene una maravillosa embajada en Buenos Aires, sobre la calle Cerrito, fantástica, de no sé cuántos pisos, además de haber adquirido una de las mansiones más emblemáticas de la ciudad de Buenos Aires para vivienda de su embajador, pero lo cierto es que nosotros, los argentinos, teníamos embajada propia en Washington y en tantísimos otros países del mundo desarrollado, y alquilábamos embajada aquí en la casa de nuestro principal socio comercial y político. El que decidió que Argentina tuviera el edificio de su embajada fue Néstor Kirchner cuando decidió su construcción. Creo que hoy va a haber también una placa recordando que él colocó la piedra inicial, yo la voy a inaugurar, pero en realidad no es Néstor y Cristina, es la Argentina la que ha decidido que debe tener su embajada aquí en Brasil como un símbolo de a quiénes consideramos nuestros socios estratégicos, no ahora ni en esta coyuntura sino por una cuestión de historia, de identidad, de región y fundamentalmente de resultados, porque en definitiva las uniones también se deciden a partir de resultados económicos, políticos y sociales.
Por eso estamos muy contentos de estar aquí, hemos tocado muchos temas en particular acerca de programas de asociatividad entre Argentina y Brasil en determinadas actividades empresariales; vamos a trabajar mucho sobre la articulación del sector privado argentino y el sector privado brasilero, porque no puede haber incompatibilidades y estamos en condiciones de ganar-ganar. Hace pocos días me tocó inaugurar, junto a una de las empresas más emblemáticas de Brasil, Camargo Correa, una ampliación de la inversión que tienen en una de las plantas de almacenaje en Argentina, en Cañuelas, porque Argentina sigue batiendo records de consumo de cemento per cápita. El más importante lo habíamos tenido en el año 1980, batimos récord en el año 2010 y volvimos a batir nuestro récord del año 2010 en lo que ya va del año 2011. La participación en importantes obras de infraestructura, de grandes empresas argentinas y también en los rubros textiles, calzado, agropecuario, de todo tipo, acero y bancos me señala también acá, con mucho criterio, la señora ministra de Industria de la Argentina. Su primer banco, me parece muy bien, uno se olvida de tantas cosas que es cierto, la integración también en el sector financiero, la inversión en materia de minas de potasio de Río Vale Doce también en Mendoza, se había olvidado Ministra, yo se lo hago acordar. Yo creo que esta es la clave, que si Camargo Correa, por así decirlo, ha podido vender tanto cemento en la Argentina, con tanta rentabilidad, es porque Argentina ha crecido, entonces el crecimiento de Argentina no tiene que ser visto como una amenaza por ningún empresario brasilero. Porque inclusive, lo comentábamos con Dilma y yo se lo comentaba –creo que usted también- al presidente Lula, los conflictos que surgen de un lado y del otro, cuando uno comienza a mirar, se trata de empresas que son argentinas porque están en la Argentina, pero sus accionistas son brasileros; y lo mismo sucede aquí. Entonces creo que nosotros debemos ver a la región, que tiene una de las reservas más importantes en materia de agua, en materia de energía, ya comprobadas en el caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela, en materia de alimentos entre Brasil, Argentina, Uruguay; en materia de minerales entre Bolivia, Chile y toda la cordillera, todo el macizo andino, somos una región -como decíamos, la Ministra la definió- muy apetecible. Y Dilma coincidió en que éramos una región muy apetecible y por lo tanto debíamos desarrollar una estrategia inteligente de integración y aprovechamiento de nuestros recursos humanos, de nuestras materias primas, de nuestros procesos de industrialización, de la ciencia y la tecnología, para blindar la región, pero no para blindarla desde el aislamiento, para blindarla en cuanto a no perder lo que hemos logrado y como acostumbramos a decir los argentinos, a ir por más y nunca menos de lo que hemos logrado hasta ahora.
Gracias Presidenta, muchas gracias por el apoyo a lo que es una causa nacional y creo que regional también, como es la de nuestras islas Malvinas, y un saludo a todos los amigos y amigas de la prensa de Brasil. Muchas gracias y buenos días a todos y a todas.