Acto de Traspaso del Pabellón de la República Argentina en la Bienal de Italia: Palabras de la Presidenta de la Nación

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACION CRISTINA FERNANDEZ EN EL ACTO DE TRASPASO DEL PABELLON PERMANENTE DE LA REPUBLICA ARGENTINA, CASA GIUSTINIANI, SEDE DE LA BIENAL DE VENECIA, ITALIA.

Muy buenas tardes a todos y a todas; señor Intendente de Venecia; señor presidente de la Bienal de Venecia; queridos artistas que nos acompañan, artistas argentinos, hombres y mujeres de la plástica, de la pintura, de la escultura, del arte, de la creación, en definitiva creo que la palabra creación los engloba y los representa a todos: imaginé muchos momentos, siempre como Presidenta, como gobernante o como política, pero la verdad que compartir este momento histórico, que no lo he definido yo como histórico porque si no voy a recibir algunas críticas en mi país, lo ha definido el señor presidente de la Bienal de Venecia y el señor Intendente, este verdadero momento histórico donde la Argentina – yo estoy aquí nada más que representando a mi país – ha recibido la llave que la acredita para tener un Pabellón Permanente en esta máxima muestra internacional del arte, déjenme decirles que me llena de orgullo y realmente creo que es una distinción inmerecida para esta Presidenta, pero muy merecida para todos nuestros artistas, que realmente el último de ellos, León Ferrari, ha merecido el premio principal, el León de Oro, León con el León de Oro, aquí en Venecia.

Para nosotros significa algo muy importante, por estas cosas de la vida este viaje mío al exterior – señor Presidente de la Bienal; señor Intendente - comenzó también en un momento de arte, en la visita oficial que hice al Estado de México, el día domingo, compartí la visita y una cena en el Museo Soumaya, del Distrito Federal de México, donde se exhibe gratuitamente una colección de arte muy importante de un grupo mexicano y lo termino también en una expresión de arte, en donde por la mañana estuvimos con esa magnifica obra del artista rosarino, Adrián Villar Rojas, que realmente sé que ha revolucionado la muestra por su originalidad, por su grado de representación y en definitiva por lo que constituye el fuego sagrado de los artistas: hacer cosas que conmuevan y que además se presten a diversas interpretaciones, según quien las mire. Creo que ese es el gran desafío de todo gran artista, que su obra representa, no todas cosas iguales porque todos los seres humanos no somos iguales, creo que ese es el gran desafío del artista, poder conmover a los que piensan o miran o tienen miradas diferentes del mundo, de la sociedad y de la vida. Yo creo que un artista se consagra allí, cuando conmueve, precisamente, en lo que ha logrado representar y crear.

Tampoco se me escapa que esta visita, también con motivo del 150 aniversario de la reunificación de Italia, donde me tocó mantener una audiencia con el señor Presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, y luego un almuerzo con el primer ministro Silvio Berlusconi, también tiene un significado muy importante; ustedes saben que mi país, la República Argentina, ha sido precisamente un lugar de destino de gran parte de la inmigración italiana, de fines del siglo XIX y principios del XX, y les diría que durante prácticamente toda la primera mitad del siglo XX, al punto tal de ser precisamente la colonia italiana, o aquellos de orígenes italianos, mal que me pese a mí que me apellido Fernández, que es la segunda corriente migratoria mayoría en nuestro país, y realmente por cuestiones de la economía, de lo que había pasado en mi país en la crisis del 2001, ninguno de sus presidentes venía a la República de Italia.

El año pasado se finalizó la segunda etapa de la reestructuración de la deuda, que permitió, finalmente, reinsertar a la Argentina, por lo menos desde el aspecto estrictamente económico al mundo y en la audiencia que mantuve con el Presidente Napolitano él me dijo algo que realmente me conmovió y que dio la exacta dimensión, tal vez, de lo que ha significado la reinserción de Argentina en el mundo, cuando también firmamos con Italia un convenio para que Italia abra sus archivos respecto de los crímenes de lesa humanidad, archivos de la Embajada de Italia, en Argentina, acaecidos durante la última dictadura militar y allí le relaté una anécdota al Presidente Napolitano, que me había tocado protagonizar con otro Presidente, el Presidente Kirchner, cuando hizo su primera visita a Europa, más precisamente a Francia, en el año 2003, y en aquella oportunidad el entonces presidente de Francia, Jacques Chirac, nos había preguntado, casi diría interpelado, acerca de la desazón que sentía la sociedad francesa, cuando veía que quienes eran responsables de crímenes atroces sobre ciudadanos franceses aún caminaban en libertad por nuestras calles, en virtud de instrumentos legales que habían sido sancionados en nuestro país. Y yo le comentaba al presidente Napolitano que en esa oportunidad realmente sentí vergüenza, porque a uno le pueden reclamar deudas económicas, uno puede tener explicaciones de por qué no pudo pagar, porque se fundió, porque le fueron mal los negocios, porque hubo malas políticas económicas, porque fue un mal administrador; puede explicar por qué no puede pagar una deuda, pero explicar que desde el Estado, desde la ley, desde la Constitución, desde los poderes democráticos elegidos por el Estado, que se permite o se perdona la comisión de delitos aberrantes, eso ya resulta absolutamente inexplicable. Y normalmente para todo ser humano lo que no se puede explicar causa vergüenza.

El me decía que Argentina se había incorporado a Occidente luego de su política de derechos humanos, y yo le decía que en esta visita a Italia, en esta primera visita a Italia de un presidente, en este caso una presidenta argentina, sentía que el último país al cual no podíamos venir, pese a todo lo que nos une histórica y culturalmente, también había caído. Y aquí estamos, en Venecia, con lo que considero el tercer aspecto fundamental de la condición humana, porque los derechos humanos hacen al respeto a la vida, los derechos económicos al patrimonio, vida y patrimonio hacen a la condición humana como atributos inescindibles, pero creo que aquí se cierra el círculo en lo que considero tal vez lo más importante y lo más distintivo, que es la creación, porque el arte es fundamentalmente eso, creación humana, que solamente se puede dar en libertad, en democracia y con memoria.

Por eso la muestra que hoy hemos organizado, con algunos de nuestros principalísimos artistas, algunos, faltan otros, creo que no les alcanzaría todo el edificio y no es vanidad ni petulancia, es simplemente reconocer un acervo artístico y cultural argentino muy importante. No alcanzarían tal vez los salones para poder desplegar las maravillas. Me gustaría por ejemplo que hubiéramos podido traer "Sin pan y sin trabajo", de un italiano como Ernesto de la Cárcova, que es uno de mis cuadros predilectos, pero no se preocupen porque tampoco me lo prestaron para el Museo del Bicentenario, sigue en el Museo de Bellas Artes, lo quise llevar y no me dejaron porque eso no se movía de allí, pero me hubiera encantado. Está Berni, que también ha sido un pintor que devino en una representación de lo social muy fuerte, pero creo que el dramatismo, la fuerza y la tragedia de la miseria que revela Ernesto de la Cárcova en ese "Sin pan y sin trabajo", con esa mujer macilenta, el hijo prendido de su pecho y la mano crispada de ese trabajador sin trabajo, representa tal vez lo que fue el drama y la tragedia del centenario de mi país, en donde unos muy pocos tenían demasiado y las mayorías, masas que habían nacido en nuestro país o migrado buscando trabajo y oportunidades, no tenían ni pan ni trabajo. Y es precisamente esa obra, a mi criterio, la que refleja con mayor profundidad y dramatismo esa tragedia que significa lo social, el no tener trabajo, el no tener la posibilidad de crecer.

Por eso quisimos que en esta muestra "Memoria y libertad", libertad y memoria, dos valores de la condición humana, estuvieran presentes estas obras que realmente son magníficas. Estoy segura que vamos a encarar la transformación de ese pabellón, me gustaría que cuando vayan a Buenos Aires visiten el Museo del Bicentenario, que hemos inaugurado hace muy poco. Tenemos allí una obra como "Ejercicio plástico" del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, que me tocó rescatar, junto con el entonces presidente Kirchner, luego de 18 años de estar encerrado en cajones, en containers húmedos, rescatarlo, restaurarlo e implantarlo en el sitio que conmemora los 200 años de historia argentina, desde el 25 de Mayo de 1810 al 25 de Mayo de 2010. La elección de implantar esa magnífica obra de Siqueiros en ese lugar tiene que ver con que esa obra también se produce en un momento histórico muy particular de la República Argentina, no solamente tiene valor artístico sino histórico y político.

Le comentaba hace unos instantes al presidente de la Bienal que pude observar lo antiguo y magnífico del lugar de Arsenales, gracias también al Almirante en nombre de la Armada Italiana, que son los propietarios del lugar, y decía que deberíamos hacer una combinación muy fuerte entre lo moderno y lo antiguo, como hicimos allí en el Museo del Bicentenario, donde están las ruinas de lo que fue el fuerte donde se fundó la Ciudad de Buenos Aires en 1580 y a su lado está la Casa Rosada que simboliza el poder político en la República Argentina, y fue esa combinación de lo primero –no me gusta decir de lo viejo- con esto que estamos haciendo hoy, con esta contemporaneidad, con este presente, lo que yo creo que hace una síntesis de lo que son nuestros 200 años de historia. Y que además en el primer año del tercer centenario de nuestro país podamos estar aquí juntos, en Venecia, en la muestra de arte más importante del mundo -no creo ofender con ello a ninguna otra muestra- me llena de orgullo, fundamentalmente como ciudadana argentina.

Quiero agradecerle a usted, señor Presidente Paolo Baratta, a usted señor Intendente y a todos los hombres y mujeres, funcionarios, ministros, Magdalena, titular de la Fundación Exportar, a todos los hombres y mujeres que hicieron posible que hoy estemos aquí en nombre y representación de los 40 millones de argentinos. Muchísimas gracias y bienvenida Argentina a la Bienal de Venecia.

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