Querido amigo, Gobernador de la provincia de Tucumán, José Alperovich; amigos, hermanos y hermanas, presentes aquí; funcionarios; Intendentes; representantes del pueblo tucumano; legisladores; amigos y amigas: realmente es muy importante poder cumplir la palabra empeñada y cuando anunciamos el anterior plan de viviendas, con José Alperovich, dijimos: “después vamos a tratar e intentar hacer más adelante hacer 3 mil viviendas más, más otras 3 mil para complementar las viviendas que Tucumán necesita”, que precisa muchísimo más.
Tucumán ha sido una provincia tremendamente olvidada, para que ustedes tomen en cuenta un dato que creo es muy importante: en Tucumán, en el año 2002, se invertían 24 millones; en el 2006 invertimos 354 millones concretos y reales, lo cual importa un crecimiento en la inversión de 1.374 por ciento más. Y esto, acompañado por la excelente gestión que está llevando adelante el señor Gobernador, más la gestión de todos los intendentes, están ayudando a que Tucumán pueda volver a tener la esperanza de ser lo que fue, en un momento, el “Jardín de la República” y después todas las cosas que le ha tocado sufrir a partir de tantas injusticias que le tocó vivir a nuestra hermana y querida provincia.
En Tucumán, evidentemente, al igual que en el resto de la Argentina, todavía estamos en el infierno, estamos luchando por salir, por trabajar, por construir un país distinto. Siempre digo que en el año 2002, 2003, cuando entré a gobernar y ni hablar del 2001 y todas las cosas que nos pasaron durante la década del 90, lo que nos pasó en el ‘76 a la fecha, inclusive antes, generaron y construyeron la Argentina del endeudamiento, la Argentina de la sumisión y la Argentina de la exclusión.
Siempre recuerdo que acá cuando me tocó asumir, el día 25 de mayo de 2003, al otro día habían miles y miles de personas que no tenían nada a lo largo del país y pedían soluciones porque habían sido despojados, habían perdido todo con el proceso neoliberal que se llevó en la Argentina, habían perdido todo. Yo me encerré en el despacho, cuando entré, estaba con mis hijos y con Cristina, y dije: “¿y ahora?” Ahora vamos a poner más fuerza que nunca, más ganas que nunca, más sentido de argentinidad que nunca, sabiendo que partíamos de menos cien, porque todos tenemos que recordar las cosas que nos pasaban y sucedían.
Y empezamos a construir una Argentina que va recobrando la posibilidad de salir del infierno, empezamos a reconstruir una Argentina que está paulatinamente venciendo la exclusión. Basta ver la baja de los números de la pobreza… claro 26.9 contra 60 que había; ha bajado casi el 33 por ciento, el 33.1 por ciento de la pobreza; el 27 por ciento de la indigencia contra el 8 por ciento, ha bajado el 19 por ciento, el doscientos y tantos por ciento; la desocupación casi en 30, a un promedio entre el 8.7, el 9, el nueve y pico, que puede ser la desocupación de acuerdo con la estacionalidad que pueda tener de acuerdo con las distintas partes del año, porque ustedes saben que tiene una estacionalidad determinada. Eso es un avance muy importante, también el crecimiento de la industria nacional, el crecimiento del poder adquisitivo de los trabajadores y evidentemente el crecimiento de la rentabilidad de los empresarios nacionales y de todos los que trabajan con buena fe en la Argentina, el desendeudamiento del país son cosas inobjetablemente logradas, que evidentemente molestan mucho a los intereses de siempre, que siguen con ese ánimo antinacional, de no querer a las grandes masas nacionales y demás.
Es decir, todo lo que sea, como estas inversiones en obras públicas, esta inversión en infraestructura, todo lo que es inversión para mejorar la vida del pueblo y mejorar la vida del país es tomado como gasto público improductivo, por parte de algunos señores que viven acá en esta ciudad, que viven muy bien y saben muy poco lo que pasa en el resto de la Argentina, lo viven tocando de oídos. Entonces viven expresándose de esa forma de manera permanente, pero quédense tranquilos que nosotros no vamos a cesar, porque ya vimos lo pasó en la historia de esta Argentina. Y a veces esa bronca y ese odio visceral que nosotros no tenemos, lo tienen esos sectores que fueron privilegiados permanentemente a costa de la espalda de todos los argentinos. Nosotros tenemos amor, nosotros tenemos predisposición, si claro que queremos justicia y memoria, y que queremos que funcione a fondo la Justicia porque es una cuestión central.
Por eso yo cuando veía los acontecimientos, que lamentablemente pasaron estos últimos días, y que nos duelen profundamente a todos los argentinos – y no le duele más a unos que a otros, nos duele a todos los argentinos - aunque evidentemente lo más importante siempre es ese terrible dolor y esa pérdida irreparable que tiene la familia.
Primero, creo que algunos periodistas capitalinos se tienen que acostumbrar a que yo hable de cualquier lugar de la Argentina. Dicen: “el presidente habla o no habla”. La Argentina es toda. Pareciera ser que si no se habla desde Capital Federal no se habla, yo la adoro y la quiero a la Capital Federal, pero yo puedo hablar desde cualquier punto de la Argentina, me gusta andar mucho, soy un hombre federal. Creo que todos los argentinos somos iguales, entonces hablo del lugar donde esté. Mañana estaré en Hurligham, pasado en Arrecifes, a mí me gusta caminar, estar con la gente, trabajar, realizar permanentemente. (APLAUSOS).
Pero les decía, acá lo grave es los que fueron construyendo esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis). Yo recuerdo y tengo acá porque uno de los responsables de la construcción de esta doctrina… porque las demandas a veces son justas, a veces injustas. No siempre el que está demandando algo tiene la razón o la razón total y absoluta, siempre hay una verdad relativa en cada tema. Pero hay un tema que es fundamental, cuando explotó la Argentina se vivía la tensión de la exclusión y ahora vamos a vivir la tensión del crecimiento. ¿Cuál es la tensión del crecimiento? Es cuando la Argentina empieza a recuperarse, a tratar de salir del infierno, y todos los argentinos queremos – además lo dicen todos y yo lo comparto plenamente- es que contribuyamos con políticas que consoliden la paulatina distribución del ingreso en este país, que es fundamental y central.
Y esa tensión del crecimiento es natural en democracia. No hay que alarmarse, que en democracia haya gente que discuta, se enoje, diga algunas cosas duras o no, es parte de la democracia, pero yo abrazo este sistema con todas mis fuerzas ante cualquier otro sistema, porque este sistema es donde la gente se expresa y donde cada uno va queriendo defender sus intereses, que después tienen que confluir en intereses comunes que nos permitan la convivencia con respeto y racionalidad. Pero es así.
Entonces, a veces, surgen discusiones en los diversos ámbitos, pero está bien se debe discutir, se debe debatir, lo que no significa tampoco dar razones cuando uno cree que esas razones son diferentes, pero esto no habilita, bajo ningún aspecto, a establecer esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis), la cual tiene sus comienzos y de la cual es uno de los grandes responsables el Diario “La Nación” de esta doctrina. Pero como siempre el Diario “La Nación” tira la piedra y esconde la mano, esta es la realidad. Ya vimos cuál fue el comportamiento que tuvo en el proceso, es decir “La Nación”, generalmente, está del lado de aquellos que rara vez defienden las políticas nacionales y defienden a la gente en general, siempre está con aquellos intereses que han perjudicado globalmente al país, después se quieren hacer los distraídos pero no resisten un archivo. No resisten un archivo.
Tanto que no resisten un archivo, que a mí que gustar leer, escoger… Yo estaba leyendo una editorial, que puede ser casi fundacional de esa Doctrina de Seguridad Nacional (bis), que se publicó el 27 de junio de 2002, donde habla del “piquete a la tragedia”, y donde tiene frases como las que voy a leer. Ellos dicen: “Quienes actúan conforme con la ley, terminan siendo castigados por cumplir con su deber, mientras los generadores de los desórdenes no reciben sanción alguna”. ¿Se acuerdan en el 2002, cuando pasó lo de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán? Después tuvieron que cambiar, cuando aparecieron las fotos de esos chicos, que fueron masacrados (Kosteki y Santillán), tuvieron que cambiar rápidamente toda esa teoría, que justificaba la represión terrible que se dio en Avellaneda.
Y así a este presidente, que ustedes ven acá, porque acá hemos tenido miles y miles de manifestaciones, creo que no debe haber cuenta-kilómetro que pueda marcar o cuenta-manifestaciones que puedan contar las movilizaciones de gente que han venido a reclamar por distintos temas - con razón o sin ella - pero han estado acá y decían que yo era muy permisivo, que yo no hacía aplicar la ley, que no aplicaba la autoridad. Bueno, según como se mira es el tema. Creo que tenemos que vivir en orden, en convivencia y demás, pero siempre voy a apelar, aún a costa de que digan que soy permisivo y demás, por la convivencia. Prefiero que me critiquen de esta forma y que la gente se pueda expresar de esta forma y plenamente, así yo esté de acuerdo con lo que expresen o no o esté totalmente en desacuerdo, eso es parte de la democracia. Uno es dueño de lo que cada uno pueda expresar, en democracia cada uno puede expresar lo que quiere y eso me parece legítimo, más allá que uno pueda estar de acuerdo o no, que tenga más o menos razones o que tenga más o menos fundamentos.
Estos defensores y constructores de la Doctrina de la Seguridad Nacional Bis –se los digo a ustedes, a los que están sentados en sus casas-, son los que cuando lamentablemente pasa este tipo de hechos terribles, se esconden, tratan de decir que en el país existen tensiones sociales, esto o lo otro y tratan de desconocer todo lo que se ha hecho. En la Argentina como en cualquier parte, toda sociedad que esté viva tiene cierto nivel de conflictividad social y cuando llega cierto momento del año, también se discuten los salarios y otras cosas.
Ahora, querer echarle la culpa a que haya pasado este tema porque el Secretario General del gremio de CTERA más los otros secretarios generales de los otros gremios hayan llegado a un acuerdo con Filmus para garantizar un sueldo mínimo a los docentes...Como ustedes saben, los docentes son de jurisdicción provincial, y la Nación ha ido en ayuda de aquellas once provincias que no llegaban para ese sueldo mínimo: primero, fue de 700 pesos en 2005, 840 en 2006 y 1.040 ahora y lo que hizo el Gobierno nacional fue, en aquellas provincias que no podían llegar porque están en una situación económica más comprometida para pagar los 1.040, aportar ese dinero para poder llegar al sueldo mínimo de 1.040 de donde habíamos partido con el sueldo de los docentes, respetando la discusión provincial que se diera en cada lugar, en cada situación y de acuerdo con cada situación que se diera.
Querer decir que ése fue un acuerdo electoralista, querer decir que eso fue la generadora de situaciones lamentables que a todos nos duelen muchísimo, casi es un acto de voluntarismo que no tiene sentido para tratar de criticar lo que no se puede criticar. Antes, los gobiernos nacionales no se preocupaban del sueldo mínimo de los docentes ni de la Ley de Educación ni de que fueran 6 puntos del Producto Bruto Interno para educación ni por la inversión en escuelas como se ha hecho –y que es grandísima- ni de nada de eso. Puede ser que a veces las cosas se crucen, pero, evidentemente, creo que esto tiene que quedar absolutamente claro.
Acá llamo a todos los sectores de la sociedad argentina a la convivencia, a la racionalidad, a la responsabilidad, a que no tengan miedo a que existan conflictos en democracia, porque en democracia siempre existen conflictos. Tenemos que tener racionalidad, capacidad de convivencia y entender hasta dónde se puede avanzar. A todos nos gusta y es legítimo ganar más, pero todo tiene un límite en función del avance del país. No hay que derrumbar este esfuerzo que tanto nos llevó construir.
¿Saben cuánta más gente tiene trabajo o cuántos menos pobres hay? Todo eso hay que cuidarlo muchísimo y, por supuesto, hay que ir mejorando paulatinamente la situación de todos los argentinos.
A mí siempre me han criticado porque uno de los que ha promovido la discusión salarial con seriedad y responsabilidad permanentemente fui yo.
Pero que este diario, más algunos comentaristas de la realidad que quieren buscar este tipo de justificaciones, entiendan que ésta es una Argentina diferente, ésta es una Argentina distinta, que los argentinos hemos decidido empezar a cambiar, que la Argentina no termina en la General Paz, sino que existe en todo el país, que cada provincia tiene su propia personalidad, su propia identidad. Todo esto me parece perfecto en un país plural y en un país como el nuestro.
Esto lo quería decir con toda claridad. Y cuando el Presidente habla -en este caso me toca a mí serlo en este tiempo de la historia- de cualquier lugar de la Argentina puede hacerlo. En mi caso, no tengo que estar necesariamente aquí, en la Capital, para hacerlo. Es hora de que se den cuenta que este país es de todos, con todos y para todos. (APLAUSOS)
Por eso, nosotros repudiamos la violencia fuertemente y, por supuesto, quienes estamos en el Estado tenemos que ejercer con responsabilidad el monopolio de la seguridad como corresponde, más en este tipo de movilizaciones. Lo tenemos que hacer con mucha responsabilidad porque tenemos que garantizar que los argentinos podamos convivir y que todos nos podamos expresar.
Creo que el país paulatinamente va a ir madurando hacia alcanzar cada vez mejores niveles de convivencia y este hecho lamentable, pero realmente lamentable, como en su momento fueron los de Kosteki y Santillán y tantos otros que nos tocaron vivir en la Argentina, esperemos que nunca más se dé porque, a veces, es preferible aparecer como permisivo total. Yo amo la vida, quiero la vida de todos, aún hasta la de los adversarios más fuertes, pero siempre con justicia, con memoria, la vida en serio y siempre hay que garantizar y salvaguardar la vida antes que hacer alguna demostración de esta doctrina de “Seguridad Nacional 2” que algunos la fueron acuñando durante mucho tiempo, porque parece ser que para ser buen gobernante, hay que andar con un palo en la mano.
Yo sigo sosteniendo que hay que andar con el corazón en la mano, con toda la apertura, con la capacidad de discutir cuando uno no está de acuerdo, porque no necesariamente uno tiene que estar de acuerdo con quienes peticionan o piden algo, es natural en democracia, y no siempre tiene razón el que peticiona o pide, es cuestión de discutir cada tema como corresponde, pero todos los argentinos debemos trabajar para garantizar ese bien tan preciado que es la vida.
Después, aquellos que escriben ciertas cosas, que tiran la piedra y esconden la mano, que se muevan en un marco de autoridad moral distinta. No quiero profundizar la cosa, pero han pasado algunos añitos de las cosas que han escrito. La verdad es que lo dejo ahí, pero si ustedes lo miran a lo largo del tiempo, creo que algunos tendrían que hacerse una severa autocrítica acerca de quiénes fueron los creadores de esta filosofía y de este concepto.
Reitero: en la diversidad, en la pluralidad, en las distintas visiones, la discusión fuerte, siempre debe hacerse con un criterio amplio, de convivencia y de racionalidad.
Con respecto a Tucumán, que sepan los tucumanos que este amigo de ustedes, que soy yo, que siempre me recibieron tan bien sabiendo que era un humilde santacruceño que fue a Tucumán a buscar la ayuda de los tucumanos para intentar gobernar la Argentina, la verdad es que les estoy eternamente agradecido. Vi la Tucumán destrozada, vi la Tucumán que se desbarrancaba, el otro día Alicia me contaba las cosas que pasaban y así seguí de cerca todo el proceso de las inundaciones y decía “otra vez, con todo lo que estamos luchando para levantar a Tucumán y estas cuestiones de la naturaleza...”, y acá les digo a los tucumanos que sepan que vamos a trabajar fortísimo para que Tucumán siga saliendo del infierno, para que se corrijan todos los errores que hay que corregir y para que podamos hacer la provincia que los tucumanos se merecen y que la Argentina quiere, ese Tucumán que siempre fue un ejemplo permanente. (APLAUSOS)
Finalmente, a todos los argentinos más trabajo, más esfuerzo, más solidaridad, sigamos avanzando, estamos creciendo, estamos mejorando, pero siempre tengamos memoria de dónde partimos para entender las cosas que todavía nos pasan. Algunos dicen “pero, bueno, la Argentina está creciendo y todavía...”, sí, pero deben pasar cosas durante muchos años. Fíjense ustedes las cosas que pasaron en Francia en los últimos meses y demás, en España, países desarrollados que también tienen conflictos. En la democracia existen los conflictos, en los procesos, en las dictaduras –inclusive apoyados por este diario que yo les nombraba- reprimen, extinguen, desaparecen los que generan conflictos; en las democracias estamos todos y todos nos expresamos como queremos.
Así que, mil veces ¡viva la democracia! con esa tensión del crecimiento y muchas veces con conflictos, pero con racionalidad más allá de que se tenga razón o no, que siempre se puedan conciliar los intereses en forma superadora, antes que esas etapas oscuras que tuvo la Doctrina de Seguridad Nacional I y que algunos quieren recrear en una etapa de Seguridad Nacional II.
Yo me inclino por la libertad, por la democracia y si para garantizar eso en la Argentina a algunos los tranquiliza insultarme, etcétera, bueno, yo no tengo problemas. Prefiero eso toda la vida porque sé que así vamos a estar asumiendo las responsabilidades que tenemos y estamos construyendo la Argentina que nosotros debemos construir entre todos. Y esto lo vamos a hacer defendiendo el proyecto, defendiendo las ideas, defendiendo el concepto y defendiendo una política nacional de construcción que nos permita autonomía en la globalización, una política de inclusión, una política de distribución, una política que definitivamente nos permita el desarrollo con una industria nacional, con una producción global hacia el uso del conjunto del país y con una inserción que definitivamente nos permita construir la Argentina que no se construyó porque estaba endeudándose permanentemente.
Discúlpenme que me extendí un poco, pero la verdad es que hay hechos o circunstancias que merecen ser comentadas y analizadas con este marco, con esta tranquilidad, con este respeto con el que estamos hoy aquí, y, realmente, con un dolor incomparable, el dolor incomparable por la pérdida de una vida humana.
No importa si estábamos acá o más allá, para mí es un argentino que, según su visión, estaba haciendo lo que correspondía y que por pensar de una determinada forma, por ahí, o ahí o así fue fusilado y eso, evidentemente, no puede ni debe pasar nunca más en la Argentina.
Muchas gracias. (APLAUSOS)
Tucumán ha sido una provincia tremendamente olvidada, para que ustedes tomen en cuenta un dato que creo es muy importante: en Tucumán, en el año 2002, se invertían 24 millones; en el 2006 invertimos 354 millones concretos y reales, lo cual importa un crecimiento en la inversión de 1.374 por ciento más. Y esto, acompañado por la excelente gestión que está llevando adelante el señor Gobernador, más la gestión de todos los intendentes, están ayudando a que Tucumán pueda volver a tener la esperanza de ser lo que fue, en un momento, el “Jardín de la República” y después todas las cosas que le ha tocado sufrir a partir de tantas injusticias que le tocó vivir a nuestra hermana y querida provincia.
En Tucumán, evidentemente, al igual que en el resto de la Argentina, todavía estamos en el infierno, estamos luchando por salir, por trabajar, por construir un país distinto. Siempre digo que en el año 2002, 2003, cuando entré a gobernar y ni hablar del 2001 y todas las cosas que nos pasaron durante la década del 90, lo que nos pasó en el ‘76 a la fecha, inclusive antes, generaron y construyeron la Argentina del endeudamiento, la Argentina de la sumisión y la Argentina de la exclusión.
Siempre recuerdo que acá cuando me tocó asumir, el día 25 de mayo de 2003, al otro día habían miles y miles de personas que no tenían nada a lo largo del país y pedían soluciones porque habían sido despojados, habían perdido todo con el proceso neoliberal que se llevó en la Argentina, habían perdido todo. Yo me encerré en el despacho, cuando entré, estaba con mis hijos y con Cristina, y dije: “¿y ahora?” Ahora vamos a poner más fuerza que nunca, más ganas que nunca, más sentido de argentinidad que nunca, sabiendo que partíamos de menos cien, porque todos tenemos que recordar las cosas que nos pasaban y sucedían.
Y empezamos a construir una Argentina que va recobrando la posibilidad de salir del infierno, empezamos a reconstruir una Argentina que está paulatinamente venciendo la exclusión. Basta ver la baja de los números de la pobreza… claro 26.9 contra 60 que había; ha bajado casi el 33 por ciento, el 33.1 por ciento de la pobreza; el 27 por ciento de la indigencia contra el 8 por ciento, ha bajado el 19 por ciento, el doscientos y tantos por ciento; la desocupación casi en 30, a un promedio entre el 8.7, el 9, el nueve y pico, que puede ser la desocupación de acuerdo con la estacionalidad que pueda tener de acuerdo con las distintas partes del año, porque ustedes saben que tiene una estacionalidad determinada. Eso es un avance muy importante, también el crecimiento de la industria nacional, el crecimiento del poder adquisitivo de los trabajadores y evidentemente el crecimiento de la rentabilidad de los empresarios nacionales y de todos los que trabajan con buena fe en la Argentina, el desendeudamiento del país son cosas inobjetablemente logradas, que evidentemente molestan mucho a los intereses de siempre, que siguen con ese ánimo antinacional, de no querer a las grandes masas nacionales y demás.
Es decir, todo lo que sea, como estas inversiones en obras públicas, esta inversión en infraestructura, todo lo que es inversión para mejorar la vida del pueblo y mejorar la vida del país es tomado como gasto público improductivo, por parte de algunos señores que viven acá en esta ciudad, que viven muy bien y saben muy poco lo que pasa en el resto de la Argentina, lo viven tocando de oídos. Entonces viven expresándose de esa forma de manera permanente, pero quédense tranquilos que nosotros no vamos a cesar, porque ya vimos lo pasó en la historia de esta Argentina. Y a veces esa bronca y ese odio visceral que nosotros no tenemos, lo tienen esos sectores que fueron privilegiados permanentemente a costa de la espalda de todos los argentinos. Nosotros tenemos amor, nosotros tenemos predisposición, si claro que queremos justicia y memoria, y que queremos que funcione a fondo la Justicia porque es una cuestión central.
Por eso yo cuando veía los acontecimientos, que lamentablemente pasaron estos últimos días, y que nos duelen profundamente a todos los argentinos – y no le duele más a unos que a otros, nos duele a todos los argentinos - aunque evidentemente lo más importante siempre es ese terrible dolor y esa pérdida irreparable que tiene la familia.
Primero, creo que algunos periodistas capitalinos se tienen que acostumbrar a que yo hable de cualquier lugar de la Argentina. Dicen: “el presidente habla o no habla”. La Argentina es toda. Pareciera ser que si no se habla desde Capital Federal no se habla, yo la adoro y la quiero a la Capital Federal, pero yo puedo hablar desde cualquier punto de la Argentina, me gusta andar mucho, soy un hombre federal. Creo que todos los argentinos somos iguales, entonces hablo del lugar donde esté. Mañana estaré en Hurligham, pasado en Arrecifes, a mí me gusta caminar, estar con la gente, trabajar, realizar permanentemente. (APLAUSOS).
Pero les decía, acá lo grave es los que fueron construyendo esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis). Yo recuerdo y tengo acá porque uno de los responsables de la construcción de esta doctrina… porque las demandas a veces son justas, a veces injustas. No siempre el que está demandando algo tiene la razón o la razón total y absoluta, siempre hay una verdad relativa en cada tema. Pero hay un tema que es fundamental, cuando explotó la Argentina se vivía la tensión de la exclusión y ahora vamos a vivir la tensión del crecimiento. ¿Cuál es la tensión del crecimiento? Es cuando la Argentina empieza a recuperarse, a tratar de salir del infierno, y todos los argentinos queremos – además lo dicen todos y yo lo comparto plenamente- es que contribuyamos con políticas que consoliden la paulatina distribución del ingreso en este país, que es fundamental y central.
Y esa tensión del crecimiento es natural en democracia. No hay que alarmarse, que en democracia haya gente que discuta, se enoje, diga algunas cosas duras o no, es parte de la democracia, pero yo abrazo este sistema con todas mis fuerzas ante cualquier otro sistema, porque este sistema es donde la gente se expresa y donde cada uno va queriendo defender sus intereses, que después tienen que confluir en intereses comunes que nos permitan la convivencia con respeto y racionalidad. Pero es así.
Entonces, a veces, surgen discusiones en los diversos ámbitos, pero está bien se debe discutir, se debe debatir, lo que no significa tampoco dar razones cuando uno cree que esas razones son diferentes, pero esto no habilita, bajo ningún aspecto, a establecer esta Doctrina de la Seguridad Nacional (bis), la cual tiene sus comienzos y de la cual es uno de los grandes responsables el Diario “La Nación” de esta doctrina. Pero como siempre el Diario “La Nación” tira la piedra y esconde la mano, esta es la realidad. Ya vimos cuál fue el comportamiento que tuvo en el proceso, es decir “La Nación”, generalmente, está del lado de aquellos que rara vez defienden las políticas nacionales y defienden a la gente en general, siempre está con aquellos intereses que han perjudicado globalmente al país, después se quieren hacer los distraídos pero no resisten un archivo. No resisten un archivo.
Tanto que no resisten un archivo, que a mí que gustar leer, escoger… Yo estaba leyendo una editorial, que puede ser casi fundacional de esa Doctrina de Seguridad Nacional (bis), que se publicó el 27 de junio de 2002, donde habla del “piquete a la tragedia”, y donde tiene frases como las que voy a leer. Ellos dicen: “Quienes actúan conforme con la ley, terminan siendo castigados por cumplir con su deber, mientras los generadores de los desórdenes no reciben sanción alguna”. ¿Se acuerdan en el 2002, cuando pasó lo de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán? Después tuvieron que cambiar, cuando aparecieron las fotos de esos chicos, que fueron masacrados (Kosteki y Santillán), tuvieron que cambiar rápidamente toda esa teoría, que justificaba la represión terrible que se dio en Avellaneda.
Y así a este presidente, que ustedes ven acá, porque acá hemos tenido miles y miles de manifestaciones, creo que no debe haber cuenta-kilómetro que pueda marcar o cuenta-manifestaciones que puedan contar las movilizaciones de gente que han venido a reclamar por distintos temas - con razón o sin ella - pero han estado acá y decían que yo era muy permisivo, que yo no hacía aplicar la ley, que no aplicaba la autoridad. Bueno, según como se mira es el tema. Creo que tenemos que vivir en orden, en convivencia y demás, pero siempre voy a apelar, aún a costa de que digan que soy permisivo y demás, por la convivencia. Prefiero que me critiquen de esta forma y que la gente se pueda expresar de esta forma y plenamente, así yo esté de acuerdo con lo que expresen o no o esté totalmente en desacuerdo, eso es parte de la democracia. Uno es dueño de lo que cada uno pueda expresar, en democracia cada uno puede expresar lo que quiere y eso me parece legítimo, más allá que uno pueda estar de acuerdo o no, que tenga más o menos razones o que tenga más o menos fundamentos.
Estos defensores y constructores de la Doctrina de la Seguridad Nacional Bis –se los digo a ustedes, a los que están sentados en sus casas-, son los que cuando lamentablemente pasa este tipo de hechos terribles, se esconden, tratan de decir que en el país existen tensiones sociales, esto o lo otro y tratan de desconocer todo lo que se ha hecho. En la Argentina como en cualquier parte, toda sociedad que esté viva tiene cierto nivel de conflictividad social y cuando llega cierto momento del año, también se discuten los salarios y otras cosas.
Ahora, querer echarle la culpa a que haya pasado este tema porque el Secretario General del gremio de CTERA más los otros secretarios generales de los otros gremios hayan llegado a un acuerdo con Filmus para garantizar un sueldo mínimo a los docentes...Como ustedes saben, los docentes son de jurisdicción provincial, y la Nación ha ido en ayuda de aquellas once provincias que no llegaban para ese sueldo mínimo: primero, fue de 700 pesos en 2005, 840 en 2006 y 1.040 ahora y lo que hizo el Gobierno nacional fue, en aquellas provincias que no podían llegar porque están en una situación económica más comprometida para pagar los 1.040, aportar ese dinero para poder llegar al sueldo mínimo de 1.040 de donde habíamos partido con el sueldo de los docentes, respetando la discusión provincial que se diera en cada lugar, en cada situación y de acuerdo con cada situación que se diera.
Querer decir que ése fue un acuerdo electoralista, querer decir que eso fue la generadora de situaciones lamentables que a todos nos duelen muchísimo, casi es un acto de voluntarismo que no tiene sentido para tratar de criticar lo que no se puede criticar. Antes, los gobiernos nacionales no se preocupaban del sueldo mínimo de los docentes ni de la Ley de Educación ni de que fueran 6 puntos del Producto Bruto Interno para educación ni por la inversión en escuelas como se ha hecho –y que es grandísima- ni de nada de eso. Puede ser que a veces las cosas se crucen, pero, evidentemente, creo que esto tiene que quedar absolutamente claro.
Acá llamo a todos los sectores de la sociedad argentina a la convivencia, a la racionalidad, a la responsabilidad, a que no tengan miedo a que existan conflictos en democracia, porque en democracia siempre existen conflictos. Tenemos que tener racionalidad, capacidad de convivencia y entender hasta dónde se puede avanzar. A todos nos gusta y es legítimo ganar más, pero todo tiene un límite en función del avance del país. No hay que derrumbar este esfuerzo que tanto nos llevó construir.
¿Saben cuánta más gente tiene trabajo o cuántos menos pobres hay? Todo eso hay que cuidarlo muchísimo y, por supuesto, hay que ir mejorando paulatinamente la situación de todos los argentinos.
A mí siempre me han criticado porque uno de los que ha promovido la discusión salarial con seriedad y responsabilidad permanentemente fui yo.
Pero que este diario, más algunos comentaristas de la realidad que quieren buscar este tipo de justificaciones, entiendan que ésta es una Argentina diferente, ésta es una Argentina distinta, que los argentinos hemos decidido empezar a cambiar, que la Argentina no termina en la General Paz, sino que existe en todo el país, que cada provincia tiene su propia personalidad, su propia identidad. Todo esto me parece perfecto en un país plural y en un país como el nuestro.
Esto lo quería decir con toda claridad. Y cuando el Presidente habla -en este caso me toca a mí serlo en este tiempo de la historia- de cualquier lugar de la Argentina puede hacerlo. En mi caso, no tengo que estar necesariamente aquí, en la Capital, para hacerlo. Es hora de que se den cuenta que este país es de todos, con todos y para todos. (APLAUSOS)
Por eso, nosotros repudiamos la violencia fuertemente y, por supuesto, quienes estamos en el Estado tenemos que ejercer con responsabilidad el monopolio de la seguridad como corresponde, más en este tipo de movilizaciones. Lo tenemos que hacer con mucha responsabilidad porque tenemos que garantizar que los argentinos podamos convivir y que todos nos podamos expresar.
Creo que el país paulatinamente va a ir madurando hacia alcanzar cada vez mejores niveles de convivencia y este hecho lamentable, pero realmente lamentable, como en su momento fueron los de Kosteki y Santillán y tantos otros que nos tocaron vivir en la Argentina, esperemos que nunca más se dé porque, a veces, es preferible aparecer como permisivo total. Yo amo la vida, quiero la vida de todos, aún hasta la de los adversarios más fuertes, pero siempre con justicia, con memoria, la vida en serio y siempre hay que garantizar y salvaguardar la vida antes que hacer alguna demostración de esta doctrina de “Seguridad Nacional 2” que algunos la fueron acuñando durante mucho tiempo, porque parece ser que para ser buen gobernante, hay que andar con un palo en la mano.
Yo sigo sosteniendo que hay que andar con el corazón en la mano, con toda la apertura, con la capacidad de discutir cuando uno no está de acuerdo, porque no necesariamente uno tiene que estar de acuerdo con quienes peticionan o piden algo, es natural en democracia, y no siempre tiene razón el que peticiona o pide, es cuestión de discutir cada tema como corresponde, pero todos los argentinos debemos trabajar para garantizar ese bien tan preciado que es la vida.
Después, aquellos que escriben ciertas cosas, que tiran la piedra y esconden la mano, que se muevan en un marco de autoridad moral distinta. No quiero profundizar la cosa, pero han pasado algunos añitos de las cosas que han escrito. La verdad es que lo dejo ahí, pero si ustedes lo miran a lo largo del tiempo, creo que algunos tendrían que hacerse una severa autocrítica acerca de quiénes fueron los creadores de esta filosofía y de este concepto.
Reitero: en la diversidad, en la pluralidad, en las distintas visiones, la discusión fuerte, siempre debe hacerse con un criterio amplio, de convivencia y de racionalidad.
Con respecto a Tucumán, que sepan los tucumanos que este amigo de ustedes, que soy yo, que siempre me recibieron tan bien sabiendo que era un humilde santacruceño que fue a Tucumán a buscar la ayuda de los tucumanos para intentar gobernar la Argentina, la verdad es que les estoy eternamente agradecido. Vi la Tucumán destrozada, vi la Tucumán que se desbarrancaba, el otro día Alicia me contaba las cosas que pasaban y así seguí de cerca todo el proceso de las inundaciones y decía “otra vez, con todo lo que estamos luchando para levantar a Tucumán y estas cuestiones de la naturaleza...”, y acá les digo a los tucumanos que sepan que vamos a trabajar fortísimo para que Tucumán siga saliendo del infierno, para que se corrijan todos los errores que hay que corregir y para que podamos hacer la provincia que los tucumanos se merecen y que la Argentina quiere, ese Tucumán que siempre fue un ejemplo permanente. (APLAUSOS)
Finalmente, a todos los argentinos más trabajo, más esfuerzo, más solidaridad, sigamos avanzando, estamos creciendo, estamos mejorando, pero siempre tengamos memoria de dónde partimos para entender las cosas que todavía nos pasan. Algunos dicen “pero, bueno, la Argentina está creciendo y todavía...”, sí, pero deben pasar cosas durante muchos años. Fíjense ustedes las cosas que pasaron en Francia en los últimos meses y demás, en España, países desarrollados que también tienen conflictos. En la democracia existen los conflictos, en los procesos, en las dictaduras –inclusive apoyados por este diario que yo les nombraba- reprimen, extinguen, desaparecen los que generan conflictos; en las democracias estamos todos y todos nos expresamos como queremos.
Así que, mil veces ¡viva la democracia! con esa tensión del crecimiento y muchas veces con conflictos, pero con racionalidad más allá de que se tenga razón o no, que siempre se puedan conciliar los intereses en forma superadora, antes que esas etapas oscuras que tuvo la Doctrina de Seguridad Nacional I y que algunos quieren recrear en una etapa de Seguridad Nacional II.
Yo me inclino por la libertad, por la democracia y si para garantizar eso en la Argentina a algunos los tranquiliza insultarme, etcétera, bueno, yo no tengo problemas. Prefiero eso toda la vida porque sé que así vamos a estar asumiendo las responsabilidades que tenemos y estamos construyendo la Argentina que nosotros debemos construir entre todos. Y esto lo vamos a hacer defendiendo el proyecto, defendiendo las ideas, defendiendo el concepto y defendiendo una política nacional de construcción que nos permita autonomía en la globalización, una política de inclusión, una política de distribución, una política que definitivamente nos permita el desarrollo con una industria nacional, con una producción global hacia el uso del conjunto del país y con una inserción que definitivamente nos permita construir la Argentina que no se construyó porque estaba endeudándose permanentemente.
Discúlpenme que me extendí un poco, pero la verdad es que hay hechos o circunstancias que merecen ser comentadas y analizadas con este marco, con esta tranquilidad, con este respeto con el que estamos hoy aquí, y, realmente, con un dolor incomparable, el dolor incomparable por la pérdida de una vida humana.
No importa si estábamos acá o más allá, para mí es un argentino que, según su visión, estaba haciendo lo que correspondía y que por pensar de una determinada forma, por ahí, o ahí o así fue fusilado y eso, evidentemente, no puede ni debe pasar nunca más en la Argentina.
Muchas gracias. (APLAUSOS)