Señor Presidente de la República Federativa del Brasil; señores jefes de Estado y delegaciones; señor Presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR; señoras y señores: quiero comenzar expresando mis sinceras felicitaciones a nuestro anfitrión, el presidente Lula y agradeciendo la hospitalidad de su gente, felicitarlo por su gestión al frente de la presidencia protempore y también por la confianza que en este querido amigo depositó el pueblo brasileño al consagrarlo una vez más presidente de esta hermana República.
Aprovecho para transmitirles a ustedes mi convicción de que en toda nuestra región se está abriendo paso a paso, con fuerza y apoyo popular, un nuevo capítulo político. En este nuevo capítulo inscribo y saludo los triunfos electorales del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela y del presidente del Ecuador, don Rafael Correa, un capítulo en el que nuestros pueblos expresan su disposición para el cambio; su fuerte opción por la igualdad y en consecuencia, están exigiendo de sus gobernantes que los representen fielmente, que defiendan sus intereses y pongan la cuestión de la justicia social, la redistribución del ingreso y la equidad en el centro de sus agendas. Un capítulo en el que nuestros pueblos advierten que el atajo de la liberalización indiscriminada no traerá prosperidad a nuestras sociedades. Se niegan a admitir tutelajes y reclaman la promoción del desarrollo para obtener bienestar derivado del trabajo digno y decente.
El mapa político ha cambiado mucho en los últimos años, esos cambios ya se expresan en la integración del MERCOSUR, el ingreso de Venezuela y la solicitud de ingreso que ha hecho la hermana República de Bolivia -que vemos con muchísimo agrado dacha solicitud- están mostrando que el MERCOSUR se ha convertido en un interesante polo de atracción, futuro y de proyección estratégica, el MERCOSUR es una verdadera esperanza para el continente. La Argentina cree profundamente en este proyecto de integración, lo ha apoyado aún en los momentos más difíciles y ha realizado los mayores esfuerzos que le han sido posibles a efectos de avanzar en la dirección de la consolidación y el progreso del Bloque, tanto desde el punto de vista comercial como institucional y social.
Hemos dicho que el MERCOSUR y la integración latinoamericana conforman el núcleo de nuestro proyecto político-regional, y hemos destacado la importancia de profundizar y extender el MERCOSUR como camino necesario hacia una amplia integración latinoamericana. Propiciamos un MERCOSUR más concentrado en lo productivo y más alineado con las necesidades de nuestro pueblo. No cedemos en esfuerzos por complementar nuestras economías y hacer más competitiva la región en su conjunto. Creemos que con más emprendimientos de infraestructuras comunes el MERCOSUR mejorará, creceremos más, con más articulación macroeconómica y más avances hacia una futura integración y unidad monetaria.
Somos partidarios de un MERCOSUR cuya construcción avance de manera constante, teniendo como principal motivación los intereses concretos que presentan la realidad de cada uno de los socios y de cada uno de nuestros pueblos. Para lograrlo debemos abocarnos con energía e imaginación a diseñar las medidas necesarias para reducir las asimetrías entre los socios, asimetrías que son consecuencia no solamente de las diferencias de tamaño relativo y de ubicación geográfica, sino también de las políticas públicas que se llevan a cabo y que dificultan a los socios menores en el pleno aprovechamiento de los beneficios potenciales de la integración. En este sentido debemos asegurar que las medidas que sean implementadas permitan la consolidación de un proceso general de integración productiva entre los socios, como contraposición a iniciativas que incentiven el aprovisionamiento de componentes de productos por parte de actores extra-zona, destinando a los socios del MERCOSUR únicamente las tareas de ensamblaje y comercialización.
Si queremos formar parte de un proceso de integración regional sudamericano, que evolucione en forma sólida y dinámica, necesitamos profundizar y extender el MERCOSUR. Entendemos que este emprendimiento hoy es el punto más alto alcanzado en la integración de nuestra región, que con las nuevas incorporaciones se fortalece aún más y se perfila como un actor con perfil definido en el mundo globalizado.
Nuestro bloque se ha consolidado como promotor de la democracia en nuestra región y hoy asistimos con gran satisfacción a la consolidación de una región cada vez más estable y desarrollada en términos políticos, económicos y sociales. No es que nos encontremos en un punto idílico y sin contratiempos o contramarchas, los problemas siempre asechan a integraciones como las nuestras, pero lo cierto es que paulatinamente se van obteniendo resultados. Estos resultados alcanzados a fuerza de voluntad y sacrificio son los que nos han otorgado la madurez necesaria, para garantizar las defensas de las instituciones democráticas por nuestros propios medios.
El MERCOSUR se propuso conformar un espacio creador de soluciones y de buenos entendimientos. Queremos continuar siendo un factor de paz y de concordia en esta zona del mundo. Nuestros enérgicos reclamos por condiciones de comercio más justas y equitativas no son operaciones ideológicas ni demagógicas, son nuestra interpretación del interés nacional y regional.
El MERCOSUR ha obtenido en los últimos tiempos resultados significativos en los más diversos aspectos. Para destacar sólo algunos de ellos hago referencia al incremento de la calidad institucional y al fortalecimiento de la institucionalidad, que implica la creación y puesta en marcha del Parlamento del MERCOSUR. Sumo el avance de la aprobación de los primeros proyectos de infraestructuras a ser financiados por el Fondo para la convergencia estructural del MERCOSUR. Agrego la definición de los lineamientos que regirán el código aduanero común, los numerosos acuerdos comerciales que han sido suscriptos o están siendo negociados con países o bloques de diversas regiones del globo y los avances significativos registrados en la participación de la sociedad civil en este proceso de integración. Amén también, los encuentros que están realizando nuestros diferentes municipios de nuestras naciones en ese proceso de integración, en su estado más democrático, que es realmente fundamental y muy importante que nosotros apoyamos con mucha fuerza.
No obstante debemos reconocer al mismo tiempo la existencia de dificultades que afectan específicamente a la industria y al comercio de determinados estados partes y que por lo tanto, amenazan con afectar la evolución del proceso de integración con el cual estamos comprometidos.
En este contexto, la búsqueda de soluciones para los problemas puntuales que afectan a cada uno de los miembros constituye una necesidad impostergable. El MERCOSUR está exigiendo en esta instancia particular mayores compromisos, una alta dosis de visión estratégica común, que demanda la asimilación definitiva del concepto MERCOSUR reforzado por políticas nacionales compatibles con este objetivo.
Solamente a partir de un ideario MERCOSUR común será posible encontrar respuestas satisfactorias a las dificultades que se nos presentan a corto plazo. Una parte central de los problemas del MERCOSUR está vinculada fundamentalmente a la agenda inconclusa del bloque, como el diciplinamiento de los incentivos otorgados a la producción y a la inversión, que generan distorsiones importantes en las condiciones de competencia en la región, que son por lo tanto parcialmente responsables de las asimetrías en las condiciones productivas y comerciales que persisten en el seno del MERCOSUR.
Esta tarea de profundización del MERCOSUR deberá asimismo contemplar el diseño de una política más equilibrada en materia de localización de inversiones, la creación de nuevas fuentes de financiamiento a escala regional, la consolidación de una política común en materia laboral, la definición de una estrategia compartida en materia energética y el perfeccionamiento del arancel externo común, lo que implica una revisión del mismo para aquellos sectores cuyas estructuras productivas locales lo exigen.
Debemos también plantearnos hasta que punto pretendemos alcanzar un grado significativo de coordinación macroeconómica entre nuestros países y, en tal caso, cuáles serán los instrumentos que estamos dispuestos a crear.
A partir de la importancia de las cuestiones a las que me he referido no debemos olvidar que el sentido del MERCOSUR trasciende ampliamente las derivaciones del intercambio comercial entre los socios. Tengamos en cuenta que tenemos en nuestras manos el compromiso de la creación de un espacio económico, político, social y cultural, que será nuestra carta de presentación y nuestro principal instrumento para la inserción en los más diversos ámbitos vinculados a la comunidad internacional.
Este año empieza con grandes auspicios para el MERCOSUR, eso no tiene que hacernos olvidar los retrasos de las limitaciones de los problemas pendientes. Pero tiene que estar claro para nosotros que el camino para nuestros pueblos pasa por este proyecto de integración, tiene que quedar claro que la mejor defensa de la soberanía nacional en nuestra época pasa por el establecimiento de sólidas alianzas regionales.
Nosotros creemos profundamente en este camino del MERCOSUR y del proceso de la integración sudamericana. Creemos que hay dos proyectos que son centrales y fundamentales: uno, la creación del Banco del Sur que creemos que es un instrumento financiero indispensable para promover y para crear las herramientas necesarias que la región necesita. El otro, a pesar de los dichos escépticos de algunos, es el gasoducto del Sur, nosotros vemos con mucha alegría el acuerdo que están alcanzado Venezuela y Brasil para empezar desde una punta la construcción del gasoducto del Sur. Esperamos con Bolivia poder hacer el gasoducto del Noreste, para empezar a dos puntas la construcción del gasoducto del Sur y que termine siendo en algunos años la gran obra de integración que toda la región tenga para un elemento realmente de reconversión muy importante.
También es muy importante generar grupos de reflexión, generar un debate profundo de ideas, que nos permitan que el MERCOSUR y el espacio de América del Sur tengan una agenda política, ideológica sustantiva con la evolución de los tiempos.
Tenemos que mirar fuertemente y con una calidad progresista hacia adelante, entender qué mundo afrontamos y crear con solidez, con una capacidad estructural e intelectual que realmente represente los intereses de nuestra región, la construcción de una vertiente que definitivamente vea que nuestros pueblos se sienten absolutamente representados por las necesidades que hoy nosotros tenemos que defender con toda nuestra fuerza. Por eso igualdad, inclusión social, redistribución del ingreso y solidaridad entre nuestros pueblos es una tarea central y fundamental.
Creo que tenemos un desafío hermoso por delante, realmente apasionante y si somos capaces de empezar a generar las obras de infraestructura, el Banco del Sur, el gasoducto del Sur, la moneda única y si tenemos la capacidad de mirar estratégicamente y no quedarnos en la coyuntura de un tiempo histórico de determinadas circunstancias, la historia dirá que la generación de estos tiempos estuvo a la altura de lo que nuestros pueblos necesitan.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)
Aprovecho para transmitirles a ustedes mi convicción de que en toda nuestra región se está abriendo paso a paso, con fuerza y apoyo popular, un nuevo capítulo político. En este nuevo capítulo inscribo y saludo los triunfos electorales del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela y del presidente del Ecuador, don Rafael Correa, un capítulo en el que nuestros pueblos expresan su disposición para el cambio; su fuerte opción por la igualdad y en consecuencia, están exigiendo de sus gobernantes que los representen fielmente, que defiendan sus intereses y pongan la cuestión de la justicia social, la redistribución del ingreso y la equidad en el centro de sus agendas. Un capítulo en el que nuestros pueblos advierten que el atajo de la liberalización indiscriminada no traerá prosperidad a nuestras sociedades. Se niegan a admitir tutelajes y reclaman la promoción del desarrollo para obtener bienestar derivado del trabajo digno y decente.
El mapa político ha cambiado mucho en los últimos años, esos cambios ya se expresan en la integración del MERCOSUR, el ingreso de Venezuela y la solicitud de ingreso que ha hecho la hermana República de Bolivia -que vemos con muchísimo agrado dacha solicitud- están mostrando que el MERCOSUR se ha convertido en un interesante polo de atracción, futuro y de proyección estratégica, el MERCOSUR es una verdadera esperanza para el continente. La Argentina cree profundamente en este proyecto de integración, lo ha apoyado aún en los momentos más difíciles y ha realizado los mayores esfuerzos que le han sido posibles a efectos de avanzar en la dirección de la consolidación y el progreso del Bloque, tanto desde el punto de vista comercial como institucional y social.
Hemos dicho que el MERCOSUR y la integración latinoamericana conforman el núcleo de nuestro proyecto político-regional, y hemos destacado la importancia de profundizar y extender el MERCOSUR como camino necesario hacia una amplia integración latinoamericana. Propiciamos un MERCOSUR más concentrado en lo productivo y más alineado con las necesidades de nuestro pueblo. No cedemos en esfuerzos por complementar nuestras economías y hacer más competitiva la región en su conjunto. Creemos que con más emprendimientos de infraestructuras comunes el MERCOSUR mejorará, creceremos más, con más articulación macroeconómica y más avances hacia una futura integración y unidad monetaria.
Somos partidarios de un MERCOSUR cuya construcción avance de manera constante, teniendo como principal motivación los intereses concretos que presentan la realidad de cada uno de los socios y de cada uno de nuestros pueblos. Para lograrlo debemos abocarnos con energía e imaginación a diseñar las medidas necesarias para reducir las asimetrías entre los socios, asimetrías que son consecuencia no solamente de las diferencias de tamaño relativo y de ubicación geográfica, sino también de las políticas públicas que se llevan a cabo y que dificultan a los socios menores en el pleno aprovechamiento de los beneficios potenciales de la integración. En este sentido debemos asegurar que las medidas que sean implementadas permitan la consolidación de un proceso general de integración productiva entre los socios, como contraposición a iniciativas que incentiven el aprovisionamiento de componentes de productos por parte de actores extra-zona, destinando a los socios del MERCOSUR únicamente las tareas de ensamblaje y comercialización.
Si queremos formar parte de un proceso de integración regional sudamericano, que evolucione en forma sólida y dinámica, necesitamos profundizar y extender el MERCOSUR. Entendemos que este emprendimiento hoy es el punto más alto alcanzado en la integración de nuestra región, que con las nuevas incorporaciones se fortalece aún más y se perfila como un actor con perfil definido en el mundo globalizado.
Nuestro bloque se ha consolidado como promotor de la democracia en nuestra región y hoy asistimos con gran satisfacción a la consolidación de una región cada vez más estable y desarrollada en términos políticos, económicos y sociales. No es que nos encontremos en un punto idílico y sin contratiempos o contramarchas, los problemas siempre asechan a integraciones como las nuestras, pero lo cierto es que paulatinamente se van obteniendo resultados. Estos resultados alcanzados a fuerza de voluntad y sacrificio son los que nos han otorgado la madurez necesaria, para garantizar las defensas de las instituciones democráticas por nuestros propios medios.
El MERCOSUR se propuso conformar un espacio creador de soluciones y de buenos entendimientos. Queremos continuar siendo un factor de paz y de concordia en esta zona del mundo. Nuestros enérgicos reclamos por condiciones de comercio más justas y equitativas no son operaciones ideológicas ni demagógicas, son nuestra interpretación del interés nacional y regional.
El MERCOSUR ha obtenido en los últimos tiempos resultados significativos en los más diversos aspectos. Para destacar sólo algunos de ellos hago referencia al incremento de la calidad institucional y al fortalecimiento de la institucionalidad, que implica la creación y puesta en marcha del Parlamento del MERCOSUR. Sumo el avance de la aprobación de los primeros proyectos de infraestructuras a ser financiados por el Fondo para la convergencia estructural del MERCOSUR. Agrego la definición de los lineamientos que regirán el código aduanero común, los numerosos acuerdos comerciales que han sido suscriptos o están siendo negociados con países o bloques de diversas regiones del globo y los avances significativos registrados en la participación de la sociedad civil en este proceso de integración. Amén también, los encuentros que están realizando nuestros diferentes municipios de nuestras naciones en ese proceso de integración, en su estado más democrático, que es realmente fundamental y muy importante que nosotros apoyamos con mucha fuerza.
No obstante debemos reconocer al mismo tiempo la existencia de dificultades que afectan específicamente a la industria y al comercio de determinados estados partes y que por lo tanto, amenazan con afectar la evolución del proceso de integración con el cual estamos comprometidos.
En este contexto, la búsqueda de soluciones para los problemas puntuales que afectan a cada uno de los miembros constituye una necesidad impostergable. El MERCOSUR está exigiendo en esta instancia particular mayores compromisos, una alta dosis de visión estratégica común, que demanda la asimilación definitiva del concepto MERCOSUR reforzado por políticas nacionales compatibles con este objetivo.
Solamente a partir de un ideario MERCOSUR común será posible encontrar respuestas satisfactorias a las dificultades que se nos presentan a corto plazo. Una parte central de los problemas del MERCOSUR está vinculada fundamentalmente a la agenda inconclusa del bloque, como el diciplinamiento de los incentivos otorgados a la producción y a la inversión, que generan distorsiones importantes en las condiciones de competencia en la región, que son por lo tanto parcialmente responsables de las asimetrías en las condiciones productivas y comerciales que persisten en el seno del MERCOSUR.
Esta tarea de profundización del MERCOSUR deberá asimismo contemplar el diseño de una política más equilibrada en materia de localización de inversiones, la creación de nuevas fuentes de financiamiento a escala regional, la consolidación de una política común en materia laboral, la definición de una estrategia compartida en materia energética y el perfeccionamiento del arancel externo común, lo que implica una revisión del mismo para aquellos sectores cuyas estructuras productivas locales lo exigen.
Debemos también plantearnos hasta que punto pretendemos alcanzar un grado significativo de coordinación macroeconómica entre nuestros países y, en tal caso, cuáles serán los instrumentos que estamos dispuestos a crear.
A partir de la importancia de las cuestiones a las que me he referido no debemos olvidar que el sentido del MERCOSUR trasciende ampliamente las derivaciones del intercambio comercial entre los socios. Tengamos en cuenta que tenemos en nuestras manos el compromiso de la creación de un espacio económico, político, social y cultural, que será nuestra carta de presentación y nuestro principal instrumento para la inserción en los más diversos ámbitos vinculados a la comunidad internacional.
Este año empieza con grandes auspicios para el MERCOSUR, eso no tiene que hacernos olvidar los retrasos de las limitaciones de los problemas pendientes. Pero tiene que estar claro para nosotros que el camino para nuestros pueblos pasa por este proyecto de integración, tiene que quedar claro que la mejor defensa de la soberanía nacional en nuestra época pasa por el establecimiento de sólidas alianzas regionales.
Nosotros creemos profundamente en este camino del MERCOSUR y del proceso de la integración sudamericana. Creemos que hay dos proyectos que son centrales y fundamentales: uno, la creación del Banco del Sur que creemos que es un instrumento financiero indispensable para promover y para crear las herramientas necesarias que la región necesita. El otro, a pesar de los dichos escépticos de algunos, es el gasoducto del Sur, nosotros vemos con mucha alegría el acuerdo que están alcanzado Venezuela y Brasil para empezar desde una punta la construcción del gasoducto del Sur. Esperamos con Bolivia poder hacer el gasoducto del Noreste, para empezar a dos puntas la construcción del gasoducto del Sur y que termine siendo en algunos años la gran obra de integración que toda la región tenga para un elemento realmente de reconversión muy importante.
También es muy importante generar grupos de reflexión, generar un debate profundo de ideas, que nos permitan que el MERCOSUR y el espacio de América del Sur tengan una agenda política, ideológica sustantiva con la evolución de los tiempos.
Tenemos que mirar fuertemente y con una calidad progresista hacia adelante, entender qué mundo afrontamos y crear con solidez, con una capacidad estructural e intelectual que realmente represente los intereses de nuestra región, la construcción de una vertiente que definitivamente vea que nuestros pueblos se sienten absolutamente representados por las necesidades que hoy nosotros tenemos que defender con toda nuestra fuerza. Por eso igualdad, inclusión social, redistribución del ingreso y solidaridad entre nuestros pueblos es una tarea central y fundamental.
Creo que tenemos un desafío hermoso por delante, realmente apasionante y si somos capaces de empezar a generar las obras de infraestructura, el Banco del Sur, el gasoducto del Sur, la moneda única y si tenemos la capacidad de mirar estratégicamente y no quedarnos en la coyuntura de un tiempo histórico de determinadas circunstancias, la historia dirá que la generación de estos tiempos estuvo a la altura de lo que nuestros pueblos necesitan.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)