Señores gobernadores y jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores ministros de los Poderes Ejecutivos Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales y municipales; señoras y señores representantes de la salud; familia Carrillo, un honor estar nuevamente junto a ustedes; señoras y señores: en primer lugar, quiero agradecer profundamente a todos los gobernadores de las provincias argentinas que han puesto tanto énfasis en temas que, en otros tiempos y por distintas circunstancias, quedaban en una escala secundaria.
En algún momento reunido con ellos, hablamos sobre que los temas fundamentales de la Argentina eran el combate a la pobreza, la indigencia, la desocupación, la inversión, la posibilidad de acceder a tener una vivienda, la posibilidad de reindustrializar la Argentina, la posibilidad de recuperar este país que estuvo más allá del infierno y que aún hoy se encuentra ahí. Y uno de los temas que nos avergonzaba profundamente a todos los argentinos era el de la mortalidad infantil, que para algunos es un dato, pero sé que para todos ustedes, para los señores gobernadores, para la gente, para los argentinos, no lo es.
Cada vez que teníamos que ver los índices de mortalidad infantil –cuando a mí me tocó ser gobernador, como a muchos de los que están hoy aquí-, sentíamos una verdadera vergüenza, porque eso demostraba qué era lo que nos estaba pasando a los argentinos que el grado de desprotección ya había llegado a niveles que ni siquiera le garantizaba la vida a aquél que nacía, aquél que traía toda la fuerza para desarrollarse en una sociedad que los contuviera, dentro de la familia, de la sociedad, con posibilidades, con la alegría del nacimiento, con el inicio de una vida nueva y la verdad era que los índices que se tenían, eran realmente vergonzantes.
Siguen siendo. Con todo respecto al señor Ministro, la verdad es que si nos quedáramos conformes hoy con la proyección del 12,6, no estaríamos entendiendo cuál es el rol que como pasantes de la historia nos toca vivir en este tiempo y les va a tocar a quienes sean futuros gobernantes.
Creo que de este Salón Sur tiene que salir una consigna muy fuerte; en 2010 llegaremos al Bicentenario y creo que gobernadores, científicos, investigadores, la gente, auxiliares sociales, auxiliares de la salud, tenemos que ver si para esa fecha el índice de mortalidad infantil estará por debajo del dígito. Tendría que ser una consigna y una política de Estado que supere a todas las fuerzas políticas y a todos los sectores y poder decir “los argentinos en 2010, como política estratégica, nos ponemos la meta que la mortalidad infantil va a romper la barrera de los dos dígitos y vamos a tener un dígito”.
Habremos triunfado si logramos ese objetivo y creo que nada mejor que la fecha del Bicentenario para tratar de lograrlo. Creo que lo tenemos que hacer y poner todos nuestros esfuerzos. (APLAUSOS)
Se está haciendo mucha inversión en infraestructura hospitalaria; hay que profundizar la inversión en la recuperación de la política de salud pública. Sé que la política de salud pública, tal cual como uno la concibe, ha quedado absolutamente fuera del marco que quisiéramos que tenga, pero esto no se soluciona solamente con una actitud contestataria; sé que muchos de los que tenemos responsabilidad de Gobierno –a mí me tocó cuando fui gobernador-, hemos hecho hospitales, tecnología, aparatología de punta, capacitación y demás, pero, evidentemente, no se había logrado orquestar en la política nacional que lo que teníamos que hacer nosotros definitivamente era complementar la salud pública con la privada. Puede que sean incompatibles, pero cualquier Estado o nación que se precie de tal, tiene que fortalecer paulatinamente la salud pública. No es una tarea que se logra de un día para otro, durante años nos dijeron que la inversión en salud pública era gasto improductivo y lo tachaban del Presupuesto, eso lo sabemos todos.
Considero que tenemos que tener muy buena memoria y ver por qué se nos derrumbó la salud pública. Para nosotros, la salud pública y la inversión pública deben ser metas prioritarias del Estado nacional, deben ser políticas de Estado, como puede suceder con otras políticas estratégicas con las que nadie puede estar en desacuerdo. A este tema no se lo puede utilizar como un botín electoral, sino que hay que usar todas las neuronas y todo el esfuerzo económico para que realmente la salud pública se fortalezca. Esto es central y fundamental para todos. (APLAUSOS)
Sé que lo podemos hacer, como también tenemos que seguir profundizando algo que ya hemos empezado, porque no puede haber salud pública sin capacitación, sin jerarquización de la investigación, sin jerarquización de nuestros investigadores, tenemos que bajar la edad de nuestros investigadores, porque hay institutos en los que el promedio de edad es de entre 50 y 52 años, es decir, habíamos permitido que nuestros jóvenes se alejaran y se fueran o directamente se desalentaba la idea real y concreta de que el Estado tiene que capacitar y, fundamentalmente, invertir en ese tema.
Por eso, creo que estos son los temas que nos deben interesar a todos los argentinos, que los debemos profundizar, debemos tomar todas las ideas relativas que lleguen para cualificarlo y quiero felicitar a quienes participaron activamente en este “Plan Nacer”, a todos los profesionales, a toda la gente anónima que trabajó, me gusta percibir la satisfacción de quienes gobiernan sus provincias que ven que el tema va mejorando paulatinamente, aunque debemos hacerlo entre todos.
Hoy nos toca decirlo a nosotros, pero estoy seguro que lo van a ir tomando gobierno tras gobierno porque esto se va cualificando definitivamente en la Argentina y en 2010, entre tantas cosas que pasarán cuando estemos recordando nuestro Bicentenario, los argentinos vamos a poder decirle al mundo que la mortalidad infantil definitivamente está por debajo de los dos dígitos.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)
En algún momento reunido con ellos, hablamos sobre que los temas fundamentales de la Argentina eran el combate a la pobreza, la indigencia, la desocupación, la inversión, la posibilidad de acceder a tener una vivienda, la posibilidad de reindustrializar la Argentina, la posibilidad de recuperar este país que estuvo más allá del infierno y que aún hoy se encuentra ahí. Y uno de los temas que nos avergonzaba profundamente a todos los argentinos era el de la mortalidad infantil, que para algunos es un dato, pero sé que para todos ustedes, para los señores gobernadores, para la gente, para los argentinos, no lo es.
Cada vez que teníamos que ver los índices de mortalidad infantil –cuando a mí me tocó ser gobernador, como a muchos de los que están hoy aquí-, sentíamos una verdadera vergüenza, porque eso demostraba qué era lo que nos estaba pasando a los argentinos que el grado de desprotección ya había llegado a niveles que ni siquiera le garantizaba la vida a aquél que nacía, aquél que traía toda la fuerza para desarrollarse en una sociedad que los contuviera, dentro de la familia, de la sociedad, con posibilidades, con la alegría del nacimiento, con el inicio de una vida nueva y la verdad era que los índices que se tenían, eran realmente vergonzantes.
Siguen siendo. Con todo respecto al señor Ministro, la verdad es que si nos quedáramos conformes hoy con la proyección del 12,6, no estaríamos entendiendo cuál es el rol que como pasantes de la historia nos toca vivir en este tiempo y les va a tocar a quienes sean futuros gobernantes.
Creo que de este Salón Sur tiene que salir una consigna muy fuerte; en 2010 llegaremos al Bicentenario y creo que gobernadores, científicos, investigadores, la gente, auxiliares sociales, auxiliares de la salud, tenemos que ver si para esa fecha el índice de mortalidad infantil estará por debajo del dígito. Tendría que ser una consigna y una política de Estado que supere a todas las fuerzas políticas y a todos los sectores y poder decir “los argentinos en 2010, como política estratégica, nos ponemos la meta que la mortalidad infantil va a romper la barrera de los dos dígitos y vamos a tener un dígito”.
Habremos triunfado si logramos ese objetivo y creo que nada mejor que la fecha del Bicentenario para tratar de lograrlo. Creo que lo tenemos que hacer y poner todos nuestros esfuerzos. (APLAUSOS)
Se está haciendo mucha inversión en infraestructura hospitalaria; hay que profundizar la inversión en la recuperación de la política de salud pública. Sé que la política de salud pública, tal cual como uno la concibe, ha quedado absolutamente fuera del marco que quisiéramos que tenga, pero esto no se soluciona solamente con una actitud contestataria; sé que muchos de los que tenemos responsabilidad de Gobierno –a mí me tocó cuando fui gobernador-, hemos hecho hospitales, tecnología, aparatología de punta, capacitación y demás, pero, evidentemente, no se había logrado orquestar en la política nacional que lo que teníamos que hacer nosotros definitivamente era complementar la salud pública con la privada. Puede que sean incompatibles, pero cualquier Estado o nación que se precie de tal, tiene que fortalecer paulatinamente la salud pública. No es una tarea que se logra de un día para otro, durante años nos dijeron que la inversión en salud pública era gasto improductivo y lo tachaban del Presupuesto, eso lo sabemos todos.
Considero que tenemos que tener muy buena memoria y ver por qué se nos derrumbó la salud pública. Para nosotros, la salud pública y la inversión pública deben ser metas prioritarias del Estado nacional, deben ser políticas de Estado, como puede suceder con otras políticas estratégicas con las que nadie puede estar en desacuerdo. A este tema no se lo puede utilizar como un botín electoral, sino que hay que usar todas las neuronas y todo el esfuerzo económico para que realmente la salud pública se fortalezca. Esto es central y fundamental para todos. (APLAUSOS)
Sé que lo podemos hacer, como también tenemos que seguir profundizando algo que ya hemos empezado, porque no puede haber salud pública sin capacitación, sin jerarquización de la investigación, sin jerarquización de nuestros investigadores, tenemos que bajar la edad de nuestros investigadores, porque hay institutos en los que el promedio de edad es de entre 50 y 52 años, es decir, habíamos permitido que nuestros jóvenes se alejaran y se fueran o directamente se desalentaba la idea real y concreta de que el Estado tiene que capacitar y, fundamentalmente, invertir en ese tema.
Por eso, creo que estos son los temas que nos deben interesar a todos los argentinos, que los debemos profundizar, debemos tomar todas las ideas relativas que lleguen para cualificarlo y quiero felicitar a quienes participaron activamente en este “Plan Nacer”, a todos los profesionales, a toda la gente anónima que trabajó, me gusta percibir la satisfacción de quienes gobiernan sus provincias que ven que el tema va mejorando paulatinamente, aunque debemos hacerlo entre todos.
Hoy nos toca decirlo a nosotros, pero estoy seguro que lo van a ir tomando gobierno tras gobierno porque esto se va cualificando definitivamente en la Argentina y en 2010, entre tantas cosas que pasarán cuando estemos recordando nuestro Bicentenario, los argentinos vamos a poder decirle al mundo que la mortalidad infantil definitivamente está por debajo de los dos dígitos.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)