Señor Vicepresidente de la Nación; señores gobernadores; señor jefe de Gobierno de la Ciudad; señores ministros; señor jefe del Estado Mayor Conjunto y de los Estados Mayores Generales de las Fuerzas Armadas; autoridades nacionales, provinciales, municipales; señores intendentes; representantes del Cuerpo Diplomático; señor Nuncio; distintas organizaciones de amigos y amigas que luchan permanentemente contra la violencia, como bien explicitaban recién; Abuelas y Madres de Plaza de Mayo; amigos y amigas: les voy a habar con absoluta franqueza y sinceridad, con lo que siento. Sé que por ahí ser franco trae problemas, reacciones y ataques de todo tipo.
Cuando realmente escuchaba conmovido las palabras del señor Dante Piccioli, por la situación particular, por el marco de la situación que él expresaba y que caracterizó correctamente, pensaba que lo que nos pasa a los argentinos es que podemos evitar que la Argentina llegue a ser igual a lo que es San Pablo o lo que son muchos países latinoamericanos o lo que pasa en lugares del primer mundo o en la potencia más grande y demás, tiene una raíz y civiles e integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad sabemos que todo esto nace con la impunidad en la Argentina. Cuando se mata de cualquier forma y eso no es punible, evidentemente, se va creando una cultura sin valores; cuando, como pasaba en este país y pasa, que a veces se mata en nombre de la justicia, esto se profundiza todavía mucho más. En esto tienen que ver no sólo los gobiernos, las familias, este último hecho –de los variados y lamentables que han sucedido- nos conmovió a todos, todo el contexto tiene que ir viendo.
Yo no sé por qué algunos quieren tener armas en sus casas, para qué las quieren tener; yo entiendo lo de la seguridad, pero toda esa cultura de generar la justicia por mano propia nos trajo un tremendo dolor de cabeza. El intento de algunos sectores de politizar este tipo de temas, que todo el mundo sabe cuál es, que yo muchas veces callé por el dolor que vi en la cara de muchos. Pero esto no se pude politizar. Bien dijo conmovido nuestro amigo cuando hablaba de cómo lo sacudió el dolor, cómo lo golpeó, como le golpeó a la familia y querer politizar este tipo de hechos es el lucro y la bajeza más grande que puede pasar en la sociedad, querer tratar de llegar algún día a ser gobierno en la Argentina politizando estas cosas, es un vergüenza. Yo no pienso ser un solo día presidente de la Nación politizando estas cosas, porque esto es realmente vergonzoso y lamentable. Encima, algunos de lo que lo intentan politizar son gente de triste historia en la Argentina y algunos que todavía gozan de la impunidad que no debían de haber tenido. Estas cosas las tenemos que tener en claro porque por eso nos sucedió este tipo de cosas.
Por eso, en la reunión que tuve con las Madres del Dolor, con padres, con amigos, con chicos jóvenes, espectaculares, me abracé fuertemente a esta teoría del desarme. Está bien, “si tenés un arma tenés un problema”, pero que necesidad tenemos de tener una, dos, tres o cuatro armas. Yo, que todos saben que por distintas circunstancias me viven haciendo todo tipo de presiones, les puedo asegurar que no tengo ni una honda, porque bajo todo aspecto quiero defender las ideas y la verdad con las ideas y con la verdad relativa que uno pueda tener. El día que necesite de un arma para defender mi verdad estaré muy equivocado. Por eso es fundamental tratar de generar el marco.
Acá que están los jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el RENAR es un problema que tenemos que solucionar, y empezamos a solucionarlo parcialmente, como decía el señor, pero también tenemos que terminar con el comercio ilegal de armas donde muchas veces, lamentablemente, están involucrados representantes de nuestras instituciones armadas y de seguridad. Hablemos sin hipocresía, esto pasa y es responsabilidad de ustedes terminarlo definitivamente, porque uno puede poner mucha voluntad sentado desde allí, puede poner mucho esfuerzo, pero terminar con el comercio ilegal que pasa a veces dentro de las propias instituciones, es tarea de los jefes que las representan. Lo tienen que hacer y castigar con la máxima severidad a quienes lo hagan. Por más RENAR que tengamos y por más control de armas que haya, si tenemos ese negocio ilegal que no se puede controlar por los lugares orgánicos que se debe, vamos a seguir con los mismos problemas.
Esto es central, lo tenemos que hacer definitivamente en una tarea de orden, de voluntad, de decisión, de convicción todos los argentinos, el desarme es la tarea central, armándonos no vamos a encontrar el camino de la justicia.
Claro que es dolorosa y tremenda la situación que les toca vivir a distintos familiares en distintos lugares de la Argentina, claro que hemos dado una batalla sin par; un país quebrado institucionalmente, quebrado moralmente, quebrado en sus valores, esa fue la Argentina en la que me tocó asumir, con gente marginada en la pobreza, en la exclusión, con la esperanza absolutamente perdida. También la recuperación social, económica, de valores, la posibilidad de acceder, de tener movilidad social, de tener esperanza en una sociedad distinta también va a atemperar la violencia.
Estos temas no se solucionan, por más que permanentemente haya que actualizar las leyes, con más leyes y leyes, se soluciona con gobiernos que hagan todo el esfuerzo para que funcionen, con instituciones de seguridad que estén a la altura de la historia y de las circunstancias, quien asume la responsabilidad de una institución de seguridad lo tiene que hacer con esa fortaleza y con esa firmeza; también con una Justicia que funcione a pleno. A veces mis amigos integrantes del Poder Judicial se enojan, pero esto es fundamental, cuando se da o no una excarcelación no se necesita una nueva ley, con los propios códigos que hay hoy, quienes saben las conductas que hayan tenido, quién puede salir y quién no de la prisión que esté cumpliendo. Está en el buen criterio, la propia ley lo dice, para determinar este tema. (APLAUSOS)
Hay hechos que conmueven tremendamente, que pasan cotidianamente, pero hemos logrado desarmar bandas de secuestradores y más de 300 de ellos están detenidos en la Argentina, prácticamente las bandas, estructuralmente organizadas como estaban, han dejado de funcionar si bien todavía tenemos funcionando grupos marginales. Estamos dando una batalla permanente, pero muchas vedes nos encontramos en esa batalla –todos lo saben- con complicidades de las propias instituciones de seguridad del Estado y otras que han avalado y permitido este tipo de circunstancias. Por eso es una tarea de todos, y por eso agradezco profundamente que los familiares se involucren, y a los que no les ha pasado también, porque este es un tema central, que todos nos involucremos para terminar con este problema. Les puedo asegurar que el Gobierno va a estar en el lugar que tiene que estar, pero bien dijo Dante Piccioli, que esto no empezó ahora, todos sabemos cómo se fue construyendo la impunidad en la Argentina. Y no va a terminar tampoco con este Gobierno porque es una lucha cotidiana y permanente que va a llevar largo tiempo lograr encuadrarla y dar las respuestas que corresponden. Pero podemos avanzar mucho si tenemos grandeza y generosidad
¿Y qué es grandeza y generosidad en estos temas si tenemos responsabilidad? Primero, que cada uno asuma el rol que le corresponda. Nuestras instituciones de seguridad, Ministro, tienen que funcionar a pleno, tienen que dar seguridad, cuando la gente ve un policía tiene que saber que tiene la seguridad concreta. Debemos tener una policía que no haga otras cosas de las que no debe hacer y que a veces hace. Lamentablemente es así, hay que estar atrás y sancionar a los que castigan el tremendo esfuerzo que la mayoría de las instituciones hacen con gran responsabilizad y seriedad. Pero hay muchos que no funcionan, lo sabe usted y lo sabe usted también, Arslanian, en la provincia de Buenos Aires, que lamentablemente pasa dentro de las propias instituciones. Esta es una tarea fundamental.
El tráfico ilegal de armas y demás se debe terminar con el propio ejemplo. Así que, es fundamental que en las instituciones de seguridad y en las Fuerzas Armadas no haya ningún hueco por el cual se filtren ventas de armas ilegales o que pase, como nos encontramos a veces, con ventas hechas por cuadros propios de las instituciones. Esto debe desaparecer definitivamente y de cara a la sociedad.
Segundo, creo que esto no se puede politizar porque es una política de Estado. Hablando bien, me refiero a la política cotidiana, a la política electoral que se determina quién tiene la iniciativa temporal y política en el Estado. Tratar de hacer eso es tener muy pocas ideas, tener mucha bajeza y jugar con el dolor de la gente. De mí no esperen eso, prefiero soportar todas las piedras antes que hacer un solo gesto demagógico de politización de algo que ha causado tanto dolor en la Argentina. Eso no sirve bajo ningún aspecto ni me van a ver allí. (APLAUSOS)
Y, terecero, con todo respeto a la familia argentina, debo decir que también es una tarea de la familia. Así como el tema económico, la marginalidad ayuda y siempre que se entra a mejorar económicamente tiende paulatinamente a que muchos sectores en delitos por ahí menores, vayan saliendo de esa situación, también es cierto que la tarea de la familia, la tarea de la escuela y la tarea rectora de los que tienen que representar a la gente, ayuda muchísimo. Porque yo, como lo harán ustedes, me fijo qué hace mi hijo que tiene 27, 28 años; si lo viera todo los días tirando tiros y armado y demás, le preguntaría “nene, ¿qué estás haciendo, qué te pasa?”. Esa es una tarea fundamental, el diálogo, el afecto, el cariño, la comunicación entre el padre y los hijos es central para saber y poder terminar con este tema. Porque en la familia, el Estado no llega, es la familia y, reitero, es fundamental que los padres estemos mirando y hablando con nuestros hijos permanentemente, no reprimiéndolos, porque esto no se arregla con la mera represión de la actitud, sino explicándoles por qué tenemos que constuir una sociedad basada en el amor, la justicia, la convivencia y demás.
Pero las cosas que nos fueron pasando a los argentinos nos ocurrieron porque fuimos permitiendo la impunidad y todavía muchas veces continúa sucediendo. Vemos que algunos se trenzan en discusiones de teorías jurídicas de una punta o de la otra, de otra historia y demás, y muchas veces eso es aprovechado por quienes no deben. Por eso, es fundamental generar y llevar la racionalidad adelante.
Yo les digo con toda seriedad y responsabilidad: por más que haya que actualizar permanentemente las leyes y ésta es tarea de los legisladores, el problema está en sacar más leyes y más leyes, que le demos 770 mil años a un asesino, sino que definitivamente no queden asesinos en la calle y que se tengan las leyes que creo que son muy importantes que tiene todo el sistema jurídico argentino y se apliquen y que quienes administren justicia las apliquen y quienes tenemos la responsabilidad ejecutiva las respetemos también y no hagamos indultos, amnistías o reducción de penas que no corresponden. También tenemos que tener mucha responsabilidad porque muchas veces, por determinadas cuestiones, se hacen disminuciones que no se deben hacer y después nos encontramos con tremendos dolores de cabeza.
Esta tarea de desarme que se está viendo en todo el país y que está en manos de gente joven, cuenta con nuestro total apoyo.
Creo que podemos construir un tiempo distinto. Es muy difícil porque los hechos se suceden y crear una moral fuerte que suponga que podemos vencer y derrotar estas cosas que nos están pasando, es la tarea no de uno sino de todos los argentinos.
Nosotros, desde el lugar que ocupamos, en todo este tiempo que nos queda hasta el 10 de diciembre de 2007, sin ninguna duda, vamos a seguir trabajando a full con responsabilidad y con seriedad.
Es muy difícil hablar del tema seguridad. Si uno ve una estadística, dice sí, pero la sensación térmica es otra. Es muy difícil hablarle de seguridad a alguien que perdió un familiar oprobiosamente o a alguien cuyo hijo sale de la casa y vive con temor. Es muy importante también la tarea de todos y también la de los medios y por eso hay que informar tratando de construir una moral colectiva, conjunta y solidaria del marco de respuesta que tienen que tener estos temas.
Yo creo que los argentinos lo vamos a lograr y vamos a saber hacer de esto una política de Estado. Esto es lo que tenemos que hacer, es decir, construir una política de Estado. Si construimos una política de Estado, los resultados van a estar a nuestro alcance. Claro que es muy difícil salir de este infierno, pero no es imposible, lo podemos hacer con mucha fuerza y con mucha solidaridad.
Por eso, éste es un paso inicial y la sociedad civil debe garantizar absolutamente que esto se lleve adelante y nosotros, por supuesto, asumir la responsabilidad que tenemos.
Yo pido la colaboración en este tema de los señores jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad sin contemplaciones con los que tienen responsabilidad. Porque un arma, en un hombre que representa a una Fuerza de Seguridad o a una institución armada, tiene que estar siempre al servicio del conjunto y del bien común de la sociedad. En cuanto al manejo, en el RENAR se va a controlar el arma que se registra ya que en muchos hechos delictivos aparecen muchas veces armas que, lamentablemente, salen de nuestras propias instituciones. Con ocultar cosas no ganamos nada, hay que terminar con eso y se puede hacer rápidamente con un claro sentido de la responsabilidad y de la autoridad. (APLAUSOS)
En nombre de los argentinos agradezco profundamente la tarea que hacen las organizaciones, hay que tener mucho valor espiritual, mucha solidaridad, una alta comprensión espiritual del tema y del problema para poder asumir la tarea de prédica constructiva que ustedes están asumiendo. No sé realmente si uno en el lugar de ustedes la podría hacer, porque es muy difícil estar en el lugar del otro, es prácticamente imposible, hay que tener a veces una fuerza indomable. Pero están dando un ejemplo muy grande y pierdan cuidado que nosotros vamos a trabajar con toda nuestra fortaleza para hacer honor a ese ejemplo.
Quiero agradecerle a todos, agradecer las palabras iniciales, pongamos el esfuerzo conjunto y logremos una victoria entre todos los argentinos que la podemos lograr donde la seguridad la construyamos sin impunidad, con amor, con justicia, sin armas, con la verdad y donde cada sector se haga responsable de lo que le corresponda. La derivación de culpas es muy fácil y los dirigentes no hagamos con esto “bah, se puede hacer”.
Les puedo asegurar que los que tenemos la responsabilidad de gobernar con esto no nos van a ver jamás tratando de buscar o especular o politizar sectorialmente lo que debe ser una política de Estado.
Creo que empezamos a generar un punto de inflexión. La tarea es de todos y es tremendamente difícil, más cuando va acompañada de tanto dolor, de tanta bronca y, a veces, de la imposibilidad concreta de sentir que a veces uno cree que está solo, pero creo que esto que hoy estamos haciendo está demostrando que los argentinos, si sabemos ser solidarios, vamos a poder demostrarnos entre nosotros mismos que no estamos solos.
Nosotros no queremos que esto se asemeje a lo que pasa en San Pablo o en algunos países latinoamericanos o lo que pasa en la propia nación más importante del mundo o en muchos otros lugares del mundo, creo que en la Argentina todavía estamos a tiempo de recrear una sociedad de amor, de verdad, de justicia y de no impunidad.
Así que, les agradezco profundamente a todos vuestras presencias.
Muchas gracias. (APLAUSOS)
Cuando realmente escuchaba conmovido las palabras del señor Dante Piccioli, por la situación particular, por el marco de la situación que él expresaba y que caracterizó correctamente, pensaba que lo que nos pasa a los argentinos es que podemos evitar que la Argentina llegue a ser igual a lo que es San Pablo o lo que son muchos países latinoamericanos o lo que pasa en lugares del primer mundo o en la potencia más grande y demás, tiene una raíz y civiles e integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad sabemos que todo esto nace con la impunidad en la Argentina. Cuando se mata de cualquier forma y eso no es punible, evidentemente, se va creando una cultura sin valores; cuando, como pasaba en este país y pasa, que a veces se mata en nombre de la justicia, esto se profundiza todavía mucho más. En esto tienen que ver no sólo los gobiernos, las familias, este último hecho –de los variados y lamentables que han sucedido- nos conmovió a todos, todo el contexto tiene que ir viendo.
Yo no sé por qué algunos quieren tener armas en sus casas, para qué las quieren tener; yo entiendo lo de la seguridad, pero toda esa cultura de generar la justicia por mano propia nos trajo un tremendo dolor de cabeza. El intento de algunos sectores de politizar este tipo de temas, que todo el mundo sabe cuál es, que yo muchas veces callé por el dolor que vi en la cara de muchos. Pero esto no se pude politizar. Bien dijo conmovido nuestro amigo cuando hablaba de cómo lo sacudió el dolor, cómo lo golpeó, como le golpeó a la familia y querer politizar este tipo de hechos es el lucro y la bajeza más grande que puede pasar en la sociedad, querer tratar de llegar algún día a ser gobierno en la Argentina politizando estas cosas, es un vergüenza. Yo no pienso ser un solo día presidente de la Nación politizando estas cosas, porque esto es realmente vergonzoso y lamentable. Encima, algunos de lo que lo intentan politizar son gente de triste historia en la Argentina y algunos que todavía gozan de la impunidad que no debían de haber tenido. Estas cosas las tenemos que tener en claro porque por eso nos sucedió este tipo de cosas.
Por eso, en la reunión que tuve con las Madres del Dolor, con padres, con amigos, con chicos jóvenes, espectaculares, me abracé fuertemente a esta teoría del desarme. Está bien, “si tenés un arma tenés un problema”, pero que necesidad tenemos de tener una, dos, tres o cuatro armas. Yo, que todos saben que por distintas circunstancias me viven haciendo todo tipo de presiones, les puedo asegurar que no tengo ni una honda, porque bajo todo aspecto quiero defender las ideas y la verdad con las ideas y con la verdad relativa que uno pueda tener. El día que necesite de un arma para defender mi verdad estaré muy equivocado. Por eso es fundamental tratar de generar el marco.
Acá que están los jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el RENAR es un problema que tenemos que solucionar, y empezamos a solucionarlo parcialmente, como decía el señor, pero también tenemos que terminar con el comercio ilegal de armas donde muchas veces, lamentablemente, están involucrados representantes de nuestras instituciones armadas y de seguridad. Hablemos sin hipocresía, esto pasa y es responsabilidad de ustedes terminarlo definitivamente, porque uno puede poner mucha voluntad sentado desde allí, puede poner mucho esfuerzo, pero terminar con el comercio ilegal que pasa a veces dentro de las propias instituciones, es tarea de los jefes que las representan. Lo tienen que hacer y castigar con la máxima severidad a quienes lo hagan. Por más RENAR que tengamos y por más control de armas que haya, si tenemos ese negocio ilegal que no se puede controlar por los lugares orgánicos que se debe, vamos a seguir con los mismos problemas.
Esto es central, lo tenemos que hacer definitivamente en una tarea de orden, de voluntad, de decisión, de convicción todos los argentinos, el desarme es la tarea central, armándonos no vamos a encontrar el camino de la justicia.
Claro que es dolorosa y tremenda la situación que les toca vivir a distintos familiares en distintos lugares de la Argentina, claro que hemos dado una batalla sin par; un país quebrado institucionalmente, quebrado moralmente, quebrado en sus valores, esa fue la Argentina en la que me tocó asumir, con gente marginada en la pobreza, en la exclusión, con la esperanza absolutamente perdida. También la recuperación social, económica, de valores, la posibilidad de acceder, de tener movilidad social, de tener esperanza en una sociedad distinta también va a atemperar la violencia.
Estos temas no se solucionan, por más que permanentemente haya que actualizar las leyes, con más leyes y leyes, se soluciona con gobiernos que hagan todo el esfuerzo para que funcionen, con instituciones de seguridad que estén a la altura de la historia y de las circunstancias, quien asume la responsabilidad de una institución de seguridad lo tiene que hacer con esa fortaleza y con esa firmeza; también con una Justicia que funcione a pleno. A veces mis amigos integrantes del Poder Judicial se enojan, pero esto es fundamental, cuando se da o no una excarcelación no se necesita una nueva ley, con los propios códigos que hay hoy, quienes saben las conductas que hayan tenido, quién puede salir y quién no de la prisión que esté cumpliendo. Está en el buen criterio, la propia ley lo dice, para determinar este tema. (APLAUSOS)
Hay hechos que conmueven tremendamente, que pasan cotidianamente, pero hemos logrado desarmar bandas de secuestradores y más de 300 de ellos están detenidos en la Argentina, prácticamente las bandas, estructuralmente organizadas como estaban, han dejado de funcionar si bien todavía tenemos funcionando grupos marginales. Estamos dando una batalla permanente, pero muchas vedes nos encontramos en esa batalla –todos lo saben- con complicidades de las propias instituciones de seguridad del Estado y otras que han avalado y permitido este tipo de circunstancias. Por eso es una tarea de todos, y por eso agradezco profundamente que los familiares se involucren, y a los que no les ha pasado también, porque este es un tema central, que todos nos involucremos para terminar con este problema. Les puedo asegurar que el Gobierno va a estar en el lugar que tiene que estar, pero bien dijo Dante Piccioli, que esto no empezó ahora, todos sabemos cómo se fue construyendo la impunidad en la Argentina. Y no va a terminar tampoco con este Gobierno porque es una lucha cotidiana y permanente que va a llevar largo tiempo lograr encuadrarla y dar las respuestas que corresponden. Pero podemos avanzar mucho si tenemos grandeza y generosidad
¿Y qué es grandeza y generosidad en estos temas si tenemos responsabilidad? Primero, que cada uno asuma el rol que le corresponda. Nuestras instituciones de seguridad, Ministro, tienen que funcionar a pleno, tienen que dar seguridad, cuando la gente ve un policía tiene que saber que tiene la seguridad concreta. Debemos tener una policía que no haga otras cosas de las que no debe hacer y que a veces hace. Lamentablemente es así, hay que estar atrás y sancionar a los que castigan el tremendo esfuerzo que la mayoría de las instituciones hacen con gran responsabilizad y seriedad. Pero hay muchos que no funcionan, lo sabe usted y lo sabe usted también, Arslanian, en la provincia de Buenos Aires, que lamentablemente pasa dentro de las propias instituciones. Esta es una tarea fundamental.
El tráfico ilegal de armas y demás se debe terminar con el propio ejemplo. Así que, es fundamental que en las instituciones de seguridad y en las Fuerzas Armadas no haya ningún hueco por el cual se filtren ventas de armas ilegales o que pase, como nos encontramos a veces, con ventas hechas por cuadros propios de las instituciones. Esto debe desaparecer definitivamente y de cara a la sociedad.
Segundo, creo que esto no se puede politizar porque es una política de Estado. Hablando bien, me refiero a la política cotidiana, a la política electoral que se determina quién tiene la iniciativa temporal y política en el Estado. Tratar de hacer eso es tener muy pocas ideas, tener mucha bajeza y jugar con el dolor de la gente. De mí no esperen eso, prefiero soportar todas las piedras antes que hacer un solo gesto demagógico de politización de algo que ha causado tanto dolor en la Argentina. Eso no sirve bajo ningún aspecto ni me van a ver allí. (APLAUSOS)
Y, terecero, con todo respeto a la familia argentina, debo decir que también es una tarea de la familia. Así como el tema económico, la marginalidad ayuda y siempre que se entra a mejorar económicamente tiende paulatinamente a que muchos sectores en delitos por ahí menores, vayan saliendo de esa situación, también es cierto que la tarea de la familia, la tarea de la escuela y la tarea rectora de los que tienen que representar a la gente, ayuda muchísimo. Porque yo, como lo harán ustedes, me fijo qué hace mi hijo que tiene 27, 28 años; si lo viera todo los días tirando tiros y armado y demás, le preguntaría “nene, ¿qué estás haciendo, qué te pasa?”. Esa es una tarea fundamental, el diálogo, el afecto, el cariño, la comunicación entre el padre y los hijos es central para saber y poder terminar con este tema. Porque en la familia, el Estado no llega, es la familia y, reitero, es fundamental que los padres estemos mirando y hablando con nuestros hijos permanentemente, no reprimiéndolos, porque esto no se arregla con la mera represión de la actitud, sino explicándoles por qué tenemos que constuir una sociedad basada en el amor, la justicia, la convivencia y demás.
Pero las cosas que nos fueron pasando a los argentinos nos ocurrieron porque fuimos permitiendo la impunidad y todavía muchas veces continúa sucediendo. Vemos que algunos se trenzan en discusiones de teorías jurídicas de una punta o de la otra, de otra historia y demás, y muchas veces eso es aprovechado por quienes no deben. Por eso, es fundamental generar y llevar la racionalidad adelante.
Yo les digo con toda seriedad y responsabilidad: por más que haya que actualizar permanentemente las leyes y ésta es tarea de los legisladores, el problema está en sacar más leyes y más leyes, que le demos 770 mil años a un asesino, sino que definitivamente no queden asesinos en la calle y que se tengan las leyes que creo que son muy importantes que tiene todo el sistema jurídico argentino y se apliquen y que quienes administren justicia las apliquen y quienes tenemos la responsabilidad ejecutiva las respetemos también y no hagamos indultos, amnistías o reducción de penas que no corresponden. También tenemos que tener mucha responsabilidad porque muchas veces, por determinadas cuestiones, se hacen disminuciones que no se deben hacer y después nos encontramos con tremendos dolores de cabeza.
Esta tarea de desarme que se está viendo en todo el país y que está en manos de gente joven, cuenta con nuestro total apoyo.
Creo que podemos construir un tiempo distinto. Es muy difícil porque los hechos se suceden y crear una moral fuerte que suponga que podemos vencer y derrotar estas cosas que nos están pasando, es la tarea no de uno sino de todos los argentinos.
Nosotros, desde el lugar que ocupamos, en todo este tiempo que nos queda hasta el 10 de diciembre de 2007, sin ninguna duda, vamos a seguir trabajando a full con responsabilidad y con seriedad.
Es muy difícil hablar del tema seguridad. Si uno ve una estadística, dice sí, pero la sensación térmica es otra. Es muy difícil hablarle de seguridad a alguien que perdió un familiar oprobiosamente o a alguien cuyo hijo sale de la casa y vive con temor. Es muy importante también la tarea de todos y también la de los medios y por eso hay que informar tratando de construir una moral colectiva, conjunta y solidaria del marco de respuesta que tienen que tener estos temas.
Yo creo que los argentinos lo vamos a lograr y vamos a saber hacer de esto una política de Estado. Esto es lo que tenemos que hacer, es decir, construir una política de Estado. Si construimos una política de Estado, los resultados van a estar a nuestro alcance. Claro que es muy difícil salir de este infierno, pero no es imposible, lo podemos hacer con mucha fuerza y con mucha solidaridad.
Por eso, éste es un paso inicial y la sociedad civil debe garantizar absolutamente que esto se lleve adelante y nosotros, por supuesto, asumir la responsabilidad que tenemos.
Yo pido la colaboración en este tema de los señores jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad sin contemplaciones con los que tienen responsabilidad. Porque un arma, en un hombre que representa a una Fuerza de Seguridad o a una institución armada, tiene que estar siempre al servicio del conjunto y del bien común de la sociedad. En cuanto al manejo, en el RENAR se va a controlar el arma que se registra ya que en muchos hechos delictivos aparecen muchas veces armas que, lamentablemente, salen de nuestras propias instituciones. Con ocultar cosas no ganamos nada, hay que terminar con eso y se puede hacer rápidamente con un claro sentido de la responsabilidad y de la autoridad. (APLAUSOS)
En nombre de los argentinos agradezco profundamente la tarea que hacen las organizaciones, hay que tener mucho valor espiritual, mucha solidaridad, una alta comprensión espiritual del tema y del problema para poder asumir la tarea de prédica constructiva que ustedes están asumiendo. No sé realmente si uno en el lugar de ustedes la podría hacer, porque es muy difícil estar en el lugar del otro, es prácticamente imposible, hay que tener a veces una fuerza indomable. Pero están dando un ejemplo muy grande y pierdan cuidado que nosotros vamos a trabajar con toda nuestra fortaleza para hacer honor a ese ejemplo.
Quiero agradecerle a todos, agradecer las palabras iniciales, pongamos el esfuerzo conjunto y logremos una victoria entre todos los argentinos que la podemos lograr donde la seguridad la construyamos sin impunidad, con amor, con justicia, sin armas, con la verdad y donde cada sector se haga responsable de lo que le corresponda. La derivación de culpas es muy fácil y los dirigentes no hagamos con esto “bah, se puede hacer”.
Les puedo asegurar que los que tenemos la responsabilidad de gobernar con esto no nos van a ver jamás tratando de buscar o especular o politizar sectorialmente lo que debe ser una política de Estado.
Creo que empezamos a generar un punto de inflexión. La tarea es de todos y es tremendamente difícil, más cuando va acompañada de tanto dolor, de tanta bronca y, a veces, de la imposibilidad concreta de sentir que a veces uno cree que está solo, pero creo que esto que hoy estamos haciendo está demostrando que los argentinos, si sabemos ser solidarios, vamos a poder demostrarnos entre nosotros mismos que no estamos solos.
Nosotros no queremos que esto se asemeje a lo que pasa en San Pablo o en algunos países latinoamericanos o lo que pasa en la propia nación más importante del mundo o en muchos otros lugares del mundo, creo que en la Argentina todavía estamos a tiempo de recrear una sociedad de amor, de verdad, de justicia y de no impunidad.
Así que, les agradezco profundamente a todos vuestras presencias.
Muchas gracias. (APLAUSOS)