PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KICHNER DURANTE EL ENCUENTRO DE PRESIDENTES DEL BLOQUE REGIONAL EN LA CUMBRE DE JEFES DE ESTADO DEL MERCOSUR Y PAÍSES ASOCIADOS, EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KICHNER DURANTE EL ENCUENTRO DE PRESIDENTES DEL BLOQUE REGIONAL EN LA CUMBRE DE JEFES DE ESTADO DEL MERCOSUR Y PAÍSES ASOCIADOS, EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA

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Señora Presidenta, señores presidentes y ministros de los países que nos visitan; señores representantes de los presidentes; señores representantes de organismos internacionales; señores legisladores del MERCOSUR y de los países que nos visitan; delegaciones extranjeras; señores gobernadores; amigos y amigas: queremos, en nombre del pueblo argentino, darles una afectuosa bienvenida a esta hermosa ciudad de Córdoba que, con más de 500 años de historia, representa la vida misma de todos los argentinos; esta ciudad tesonera y creativa, que está siempre bien dispuesta a recibir de brazos abiertos a quienes la visitan, como ustedes habrán ya apreciado. Esperamos que al retornar a sus hogares, luego de esta trigésima reunión del Consejo del MERCOSUR y Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR y sus estados asociados, lo hagan con el mejor de los recuerdos por las horas compartidas.

La ocasión es propicia para compartir reflexiones que ayuden a tener una visión precisa de lo que el MERCOSUR hoy significa, qué sentido han tenido sus últimos pasos y cuál es el rumbo que debemos tratar imprimirle a su futuro.

En nuestra humilde perspectiva y aprovechando la finalizaciòn de la presidencia pro témpore hacemos un balance de nuestra experiencia. Siempre hemos sostenido que el MERCOSUR y la integración latinoamericana conforman el núcleo de nuestro proyecto regional. Nos hemos planteado nuestra presencia en el MERCOSUR como una opción estratégica y hemos trabajado para profundizar y extender el MERCOSUR. Hacia su interior el MERCOSUR crece incrementando la calidad institucional y profundizando una mayor institucionalidad. Extender territorialmente el MERCOSUR implica su ampliación integrando a nuevos miembros.

Para nosotros el éxito o el fracaso del MERCOSUR, el avance o el retroceso del MERCOSUR debe medirse en esas dos dimensiones, que refieren al interior y el exterior de nuestra alianza regional. Toda integración requiere un proceso complejo, largo y muchas veces sinuoso. Las tensiones, las divergencias son resultados de la necesidad de atender todos los diversos puntos de vista.

La articulación de los intereses locales, nacionales, regionales y globales exige confrontar las diferencias estructurales entre las partes para arribar a síntesis superadoras. Las asimetrías existentes merecen ser tenidas en cuenta, todo acuerdo de integración debe contemplar salvaguardas y compensaciones para los que sufren atrasos relativos para no potenciar sus debilidades.

La integración es un proceso continuo de aproximación y de aprendizaje, que es vulnerable a la crisis y supone atravesar etapas de discusión, cooperación y coordinación para arribar luego a un nuevo equilibrio. En este camino ningún avance es tan acelerado e irreversible que permita exitismos, ni ningún problema es tan grande que no pueda ser vencido con esfuerzo, buena voluntad y decisión política de integrarnos.

Por eso nos oponemos a considerar que ya logramos todo, como nos oponemos con igual fuerza a la visión de aquellos que en cada discusión, en cada divergencia, quieren ver el fracaso de nuestro trabajo. No tenemos que ocultar las diferencias sino analizarlas y resolverlas en el contexto de nuestra firme voluntad de enfrentar juntos los desafíos del mundo globalizado.

La integración regional y el MERCOSUR no son meras cuestiones retóricas, tienen contenidos concretos y esa agenda debe plantear seriamente qué tipo de integración vamos a tener. Es necesario fortalecer el MERCOSUR y el bienestar de los pueblos, es necesario fortalecer el MERCOSUR de los ciudadanos de nuestras naciones.

El MERCOSUR es una herramienta para el desarrollo integral de nuestros países, es un instrumento de integración energética y de infraestructura, es un proyecto estratégico que nos permite insertarnos en el mundo garantizando la defensa de nuestros intereses regionales nacionales.

El proyecto de integración que proponemos y en el que estamos trabajando tiene raíces políticas y se sostiene sobre cuestiones que trascienden ampliamente la dimensión económica e integran una nueva agenda: democracia, solidaridad, derechos humanos, libertad, justicia social, equidad y lucha contra la pobreza. En ese sentido, el MERCOSUR no puede ser sólo la suma de los países que lo integran, sino que debe constituirse como un actor con capacidad de influencia en el mundo, un interlocutor en el orden mundial que nos garantice una integración en condiciones dignas y equitativas.

El espacio sudamericano tiene identidad propia y desde esa identidad nos insertamos en el mundo, se equivocan quienes ven a la globalización como un proceso homogeneizador, por el contrario, una estrategia de esas características llevará indefectiblemente al fracaso. Tenemos que estar integrados al mundo pero no de cualquier manera. No se puede construir la integración a partir de los subsidios, de las barreras arancelarias y para-arancenlarias. La integración requiere para ser efectiva que sea equitativa para las partes, queremos una integración atractiva para todos y no una mayor dependencia.

La infraestructura y los recursos energéticos tampoco pueden quedar fuera de esta agenda, no puede haber integración entre países aislados y no se puede crecer económicamente si no se dispone de energía. Contamos en la región con grandes reservorios de gas y petróleo, así como con experiencia en la gestión de su extracción y distribución. Necesitamos preservar y garantizar el abastecimiento de energía y favorecer el desarrollo equilibrado entre países productores y consumidores, entre países con experiencia tecnológica y quienes aún no la tienen.

Debemos acordar hoy que el desarrollo productivo, el comercio justo, la lucha contra la pobreza, contra la marginación, por la plena igualdad y la ciudadanía social, el fortalecimiento de la democracia, la seguridad y la paz, la defensa de los derechos humanos, constituyen valores y objetivos que no pueden alcanzarse desde el esfuerzo de los Estados nacionales aislados, por más bien intencionadas que sean sus acciones. Tenemos que asumir, sin debilitar la independencia de cada una de las naciones, sin ignorar las realidades propias de cada país, un nuevo concepto de soberanía, un concepto ampliado de soberanía, una comunidad política y productiva capaz de poner en acción las enormes potencialidades de nuestra región para el bien de sus hombres y de sus mujeres.

En ese marco y desde la perspectiva que referimos al comienzo en cuanto a desde dónde debe apreciarse si existe avance o retroceso, brevemente queremos destacar lo que nos parecen los hechos más trascendentes de todo lo que se incluya en el informe respectivo: primero, los que tienden al fortalecimiento democrático, a la mejora de la calidad institucional, a la transparencia y a la mayor institucionalidad interior del MERCOSUR.

La puesta en marcha del Parlamento del MERCOSUR constituye un hito fundamental para consolidar la integración y la vigencia de los valores democráticos, contribuyendo a generar una amplia base de participación ciudadana reafirmando la legitimidad, la pluralidad y el equilibrio institucional de nuestro bloque.

La adopción para el crecimiento del empleo, que permitirá colocar la cuestión del empleo en todas las instancias institucionales del MERCOSUR y que integran nuestros ministerios responsables de las políticas económicas, industriales, laborales y sociales, con el aporte de las organizaciones económicas y sociales del foro consultivo regional.

Los acuerdos arribados en torno a los aranceles y a las definiciones, y lineamientos del código aduanero del MERCOSUR que deberá entrar en vigencia en el 2009, avanzando hacia el perfeccionamiento de unión aduanera y de nuestro mercado común.

Segundo, los avances que nos acercan física y económicamente a un MERCOSUR productivo, la puesta en funcionamiento del fondo para la convergencia estructural del MERCOSUR constituye un aspecto central de esta etapa de la integración regional para convertir la integración de la gran impulsora del desarrollo de todos los países miembros.

Es central también la iniciativa de la creación de un banco de desarrollo regional del MERCOSUR, que nos permitirá contar con los medios financieros para concretar nuestros planes, los planes de mayor interés para nuestros países en función de nuestra integración.

En este camino creemos firmemente en la consolidación de la red de gasoductos Sur Sur, la incorporación al proyecto de interconexión gasífera del Gran Gasoducto del Sur, de Uruguay, de Paraguay y Bolivia, constituyen una sólida plataforma para la integración, no sólo energética sino política y social de los pueblos de esta región.

Tercero, un avance que amplía regionalmente el MERCOSUR y nos acerca al sueño de una Sudamérica unida, integrada y en paz. Con la inclusión de la República Bolivariana de Venezuela se suma un primer miembro pleno desde 1991 y ello por sí muestra la fortaleza del compromiso con los objetivos y principios del Tratado de Asunción, sus metas y sus fines.

Este crecimiento del MERCOSUR hacia la región contribuirá sin dudas a dinamizar la agenda del bloque, sumará debates y acuerdos sobre temas importantes que representan otros tantos desafíos pendientes para profundizar el proceso de integración regional, hacia el logro de un mayor bienestar de nuestros pueblos. Es un camino que iniciamos y debemos continuar en el sentido de sumar nuevos miembros plenos.

Por último, creemos que corresponde ponderar la acción desempeñada en el sentido de utilizar al MERCOSUR como nuestra plataforma de lanzamiento al mundo. Allí está el avance producido en Viena con la Unión Europea, la posibilidad de un acuerdo de libre comercio con Israel y las negociaciones con Cuba y Pakistán.

Como vemos, en una América Latina que cambia en paz y democráticamente el MERCOSUR está cambiando y profundizándose como una estrategia común de desarrollo regional. Como construcción social y política que es el MERCOSUR cambia junto con nosotros, surgen nuevas necesidades y enfrentamos y enfrentaremos nuevos problemas. La integración es un proceso que debe combinar la persistencia y la tenacidad del trabajo de todos los días con la claridad de un rumbo estratégico.

Como presidente pro témpore saliente advierto muestras palpables de que estamos avanzando, no tanto por los logros puntuales que pueden haberse alcanzado durante este período en tal o cual aspecto, tampoco porque nuestras dificultades hayan sido resueltas o encaradas de un modo perfecto, las dificultades persisten. Todo proceso de cambio histórico como es la integración regional está atravesado de dificultades. Nuestras naciones, todas, están por cumplir 200 años de existencia, el MERCOSUR nació hace apenas 15 años, es natural que existan resistencias en lo que a veces se nos aparece como una mengua de nuestra soberanía. No hay exhortación voluntarista que pueda evitarlo.

Estamos avanzando y esto se percibe en la mayor claridad de rumbos estratégicos. Existe hoy mayor conciencia de nuestros problemas, mayor conciencia de lo complejo que es superar una visión de la integración estrictamente concebida como acuerdo comercial y superada como una visión de comunidad política orientada al desarrollo productivo y social de nuestros pueblos, mayor conciencia del lastre que arrastramos en materia de pobreza y desigualdad en cada uno de ellos.

Se advierte que avanzamos porque detectamos la potencialidad productiva de nuestros países, porque empezamos a jugar un juego en el que creemos que podemos ganar todos y no sentimos que lo que gana uno tenga que ser lo que pierda el otro.

Cada vez más sentimos que nuestros pueblos nos demandan más integración, una integración en la vida y en la agenda personal de nuestros trabajadores, de nuestros empresarios, de nuestros profesionales e intelectuales, que interese a nuestra economía y también a nuestra cultura, que nos haga fuertes en el mundo sobre la base de un compromiso democrático y pacífico con todos los países de la tierra.

Creo que estamos ante desafíos históricos. Debemos asumir que en un proceso de integración, especialmente en una región como la nuestra, que sufrió procesos de vaciamiento económico, de exclusión social, de marginación muy fuerte, que casi nos dejaron como el patio trasero del mundo, empezar a construir y armar la alternativa que convoque a todos los países de América, de América latina, de América del Sur, es un desafío muy grande y no se puede medir por actitudes coyunturales o no se puede decir que el MERCOSUR fracasa porque dos países, tres o entre nosotros mismos tenemos diferencias circunstanciales y coyunturales por la interpretación de distintos temas. Y que algunos, aquellos que no creen en la integración, aquellos que siguen viendo en el individualismo y en la xenofobia nacionalista la solución de los problemas de sus pueblos, tratan de cualquier manera y de cualquier forma que estos procesos de integración no den resultado.

Grande es la responsabilidad histórica que tenemos quienes hoy estamos circunstancial y transitoriamente en la responsabilidad de la conducción de nuestros pueblos. Tenemos que hacer grandes esfuerzos para lograr la integración. Vamos a tener que superar muchísimas dificultades, vamos a tener que derrotar muchos intereses y vamos a tener que comprender y hacer comprender a muchos que no solamente es la integración económica. No nos interesa una región del mundo donde la integración económica esté llena de pobreza, de exclusión, de desocupación, de falta de empleo, de falta de inversión, de falta de desarrollo industrial de nuestros pueblos. (Aplausos)

Tampoco nos interesa una integración que trate de demostrar qué país es más vivo que otro para obtener más ventajas. La solidaridad debe ser la bandera que debe regir nuestras acciones. Hay países que tienen mayor fortaleza por cuestiones de la historia, por cuestiones circunstanciales, coyunturales, y hay otros países que sufren o tienen economías más chicas. Tendremos que encontrar los caminos para que esas solidaridades sean absolutamente efectivas, porque si esas solidaridades no existen, como bien expresaban algunos presidentes de los países más chicos, va a ser muy difícil consolidar también el MERCOSUR, y el espacio de los pueblos de América del Sur, porque nosotros queremos que el MERCOSUR impulse eso.

Por eso abrazamos con tanta alegría y con tanta fuerza la incorporación de la República Bolivariana de Venezuela. (Aplausos) Y Dios quiera que puedan venir Bolivia, México y el resto de los países de América a incorporarse a esta tarea que entre todos tenemos que llevar adelante.

También, queridos amigos presidentes, creo que nosotros, ante las distintas circunstancias que vive el mundo, debemos hacer una afirmación de la vocación de multilateralismo que tenemos los países que integramos esta región del mundo, y queremos hacer un llamado, humilde pero con mucha fuerza, con mucho sentimiento, con mucho marco de solidaridad, a que rápidamente se encuentren los caminos de la paz y se termine la muerte de cientos de hermanos, la mayoría de ellos civiles, en este conflicto que hoy se afronta en el Medio Oriente. Que se terminen definitivamente las agresiones mutuas, que no haya invasiones, que piensen que la paz en el mundo y el respeto por la vida y la dignidad es fundamental y que los pueblos del MERCOSUR, las naciones del MERCOSUR, las naciones de América del Sur, hagamos un llamado grande, amplio, generoso hacia la paz, como lo hicieran las Naciones Unidas y que nosotros compartimos plenamente.

Queremos firmemente ayudar a encontrar los caminos que terminen con esas horrendas visiones que tenemos desde aquí y en cada lugar de nuestros países, que están viviendo hermanos que habitan otros lugares del mundo, que para nosotros son todos hermanos independientemente del credo, raza o religión que puedan tener. Esto nos afecta profundamente.

Por eso también invito a todos los integrantes de este bloque y a todos quienes nos acompañan a que emitamos un comunicado conjunto llamando a la paz, a la solidaridad, a la convivencia, a la autodeterminación de los pueblos y al respeto de las libertades, que es la tarea fundamental por la que debemos trabajar todos.

Quiero agradecer vuestra presencia aquí y decirles que estamos muy entusiasmados, que queremos y vamos a ayudar muchísimo al nuevo presidente pro témpore, nuestro querido amigo Lula, que sabemos que va a hacer una gran gestión; sabemos que quien va a asumir la presidencia pro témpore es un gran presidente, un gran hombre de Latinoamérica, un gran hombre de América del Sur. Lo vamos a acompañar para que su tarea sea superadora de todas las tareas que se han llevado adelante hasta ahora. Deseamos que realmente su gestión termine de consolidarla definitivamente y sea el paso superador que la región necesita.

Le quiero decir a nuestro amigo el presidente Lula que ponga todas las energías, yo sé que él las va a poner independientemente, porque sabe el rol y el tiempo histórico que nos toca vivir, porque lo hemos conversado muchísimas veces y sé que indudablemente vamos a lograr rendir muchas asignaturas pendientes durante su gestión.

A todos ustedes, a todos los que se encuentran presentes aquí, a todos los presidentes amigos que están hoy en la Argentina, quiero decirles que los argentinos, y los argentinos cordobeses, como dicen ellos, los reciben con los brazos abiertos, honrados de que ustedes estén en esta patria nuestra que es la patria de ustedes, porque es la patria de todos los hombres y mujeres de esta Latinoamérica, de estos países de América que quieren ser, que quieren realizarse, que quieren volver a recuperar la sonrisa, que quieren devolver la justicia a su pueblo y que quieren encontrar definitivamente el marco y el camino que nos permita mirar a nuestras sociedades de frente y decir que estamos cumpliendo con el mandato histórico de nuestros próceres, que estamos cumpliendo con el mandato histórico de nuestros pueblos. Muchísimas gracias.