En primer lugar, es para nosotros una profunda alegría poder recibir a los compañeros trabajadores de la UOM, a los señores empresarios, aquí en su casa que es la Casa de Gobierno; es el marco de la construcción de un nuevo relacionamiento que se da en la sociedad argentina donde terminamos con esta idea que discutir ingresos, discutir salarios en la Argentina, racional o responsablemente en el marco de consolidar el crecimiento económico, es una puerta al caos. Es la visión de los economistas neoliberales –lo digo permanentemente- que piensan que promover la industria nacional es promover la destrucción del país, que promover la participación de mayor empleo es promover la destrucción y promover una participación mayor en la distribución del Producto Bruto Interno, la distribución del ingreso en la Argentina de los trabajadores argentinos, también esto es el caos. Con esa idea han gobernado la Argentina estos proyectos prácticamente con muy pocos interregnos desde 1976 a la fecha y así lo fue sufriendo la sociedad argentina estructuralmente y lo fueron sufriendo los distintos sectores que integran esta sociedad.
Después llegamos al extremo que se llegó a pensar que podía haber un país sin industria nacional, es decir, hablar de una industria nacional era una antigüedad, hablar de las posibilidades de construir ferrocarriles en la Argentina era una antigüedad cuando en el mundo entero se promocionaban ferrocarriles. Fue tal el marco de la desinversión que recuperarlos nos va a costar varios años y mucho esfuerzo. Cuando se produce un proceso de desinversión, no se puede tener un salto cualitativo de un día para otro, porque es todo esfuerzo argentino.
En la reconstrucción de la industria pasa lo mismo; construir un país industrial con un campo, con valor agregado, con generación de empleo, movilidad social, inclusión social, equidad, con un empresariado nacional que ustedes lo representan con toda claridad que permita la construcción de una clase dirigente con fortaleza y con identidad de país, es lo que la Argentina está necesitando y es el esfuerzo que nosotros tenemos que lograr entre todos, porque esa alianza evidente entre los trabajadores y los empresarios en la construcción del campo de la Nación, es un elemento imprescindible para poder construir un país.
Nos hicieron creer que se podía crecer concentrando, es decir, la Argentina crecía y un pequeño grupo económico era el que se fortalecía con ese crecimiento y después nos hablaban del vaso que derramaba; nunca derramó, por supuesto, por la propia concepción y la propia filosofía que imperó durante todo ese tiempo.
Nosotros sabemos lo que son los economistas neoliberales, de qué escuelas dependen, quiénes los financian, los argentinos tienen que estar absolutamente claros. Por eso, algunos tratan de crear una contradicción entre la inversión privada y la inversión pública.
Nosotros creemos que la inversión privada es espectacular, cuanto más inversión privada para la construcción de la Argentina haya, ¡bárbaro!. Pero la inversión pública promoviéndose estimulando la inversión, allí donde no llega el mercado, también es central y fundamental. Siempre digo que para la construcción de las viviendas de aquellos sectores más desposeídos y excluidos de la sociedad, es muy difícil que vaya el sector privado directamente allí, porque el sector privado busca márgenes naturales de rentabilidad, entonces es allí donde tiene que ir con la rentabilidad social a garantizar el Estado la presencia para evitar que muchísimos hermanos se caigan de la estructura social y se los pueda incorporar. Además, es generación de trabajo, generación de empleo y lo que significa también en la industria metalúrgica que se hagan miles de viviendas en la Argentina como no se hacían antes; 200 mil viviendas en este momento están en marcha en el país. Eso mueve toda la dinámica de la industria metalúrgica como también la mueve la industria automotriz a la industria metalúrgica, como el acuerdo muy bueno que hicimos con Brasil, como la consolidación de la industria del autoparte que también promueve la industria metalúrgica al autopartismo nacional desaparecido en las décadas del ´90 que está creciendo.
Creo que este acuerdo que ahora hicimos con Brasil se va a multiplicar; son elementos centrales, fundamentales.
El Estado tiene que tener y también los sectores privados una política muy fuerte de créditos, tasas y de promoción. Las AFJP tienen que jugar un rol muy fuerte en cuanto a la inversión, es decir, a la construcción de capitales que promuevan y que no estén meramente mirando cómo pueden especular o tener mayores niveles de rentabilidades. Así les fue en la década del ´90, prestando de cualquier forma, esos fueron los resultados que obtuvieron y allí se está jugando nada más y nada menos que lo que significa la garantía de nuestros jubilados que es un tema también al que hay que prestarle mucha atención permanente; estamos trabajando en su fuerte recuperación.
Entonces nosotros creemos que esto que ustedes han hecho en la Argentina, es un verdadero ejemplo, sin conflictividad pero sí con mucha discusión. Yo he seguido muy de cerca la discusión que se dio entre el sector empresario y los sectores trabajadores y está bien, son parte ambos de Argentina, discuten la participación del ingreso, discuten cómo va a crecer la industria, cómo se va a consolidar; que de 60.000 trabajadores metalúrgicos pasemos a 200.000 es un paso importante, sé que vamos a tener muchos más, como pasamos en la construcción de 70.000 libretas a 450.000 con 450.000 trabajadores activos.
Sé que la desocupación -porque voy teniendo datos- sigue bajando en forma muy importante, sé que está mejorando la distribución del ingreso en forma paulatina que también es importante, porque un país no se hace solamente con un modelo exportador, es muy importante exportar y crecer en las exportaciones, pero países, y lo está demostrando la propia Europa, casos como España, más de la mitad de su crecimiento es por el consumo interno. Un país sin consumo interno es un país no viable. Algunos dicen: “sí pero el consumo interno puede generar suba de precios”. Si hay racionalidad empresarial, si hay criterios responsables por parte del Estado y por parte de los trabajadores, no tengan ninguna duda que el consumo interno va a consolidar el crecimiento.
Cómo podemos pensar un país sin consumo interno, cómo podemos pensar que una sociedad no tenga la expectativa de la movilidad social, cómo podemos pensar en una sociedad donde no se consolide un empresariado nacional fuerte que nos de identidad nacional y que consolide un proyecto nacional amplio, plural, pero un proyecto nacional que es lo que está necesitando la Argentina.
Siempre digo que espero que el 10 de diciembre de 2007 le podamos decir a los argentinos que estamos en la puerta del purgatorio. Es evidente que cuando consolidemos la salida del infierno en el cual todavía estamos, vamos a entrar a profundizar la discusión del perfil de país, porque acá un país sin ideas, sin ideologías, sin pensamientos, es un país inviable. Algunos creyeron que se podía construir un país así y así nos fue.
Nosotros creemos profundamente en el debate profundo de ideas, pero queremos una definición clara, queremos construir un país con todos, para todos, con movilidad social, inclusión, equidad y con este tipo de discusiones que son espectaculares, porque hay en ellas un grado de madurez y responsabilidad.
Fíjense ustedes cuál era el ambiente que se había intentado crear, que porque los trabajadores iban a discutir naturalmente como pasa en cualquier sociedad cuál es la parte que les corresponde con responsabilidad, en el crecimiento argentino que hay, eso iba a originar un verdadero desequilibrio y una verdadera anarquía en el país. Sin embargo, con la responsabilidad de los trabajadores y la responsabilidad de los empresarios, hemos logrado en un gran número, mayoritariamente, acuerdos que son verdaderos ejemplos y como decía acá nuestro querido compañero ¿y los sectores de la siderurgia que falta discutir? Les va muy bien; tiene razón usted, yo sé que ellos también van a tener que acordar, van a acordar y lo van a hacer por el país. Es bueno que tengan rentabilidad, pero también es muy bueno que de esa rentabilidad quienes trabajen en las industrias se sientan parte y el Estado evidentemente lo que tiene que hacer es promover todo eso, no intervenir, promover, promover y promover.
Creo firmemente en un Estado promotor, porque ya hemos sabido lo que significa el renunciamiento del Estado a participar en la promoción y en el dinamismo de la construcción de un país. Siempre doy un ejemplo; vengo del Sur, me dicen pingüino y me gusta que me digan así, en nuestra estructuración en cuanto a la pobreza en el Sur es absolutamente diferente a lo que pasa en el Conurbano y en el Norte Argentino, esto es la realidad. Cuando entré a caminar la Argentina en plena campaña electoral a fondo, me encontré con una realidad distinta, acuciante, grave, lacerante.
En mi gestión como Presidente, a mí me gusta caminar ir a los distintos lugares, yo no puedo concebir que en la Argentina haya lugares donde el 8 por ciento de la población tenga cloacas o el 10 por ciento de la población tenga agua y menos a 10 kilómetros del obelisco. Esto pasa en la Argentina, esto pasa en la provincia de Buenos Aires, en el Conurbano Bonaerense y pasa también en muchos lugares del Norte Argentino. Tuvimos una empresa privada, Aguas de Suez que tuvo mucha rentabilidad y sacó la rentabilidad del país. Por eso digo, que así como el Estado tiene que aprender a promover bien la economía y todo lo demás, aquellos que invierten en el sector privado tienen que tener también un claro compromiso con el país, porque con claridad, ir a buscar la rentabilidad en el agua y en las cloacas que son elementos esenciales para nuestros hermanos, significa un esquema de lucro realmente salvaje e inaceptable. Pero esto pasa en la Argentina y no es que nosotros hayamos tomado conjuntamente con los trabajadores la iniciativa de llevar adelante con AISA la empresa de aguas; es la urgencia, ellos se estaban llevando la rentabilidad, nosotros estábamos haciendo inversiones del Estado para tratar de llegar a hermanos y hermanas que no tenían derechos, que también tiene que ver con los elementos que produce la industria metalúrgica, y aspiramos a que el sistema de cloacas, de agua ¡mire de lo que estamos hablando si es de la mayoría de los argentinos! estamos hablando de cuestiones centrales, esenciales. No se puede pensar creyendo que un país puede crecer privatizando y buscando rentabilidades desmedidas en el agua y en las cloacas, porque entonces no entendemos cuáles son los valores de sociedad que nosotros queremos construir.
Nosotros queremos construir una clase trabajadora potente, una clase media con fuerte movilidad social y un fuerte empresariado nacional. Creo firmemente en el empresariado nacional y también en las inversiones extranjeras que vengan a ayudarnos a construir el país, porque con un fuerte empresariado nacional encontraremos la síntesis que este país necesita.
Por eso le agradezco a la UOM, un gremio con historia, compromiso, que entiende bien cuál es el sentido de la construcción de Nación y gracias por este ejemplo de madurez y responsabilidad; a los empresarios también, porque siempre que se llega a estos acuerdos, cuando se cierra el acuerdo, sé que a cada sector le queda siempre algún sentido de frustración, porque algo hubo que ceder para poder acordar. Cuando se sabe ceder para acordar para crecer en conjunto, hay un grado de madurez y responsabilidad, eso es lo que la Argentina necesita. Con estos aportes se construye un país; un país no se construye solamente con las iniciativas desde un gobierno, se construye con las reacciones que tienen las estructuras que forman la sociedad argentina y esto es un verdadero ejemplo.
Así que, señores, muchísimas gracias, gracias por estar acá; realmente me siento feliz porque se ha dado un paso importante; discutieron mucho, fue una larga discusión, pero no hubo ningún tipo de perturbación ni en la producción, ni en el trabajo, ni se le alteró la vida a nadie, ni se le cortó la calle a nadie, es decir, discutieron como discuten aquellos que piensan que tenemos que hacer una Argentina para todos.
Muchas gracias.
Después llegamos al extremo que se llegó a pensar que podía haber un país sin industria nacional, es decir, hablar de una industria nacional era una antigüedad, hablar de las posibilidades de construir ferrocarriles en la Argentina era una antigüedad cuando en el mundo entero se promocionaban ferrocarriles. Fue tal el marco de la desinversión que recuperarlos nos va a costar varios años y mucho esfuerzo. Cuando se produce un proceso de desinversión, no se puede tener un salto cualitativo de un día para otro, porque es todo esfuerzo argentino.
En la reconstrucción de la industria pasa lo mismo; construir un país industrial con un campo, con valor agregado, con generación de empleo, movilidad social, inclusión social, equidad, con un empresariado nacional que ustedes lo representan con toda claridad que permita la construcción de una clase dirigente con fortaleza y con identidad de país, es lo que la Argentina está necesitando y es el esfuerzo que nosotros tenemos que lograr entre todos, porque esa alianza evidente entre los trabajadores y los empresarios en la construcción del campo de la Nación, es un elemento imprescindible para poder construir un país.
Nos hicieron creer que se podía crecer concentrando, es decir, la Argentina crecía y un pequeño grupo económico era el que se fortalecía con ese crecimiento y después nos hablaban del vaso que derramaba; nunca derramó, por supuesto, por la propia concepción y la propia filosofía que imperó durante todo ese tiempo.
Nosotros sabemos lo que son los economistas neoliberales, de qué escuelas dependen, quiénes los financian, los argentinos tienen que estar absolutamente claros. Por eso, algunos tratan de crear una contradicción entre la inversión privada y la inversión pública.
Nosotros creemos que la inversión privada es espectacular, cuanto más inversión privada para la construcción de la Argentina haya, ¡bárbaro!. Pero la inversión pública promoviéndose estimulando la inversión, allí donde no llega el mercado, también es central y fundamental. Siempre digo que para la construcción de las viviendas de aquellos sectores más desposeídos y excluidos de la sociedad, es muy difícil que vaya el sector privado directamente allí, porque el sector privado busca márgenes naturales de rentabilidad, entonces es allí donde tiene que ir con la rentabilidad social a garantizar el Estado la presencia para evitar que muchísimos hermanos se caigan de la estructura social y se los pueda incorporar. Además, es generación de trabajo, generación de empleo y lo que significa también en la industria metalúrgica que se hagan miles de viviendas en la Argentina como no se hacían antes; 200 mil viviendas en este momento están en marcha en el país. Eso mueve toda la dinámica de la industria metalúrgica como también la mueve la industria automotriz a la industria metalúrgica, como el acuerdo muy bueno que hicimos con Brasil, como la consolidación de la industria del autoparte que también promueve la industria metalúrgica al autopartismo nacional desaparecido en las décadas del ´90 que está creciendo.
Creo que este acuerdo que ahora hicimos con Brasil se va a multiplicar; son elementos centrales, fundamentales.
El Estado tiene que tener y también los sectores privados una política muy fuerte de créditos, tasas y de promoción. Las AFJP tienen que jugar un rol muy fuerte en cuanto a la inversión, es decir, a la construcción de capitales que promuevan y que no estén meramente mirando cómo pueden especular o tener mayores niveles de rentabilidades. Así les fue en la década del ´90, prestando de cualquier forma, esos fueron los resultados que obtuvieron y allí se está jugando nada más y nada menos que lo que significa la garantía de nuestros jubilados que es un tema también al que hay que prestarle mucha atención permanente; estamos trabajando en su fuerte recuperación.
Entonces nosotros creemos que esto que ustedes han hecho en la Argentina, es un verdadero ejemplo, sin conflictividad pero sí con mucha discusión. Yo he seguido muy de cerca la discusión que se dio entre el sector empresario y los sectores trabajadores y está bien, son parte ambos de Argentina, discuten la participación del ingreso, discuten cómo va a crecer la industria, cómo se va a consolidar; que de 60.000 trabajadores metalúrgicos pasemos a 200.000 es un paso importante, sé que vamos a tener muchos más, como pasamos en la construcción de 70.000 libretas a 450.000 con 450.000 trabajadores activos.
Sé que la desocupación -porque voy teniendo datos- sigue bajando en forma muy importante, sé que está mejorando la distribución del ingreso en forma paulatina que también es importante, porque un país no se hace solamente con un modelo exportador, es muy importante exportar y crecer en las exportaciones, pero países, y lo está demostrando la propia Europa, casos como España, más de la mitad de su crecimiento es por el consumo interno. Un país sin consumo interno es un país no viable. Algunos dicen: “sí pero el consumo interno puede generar suba de precios”. Si hay racionalidad empresarial, si hay criterios responsables por parte del Estado y por parte de los trabajadores, no tengan ninguna duda que el consumo interno va a consolidar el crecimiento.
Cómo podemos pensar un país sin consumo interno, cómo podemos pensar que una sociedad no tenga la expectativa de la movilidad social, cómo podemos pensar en una sociedad donde no se consolide un empresariado nacional fuerte que nos de identidad nacional y que consolide un proyecto nacional amplio, plural, pero un proyecto nacional que es lo que está necesitando la Argentina.
Siempre digo que espero que el 10 de diciembre de 2007 le podamos decir a los argentinos que estamos en la puerta del purgatorio. Es evidente que cuando consolidemos la salida del infierno en el cual todavía estamos, vamos a entrar a profundizar la discusión del perfil de país, porque acá un país sin ideas, sin ideologías, sin pensamientos, es un país inviable. Algunos creyeron que se podía construir un país así y así nos fue.
Nosotros creemos profundamente en el debate profundo de ideas, pero queremos una definición clara, queremos construir un país con todos, para todos, con movilidad social, inclusión, equidad y con este tipo de discusiones que son espectaculares, porque hay en ellas un grado de madurez y responsabilidad.
Fíjense ustedes cuál era el ambiente que se había intentado crear, que porque los trabajadores iban a discutir naturalmente como pasa en cualquier sociedad cuál es la parte que les corresponde con responsabilidad, en el crecimiento argentino que hay, eso iba a originar un verdadero desequilibrio y una verdadera anarquía en el país. Sin embargo, con la responsabilidad de los trabajadores y la responsabilidad de los empresarios, hemos logrado en un gran número, mayoritariamente, acuerdos que son verdaderos ejemplos y como decía acá nuestro querido compañero ¿y los sectores de la siderurgia que falta discutir? Les va muy bien; tiene razón usted, yo sé que ellos también van a tener que acordar, van a acordar y lo van a hacer por el país. Es bueno que tengan rentabilidad, pero también es muy bueno que de esa rentabilidad quienes trabajen en las industrias se sientan parte y el Estado evidentemente lo que tiene que hacer es promover todo eso, no intervenir, promover, promover y promover.
Creo firmemente en un Estado promotor, porque ya hemos sabido lo que significa el renunciamiento del Estado a participar en la promoción y en el dinamismo de la construcción de un país. Siempre doy un ejemplo; vengo del Sur, me dicen pingüino y me gusta que me digan así, en nuestra estructuración en cuanto a la pobreza en el Sur es absolutamente diferente a lo que pasa en el Conurbano y en el Norte Argentino, esto es la realidad. Cuando entré a caminar la Argentina en plena campaña electoral a fondo, me encontré con una realidad distinta, acuciante, grave, lacerante.
En mi gestión como Presidente, a mí me gusta caminar ir a los distintos lugares, yo no puedo concebir que en la Argentina haya lugares donde el 8 por ciento de la población tenga cloacas o el 10 por ciento de la población tenga agua y menos a 10 kilómetros del obelisco. Esto pasa en la Argentina, esto pasa en la provincia de Buenos Aires, en el Conurbano Bonaerense y pasa también en muchos lugares del Norte Argentino. Tuvimos una empresa privada, Aguas de Suez que tuvo mucha rentabilidad y sacó la rentabilidad del país. Por eso digo, que así como el Estado tiene que aprender a promover bien la economía y todo lo demás, aquellos que invierten en el sector privado tienen que tener también un claro compromiso con el país, porque con claridad, ir a buscar la rentabilidad en el agua y en las cloacas que son elementos esenciales para nuestros hermanos, significa un esquema de lucro realmente salvaje e inaceptable. Pero esto pasa en la Argentina y no es que nosotros hayamos tomado conjuntamente con los trabajadores la iniciativa de llevar adelante con AISA la empresa de aguas; es la urgencia, ellos se estaban llevando la rentabilidad, nosotros estábamos haciendo inversiones del Estado para tratar de llegar a hermanos y hermanas que no tenían derechos, que también tiene que ver con los elementos que produce la industria metalúrgica, y aspiramos a que el sistema de cloacas, de agua ¡mire de lo que estamos hablando si es de la mayoría de los argentinos! estamos hablando de cuestiones centrales, esenciales. No se puede pensar creyendo que un país puede crecer privatizando y buscando rentabilidades desmedidas en el agua y en las cloacas, porque entonces no entendemos cuáles son los valores de sociedad que nosotros queremos construir.
Nosotros queremos construir una clase trabajadora potente, una clase media con fuerte movilidad social y un fuerte empresariado nacional. Creo firmemente en el empresariado nacional y también en las inversiones extranjeras que vengan a ayudarnos a construir el país, porque con un fuerte empresariado nacional encontraremos la síntesis que este país necesita.
Por eso le agradezco a la UOM, un gremio con historia, compromiso, que entiende bien cuál es el sentido de la construcción de Nación y gracias por este ejemplo de madurez y responsabilidad; a los empresarios también, porque siempre que se llega a estos acuerdos, cuando se cierra el acuerdo, sé que a cada sector le queda siempre algún sentido de frustración, porque algo hubo que ceder para poder acordar. Cuando se sabe ceder para acordar para crecer en conjunto, hay un grado de madurez y responsabilidad, eso es lo que la Argentina necesita. Con estos aportes se construye un país; un país no se construye solamente con las iniciativas desde un gobierno, se construye con las reacciones que tienen las estructuras que forman la sociedad argentina y esto es un verdadero ejemplo.
Así que, señores, muchísimas gracias, gracias por estar acá; realmente me siento feliz porque se ha dado un paso importante; discutieron mucho, fue una larga discusión, pero no hubo ningún tipo de perturbación ni en la producción, ni en el trabajo, ni se le alteró la vida a nadie, ni se le cortó la calle a nadie, es decir, discutieron como discuten aquellos que piensan que tenemos que hacer una Argentina para todos.
Muchas gracias.