PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE HOMENAJE AL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE HOMENAJE AL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

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Señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; señoras ministras; autoridades nacionales; provinciales; señores legisladores; representantes de organizaciones sociales y derechos humanos; señora Estela de Carloto; señores, señoras; amigos, amigas: la verdad que no van a decir que este es un acto hegemónico o autoritario, estamos en franca minoría. La Argentina es así, si uno tiene muchos diputados que lo apoyan es hegemónico y autoritario, si tiene pocos diputados que lo apoyan es un tonto. Este es el análisis que hacen, no hay racionalidad, no hay término medio para analizar las cuestiones.

Realmente la posibilidad de presidir este acto del Día de la Mujer para mí es un profundo honor. Yo digo que uno tiene muy buenos recuerdos de las mujeres; le comentaba a Nilda que tengo de los buenos y de los malos. La primera vez que me tocó ser detenido el 1° de octubre de 1974 fue gracias a una mujer que gobernaba la Argentina –también tienen de lo suyo ustedes-; no sólo a mí, a muchos otros amigos y compañeros lamentablemente les sucedía lo mismo. La segunda vez también fue allá por enero del ’76, la tercera fue por el proceso militar y con Cristina estoy permanentemente detenido. La realidad es la única verdad. (Aplausos)

Realmente puedo asegurar que en todos estos años que me ha tocado actuar en la vida pública, como militante, desde muy joven, el coraje, la capacidad, la igualdad…, es decir, no necesitaba en esos días la igualdad, esta es la realidad. Cuando nosotros militábamos allá por los años ´70, ´71, ´72, ´73 las responsabilidades y las obligaciones de militantes que teníamos eran absolutamente iguales; las tareas que se desarrollaban en las distintas organizaciones barriales, cooperativas, hechas por mujeres de distinta edad, formación y demás eran totalmente iguales. La discriminación fue fruto siempre de un interés que perseguía otros objetivos que eran precisamente el sentido de exclusión de la sociedad, y tratar de que con un sentido paternalista ciertos grupos, que responden a los mismos intereses de siempre, evitaran cualquier marco de participación o voz cuestionadora.

La mujer argentina es una mujer muy inteligente, muy preparada, con mucha personalidad, en cada ámbito, es decir desde el ámbito del hogar hasta el ámbito profesional en el que le toca actuar tiene un pensamiento absolutamente independiente. La mujer argentina se distingue por eso en el mundo, y cuando nosotros decimos, nos reímos, a veces nos cargamos sobre qué es lo que piensa nuestra compañera y demás, todos sabemos que nuestras compañeras, las que nos acompañan en nuestra vida y la que nos acompañan en la lucha cotidiana, tienen un pensamiento absolutamente independiente, dicen lo que piensan, discuten.

- (Una de las asistentes expresa que su marido ha quedado sin trabajo).
Hay muchísimos casos en la Argentina, que pasaron ahora y que pasaron antes, de gente que se queda sin trabajo, no sólo mujeres. En este caso se está quedando su marido sin trabajo, para que veas que cuando afecta el dolor, afecta por igual, tanto a la mujer como al hombre. Es decir, la falta de trabajo hiere por igual, castiga por igual a la familia, a los chicos y esta es una tarea central, sustancial. (Aplausos)

Es así, yo lo decía cuando comenzaba, la tarea de la exclusión no reconoce límites, avanza fuertemente. Pero tenemos que avanzar en la construcción definitiva de las posibilidades igualitarias, que hoy en la Argentina y en el mundo todavía no existen, y no existen hasta por la propia vocación de quienes tienen la posibilidad de aglutinar más poder. Leemos a diario encuestas, informaciones y demás que dicen que el trabajo de la mujer cuesta distinto al trabajo del hombre, cuando muchas veces la capacidad de rendimiento intelectual, creatividad, imaginación de la mujer en las distintas áreas que le toca moverse, es superior hoy a la tarea que realiza el hombre. Esto no lo digo por quedar bien, sino porque realmente lo han demostrado las mujeres argentinas; en la persistencia de los objetivos y las consecuencias, muchas veces han tenido una actitud mucho más firme y más consecuente que nosotros mismos para defender ideas y conceptos, aún a costa de que se les diga que tienen posturas semi-irracionales, porque en la Argentina siempre la racionalidad pasa por hacer aquello que convenga en cada instancia a intereses determinados y no aquello que convenga globalmente a las estrategias generales del país.

Para mí es un honor compartir hoy con Estela. (Aplausos) Estela sintetiza a las Madres y las Abuelas no solamente de quienes sufrieron los tormentos de la dictadura militar, sino la lucha de muchas madres y abuelas que, como nuestra amiga dijo recién, sufren a veces la falta de trabajo, la falta de solidaridad, que sufren el olvido y que levantaron una voz que despierta conciencias en el mundo. Por eso muchas gracias Estela por esa persistencia, por esa alegría, por esas ganas de luchar, por esa defensa permanente de la institucionalidad con tanta claridad que usted hace, más allá de costos mayores o menores. Son verdaderos ejemplos dignos de tener en cuenta, estando de acuerdo, estando en desacuerdo pero defendiendo lo que uno piensa y esto es central y fundamental en la vida de cada uno.

También hay muchísimas madres; a mí me toca recorrer barrios, ciudades, me están viendo amas de casa que con cariño, con afecto y esperanza me reciben en cada lugar que vamos, donde estamos haciendo cosas juntos. Esto realmente me emociona fuertemente, me conmueve, porque no han bajado los brazos en los peores momentos y menos lo van a hacer aún ahora que estamos en la propia situación de tratar de salir del infierno todos los argentinos, aunque todavía estamos en el infierno; no se sale por voluntarismo del infierno, se sale construyendo una alternativa y una propuesta diferente y eso lleva tiempo para poder salir bien. Se puede salir con discurso, pero en la acción cotidiana ustedes saben que hemos avanzado aunque todavía falta muchísimo más para avanzar y seguramente muchos gobiernos que puedan complementar la salida institucional de la Argentina.

Estoy honrado de tener las ministras que me acompañan, dije “ministras” un acto de subordinación más, Nilda y Felisa que cotidianamente en áreas muy difíciles están demostrando una gran pericia, inteligencia y una gran capacidad, indiscutible en todas las tareas que están realizando. Ya lo vi con Alicia cuando estuvo en el Ministerio de Desarrollo Social. Y por supuesto el caso particular de Cristina, que a veces estamos de acuerdo otras en desacuerdo, pero tener una persona que me haya acompañado tanto tiempo como ella permanentemente, con las mismas convicciones, con las mismas ideas, con la misma decisión de jugarse por la Argentina y sin especulaciones, es de un capital invalorable.

Esto lo dice ella siempre pero seguramente alguna razón tiene para decirlo; no hubiéramos podido dar las batallas que hemos dado y haber llegado adonde estamos si no fuera por el acompañamiento, la perseverancia y la lealtad permanente que ella ha tenido conmigo. (Aplausos)

Siempre me lo dice, pero no importa, es muy importante tenerla y por supuesto el acompañamiento permanente lo he sentido también de mi madre con quien a veces hemos pensado igual y otras veces diferente. Esto es lo importante de la vida, la visión, la pluralidad, la posibilidad de pensar diferente. Creo realmente que en la Argentina hay muchos temas pendientes, hay que entrar a reconocer la capacidad de decisión de la mujer en muchísimos temas que son muy personales.

Yo siempre las voy a estar acompañando como uno más junto a ustedes mientras me toque tener las decisiones y determinaciones de gobierno; voy a tratar de escucharlas permanentemente, sabedores que por más brillante trabajo que están realizando y demás, superar la discriminación respecto a la mujer es todavía una tarea pendiente en muchos campos. Cuenten con la incondicionalidad del Gobierno en esta tarea, pero es cierto que la sociedad debe superar viejos temas que parecen ser intocables y que evidentemente en algún momento la sociedad argentina tendrá que ir discutiendo tema a tema. Muchos de esos temas tienen como centro a la mujer y la sociedad los tendrá que discutir. Porque pareciera ser que muchas veces los temas se solucionan no discutiéndolos y eso me parece absolutamente contraproducente. Hay muchas discusiones pendientes.

El tema también son los señores empresarios, que tienen que empezar a valorar a todos por igual. Es muy importante que los empresarios en la Argentina se den cuenta que el trabajo del ser humano en el lugar que se presta tiene el mismo valor sea mujer, sea hombre, sin ningún tipo de discriminación. (Aplausos) Es un ser humano el que lo realiza y esto es lo fundamental. Sin discriminación alguna, esto es lo que pretendemos realizar entre todos.

Les agradezco profundamente, muchas gracias por invitarme a compartir con ustedes. Realmente les puedo asegurar que me siento muy bien, me traen recuerdos muy hermosos de muchas amigas, compañeras que hoy no están, fruto de haber tenido una convicción y el pensamiento de un país diferente, de ser plural, de pensar, de no callarse; saber subirse a una tarima y decir lo que pensaban de cara a la sociedad, sin ocultarse; que luchaban, que discutían, que participaban. Muchas de ellas conducían nuestras propias agrupaciones y peleaban por un país distinto.

Recuerdo decenas de amigas y compañeras que evidentemente han dejado un mojón grande para que la patria las sintetice en la construcción de una sociedad inclusiva, justa, equilibrada, sin discriminación, como nosotros nos merecemos. Muchísimas gracias por estar acá. (Aplausos)