PALABRAS DEL JEFE DE ESTADO, NÉSTOR KIRCHNER, EN BRASILIA LUEGO DE SU ENCUENTRO CON EL PRESIDENTE LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA

PALABRAS DEL JEFE DE ESTADO, NÉSTOR KIRCHNER, EN BRASILIA LUEGO DE SU ENCUENTRO CON EL PRESIDENTE LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA

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Estimado amigo Presidente, funcionarios, ministros, señoras y señores: una vez más nos encontramos para definir y concretar cuestiones que hacen a la alianza estratégica entre la Argentina y Brasil. Visitar este maravilloso país es siempre importante y sugiere hoy la necesidad de hacer un balance, un examen de los resultados alcanzados, para luego desde allí avizorar con mayor claridad nuestro futuro común. Un futuro que anhelamos fructífero y generoso, consecuencia del esfuerzo, la constancia y la amistad de nuestros pueblos.

Difundir los avances y las cuestiones pendientes de este proyecto conjunto es también un deber democrático y republicano que tenemos hacia nuestros compatriotas, ya que necesariamente tendrán consecuencias en su quehacer cotidiano, su trabajo y su bienestar. No se trata de hacer un completo balance histórico que nos llevaría a rememorar las etapas de rivalidad y desencuentro, de confluencias truncadas por las dictaduras, de alineamientos forzados o ajenos a nuestros intereses e identidades. Sin ignorar los avances logrados luego de 20 años de cooperación, sin desmerecer lo hecho por otros, queremos concentrarnos en un balance de lo hecho, no en la larga escala temporal de los Estados sino sobre el breve plazo que puede marcar una gestión gubernamental.

Es importante hacerlo así, puesto que en el caso de nuestros gobiernos este lapso temporal coincide con un cambio de época y de paradigmas en la región y el mundo. Hace sólo dos años y medio, cuando firmábamos el Consenso de Buenos Aires, nosotros acabábamos de asumir la presidencia y ustedes llevaban pocos meses de ejercicio en la misma, ahí expresamos las ideas que hoy estamos poniendo en práctica, revalorizamos el rol estratégico del Estado en la lucha contra la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo; encaramos este desafío no desde el mero asistencialismo sino a partir del crecimiento económico sostenido y la disminución del flagelo del desempleo. Planteamos la cuestión de la administración de la deuda pública en el sentido que no se convirtiera en un obstáculo para nuestro desarrollo, la histórica política de desendeudamiento con que Brasil y Argentina han sorprendido al mundo en estos días es una muestra de ello. Incorporamos el concepto del trabajo decente, el que después fue aceptado como punto focal de la IV Cumbre de las Américas, comprometiéndose en su promoción todos los países del continente. Reconocimos la prioridad de la educación como fundamento de desarrollo y de la equidad social, a partir de lo cual los aspectos relacionados con la educación, la enseñanza universitaria y la cultura han estado en el centro de nuestros acuerdos bilaterales. Advertimos que los efectos nocivos de la globalización pueden ser contrarrestados, desde el reconocimiento de la identidad y de los intereses comunes de nuestros pueblos, y a partir de la cooperación y la solidaridad entre nuestros Estados.

En este contexto mundial expresamos nuestra vocación multilateralista y respetuosa del sistema de las Naciones Unidas y del derecho internacional, lo que hicimos una sola voz en todos los foros que hemos participado. Al mismo tiempo sostuvimos la necesidad de proseguir con la ronda de Doha en defensa de los intereses de los países que como Argentina y Brasil son discriminados por los países que proclaman el libre comercio para los demás, imponiendo en la práctica barreras y productos.

Planteamos el debate sobre el ALCA a partir de un tratamiento equilibrado y respetuoso de los distintos intereses, posición que fue ratificada y demostrada por el MERCOSUR y Venezuela en la Cumbre de Mar del Plata. Destacamos la necesidad de fortalecer y profundizar el proceso de integración sudamericana, lo que se advierte en los avances realizados en materia de integración energética y de infraestructura, así como en la confluencia sostenida entre la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR.

Por supuesto, también en el Consenso de Buenos Aires subrayamos nuestra convicción por la democracia y el fortalecimiento de sus instituciones como condición necesaria para el desarrollo y la vigencia de los derechos humanos.

Nos comprometimos por último a compartir estas ideas con los demás países hermanos de América Latina, en la que hoy se observa una notable coincidencia de valores sustentados en la paz, la democracia y la integración.

Por entonces algunos criticaron el texto del Consenso de Buenos Aires, describiéndolo peyorativamente como un mero catálogo de principios, hoy Brasil y Argentina pueden contrastar la coherencia de esos principios con la gestión y los resultados. Hoy la Argentina y Brasil, Brasil y la Argentina reafirmamos tal como lo hemos hecho en el reciente compromiso de Iguazú que somos parte de una sociedad estratégica que implica precisamente tener claros y acordados los principios, los objetivos y los instrumentos.

Argentina y Brasil son socios en el MERCOSUR, en la Comunidad Sudamericana de Naciones, en las Américas y en el mundo. Somos socios para la democracia, somos socios para la paz y debemos ser socios para obtener nuestro desarrollo. Los tiempos son propicios, depende de nosotros aprovecharlos y comprender que individualmente resultará mucho más difícil poder hacerlo. Las circunstancias económicas internacionales son favorables, el mundo marcha hacia una nueva multilateralidad signada por el mayor consumo de gigantes como China y la India, los que transitan por la senda de su desarrollo. Inmensos sectores de su población mejoran aceleradamente su calidad de vida y demandan la clase de productos y servicios que nosotros podemos brindarles, algunos de los cuales como la soja y el acero ya los estamos proveyendo.

Este multilateralismo de escala continental nos exige una mayor velocidad y profundidad en nuestra integración, el mundo espera que Brasil y Argentina posibiliten la construcción en Sudamérica de un actor internacional acorde con la nueva escala. Nuestros recursos naturales, nuestra gente y la democracia que hemos sabido sostener nos habilitan para lograrlo.

Nosotros entendemos la integración regional como un trabajo arduo, constante y complejo, de reracionamiento entre los Estados y los propios sectores privados. La tarea actual de los gobiernos es crear las condiciones para un MERCOSUR que favorezca un desarrollo industrial con alto valor agregado para toda la región, con complementación interindustrial, con equilibrios sectoriales, con fuerte generación de empleo y con estados que orienten la integración de los sectores productivos.

Nuestro desafío, el de todos los países que constituimos el MERCOSUR y los que se suman, es competir en materia comercial y de inversiones con el resto del mundo, potenciando nuestros recursos y ganando competitividad y escala con una estrategia industrial conjunta. En este camino tenemos que seguir trabajando en aspectos muy concretos de nuestra integración regional.

Debemos esforzarnos por contar instrumentos que garanticen el desarrollo de los sectores de pequeñas y medianas empresas de nuestros países.

Tenemos que lograr avances para institucionalizar mecanismos que impidan que frente a desequilibrios comerciales transitorios se dañe a un sector productivo.

Debemos ayudar a potenciar en forma prioritaria los acuerdos comerciales entre los sectores privados entre sí.

Es importante, como conversábamos hoy, consolidar una industria automotriz moderna, integrada y competitiva a nivel mundial.

Tenemos que insistir en coordinar políticas que favorezcan una radicación equilibrada de las inversiones en los distintos países miembros.

Estamos frente a una etapa del MERCOSUR que implica el esfuerzo de diseñar políticas de complementación y dejar atrás una lógica de fuerte competencia y desplazamiento de comercio e inversiones entre los países socios.

Tenemos toda la posibilidad de hacerlo exitosamente, ya que el objetivo es consistente con el mayor crecimiento de todos los países del MERCOSUR y con el desarrollo de todas sus ramas productivas.

Nosotros ganaremos en una visión de mayor integración, de profundización de nuestra relación económica entre los sectores empresarios y Estado, que trabajen en conjunto con políticas que tengan estrategias que determinen el marco de políticas industriales que nos integren.

El MERCOSUR debe transformarse en política fundamental para la creación de empleo y para resolver exitosamente los enormes desafíos que nos presenta un mundo que prioriza producir y exportar bienes con alto valor agregado y proveerse de materias primas. La estrategia debe ser complementarnos en el MERCOSUR para negociar y competir con más fortaleza frente al resto del mundo, produciendo bienes con contenido tecnológico y salarios crecientes que evidencien el desarrollo de la región.

En síntesis, debemos trabajar unidos para vencer la pobreza y la exclusión creando trabajo decente. Se trata en definitiva de entender, como entendemos, que el MERCOSUR es nuestro bloque de pertenencia regional, y para hacerlo los beneficios no pueden ni deben tener una sola dirección.

MERCOSUR debe ser también un bloque de asistencia recíproca para el desarrollo equilibrado y para obtener el mejor desempeño de nuestros sectores productivos, sin ignorar las asimetrías existentes ni perjudicar a los sectores internos de nuestros países.

Beneficios simétricos, mecanismos flexibles graduales y progresivos, deben instrumentarse prácticamente; crear empleo y generar equidad y bienestar para los pueblos de todos los países que integran el MERCOSUR.

Una integración moderna exige especialización hacia el interior de los sectores en los que exista mayor posibilidad de complementarse, de modo que cada uno de nuestros países desarrolle plenamente las diferentes ramas de su industria y de su sector agropecuario, especializándose en algunos productos dentro de cada uno de ellos.

El Mercosur debe dotarse hacia su interior de lo que reclama hacia fuera, la atención de las asimetrías que se refieren a las dificultades que la integración crea a las economías de menor escala.

En Paraguay y en Uruguay se fortalecen posturas críticas al MERCOSUR en función de lo que se considera una desatención respecto de esas asimetrías, es necesario que nos aboquemos en un ejercicio conjunto a atender esos reclamos, manteniendo una actitud solidaria, contemplando las situaciones particulares y también un tratamiento más profundo de las asimetrías, las políticas de localización de inversiones a nivel regional y el logro de un acceso irrestricto al mercado ampliado, perfeccionando la unión aduanera.

La atención de estos reclamos y la suma de nuevos miembros como la República Bolivariana de Venezuela, y la construcción de una adecuada infraestructura común al MERCOSUR, la integración energética y la necesaria convergencia macroeconómica de nuestros países, signarán la marcha de la exitosa profundización de nuestra alianza estratégica en los próximos años.

Ya para finalizar, esperando no haberme extendido demasiado, no puedo dejar de enfatizar la satisfacción que todos sentimos al comprobar cómo nuestra querida Bolivia ha podido resolver una difícil situación, apegándose a las instituciones democráticas y a su Constitución. Es sin duda mérito del pueblo boliviano.

También desde aquí queremos hacer llegar nuestras felicitaciones, y profundizar la integración, a la hermana República de Chile por el resultado, por su calidad institucional y por el triunfo de la amiga, la que traerá el perfume de mujer al MERCOSUR, nuestra querida Michelle Bachelet, que es la nueva presidenta de la república hermana de Chile. Y nuestro permanente recuerdo para el presidente Ricardo Lagos.

El MERCOSUR fue testigo orgulloso y esperanzado de un proceso electoral limpio y pacífico y ahora aguarda la incorporación plena de Bolivia, en un bloque cada vez más potente y promisorio.

Estimado señor Presidente: quiero agradecer profundamente vuestra invitación, quiero agradecer profundamente el gesto de Brasil y el gesto suyo, Presidente, hacia la Argentina en los momentos más graves de nuestra crisis. Allí estuvieron los hermanos brasileros y allí estuvo el presidente Lula, en una actitud de solidaridad permanente, preguntando cómo podía ayudar, cómo podía colaborar, acompañándonos en todos los foros; en la tarea de la recuperación, de la reinserción y en el debate permanente por la verdad y la justicia, ante determinadas situaciones que teníamos que llevar los argentinos, teníamos la voz y el acompañamiento del gobierno hermano, del pueblo de Brasil y del presidente Lula.

Les quiero decir a los hermanos brasileros y todos los integrantes del MERCOSUR, pero en este caso especial a todos los hermanos y hermanas de Brasil, que se pueden sentir orgullosos del Presidente que tienen. Los argentinos lo hemos valorado como un hermano latinoamericano que nos acompañó en nombre de los brasileros en una situación tremendamente difícil. Ustedes saben lo que nos tocó vivir, y cuando un presidente, como el presidente Lula, tiene esa actitud de generosidad y desprendimiento, no pensando en los réditos ni en los costos que podía generar su actitud ante otros países del mundo, que fue a brindar la actitud solidaria a la Argentina en esa situación, es algo que los argentinos nunca hemos de olvidar y que los hermanos y hermanas brasileros se pueden sentir orgullosos, porque si tienen un Presidente que reacciona como reacciona, frente a un pueblo hermano como la Argentina frente a determinada situación, no tengo ninguna duda de la calidad y la sensibilidad que el presidente Lula tiene para con su pueblo.

Es un gusto trabajar con usted, Presidente. Creo, como usted, en la alianza estratégica de Brasil y Argentina, creo como usted en la alianza estratégica del MERCOSUR, creo que la región tiene que pararse definitivamente ante el mundo con calidad, con fuerza, con capacidad de decisión. También, usted sabe y hemos compartido muchas veces en la intimidad lo difícil que es ir construyendo una realidad distinta, las horas y los sufrimientos, cómo quisiéramos decirles a nuestros pueblos que ya está el amanecer, que ya está el sol allí; sabemos que es una larga escala y un largo camino, pero no tenemos ninguna duda de que por el camino que transita Brasil y por el camino que transitan los argentinos, el amanecer va a llegar a nuestros países y por supuesto vamos a trabajar todos juntos con los países del América del Sur y del MERCOSUR para que ese amanecer sea pleno para todos los argentinos.

Presidente, querido amigo y compañero Lula, muchas gracias en nombre de todos los argentinos por su colaboración y solidaridad permanente, muchas gracias por el afecto que recibimos del pueblo brasilero en forma constante y su solidaridad. Vuelvo a repetirle que con su sensibilidad y su percepción de la realidad no tengo ninguna duda de que Brasil lo va a tener presente siempre, lo va a recordar y lo va a valorar como uno de sus grandes presidentes. Muchísimas gracias.