Señoras, señores: en primer lugar queremos agradecer la hospitalidad del pueblo y el gobierno de esta querida República Oriental del Uruguay que con tanta generosidad nos recibe siempre. Queremos expresar también la alegría de compartir otro encuentro con los señores jefes de Estado y delegaciones en momentos que adquieren especial relevancia en función de los acontecimientos que por un lado ayudan a revalorizar el Mercosur y por otro nos desafían a la profundización del proceso integrador.
En esta breve intervención nos gustaría rememorar dos fechas, dar una bienvenida, recordar un encuentro y expresar en voz alta algunas reflexiones sobre nuestro futuro.
Hace pocos días, el 30 de noviembre, con el presidente y amigo Lula hemos conmemorado los primeros 20 años de la firma de la declaración que sirviera de base para la creación del Mercosur. Fue rememorar lo que una vez fue un ideal, un sueño, un proyecto, y hoy constituye una innegable realidad, el Mercosur es la ejecución paulatina de una utopía.
Una utopía que concibe la integración con beneficios simétricos, mecanismos flexibles, graduales y progresivos. Para servir a todos esa utopía, que es lo ideal, debe ser un objetivo que pueda concretarse en acciones, en prácticas de creación de empleo que generen equidad y bienestar para nuestros pueblos.
Nuestra integración no debe significar una especialización donde algún país crezca en materia industrial y otros en el papel de proveedores de bienes agrícola ganaderos, una integración que se agote en lo comercial o sólo en lo intersectorial no ayudará a lograr economías modernas y competitivas que puedan integrarse al mundo actual. Debemos proponernos y alcanzar una integración y especialización hacia el interior de los sectores en los que exista mejor posibilidad de complementarse para que cada uno de nuestros países desarrolle plenamente las diferentes ramas de la industria y del sector agropecuario, especializándose en algunos productos dentro de cada una de ellas.
Integrar nuestras economías y enriquecer nuestro comercio es imprescindible, de ello no caben dudas, pero la dirección y el sentido que se le dé dependen de los objetivos políticos que como región definamos.
Vamos a la otra fecha. En un día como hoy, el 9 de diciembre de 1985, hace exactamente 20 años, la República Argentina conocía la sentencia que condenaba por violación de los derechos humanos a las juntas militares que condujeron la aplicación práctica de la doctrina de seguridad interior. Los hechos que se condenaron a través del juicio hicieron que las sociedades latinoamericanas recapacitaran sobre las terribles consecuencias del abandono del estado de derecho, la democracia y el respeto a los derechos fundamentales del hombre.
Es importante recordarlo porque antes de avanzar en el proceso de democratización del continente los países integrantes del Mercosur vivíamos bajo sangrientas dictaduras que atentaban contra los derechos de sus propios compatriotas. Estos regímenes autoritarios se integraban entre comillas para oprimir a sus pueblos y llevaban a nuestros países al borde del enfrentamiento armado.
La consolidación de instituciones democráticas en la región posibilitó dejar atrás desconfianzas, avanzar en el acercamiento de nuestros pueblos, nuestras economías, nuestras instituciones y nuestras culturas. Esta decisión política de integrarnos es consecuencia de la democratización experimentada en la región, que posibilita cambios en los conceptos y en las prácticas dentro de cada uno de los estados del Mercosur y entre los países que lo integramos. La existencia de valores políticos comunes y desafíos económicos similares contribuye a poner fin a las disputas y rivalidades que en el pasado entorpecían las iniciativas de cooperación regional.
En ese marco damos nuestra bienvenida a Venezuela. La posibilidad de sumar nuevos miembros como la República Bolivariana de Venezuela, además de una muestra de vitalidad en nuestro camino de integración, puede ser un hito que marque una ampliación en el espacio del Mercosur a escala continental. Esta nueva adhesión debe consolidarse como un paso para la concreción de una Comunidad Sudamericana de Naciones en la inteligencia de que la unidad y la integración nos hará grandes. Queremos además felicitar muy especialmente al presidente don Hugo Chávez por el legítimo triunfo electoral que ha obtenido.
En cuanto a recordar un encuentro en noviembre pasado, hemos compartido fecundas jornadas de trabajo. Hace poco hemos sido protagonistas de la exitosa reunión de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, en la que se decidió una nueva agenda hemisférica. Es preciso expresar nuestra satisfacción porque en un marco de pluralidad, diversidad, y lo que es más importante sin imposiciones, hemos instalado una agenda que por primera vez vincula el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y la estabilidad en la región con la cuestión crucial del empleo, del empleo decente, del empleo de calidad, como modo de acceso de nuestros pueblos a una plena ciudadanía social.
Es de destacar la tarea llevada adelante por nuestro presidente del Mercosur, el señor presidente del Uruguay doctor Tabaré Vázquez, que dirigió y expresó con absoluta certidumbre, claridad y cristalinidad el pensamiento de los países del Mercosur. Le agradecemos aquí la gestión llevada porque fue un antecedente de un antes y un después, el Mercosur actuó como debía actuar y tuvo un presidente a la altura de la historia y de las circunstancias.
Es preciso también que expresemos nuestro agradecimiento porque en esa Cumbre entre todos llevamos a la práctica la idea de la idea de la actuación en bloque para defender nuestros intereses comunes, fortaleciéndonos en la discusión de nuestro modo particular y conjunto de insertarnos en el mundo.
Es cierto que visiones sesgadas que abrevan en las usinas del pensamiento único intentan debilitar nuestra integración y quieren plantear las cosas falsamente, buscando imponer una interpretación de los hechos de modo contrario a la verdad. Es falso que lograr consenso sobre el 99 por ciento de los puntos y discutir sobre el 1 por ciento restante resulte comprometedor para el resultado de la Cumbre. Hay consensos amañados o impuestos que en vez de aclarar ocultan las divergencias y hacen creer falsamente que no existen, el Mercosur más allá de las ideologías tiene intereses que defender para su integración beneficiosa al mundo. Pensar distinto y defender intereses, no siempre convergentes, no puede ser sinónimo de fracaso o éxito, es señal de la existencia de la pluralidad, de respeto por los puntos de vista soberanos de cada país y dignidad merecida de reconocimiento a la responsabilidad de representar a nuestros pueblos.
Quienes no han entendido esto seguramente tampoco entenderán que los Estados parte del Mercosur volvamos a aunar nuestros esfuerzos en el marco de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio. Debemos allí luchar para lograr la eliminación de los subsidios a la exportación y la drástica disminución de las medidas de ayuda interna que los países desarrollados otorgan a productores ineficientes y provocan la caída del precio de nuestros principales productos de exportación.
No entenderán que allí nos defendamos frente a las presiones tendientes a imponer que disminuyamos nuestros niveles de protección industrial y aumentemos la apertura de nuestro sector de servicios, lo que atentaría contra nuestra industrialización y el nivel de empleo. La confianza mutua y la profundización del Mercosur son los activos más importantes con los que contamos en este proceso.
El Mercosur debe crecer hacia adentro en calidad institucional y en la suma de la sociedad civil en su conjunto, empresarios, trabajadores, académicos y estudiosos, organizaciones no gubernamentales y sectores culturales, que deben seguir construyendo amplios y dinámicos espacios de participación.
El Mercosur debe crecer hacia fuera, sumando nuevos miembros que amplíen su espacio, que hoy abarca 250 millones de personas.
Realmente nosotros estamos esperanzados y apoyamos firmemente la profundización de las discusiones y la concreción de acuerdos dentro del Mercosur. Es un gran desafío, como muy bien dijo recién tanto el presidente Tabaré Vázquez como nuestro querido amigo presidente Ricardo Lagos, que hoy participa en su última reunión de Mercosur y que nosotros, en el caso de todos los países del Mercosur y en el caso particular de Argentina, queremos agradecer su tarea, que en acuerdos o en diferencias en el marco de la pluralidad siempre tendió a consolidar la solidaridad, la convivencia y el encuentro de todos los países del Mercosur, de todos los países de Latinoamérica, de todos los países de América del Sur. Sabemos que nuestro querido amigo Ricardo va a seguir colaborando permanentemente, sabemos de sus calidades, de su dignidad moral, le deseamos la mayor de las suertes y sabemos que tenemos un amigo con el que siempre nos encontraremos con los brazos abiertos para luchar por las libertades, para luchar por los encuentros y para luchar por la conciliación de intereses de la región.
También es muy importante la asunción que va a hacer a cargo de la Secretaría de Coordinación del Mercosur el licenciado Carlos Alvarez. Nosotros desde la Argentina agradecemos la confianza que hemos puesto en quien creemos que tiene las mejores calidades intelectuales, políticas y morales para representarnos y para representar a todos en la construcción política, institucional y económica que el Mercosur debe llevar adelante. Lo hacemos con mucha esperanza y sé que estamos brindando lo que mejor tenemos para poder avanzar en esta tarea y en este sueño que todos nosotros día a día queremos llevar adelante.
Sabemos que a veces existen frustraciones, sabemos que a veces existe cierta impotencia por que no podemos avanzar en la velocidad que tenemos que hacerlo, pero también les puedo decir que creo, porque esto lo he conversado firmemente con el presidente Lula, que cada país debe asumir la responsabilidad que tiene en la integración del Mercosur, en la superación de las asimetrías, en la solidaridad, en el aprender de otros procesos exitosos como el de la Comunidad Económica Europea, que tiene procedimientos que pueden ser adecuados, imitados e insertados en lo que tenemos que llevar adelante nosotros en la región para consolidar el Mercosur, porque es muy importante que los países miembros del Mercosur sientan que las asimetrías desaparecen, sientan que aparecen los fondos de infraestructura, sientan que la integración política va acompañada de la integración económica y que el que está un poquito mejor ayuda al que está un poquito con más problemas, porque eso también hace a una real integración.
Les vuelvo a repetir, nos sentimos muy orgullosos por la Cumbre de Mar del Plata y también, finalizando, queremos agradecer la tarea llevada adelante por el anterior secretario del Mercosur, el doctor Duhalde, que también puso todo de sí para ayudar a esta tarea que él vivió como Presidente y como Secretario.
Nosotros saludamos fuertemente la incorporación como miembro pleno en proceso de adaptación a las normas que lleva adelante la querida República Bolivariana de Venezuela y por supuesto la tarea que desarrollan todos los países asociados dentro del Mercosur, que es muy importante, que es vital y en la que debemos avanzar.
Querido Ricardo, es tu última reunión del Mercosur, pero seguramente vas a estar participando activamente en la integración, en la defensa, en los derechos, en la consolidación de la pluralidad de esta Latinoamérica que amás y querés tanto. Fue un placer trabajar juntos durante todo este tiempo y seguramente como presidente nuevo que me incorporaba aprender muchas cosas al lado tuyo. Muchas gracias, y gracias también querido Tabaré por compartir este momento.
En esta breve intervención nos gustaría rememorar dos fechas, dar una bienvenida, recordar un encuentro y expresar en voz alta algunas reflexiones sobre nuestro futuro.
Hace pocos días, el 30 de noviembre, con el presidente y amigo Lula hemos conmemorado los primeros 20 años de la firma de la declaración que sirviera de base para la creación del Mercosur. Fue rememorar lo que una vez fue un ideal, un sueño, un proyecto, y hoy constituye una innegable realidad, el Mercosur es la ejecución paulatina de una utopía.
Una utopía que concibe la integración con beneficios simétricos, mecanismos flexibles, graduales y progresivos. Para servir a todos esa utopía, que es lo ideal, debe ser un objetivo que pueda concretarse en acciones, en prácticas de creación de empleo que generen equidad y bienestar para nuestros pueblos.
Nuestra integración no debe significar una especialización donde algún país crezca en materia industrial y otros en el papel de proveedores de bienes agrícola ganaderos, una integración que se agote en lo comercial o sólo en lo intersectorial no ayudará a lograr economías modernas y competitivas que puedan integrarse al mundo actual. Debemos proponernos y alcanzar una integración y especialización hacia el interior de los sectores en los que exista mejor posibilidad de complementarse para que cada uno de nuestros países desarrolle plenamente las diferentes ramas de la industria y del sector agropecuario, especializándose en algunos productos dentro de cada una de ellas.
Integrar nuestras economías y enriquecer nuestro comercio es imprescindible, de ello no caben dudas, pero la dirección y el sentido que se le dé dependen de los objetivos políticos que como región definamos.
Vamos a la otra fecha. En un día como hoy, el 9 de diciembre de 1985, hace exactamente 20 años, la República Argentina conocía la sentencia que condenaba por violación de los derechos humanos a las juntas militares que condujeron la aplicación práctica de la doctrina de seguridad interior. Los hechos que se condenaron a través del juicio hicieron que las sociedades latinoamericanas recapacitaran sobre las terribles consecuencias del abandono del estado de derecho, la democracia y el respeto a los derechos fundamentales del hombre.
Es importante recordarlo porque antes de avanzar en el proceso de democratización del continente los países integrantes del Mercosur vivíamos bajo sangrientas dictaduras que atentaban contra los derechos de sus propios compatriotas. Estos regímenes autoritarios se integraban entre comillas para oprimir a sus pueblos y llevaban a nuestros países al borde del enfrentamiento armado.
La consolidación de instituciones democráticas en la región posibilitó dejar atrás desconfianzas, avanzar en el acercamiento de nuestros pueblos, nuestras economías, nuestras instituciones y nuestras culturas. Esta decisión política de integrarnos es consecuencia de la democratización experimentada en la región, que posibilita cambios en los conceptos y en las prácticas dentro de cada uno de los estados del Mercosur y entre los países que lo integramos. La existencia de valores políticos comunes y desafíos económicos similares contribuye a poner fin a las disputas y rivalidades que en el pasado entorpecían las iniciativas de cooperación regional.
En ese marco damos nuestra bienvenida a Venezuela. La posibilidad de sumar nuevos miembros como la República Bolivariana de Venezuela, además de una muestra de vitalidad en nuestro camino de integración, puede ser un hito que marque una ampliación en el espacio del Mercosur a escala continental. Esta nueva adhesión debe consolidarse como un paso para la concreción de una Comunidad Sudamericana de Naciones en la inteligencia de que la unidad y la integración nos hará grandes. Queremos además felicitar muy especialmente al presidente don Hugo Chávez por el legítimo triunfo electoral que ha obtenido.
En cuanto a recordar un encuentro en noviembre pasado, hemos compartido fecundas jornadas de trabajo. Hace poco hemos sido protagonistas de la exitosa reunión de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, en la que se decidió una nueva agenda hemisférica. Es preciso expresar nuestra satisfacción porque en un marco de pluralidad, diversidad, y lo que es más importante sin imposiciones, hemos instalado una agenda que por primera vez vincula el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y la estabilidad en la región con la cuestión crucial del empleo, del empleo decente, del empleo de calidad, como modo de acceso de nuestros pueblos a una plena ciudadanía social.
Es de destacar la tarea llevada adelante por nuestro presidente del Mercosur, el señor presidente del Uruguay doctor Tabaré Vázquez, que dirigió y expresó con absoluta certidumbre, claridad y cristalinidad el pensamiento de los países del Mercosur. Le agradecemos aquí la gestión llevada porque fue un antecedente de un antes y un después, el Mercosur actuó como debía actuar y tuvo un presidente a la altura de la historia y de las circunstancias.
Es preciso también que expresemos nuestro agradecimiento porque en esa Cumbre entre todos llevamos a la práctica la idea de la idea de la actuación en bloque para defender nuestros intereses comunes, fortaleciéndonos en la discusión de nuestro modo particular y conjunto de insertarnos en el mundo.
Es cierto que visiones sesgadas que abrevan en las usinas del pensamiento único intentan debilitar nuestra integración y quieren plantear las cosas falsamente, buscando imponer una interpretación de los hechos de modo contrario a la verdad. Es falso que lograr consenso sobre el 99 por ciento de los puntos y discutir sobre el 1 por ciento restante resulte comprometedor para el resultado de la Cumbre. Hay consensos amañados o impuestos que en vez de aclarar ocultan las divergencias y hacen creer falsamente que no existen, el Mercosur más allá de las ideologías tiene intereses que defender para su integración beneficiosa al mundo. Pensar distinto y defender intereses, no siempre convergentes, no puede ser sinónimo de fracaso o éxito, es señal de la existencia de la pluralidad, de respeto por los puntos de vista soberanos de cada país y dignidad merecida de reconocimiento a la responsabilidad de representar a nuestros pueblos.
Quienes no han entendido esto seguramente tampoco entenderán que los Estados parte del Mercosur volvamos a aunar nuestros esfuerzos en el marco de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio. Debemos allí luchar para lograr la eliminación de los subsidios a la exportación y la drástica disminución de las medidas de ayuda interna que los países desarrollados otorgan a productores ineficientes y provocan la caída del precio de nuestros principales productos de exportación.
No entenderán que allí nos defendamos frente a las presiones tendientes a imponer que disminuyamos nuestros niveles de protección industrial y aumentemos la apertura de nuestro sector de servicios, lo que atentaría contra nuestra industrialización y el nivel de empleo. La confianza mutua y la profundización del Mercosur son los activos más importantes con los que contamos en este proceso.
El Mercosur debe crecer hacia adentro en calidad institucional y en la suma de la sociedad civil en su conjunto, empresarios, trabajadores, académicos y estudiosos, organizaciones no gubernamentales y sectores culturales, que deben seguir construyendo amplios y dinámicos espacios de participación.
El Mercosur debe crecer hacia fuera, sumando nuevos miembros que amplíen su espacio, que hoy abarca 250 millones de personas.
Realmente nosotros estamos esperanzados y apoyamos firmemente la profundización de las discusiones y la concreción de acuerdos dentro del Mercosur. Es un gran desafío, como muy bien dijo recién tanto el presidente Tabaré Vázquez como nuestro querido amigo presidente Ricardo Lagos, que hoy participa en su última reunión de Mercosur y que nosotros, en el caso de todos los países del Mercosur y en el caso particular de Argentina, queremos agradecer su tarea, que en acuerdos o en diferencias en el marco de la pluralidad siempre tendió a consolidar la solidaridad, la convivencia y el encuentro de todos los países del Mercosur, de todos los países de Latinoamérica, de todos los países de América del Sur. Sabemos que nuestro querido amigo Ricardo va a seguir colaborando permanentemente, sabemos de sus calidades, de su dignidad moral, le deseamos la mayor de las suertes y sabemos que tenemos un amigo con el que siempre nos encontraremos con los brazos abiertos para luchar por las libertades, para luchar por los encuentros y para luchar por la conciliación de intereses de la región.
También es muy importante la asunción que va a hacer a cargo de la Secretaría de Coordinación del Mercosur el licenciado Carlos Alvarez. Nosotros desde la Argentina agradecemos la confianza que hemos puesto en quien creemos que tiene las mejores calidades intelectuales, políticas y morales para representarnos y para representar a todos en la construcción política, institucional y económica que el Mercosur debe llevar adelante. Lo hacemos con mucha esperanza y sé que estamos brindando lo que mejor tenemos para poder avanzar en esta tarea y en este sueño que todos nosotros día a día queremos llevar adelante.
Sabemos que a veces existen frustraciones, sabemos que a veces existe cierta impotencia por que no podemos avanzar en la velocidad que tenemos que hacerlo, pero también les puedo decir que creo, porque esto lo he conversado firmemente con el presidente Lula, que cada país debe asumir la responsabilidad que tiene en la integración del Mercosur, en la superación de las asimetrías, en la solidaridad, en el aprender de otros procesos exitosos como el de la Comunidad Económica Europea, que tiene procedimientos que pueden ser adecuados, imitados e insertados en lo que tenemos que llevar adelante nosotros en la región para consolidar el Mercosur, porque es muy importante que los países miembros del Mercosur sientan que las asimetrías desaparecen, sientan que aparecen los fondos de infraestructura, sientan que la integración política va acompañada de la integración económica y que el que está un poquito mejor ayuda al que está un poquito con más problemas, porque eso también hace a una real integración.
Les vuelvo a repetir, nos sentimos muy orgullosos por la Cumbre de Mar del Plata y también, finalizando, queremos agradecer la tarea llevada adelante por el anterior secretario del Mercosur, el doctor Duhalde, que también puso todo de sí para ayudar a esta tarea que él vivió como Presidente y como Secretario.
Nosotros saludamos fuertemente la incorporación como miembro pleno en proceso de adaptación a las normas que lleva adelante la querida República Bolivariana de Venezuela y por supuesto la tarea que desarrollan todos los países asociados dentro del Mercosur, que es muy importante, que es vital y en la que debemos avanzar.
Querido Ricardo, es tu última reunión del Mercosur, pero seguramente vas a estar participando activamente en la integración, en la defensa, en los derechos, en la consolidación de la pluralidad de esta Latinoamérica que amás y querés tanto. Fue un placer trabajar juntos durante todo este tiempo y seguramente como presidente nuevo que me incorporaba aprender muchas cosas al lado tuyo. Muchas gracias, y gracias también querido Tabaré por compartir este momento.