Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires, querido amigo Felipe Solá; señor Intendente municipal de Tres Arroyos, querido amigo, Carlos Sánchez, realmente un placer que me ha dado la vida conocerlo; señores Ministros del Poder Ejecutivo nacional y provincial, no lo voy a citar como el Intendente Alcuto, porque me tiene cansado (risas y vítores): realmente la vida uno la puede encarar mintiéndose a sí mismo, tratando de justificar las cosas que no hace, tratando de autoconsolarse de lo que le sale mal, pero los argentinos tenemos que dejar definitivamente esta cultura de que necesariamente las cosas nos van a salir mal, tenemos que dejar esa perdida de estima, como argentino, como tantos jóvenes y viejos trabajadores argentinos, hemos escuchado durante décadas decir que todo lo que viene de afuera es mejor que lo que producimos acá. Se llegó a decir y a desdeñar hasta nuestros propios recursos humanos.
Yo quiero comenzar esta comunicación con ustedes, acá en Tres Arroyos, pidiéndole y rogándole de Tres Arroyos al pueblo argentino que vayamos recuperando nuestra autoestima. Nosotros no somos los peores del mundo, podemos haber tenido los peores dirigentes del mundo, pero tenemos un pueblo con una calidad y una vitalidad realmente digna de ser elogiada. (Aplausos). Veo a chicos nuestros, a país del mundo que me toca ir, elogiados por su calidad, su formación, su capacidad, que Gobiernos insensatos lo fueron expulsando como si sobraran de la Patria, encaprichados en modelos que poco y nada tienen que ver con la Argentina. Porque lo que está en disputa en la Argentina, no desde ahora, sino desde hace largo tiempo, es de cómo vamos a vivir los argentinos, si en un pequeño país concentrado, con unos pocos ricos o en un país amplio donde hayan empresarios fuertes, donde la clase media recupere la movilidad social y reaparezca la clase trabajadora. Son dos modelos totalmente diferentes y hay que apostar por este modelo para construir el país que nosotros soñamos. (Aplausos).
Lo que está en juego es si volvemos a persistir en ese país que vende servicios y que tiene que producir o comprar lo que se produce, todo afuera, con la excusa de que a veces o es más barato o de mejor calidad. Y nos vendían cada cosas y nos tratan de vender cada cosa, que se rompen – como digo yo- antes de llegar, o apelamos a la creatividad, apelamos a la capacidad, la genialidad, la imaginación, que tienen las manos y los intelectos argentinos y creamos un país con una industria nacional, con una producción nacional, con una industria y una reindustrialización del país, que genere trabajo digno e infraestructura digna y también con fuerte visión pública, con una visión neokeinesiana.
Nos decían en la década pasada que hacer viviendas, que hacer servicios, cloacas, aguas, pavimentos, rutas eran gastos improductivos. Para mí la vivienda, la ruta, la cloaca, el servicio es gasto productivo para mejorar la calidad de vida de la gente, es generar trabajo, es movilizar la economía de una localidad, es devolverle las ganas de progresar al pueblo.
Bien decía Felipe como no se iban a llevar la esperanza, el progreso, el porvenir si soñaban con un país distinto. Es volver a ese rostro que mira el abuelo y el padre a sus hijos, yo lo recuerdo de chico, si después de toda una vida de trabajo están tranquilos porque ven que su hijo va a estar mejor que ellos. No como lo que nos pasa aún ahora que vemos llorar al abuelo y al padre porque no saben lo que va a pasar el futuro con su hijo. Tenemos que dar vuelta a la taba y volver a ese país que nos da la confianza de que estamos construyendo un destino para nuestras generaciones futuras, para que nuestros hijos vean que sus padres y sus abuelos fuimos capaces, con errores, de construir un futuro distinto y la construcción también de una Argentina digna, sin impunidad, donde el mejor dirigente, el mejor hombre, el mejor vecino sea el que más estudia, el que más investiga, el que más trabaja, el que es el mejor ejemplo de conducta y no el que más rápido hace plata o el más pícaro. Confundimos la cultura y así nos fue con la creación del hombre y mujer que necesitamos como ejemplo para la Argentina. (Aplausos).
Estas cosas son muy importantes porque yo les quiero contar así, soy un hombre como ustedes del interior, algunos para descalificarme – para mí es un elogio – me dicen el pingüino. Soy pingüino, es una realidad porque me abrazo a esta tierra desde esa calidad y esa cultura sureña. Pero evidentemente el día que me tocó llegar a la Casa Rosada le dije a los argentinos que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno y me acompañaban varios dirigentes que dirían: “ estemos tranquilos porque estamos ante otro que dice que no va a dejar las convicciones y después lo primero que hace es meterla en una maleta para no acordarse nunca más de lo que uno pensó toda la vida”. Yo les puedo asegurar que ni me vine a eternizar en el poder, ni vine a renunciar a los principios que también ustedes piensan por la construcción de una Argentina que nos contenga a todos los argentinos. (Aplausos)
Hay dos formas de ver la gobernabilidad, para unos, que para mí es el viejo orden que dicen hay gobernabilidad cuando hay acuerdos y pactos dirigenciales permanentes, acuerdos que van, intercambios de cosas y de favores, que nos hicieron tanto daño a la Argentina. Yo no quiero hacer imputaciones, pero nos hizo tanto daños y cuando uno lo dice algunos se ponen nerviosos. Pero acá tenemos que hablar con la verdad relativa que cada uno tenemos. Y la otra, la que vimos en Tres Arroyos hoy, su dirigencia con su pueblo, hablando cara a cara, tocándonos, abrazándonos, dándonos fuerza y definitivamente decir que este país ya necesita fundamentalmente construir con urgencia lo que con todo respeto yo llamo la generación de un nuevo orden político, que sea la relación de la dirigencia con la gente, que esté por arriba de cualquier tipo de esos acuerdos políticos que tanto daño le hicieron a la Argentina.
Para mí los acuerdos que sirven son con la sociedad que la hacen crecer, que traen justicia, que traen dignidad, que nos vuelven a reencontrar a unos con los otros, que podamos mirar de frente al pueblo, que le podamos decir que venimos creciendo hace tres años de forma consecutiva y que esperamos crecer, nuevamente, muy bien en el 2005, que podamos decirle al pueblo argentino que las exportaciones industriales crecieron ya a un 31 por ciento, las industriales, y que las exportaciones en general han crecido ya un 14 por ciento, en lo que va del año, y estamos llegando a los 38 mil millones de dólares como cifra récord. Poder decirle al pueblo argentino que estamos en el nivel de mortalidad infantil más bajo de los últimos 35 años, en 14.4 por mil; poder decirle al pueblo argentino que vamos venciendo paulatinamente la indigencia. Esperamos estar, Dios quiera, cuando termine el mandato solamente en un dígito; cuando termine mi mandato, sueño noche tras noche, se lo digo a Cristina permanentemente, que la pobreza pueda ser la mitad y que la desocupación esté en un dígito. Dios quiera que me ayude el pueblo argentino para poder lograr dichos objetivos. (Aplausos) Que podamos seguir subiendo fuertemente la recaudación y recuperando los sectores más marginados de nuestra sociedad, los sectores excluidos, que los queremos recuperar con trabajo.
Realmente sueño, queridos hermanos y hermanas de Tres Arroyos, de todas las ideas, de la idea más importante: ¡decir primero Argentina! Cuando esto se dice se está sintetizando el país ¿Saben lo que sueño? Con una dirigencia en el país que ya no diga “inauguramos 300 comedores”, que está bien por la etapa que nos ha tocado vivir y aún vivimos. Que cuando vayamos a cada pueblo los comedores se vayan convirtiendo en un pasado, pero no porque no hay respuesta del Estado, sino porque los chicos volvieron a comer a sus casas con sus padres, en la mesa, como corresponde y queremos todos. (Aplausos)
Cuando potenciamos la Ley de Escuelas Técnicas, que desapareció en la década del 90, es porque hoy hay demanda de trabajo en muchos lados, como el crecimiento industrial que hoy tiene Tres Arroyos, verdadero ejemplo de ser su Intendente, y a los chicos los dejaron sin oficio. Miren que país habrán pensado que cerraron las escuelas técnicas. Dentro de poco se aprobará en el Senado, en la próxima sesión, la Ley de Escuelas Técnicas, y espero promulgarla para todo el país en los próximos diez días, para que los jóvenes argentinos vuelvan a tener los oficios que dignificaron y calificaron su trabajo. (Aplausos)
Me decían docentes que es mucho lo que hace cada gobernador, en este caso Felipe en Buenos Aires, pero yo no quiero un Estado nacional desvinculado del esfuerzo que hacen los gobernadores, como se hizo en el pasado, en la década del 90, para bajar el déficit se transfirió todo el gasto de la educación a las provincias. Se bajó el déficit nacional pero subió el de las provincias y se dijo que éstas eran las culpables del déficit nacional, había un discurso, ustedes se acuerdan. Si Dios quiere el día 9, con todos los gobernadores del país, vamos a estar anunciando el proyecto de ley que vamos a enviar al Senado del financiamiento educativo, donde vamos a designar en los primeros 5 años, 6 puntos del Producto Bruto Interno para financiar la educación en la Argentina. (Aplausos)
La industria, hoy cuando veía a la familia Brullesse orgullosa, abrazados hijos y abuelos, distintas generaciones, y el pueblo de Tres Arroyos acompañando un logro tan importante, la industria crece permanentemente desde que estamos en la gestión de Gobierno. Este año está creciendo arriba del 7 por ciento, y esto es tremendamente importante, con un promedio que va entre el 0.7, 08 mensual. El trabajo industrial está creciendo un 0.5 y un 0.1 sobre cada punto del Producto Bruto Interno. Hay una Argentina que se empieza a manifestar distinta.
Claro que todavía estamos en el infierno. Si miramos la Argentina de hace 30 ó 40 años atrás, las cosas que nos pasaron. Si miramos que estamos hace apenas dos años y tres meses. Yo no soy mago, soy un trabajador con aciertos y con errores, que creo en el trabajo, en el trabajo y en el trabajo en forma infatigable. (Aplausos)
Ni aún todos los argentinos juntos podemos por sí solos dar vuelta a tantos años de no hacer las cosas como se debían hacer en este país. Encima, les cuento a ustedes en la intimidad, a veces me encuentro con trabas impensadas. Realmente me cuesta entender por qué algunos que me ayudaron y colaboraron para que sea presidente en el 2003 no me siguen ayudando. Si no están ayudando a un presidente, están ayudando a que la Argentina siga saliendo. En serio les pido generosidad y grandeza, es fundamental consolidar los esfuerzos y dejar de poner trabas que dificultan la gobernabilidad.
La Argentina está cansada de ver movimientos del viejo orden que nos traban, trabajemos por el nuevo orden con la fuerza, con las generaciones nuevas y viejas, honestas y decentes, que creen en un país que no dependa de un partido o de un grupo de hombres. Queremos a los independientes, los buenos radicales, los buenos socialistas, los buenos peronistas, los que piensen como piensen. ¿Qué nos importa de qué partido somos, lo que nos importa es qué Argentina vamos a hacer? ¿O sigue siendo más importante el partido que poner a la Argentina en el lugar que corresponde? (Aplausos)
Cuando hoy recibía, no como Presidente, sino el Estado argentino, el agradecimiento del presidente de Francia, Chirac, que agradecía que las instituciones argentinas hayan recuperado la vitalidad de luchar contra la impunidad, y que se esté juzgando a aquellos que violaron la ley durante la terrible dictadura que nos tocó vivir a los argentinos, que me agradecía casi emocionado hasta las lágrimas que la Justicia argentina, que los grupos forenses, que el Estado argentino, así como hace poco tiempo entre otros desaparecidos que pudieron ser identificados, también fue identificada la señora de Villaflor, y hace pocas horas la monjita francesa, Léani Duquet, que vino a trabajar, a predicar, a amar, a hacer docencia en este país, y que sufrió los avatares de esta terrible Argentina que pasó. (Aplausos)
Esa es la Argentina que construye prestigio interno, externo y moral interna, porque la impunidad del pasado tampoco debe existir hoy. Debemos ser fervientes defensores de la lucha contra la impunidad y la corrupción, porque esa es la base sólida de un nuevo país y de una nueva Argentina. (Aplausos)
Cuando con Felipe vamos por distintos lugares de la provincia de Buenos Aires y nos dicen: “aguanten”..., les voy a contar otra intimidad, estábamos en horas definitorias de la discusión de la deuda externa privada, y apretaban los grandes, y decían que la quita, esa que aún el Fondo hoy reconoció, que hubo un 73 por ciento de quita y 67 mil millones de dólares de quita de la deuda, en el mejor acuerdo que recuerde el mundo hecho por un país, y lo hizo la República Argentina. (Aplausos) Pero cuando estábamos en esas horas definitorias algunos me miraban y me decían: “y, si damos un pasito atrás por ahí cierra”. Yo dije que los argentinos ya han puesto demasiado, ni un sólo paso atrás, que nos devuelvan parte de lo que se llevaron, parte de lo que pusieron las espaldas de los argentinos, parte del trabajo argentino, parte de la dignidad, muchísimos chicos que tuvieron que sacrificar sus estudios, jubilados que tuvieron que sufrir y dejar parte de su vida de trabajo para poder pasar estos tiempos de dignidad, que ahora queremos recuperar. (Aplausos)
Les quería contar, ustedes son mis hermanos argentinos y argentinas y de otros pueblos y naciones del mundo, pero fundamentalmente los que amamos y queremos a la Patria, esas banderas argentinas, ese sentido de Patria, ese sentido de argentinidad, eso es lo que nos tiene que repotenciar con fuerza, que se vuelvan a levantar. Así como otros países del mundo se sienten orgullosos cuando levantan su bandera, nosotros nos abracemos a la bandera de la Patria, nos abracemos a la Nación, nos abracemos a nuestro escudo, a nuestros próceres, que basados en San Martín, en Mariano Moreno y en dirigentes muy importantes que tuvo la Patria, con el espíritu de entrega que tuvo Eva Perón, podamos hacer de este país un país para todos los argentinos.
Muchas gracias Tres Arroyos por este mensaje federal, por abrirnos los brazos. Como dice Cristina, fanáticamente argentinos, apasionadamente argentinos. Muchas gracias de corazón hermoso pueblo de Tres Arroyos de la provincia de Buenos Aires.
Yo quiero comenzar esta comunicación con ustedes, acá en Tres Arroyos, pidiéndole y rogándole de Tres Arroyos al pueblo argentino que vayamos recuperando nuestra autoestima. Nosotros no somos los peores del mundo, podemos haber tenido los peores dirigentes del mundo, pero tenemos un pueblo con una calidad y una vitalidad realmente digna de ser elogiada. (Aplausos). Veo a chicos nuestros, a país del mundo que me toca ir, elogiados por su calidad, su formación, su capacidad, que Gobiernos insensatos lo fueron expulsando como si sobraran de la Patria, encaprichados en modelos que poco y nada tienen que ver con la Argentina. Porque lo que está en disputa en la Argentina, no desde ahora, sino desde hace largo tiempo, es de cómo vamos a vivir los argentinos, si en un pequeño país concentrado, con unos pocos ricos o en un país amplio donde hayan empresarios fuertes, donde la clase media recupere la movilidad social y reaparezca la clase trabajadora. Son dos modelos totalmente diferentes y hay que apostar por este modelo para construir el país que nosotros soñamos. (Aplausos).
Lo que está en juego es si volvemos a persistir en ese país que vende servicios y que tiene que producir o comprar lo que se produce, todo afuera, con la excusa de que a veces o es más barato o de mejor calidad. Y nos vendían cada cosas y nos tratan de vender cada cosa, que se rompen – como digo yo- antes de llegar, o apelamos a la creatividad, apelamos a la capacidad, la genialidad, la imaginación, que tienen las manos y los intelectos argentinos y creamos un país con una industria nacional, con una producción nacional, con una industria y una reindustrialización del país, que genere trabajo digno e infraestructura digna y también con fuerte visión pública, con una visión neokeinesiana.
Nos decían en la década pasada que hacer viviendas, que hacer servicios, cloacas, aguas, pavimentos, rutas eran gastos improductivos. Para mí la vivienda, la ruta, la cloaca, el servicio es gasto productivo para mejorar la calidad de vida de la gente, es generar trabajo, es movilizar la economía de una localidad, es devolverle las ganas de progresar al pueblo.
Bien decía Felipe como no se iban a llevar la esperanza, el progreso, el porvenir si soñaban con un país distinto. Es volver a ese rostro que mira el abuelo y el padre a sus hijos, yo lo recuerdo de chico, si después de toda una vida de trabajo están tranquilos porque ven que su hijo va a estar mejor que ellos. No como lo que nos pasa aún ahora que vemos llorar al abuelo y al padre porque no saben lo que va a pasar el futuro con su hijo. Tenemos que dar vuelta a la taba y volver a ese país que nos da la confianza de que estamos construyendo un destino para nuestras generaciones futuras, para que nuestros hijos vean que sus padres y sus abuelos fuimos capaces, con errores, de construir un futuro distinto y la construcción también de una Argentina digna, sin impunidad, donde el mejor dirigente, el mejor hombre, el mejor vecino sea el que más estudia, el que más investiga, el que más trabaja, el que es el mejor ejemplo de conducta y no el que más rápido hace plata o el más pícaro. Confundimos la cultura y así nos fue con la creación del hombre y mujer que necesitamos como ejemplo para la Argentina. (Aplausos).
Estas cosas son muy importantes porque yo les quiero contar así, soy un hombre como ustedes del interior, algunos para descalificarme – para mí es un elogio – me dicen el pingüino. Soy pingüino, es una realidad porque me abrazo a esta tierra desde esa calidad y esa cultura sureña. Pero evidentemente el día que me tocó llegar a la Casa Rosada le dije a los argentinos que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno y me acompañaban varios dirigentes que dirían: “ estemos tranquilos porque estamos ante otro que dice que no va a dejar las convicciones y después lo primero que hace es meterla en una maleta para no acordarse nunca más de lo que uno pensó toda la vida”. Yo les puedo asegurar que ni me vine a eternizar en el poder, ni vine a renunciar a los principios que también ustedes piensan por la construcción de una Argentina que nos contenga a todos los argentinos. (Aplausos)
Hay dos formas de ver la gobernabilidad, para unos, que para mí es el viejo orden que dicen hay gobernabilidad cuando hay acuerdos y pactos dirigenciales permanentes, acuerdos que van, intercambios de cosas y de favores, que nos hicieron tanto daño a la Argentina. Yo no quiero hacer imputaciones, pero nos hizo tanto daños y cuando uno lo dice algunos se ponen nerviosos. Pero acá tenemos que hablar con la verdad relativa que cada uno tenemos. Y la otra, la que vimos en Tres Arroyos hoy, su dirigencia con su pueblo, hablando cara a cara, tocándonos, abrazándonos, dándonos fuerza y definitivamente decir que este país ya necesita fundamentalmente construir con urgencia lo que con todo respeto yo llamo la generación de un nuevo orden político, que sea la relación de la dirigencia con la gente, que esté por arriba de cualquier tipo de esos acuerdos políticos que tanto daño le hicieron a la Argentina.
Para mí los acuerdos que sirven son con la sociedad que la hacen crecer, que traen justicia, que traen dignidad, que nos vuelven a reencontrar a unos con los otros, que podamos mirar de frente al pueblo, que le podamos decir que venimos creciendo hace tres años de forma consecutiva y que esperamos crecer, nuevamente, muy bien en el 2005, que podamos decirle al pueblo argentino que las exportaciones industriales crecieron ya a un 31 por ciento, las industriales, y que las exportaciones en general han crecido ya un 14 por ciento, en lo que va del año, y estamos llegando a los 38 mil millones de dólares como cifra récord. Poder decirle al pueblo argentino que estamos en el nivel de mortalidad infantil más bajo de los últimos 35 años, en 14.4 por mil; poder decirle al pueblo argentino que vamos venciendo paulatinamente la indigencia. Esperamos estar, Dios quiera, cuando termine el mandato solamente en un dígito; cuando termine mi mandato, sueño noche tras noche, se lo digo a Cristina permanentemente, que la pobreza pueda ser la mitad y que la desocupación esté en un dígito. Dios quiera que me ayude el pueblo argentino para poder lograr dichos objetivos. (Aplausos) Que podamos seguir subiendo fuertemente la recaudación y recuperando los sectores más marginados de nuestra sociedad, los sectores excluidos, que los queremos recuperar con trabajo.
Realmente sueño, queridos hermanos y hermanas de Tres Arroyos, de todas las ideas, de la idea más importante: ¡decir primero Argentina! Cuando esto se dice se está sintetizando el país ¿Saben lo que sueño? Con una dirigencia en el país que ya no diga “inauguramos 300 comedores”, que está bien por la etapa que nos ha tocado vivir y aún vivimos. Que cuando vayamos a cada pueblo los comedores se vayan convirtiendo en un pasado, pero no porque no hay respuesta del Estado, sino porque los chicos volvieron a comer a sus casas con sus padres, en la mesa, como corresponde y queremos todos. (Aplausos)
Cuando potenciamos la Ley de Escuelas Técnicas, que desapareció en la década del 90, es porque hoy hay demanda de trabajo en muchos lados, como el crecimiento industrial que hoy tiene Tres Arroyos, verdadero ejemplo de ser su Intendente, y a los chicos los dejaron sin oficio. Miren que país habrán pensado que cerraron las escuelas técnicas. Dentro de poco se aprobará en el Senado, en la próxima sesión, la Ley de Escuelas Técnicas, y espero promulgarla para todo el país en los próximos diez días, para que los jóvenes argentinos vuelvan a tener los oficios que dignificaron y calificaron su trabajo. (Aplausos)
Me decían docentes que es mucho lo que hace cada gobernador, en este caso Felipe en Buenos Aires, pero yo no quiero un Estado nacional desvinculado del esfuerzo que hacen los gobernadores, como se hizo en el pasado, en la década del 90, para bajar el déficit se transfirió todo el gasto de la educación a las provincias. Se bajó el déficit nacional pero subió el de las provincias y se dijo que éstas eran las culpables del déficit nacional, había un discurso, ustedes se acuerdan. Si Dios quiere el día 9, con todos los gobernadores del país, vamos a estar anunciando el proyecto de ley que vamos a enviar al Senado del financiamiento educativo, donde vamos a designar en los primeros 5 años, 6 puntos del Producto Bruto Interno para financiar la educación en la Argentina. (Aplausos)
La industria, hoy cuando veía a la familia Brullesse orgullosa, abrazados hijos y abuelos, distintas generaciones, y el pueblo de Tres Arroyos acompañando un logro tan importante, la industria crece permanentemente desde que estamos en la gestión de Gobierno. Este año está creciendo arriba del 7 por ciento, y esto es tremendamente importante, con un promedio que va entre el 0.7, 08 mensual. El trabajo industrial está creciendo un 0.5 y un 0.1 sobre cada punto del Producto Bruto Interno. Hay una Argentina que se empieza a manifestar distinta.
Claro que todavía estamos en el infierno. Si miramos la Argentina de hace 30 ó 40 años atrás, las cosas que nos pasaron. Si miramos que estamos hace apenas dos años y tres meses. Yo no soy mago, soy un trabajador con aciertos y con errores, que creo en el trabajo, en el trabajo y en el trabajo en forma infatigable. (Aplausos)
Ni aún todos los argentinos juntos podemos por sí solos dar vuelta a tantos años de no hacer las cosas como se debían hacer en este país. Encima, les cuento a ustedes en la intimidad, a veces me encuentro con trabas impensadas. Realmente me cuesta entender por qué algunos que me ayudaron y colaboraron para que sea presidente en el 2003 no me siguen ayudando. Si no están ayudando a un presidente, están ayudando a que la Argentina siga saliendo. En serio les pido generosidad y grandeza, es fundamental consolidar los esfuerzos y dejar de poner trabas que dificultan la gobernabilidad.
La Argentina está cansada de ver movimientos del viejo orden que nos traban, trabajemos por el nuevo orden con la fuerza, con las generaciones nuevas y viejas, honestas y decentes, que creen en un país que no dependa de un partido o de un grupo de hombres. Queremos a los independientes, los buenos radicales, los buenos socialistas, los buenos peronistas, los que piensen como piensen. ¿Qué nos importa de qué partido somos, lo que nos importa es qué Argentina vamos a hacer? ¿O sigue siendo más importante el partido que poner a la Argentina en el lugar que corresponde? (Aplausos)
Cuando hoy recibía, no como Presidente, sino el Estado argentino, el agradecimiento del presidente de Francia, Chirac, que agradecía que las instituciones argentinas hayan recuperado la vitalidad de luchar contra la impunidad, y que se esté juzgando a aquellos que violaron la ley durante la terrible dictadura que nos tocó vivir a los argentinos, que me agradecía casi emocionado hasta las lágrimas que la Justicia argentina, que los grupos forenses, que el Estado argentino, así como hace poco tiempo entre otros desaparecidos que pudieron ser identificados, también fue identificada la señora de Villaflor, y hace pocas horas la monjita francesa, Léani Duquet, que vino a trabajar, a predicar, a amar, a hacer docencia en este país, y que sufrió los avatares de esta terrible Argentina que pasó. (Aplausos)
Esa es la Argentina que construye prestigio interno, externo y moral interna, porque la impunidad del pasado tampoco debe existir hoy. Debemos ser fervientes defensores de la lucha contra la impunidad y la corrupción, porque esa es la base sólida de un nuevo país y de una nueva Argentina. (Aplausos)
Cuando con Felipe vamos por distintos lugares de la provincia de Buenos Aires y nos dicen: “aguanten”..., les voy a contar otra intimidad, estábamos en horas definitorias de la discusión de la deuda externa privada, y apretaban los grandes, y decían que la quita, esa que aún el Fondo hoy reconoció, que hubo un 73 por ciento de quita y 67 mil millones de dólares de quita de la deuda, en el mejor acuerdo que recuerde el mundo hecho por un país, y lo hizo la República Argentina. (Aplausos) Pero cuando estábamos en esas horas definitorias algunos me miraban y me decían: “y, si damos un pasito atrás por ahí cierra”. Yo dije que los argentinos ya han puesto demasiado, ni un sólo paso atrás, que nos devuelvan parte de lo que se llevaron, parte de lo que pusieron las espaldas de los argentinos, parte del trabajo argentino, parte de la dignidad, muchísimos chicos que tuvieron que sacrificar sus estudios, jubilados que tuvieron que sufrir y dejar parte de su vida de trabajo para poder pasar estos tiempos de dignidad, que ahora queremos recuperar. (Aplausos)
Les quería contar, ustedes son mis hermanos argentinos y argentinas y de otros pueblos y naciones del mundo, pero fundamentalmente los que amamos y queremos a la Patria, esas banderas argentinas, ese sentido de Patria, ese sentido de argentinidad, eso es lo que nos tiene que repotenciar con fuerza, que se vuelvan a levantar. Así como otros países del mundo se sienten orgullosos cuando levantan su bandera, nosotros nos abracemos a la bandera de la Patria, nos abracemos a la Nación, nos abracemos a nuestro escudo, a nuestros próceres, que basados en San Martín, en Mariano Moreno y en dirigentes muy importantes que tuvo la Patria, con el espíritu de entrega que tuvo Eva Perón, podamos hacer de este país un país para todos los argentinos.
Muchas gracias Tres Arroyos por este mensaje federal, por abrirnos los brazos. Como dice Cristina, fanáticamente argentinos, apasionadamente argentinos. Muchas gracias de corazón hermoso pueblo de Tres Arroyos de la provincia de Buenos Aires.