Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor intendente municipal de Mercedes; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales y municipales; arzobispo de la arquidiócesis de Mercedes - Luján; señores intendentes; señoras, señores, amigos; hermanos y hermanas que están aquí adentro del teatro y todos aquellos que están ahí afuera que de acá los veo: los abrazo fuertemente, les estoy tremendamente agradecido por el afecto, el cariño, por el recibimiento de este hermoso e histórico pueblo de Mercedes que me hizo sentir como en mi propia casa; muchas gracias mercedinos, muchas gracias por todo este afecto grande. (Aplausos)
En primer lugar puedo mirar a los mercedinos, al señor Gobernador y al señor intendente de Mercedes así de frente, no tengo que bajar la vista. Y esto en la vida política argentina es muy importante, porque se han dicho tantas cosas, se han hecho tan pocas y se ha mentido tanto que normalmente hay mucha dirigencia política que tiene que andar o con los vidrios polarizados o encorvados ya que no pueden mirar a los demás, porque no cumplieron con la palabra empeñada, en el menor de los casos, en otros casos nos llenaron de vergüenza por la corrupción y el desmanejo que hicieron del Estado.
Por eso, querido intendente de Mercedes, querido Gobernador, vinimos a firmar el inicio de la autopista Mercedes-Luján. Tal cual lo dijimos se firmó, ahora el señor empresario tiene que acelerar la obra, tomar gente que sea de acá de Mercedes para que trabaje allí y cuando se vaya acercando a Luján, de Luján, para que manos mercedinas y lujanenses sean las que construyan la autopista Mercedes-Luján. (Aplausos)
También cumplimos con todas las inversiones, con todo lo que fue a peticionar el Intendente, con mucha alegría, con muchas ganas, trabajando en forma conjunta, creyendo que es posible construir un país diferente. Claro que todavía estamos en el infierno, siempre lo digo. Estamos tratando de subir escalón tras escalón y todas las noches sueño que cuando llegue la terminación de mi mandato el 10 de diciembre de 2007 le pueda decir al pueblo argentino que estamos en la puerta del purgatorio, que estamos superando el infierno. Ahí habremos dado un gran paso todos los argentinos. (Aplausos)
También es cierto lo que decía el señor Gobernador sobre qué país nos tocó asumir. Siempre recuerdo la primera vez que pisé mi despacho en la Casa Rosada, me dieron una llave de la puerta y vi a miles y miles de argentinos en todo el país con una angustia tremenda después de todas las cosas que nos habían pasado, casi enfrentados unos con otros, un país en estado absoluto de quiebra económica, política, institucional, moral, descreído, con los brazos caídos. Nos habían hecho perder la autoestima que debemos recuperar los argentinos, nos habían hecho sentir que éramos los peores del mundo. Habíamos tenido por allí los peores dirigentes del mundo, pero los argentinos con nuestros recursos humanos y espirituales debemos recuperar la autoestima porque somos de los mejores del mundo. Tenemos que volver a sentirnos como argentinos con fuerza y solidaridad. (Aplausos)
Claro que abundan los problemas, pero cuando a mí me tocó caminar durante la campaña electoral esta provincia había bonaerenses con lágrimas en los ojos que me decían: mire lo que nos pasa en la provincia de Buenos Aires -para los que venimos de provincias más chicas, la provincia madre- después de trabajar 30 años nos están pagando con unos papelitos que no valen nada, la moneda nacional está dejando de circular en la propia provincia de Buenos Aires. Por eso salimos a respaldar fuertemente al gobernador de Buenos Aires, lo ayudamos y le dimos los recursos para que los habitantes de esta provincia dejaran de ser ciudadanos de segunda clase y tengan en su bolsillo, como todos los argentinos, moneda nacional que era lo que correspondía, plata argentina. (Aplausos)
Algunos olvidan. Cuando escucho decir por allí, casi en calidad de universitarios, que conocen los problemas que tiene la provincia de Buenos Aires, me pregunto, queridos hermanos y hermanas: ¿si conocen tanto la provincia de Buenos Aires por qué la dejaron caer tanto al piso y dejaron tan olvidada a esa gran provincia? (Aplausos) A esa gran provincia que tantas satisfacciones nos dio a todos los argentinos, esa gran provincia que toda su riqueza la ayudó a distribuir con todos los argentinos y fue perdiendo escalón tras escalón la dignidad y jerarquía que tenía. Todas las provincias argentinas allá por 1991 cedimos nuestros recursos para formar el Fondo del Conurbano Bonaerense -casi 3 millones de pesos o de dólares por día llegó a ser- para que se invirtiera en toda la provincia de Buenos Aires y pudiera salir adelante. Dios quiera que lo hayan invertido bien, eso lo sabrán ustedes o no; a lo largo del tiempo pareciera no ser así, pero Dios quiera que lo hayan hecho bien, porque si no sería una lástima que se haya despilfarrado tanto dinero que podía haber llegado a tantos hogares argentinos, que podía haber generado tantas circunstancias y haber solucionado tantos problemas. (Aplausos)
Dios quiera que con todo el esfuerzo que estamos haciendo, todos en forma conjunta podamos definitivamente generar una cualificación cierta y clara en nuestras acciones. Es posible construir un país absolutamente diferente.
Queridos mercedinos que están aquí adentro y a los que están allá afuera en la plaza: es posible construir un país totalmente diferente, pero cuesta creer que a uno le pongan tantas trabas permanentemente. A veces me pregunto por qué no me ayudan. Yo no quiero que me sigan, ya vimos lo que le pasó al país por seguir, seguir y seguir, adónde fuimos a parar, quiero que me ayuden.
Ahora me pregunto, y se los pregunto a ustedes porque a mí me gusta hablar sin hipocresía, ¿por qué en determinado momento dicen que me apoyan para gobernar este país, algunos inclusive de mi propio partido y otros de otra fuerza que siguen en la cosa chiquita y mezquina de creer que desde posturas absolutamente individuales y mezquinas se puede construir un país distinto? Pero no me termina de sorprender lo de mi propio espacio o partido, que me dijeron “te apoyamos, te acompañamos”, pero cuando quiero buscar ese apoyo y ese acompañamiento está en el discurso, después dicen: si no me das tanto, si no me ayudas con tanto o no tengo tal cargo, tal posición o no me das tal diputación, no te ayudo. Esa es la Argentina que quieren. (Aplausos) O soy yo o no hay nada. Me pregunto, ¿no sufrimos demasiado, queridos hermanos, los argentinos, para seguir pasando este tipo de cosas?
Por eso yo los convoco al trabajo, los convoco al esfuerzo. Me comprometí con el pueblo argentino y voy a cumplir, siempre voy a cumplir, trabajando con fuerza, con ganas, creyendo en Dios, con la fuerza espiritual de un país distinto, creyendo en esas banderas que flamean. (Aplausos)
Cuando me tuve que parar por la deuda externa privada argentina y decirles a los acreedores que era una barbaridad lo que pedían y que nosotros no íbamos a pagar con el hambre del pueblo argentino, muchos dijeron: qué irresponsable, cómo habla así, qué mal que nos deja a los argentinos. Algunos que se ve que viven demasiado bien. Me paré firme y logramos ahorrar 67.000 millones de dólares; no hubo una negociación en el mundo que se haya podido llevar adelante así. (Aplausos)
Empezamos a avanzar sobre la indigencia, la pobreza, el desempleo, la inversión; empezamos a hacer posibles anhelos de muchos argentinos en forma solidaria y conjunta; mejoramos la recaudación, tenemos superávit fiscal primario, tenemos casi 24.000 millones en reservas y la Argentina puede entrar a discutir de igual a igual. Claro que para defender los intereses de los argentinos a veces hay que discutir y entonces me dicen, cómo va y discute con tal o cual presidente, qué mal educado que es. ¿Y qué quieren, que sigamos entregando la Argentina? Yo tengo que defender los intereses del país, tengo que defender los intereses de los argentinos. (Aplausos) ¿O no recordamos lo que nos pasó en el 2001, o no recordamos esos planes económicos de algunos que hoy quieren volver o de otros que estuvieron poquito tiempo y también quieren volver? ¿Porque vieron eso? Les tocó administrar la economía y otros cargos del país, nos llevaron al fracaso total y hoy también quieren volver. ¿Qué creen, que los argentinos no tenemos memoria, que los argentinos no sabemos qué es lo que nos pasó, que los argentinos no sabemos qué es lo que nos sucedió? (Aplausos)
Creo que uno como ser humano tiene que mirarse para adentro, debe tener capacidad de autocrítica, nadie es perfecto. Ya los argentinos escuchamos hablar a veces con un grado de autismo tal que realmente nos preocupa.
Pero bueno, me toca a mí este tiempo de la historia, junto a ustedes. Soy un hombre común, con virtudes y con errores. (Aplausos) Trato de corregir permanentemente lo que me pueda equivocar. Vengo desde el Sur, pero me fui preparando, sé lo que pasa en este país, lo caminé y me tocó ver un país en llamas, argentinos y argentinas con los brazos caídos. Estoy en una trinchera sola, no tengo un pie acá y otro allá, tengo los pies puestos en el corazón, en el cariño, en el afecto y en la decisión de abrazarme permanentemente al pueblo argentino, sin distinción de colores o partidos. (Aplausos)
Me dicen “no trabaje, no haga nada de acá a octubre porque todo lo que vaya a hacer es electoral”. ¿Pueden ser tan egoístas, pueden tener tal ceguera? ¿No se dan cuenta de que el país necesita cada minuto de nuestro tiempo, que por un afán de tratar de ver si obtienen un rédito electoral o no, me piden que no trabaje? Si trabajo y traigo cosas me dicen que es electoral, es casi esquizofrénico, realmente no los entiendo, ¿qué quieren que haga? (Aplausos)
No quieren que trabajemos, si trabajamos nos dicen esto, si vamos a elecciones nos quieren proscribir, porque nos dicen que esto, que lo otro, que aquello. La verdad que no los entiendo, qué se yo.
Queridos mercedinos, en confianza, en familia, como estamos aquí: cuando un ciudadano argentino quiere representar al pueblo argentino, a una sola cosa fundamentalmente no debe tener miedo, la primera, que sea la urna del pueblo la que decida quién es quién, que vote la gente, que la gente decida, esto es fundamental (Aplausos). Segundo, creo en la acción permanente, hay que renovar la política, hay que renovar la dirigencia. Yo decía ayer que escucho a dirigentes, desde chico, que dicen que se van a retirar, que van a dejar el paso a las nuevas generaciones, que va a venir el tiempo de los jóvenes; algunos de ustedes peinan canas y llevan tiempo escuchando ese tipo de cosas que se siguen escuchando hoy. Pero yo les confieso que aprendí la lección de la historia, que a los profesionales de la política y a aquellos que dicen que se van a retirar, mentira, por sí solos jamás lo van a hacer, lo único que los puede retirar es el voto del pueblo argentino que definitivamente marque el camino y el rumbo. (Aplausos) Si no se quieren retirar están perdonados, es como si no hubiéramos escuchado nada, que no se retiren, pero que salgan a debatir sus ideas de cara al pueblo, que le salgan a poner la cara al pueblo y que le digan que no se quieren retirar; que salgan a debatir de cara a la sociedad, que se jueguen de frente, que apuesten, eso es lo que necesita el pueblo argentino. Eso es lo necesitamos, sinceridad para poder avanzar. (Aplausos)
También les digo, y les vengo a pedir encarecida y humildemente, no me importa lo que van a decir pero les pido encarecidamente algo que necesito como argentino, alguien que no dejó sus convicciones y no las va a dejar en la puerta de la casa de Gobierno, vine a luchar y pelear por el país en el que creo, como ustedes también creen. Queridos hermanos mercedinos, les vengo a pedir que me ayuden y que me acompañen, a los que están aquí adentro y a los que están allá afuera, que estoy viendo permanentemente desde acá, que me ayuden. Sé que solo no puedo, pero si el pueblo argentino el 23 de octubre me dice, “avance Presidente, juegue, nosotros lo acompañamos, profundice los aciertos y corrija los errores, pero nosotros creemos en usted”, estoy seguro que con esa fuerza espiritual vamos a generar un punto de inflexión donde definitivamente va a alumbrar la nueva Argentina.
Por eso les pido realmente, mercedinos de todas las fuerzas políticas, de todas las agrupaciones libres del pueblo, de todas las organizaciones y de todas las cooperativas, les pido de corazón que me ayuden, que ayuden a este pingüino -como dicen algunos despectivamente, para mí es un orgullo-, que como ustedes ama esta tierra argentina (Aplausos)
Muchas gracias señor Intendente; muchas gracias señor Gobernador; gracias señores intendentes. Gracias hermanos mercedinos que están aquí adentro y allá afuera, gracias por hacer flamear esa bandera argentina, gracias por llevar la escarapela en el corazón, gracias por volver al sentir de Patria, gracias por tomarnos de la mano, abrazarnos y besarnos; gracias por -como dice Cristina- sentirnos fanáticamente argentinos, apasionadamente argentinos, gracias por sentir a esta Patria que quiere volver a gozar la esperanza y la sonrisa de vivir en un país solidario y con amor. Muchísimas gracias, un servidor, gracias Mercedes, gracias por tanto afecto, los abrazo fuertemente y les dejo mi corazón sureño en sus manos.
En primer lugar puedo mirar a los mercedinos, al señor Gobernador y al señor intendente de Mercedes así de frente, no tengo que bajar la vista. Y esto en la vida política argentina es muy importante, porque se han dicho tantas cosas, se han hecho tan pocas y se ha mentido tanto que normalmente hay mucha dirigencia política que tiene que andar o con los vidrios polarizados o encorvados ya que no pueden mirar a los demás, porque no cumplieron con la palabra empeñada, en el menor de los casos, en otros casos nos llenaron de vergüenza por la corrupción y el desmanejo que hicieron del Estado.
Por eso, querido intendente de Mercedes, querido Gobernador, vinimos a firmar el inicio de la autopista Mercedes-Luján. Tal cual lo dijimos se firmó, ahora el señor empresario tiene que acelerar la obra, tomar gente que sea de acá de Mercedes para que trabaje allí y cuando se vaya acercando a Luján, de Luján, para que manos mercedinas y lujanenses sean las que construyan la autopista Mercedes-Luján. (Aplausos)
También cumplimos con todas las inversiones, con todo lo que fue a peticionar el Intendente, con mucha alegría, con muchas ganas, trabajando en forma conjunta, creyendo que es posible construir un país diferente. Claro que todavía estamos en el infierno, siempre lo digo. Estamos tratando de subir escalón tras escalón y todas las noches sueño que cuando llegue la terminación de mi mandato el 10 de diciembre de 2007 le pueda decir al pueblo argentino que estamos en la puerta del purgatorio, que estamos superando el infierno. Ahí habremos dado un gran paso todos los argentinos. (Aplausos)
También es cierto lo que decía el señor Gobernador sobre qué país nos tocó asumir. Siempre recuerdo la primera vez que pisé mi despacho en la Casa Rosada, me dieron una llave de la puerta y vi a miles y miles de argentinos en todo el país con una angustia tremenda después de todas las cosas que nos habían pasado, casi enfrentados unos con otros, un país en estado absoluto de quiebra económica, política, institucional, moral, descreído, con los brazos caídos. Nos habían hecho perder la autoestima que debemos recuperar los argentinos, nos habían hecho sentir que éramos los peores del mundo. Habíamos tenido por allí los peores dirigentes del mundo, pero los argentinos con nuestros recursos humanos y espirituales debemos recuperar la autoestima porque somos de los mejores del mundo. Tenemos que volver a sentirnos como argentinos con fuerza y solidaridad. (Aplausos)
Claro que abundan los problemas, pero cuando a mí me tocó caminar durante la campaña electoral esta provincia había bonaerenses con lágrimas en los ojos que me decían: mire lo que nos pasa en la provincia de Buenos Aires -para los que venimos de provincias más chicas, la provincia madre- después de trabajar 30 años nos están pagando con unos papelitos que no valen nada, la moneda nacional está dejando de circular en la propia provincia de Buenos Aires. Por eso salimos a respaldar fuertemente al gobernador de Buenos Aires, lo ayudamos y le dimos los recursos para que los habitantes de esta provincia dejaran de ser ciudadanos de segunda clase y tengan en su bolsillo, como todos los argentinos, moneda nacional que era lo que correspondía, plata argentina. (Aplausos)
Algunos olvidan. Cuando escucho decir por allí, casi en calidad de universitarios, que conocen los problemas que tiene la provincia de Buenos Aires, me pregunto, queridos hermanos y hermanas: ¿si conocen tanto la provincia de Buenos Aires por qué la dejaron caer tanto al piso y dejaron tan olvidada a esa gran provincia? (Aplausos) A esa gran provincia que tantas satisfacciones nos dio a todos los argentinos, esa gran provincia que toda su riqueza la ayudó a distribuir con todos los argentinos y fue perdiendo escalón tras escalón la dignidad y jerarquía que tenía. Todas las provincias argentinas allá por 1991 cedimos nuestros recursos para formar el Fondo del Conurbano Bonaerense -casi 3 millones de pesos o de dólares por día llegó a ser- para que se invirtiera en toda la provincia de Buenos Aires y pudiera salir adelante. Dios quiera que lo hayan invertido bien, eso lo sabrán ustedes o no; a lo largo del tiempo pareciera no ser así, pero Dios quiera que lo hayan hecho bien, porque si no sería una lástima que se haya despilfarrado tanto dinero que podía haber llegado a tantos hogares argentinos, que podía haber generado tantas circunstancias y haber solucionado tantos problemas. (Aplausos)
Dios quiera que con todo el esfuerzo que estamos haciendo, todos en forma conjunta podamos definitivamente generar una cualificación cierta y clara en nuestras acciones. Es posible construir un país absolutamente diferente.
Queridos mercedinos que están aquí adentro y a los que están allá afuera en la plaza: es posible construir un país totalmente diferente, pero cuesta creer que a uno le pongan tantas trabas permanentemente. A veces me pregunto por qué no me ayudan. Yo no quiero que me sigan, ya vimos lo que le pasó al país por seguir, seguir y seguir, adónde fuimos a parar, quiero que me ayuden.
Ahora me pregunto, y se los pregunto a ustedes porque a mí me gusta hablar sin hipocresía, ¿por qué en determinado momento dicen que me apoyan para gobernar este país, algunos inclusive de mi propio partido y otros de otra fuerza que siguen en la cosa chiquita y mezquina de creer que desde posturas absolutamente individuales y mezquinas se puede construir un país distinto? Pero no me termina de sorprender lo de mi propio espacio o partido, que me dijeron “te apoyamos, te acompañamos”, pero cuando quiero buscar ese apoyo y ese acompañamiento está en el discurso, después dicen: si no me das tanto, si no me ayudas con tanto o no tengo tal cargo, tal posición o no me das tal diputación, no te ayudo. Esa es la Argentina que quieren. (Aplausos) O soy yo o no hay nada. Me pregunto, ¿no sufrimos demasiado, queridos hermanos, los argentinos, para seguir pasando este tipo de cosas?
Por eso yo los convoco al trabajo, los convoco al esfuerzo. Me comprometí con el pueblo argentino y voy a cumplir, siempre voy a cumplir, trabajando con fuerza, con ganas, creyendo en Dios, con la fuerza espiritual de un país distinto, creyendo en esas banderas que flamean. (Aplausos)
Cuando me tuve que parar por la deuda externa privada argentina y decirles a los acreedores que era una barbaridad lo que pedían y que nosotros no íbamos a pagar con el hambre del pueblo argentino, muchos dijeron: qué irresponsable, cómo habla así, qué mal que nos deja a los argentinos. Algunos que se ve que viven demasiado bien. Me paré firme y logramos ahorrar 67.000 millones de dólares; no hubo una negociación en el mundo que se haya podido llevar adelante así. (Aplausos)
Empezamos a avanzar sobre la indigencia, la pobreza, el desempleo, la inversión; empezamos a hacer posibles anhelos de muchos argentinos en forma solidaria y conjunta; mejoramos la recaudación, tenemos superávit fiscal primario, tenemos casi 24.000 millones en reservas y la Argentina puede entrar a discutir de igual a igual. Claro que para defender los intereses de los argentinos a veces hay que discutir y entonces me dicen, cómo va y discute con tal o cual presidente, qué mal educado que es. ¿Y qué quieren, que sigamos entregando la Argentina? Yo tengo que defender los intereses del país, tengo que defender los intereses de los argentinos. (Aplausos) ¿O no recordamos lo que nos pasó en el 2001, o no recordamos esos planes económicos de algunos que hoy quieren volver o de otros que estuvieron poquito tiempo y también quieren volver? ¿Porque vieron eso? Les tocó administrar la economía y otros cargos del país, nos llevaron al fracaso total y hoy también quieren volver. ¿Qué creen, que los argentinos no tenemos memoria, que los argentinos no sabemos qué es lo que nos pasó, que los argentinos no sabemos qué es lo que nos sucedió? (Aplausos)
Creo que uno como ser humano tiene que mirarse para adentro, debe tener capacidad de autocrítica, nadie es perfecto. Ya los argentinos escuchamos hablar a veces con un grado de autismo tal que realmente nos preocupa.
Pero bueno, me toca a mí este tiempo de la historia, junto a ustedes. Soy un hombre común, con virtudes y con errores. (Aplausos) Trato de corregir permanentemente lo que me pueda equivocar. Vengo desde el Sur, pero me fui preparando, sé lo que pasa en este país, lo caminé y me tocó ver un país en llamas, argentinos y argentinas con los brazos caídos. Estoy en una trinchera sola, no tengo un pie acá y otro allá, tengo los pies puestos en el corazón, en el cariño, en el afecto y en la decisión de abrazarme permanentemente al pueblo argentino, sin distinción de colores o partidos. (Aplausos)
Me dicen “no trabaje, no haga nada de acá a octubre porque todo lo que vaya a hacer es electoral”. ¿Pueden ser tan egoístas, pueden tener tal ceguera? ¿No se dan cuenta de que el país necesita cada minuto de nuestro tiempo, que por un afán de tratar de ver si obtienen un rédito electoral o no, me piden que no trabaje? Si trabajo y traigo cosas me dicen que es electoral, es casi esquizofrénico, realmente no los entiendo, ¿qué quieren que haga? (Aplausos)
No quieren que trabajemos, si trabajamos nos dicen esto, si vamos a elecciones nos quieren proscribir, porque nos dicen que esto, que lo otro, que aquello. La verdad que no los entiendo, qué se yo.
Queridos mercedinos, en confianza, en familia, como estamos aquí: cuando un ciudadano argentino quiere representar al pueblo argentino, a una sola cosa fundamentalmente no debe tener miedo, la primera, que sea la urna del pueblo la que decida quién es quién, que vote la gente, que la gente decida, esto es fundamental (Aplausos). Segundo, creo en la acción permanente, hay que renovar la política, hay que renovar la dirigencia. Yo decía ayer que escucho a dirigentes, desde chico, que dicen que se van a retirar, que van a dejar el paso a las nuevas generaciones, que va a venir el tiempo de los jóvenes; algunos de ustedes peinan canas y llevan tiempo escuchando ese tipo de cosas que se siguen escuchando hoy. Pero yo les confieso que aprendí la lección de la historia, que a los profesionales de la política y a aquellos que dicen que se van a retirar, mentira, por sí solos jamás lo van a hacer, lo único que los puede retirar es el voto del pueblo argentino que definitivamente marque el camino y el rumbo. (Aplausos) Si no se quieren retirar están perdonados, es como si no hubiéramos escuchado nada, que no se retiren, pero que salgan a debatir sus ideas de cara al pueblo, que le salgan a poner la cara al pueblo y que le digan que no se quieren retirar; que salgan a debatir de cara a la sociedad, que se jueguen de frente, que apuesten, eso es lo que necesita el pueblo argentino. Eso es lo necesitamos, sinceridad para poder avanzar. (Aplausos)
También les digo, y les vengo a pedir encarecida y humildemente, no me importa lo que van a decir pero les pido encarecidamente algo que necesito como argentino, alguien que no dejó sus convicciones y no las va a dejar en la puerta de la casa de Gobierno, vine a luchar y pelear por el país en el que creo, como ustedes también creen. Queridos hermanos mercedinos, les vengo a pedir que me ayuden y que me acompañen, a los que están aquí adentro y a los que están allá afuera, que estoy viendo permanentemente desde acá, que me ayuden. Sé que solo no puedo, pero si el pueblo argentino el 23 de octubre me dice, “avance Presidente, juegue, nosotros lo acompañamos, profundice los aciertos y corrija los errores, pero nosotros creemos en usted”, estoy seguro que con esa fuerza espiritual vamos a generar un punto de inflexión donde definitivamente va a alumbrar la nueva Argentina.
Por eso les pido realmente, mercedinos de todas las fuerzas políticas, de todas las agrupaciones libres del pueblo, de todas las organizaciones y de todas las cooperativas, les pido de corazón que me ayuden, que ayuden a este pingüino -como dicen algunos despectivamente, para mí es un orgullo-, que como ustedes ama esta tierra argentina (Aplausos)
Muchas gracias señor Intendente; muchas gracias señor Gobernador; gracias señores intendentes. Gracias hermanos mercedinos que están aquí adentro y allá afuera, gracias por hacer flamear esa bandera argentina, gracias por llevar la escarapela en el corazón, gracias por volver al sentir de Patria, gracias por tomarnos de la mano, abrazarnos y besarnos; gracias por -como dice Cristina- sentirnos fanáticamente argentinos, apasionadamente argentinos, gracias por sentir a esta Patria que quiere volver a gozar la esperanza y la sonrisa de vivir en un país solidario y con amor. Muchísimas gracias, un servidor, gracias Mercedes, gracias por tanto afecto, los abrazo fuertemente y les dejo mi corazón sureño en sus manos.