Señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; autoridades nacionales; señores representantes de organizaciones sociales y de derechos humanos; señoras, señores, amigos intendentes: creo que las dos exposiciones que escuchamos fueron lo suficientemente claras como para marcar el tránsito que estamos llevando en la tarea por la defensa de los derechos del niño y del adolescente. Tarea que tiene características centrales y casi fundacionales en América Latina. Me ha tocado estar en naciones donde cuando los presidentes llegamos a determinado lugar los chicos pobres de la calle son levantados el día anterior para que nosotros no los veamos. Esta es la realidad de América Latina, esconder debajo de la alfombra el dolor de no saber responder a quienes deben tener la cobertura y la promoción del Estado. También de las organizaciones libres del pueblo y de los grupos empresariales privados.
Nosotros vamos a apoyar fuertemente lo logrado por el Congreso, lo que está llevando adelante el área respectiva, la tarea que realizan la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio de Educación, ya que la educación es el elemento central para incorporar al menor con posibilidades reales de realización en la sociedad. Estamos trabajando en una ley de financiamiento educativo que nos permita cada día tener incorporada una mayor cantidad de chicos al sistema educativo y a su vez mejorar la calidad del servicio educativo.
Pero hay que mejorar el país también, porque no se puede concebir solamente una política desde el sector, tiene que ser una política absolutamente global. Tienen que mejorar las solidaridades y las comprensiones de este país. Yo escuchaba en estas últimas horas a algunos empresarios argentinos, casi en una actitud cerrada, absolutamente antisolidaria. Siguen teniendo el concepto y la filosofía que nos rodeó en los años 90, y duele que no reflexionen. En el congreso de IDEA decían que si hay aumentos de salarios éstos van a repercutir en los precios y va a haber inflación, extorsionando al pueblo argentino, extorsionando a los trabajadores argentinos de una forma realmente inaceptable.
Yo estoy de acuerdo con la discusión racional, con que los empresarios tengan rentabilidad; han aumentado sus rentabilidades, lo dice con toda claridad la universidad de empresas. Pero no nos merecemos los argentinos, se los digo a ustedes y a los que nos miran por televisión, que algunos dirigentes supermercadistas nos digan “si damos esto les vamos a aumentar los precios”, como si fuéramos rehenes de ellos. Este es un país democrático, que debe tener posibilidades para todos, tenemos que ir superando la brecha de la distribución del ingreso. Y si encima se está ganando más creo que hay que hablar con otro lenguaje. La Argentina ha crecido a un promedio del 9 por ciento y está creciendo, algunos dicen que desacelera pero crecimos al 8 por ciento sobre el 9 y sobre el 9. Creció la industria el 8,5 por ciento y de abril a mayo el 1,2 por ciento. Está creciendo. Entonces creo que en la racionalidad de los trabajadores y en la racionalidad de los empresarios hay que encontrar un punto de convergencia que permita también participar de ese crecimiento a los trabajadores argentinos. Y evitar –les pido que reflexionen a estos señores empresarios- este tipo de extorsiones que la sociedad argentina no merece. Porque también esos padres que trabajan, a medida que mejoren su participación en el producto argentino, van a poder dar una mejor vida a sus chicos, mejor inserción, mejor educación, los libros que les faltan, la posibilidad de tener salud y todas las cuestiones que nos preocupan a los que estamos aquí y a todos los argentinos.
Creo que es fundamental que los argentinos nos demos cuenta de que la patria debe dar el marco para que nos podamos realizar todos y también los argentinos tienen que participar activamente para que algunos se den cuenta de que este tipo de extorsiones no se pueden realizar más. Yo los convoco desde acá a la actitud solidaria. Ellos participaron de la Argentina del 90, muchos de los que hablan hicieron un seguidismo permanente del proyecto de exclusión muy duro y difícil que nos tocó vivir en la década del 90; a partir del 76, pero fue en el 90 donde se radicalizó fuertemente. Se los veía permanentemente al lado del poder, no se preocupaban cuando millones de argentinos quedaban sin trabajo, cuando millones de argentinos perdían la posibilidad de acceder a los derechos mínimos de la alimentación y la supervivencia, y millones de chicos quedaban absolutamente desguarnecidos.
Hoy cuando ven a los trabajadores discutiendo los medios dicen “gran conflictividad social”, como si la Argentina estuviera por explotar. Cuando acuerdan los trabajadores sus aumentos dicen “esto va a la inflación”. Por favor, no nos extorsionen más, en la Argentina tenemos que vivir todos, en la Argentina tenemos que encontrar puntos de acuerdo todos y las verdades superadoras que nos contengan a todos.
Nos dicen “va a crecer el trabajo en negro”. Claro, crece el trabajo en negro porque ellos los toman en negro para pagar menos. ¿O creen que nosotros somos tontos? Que empiecen a blanquear a los trabajadores de una vez por todas y van a ver cómo disminuye el trabajo en negro. (Aplausos)
Creo que definitivamente deben reflexionar seriamente en este tipo de expresiones. Nosotros queremos que les vaya bien a los empresarios argentinos, también a los supermercadistas que hablaban ayer de una forma tan individualista, además sin respetar la realidad concreta de que han aumentado sus rentabilidades, cosa que es cierta. Queremos que les vaya bien a ellos y que los argentinos puedan participar más en el producto bruto, como corresponde. Pero para eso hay que actuar con solidaridad, hay que abrir los canales de la participación y el Gobierno debe garantizar eso. Nosotros no somos socios de ningún poder económico, tenemos las manos absolutamente libres. (Aplausos)
Sí nos sentimos absolutamente comprometidos con todos los sectores del pueblo argentino, con los empresarios nacionales, con los que vienen a invertir a la Argentina, con la recuperación de nuestra clase media y su movilidad ascendente, y por supuesto también con el crecimiento y el avance concreto de nuestra clase trabajadora.
Si todos mejoran, los programas que está llevando adelante Alicia, las decisiones del Congreso, las decisiones de las organizaciones de derechos humanos, las decisiones de los señores intendentes y de los ministros en cada área, se van a ver complementadas; sino, no va a haber presupuesto nacional que aguante. Si seguimos teniendo los trabajadores en negro, si tratamos de pagarles miserias; yo no digo que se quiebre el crecimiento empresarial ni mucho menos, sino con absoluta racionalidad ir dando cada día una mayor participación como corresponde y en forma paulatina.
Sabemos que no se puede recuperar lo perdido de un día para otro, pero también tengamos en cuenta que muchos vienen anunciando que “mañana dejamos de crecer”, desde que estamos en el gobierno. Crecimos al 9, otra vez al 9, el primer trimestre crecimos el 8, ahora la industria creció el 8,5 de mayo a mayo y de abril a mayo el 1,2. Son datos interesantes, si nuestros empresarios invirtieran más creceríamos más. Pero a veces especulan a ver cuál es el nivel de rentabilidad. Bueno, es lógico en la tarea empresaria, pero que se animen a invertir porque la Argentina va a seguir yendo para adelante.
Nosotros en la partida presupuestaria pensábamos crecer el 4, el 5 ó el 6 por ciento, los datos hoy son absolutamente alentadores. Y si se crece más, se puede hacer más. Pero si todos los sectores no colaboran, entre ellos nuestros empresarios –no quiero involucrarlos a todos porque fue un determinado sector el que lo dijo, por ahí en un momento que le pasa a cualquier ser humano- el presupuesto del Estado va a tener que ser más alto porque van a ser más los chicos que van a necesitar que el Estado recurra en su protección. Por eso esta tarea en soledad –en definitiva es lo que quería decir- no se puede hacer, necesitamos el compromiso de todos.
Yo desde acá, desde el Salón Blanco, convoco a todos los argentinos, a todas las organizaciones libres del pueblo, a todas las organizaciones sociales y de derechos humanos, y fundamentalmente también a los señores empresarios de la Argentina, a colaborar en esta tarea para que no tengamos que sentir la indignidad de que nuestros chicos están abandonados porque nos preocupa la individualidad y no practicamos la solidaridad. (Aplausos) Entonces vamos a poder darles las respuestas que nuestros chicos merecen y que nosotros tantas veces, cuando los vemos defendiéndose como pueden, sentimos un verdadero dolor. Y para que nunca nos pase lo que me tocó observar en algún país de América Latina, no chico, donde como venían presidentes de todo el mundo había que sacar los chicos de la calle, entonces los fueron cargando en distintos camiones con esquemas de seguridad para que no los veamos. A los chicos de la calle no hay que cargarlos en camiones, hay que abrirles la puerta de las escuelas, hay que abrirles las puertas de la vida, de la esperanza, de la ilusión, de los sueños. Muchísimas gracias. (Aplausos)
Nosotros vamos a apoyar fuertemente lo logrado por el Congreso, lo que está llevando adelante el área respectiva, la tarea que realizan la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio de Educación, ya que la educación es el elemento central para incorporar al menor con posibilidades reales de realización en la sociedad. Estamos trabajando en una ley de financiamiento educativo que nos permita cada día tener incorporada una mayor cantidad de chicos al sistema educativo y a su vez mejorar la calidad del servicio educativo.
Pero hay que mejorar el país también, porque no se puede concebir solamente una política desde el sector, tiene que ser una política absolutamente global. Tienen que mejorar las solidaridades y las comprensiones de este país. Yo escuchaba en estas últimas horas a algunos empresarios argentinos, casi en una actitud cerrada, absolutamente antisolidaria. Siguen teniendo el concepto y la filosofía que nos rodeó en los años 90, y duele que no reflexionen. En el congreso de IDEA decían que si hay aumentos de salarios éstos van a repercutir en los precios y va a haber inflación, extorsionando al pueblo argentino, extorsionando a los trabajadores argentinos de una forma realmente inaceptable.
Yo estoy de acuerdo con la discusión racional, con que los empresarios tengan rentabilidad; han aumentado sus rentabilidades, lo dice con toda claridad la universidad de empresas. Pero no nos merecemos los argentinos, se los digo a ustedes y a los que nos miran por televisión, que algunos dirigentes supermercadistas nos digan “si damos esto les vamos a aumentar los precios”, como si fuéramos rehenes de ellos. Este es un país democrático, que debe tener posibilidades para todos, tenemos que ir superando la brecha de la distribución del ingreso. Y si encima se está ganando más creo que hay que hablar con otro lenguaje. La Argentina ha crecido a un promedio del 9 por ciento y está creciendo, algunos dicen que desacelera pero crecimos al 8 por ciento sobre el 9 y sobre el 9. Creció la industria el 8,5 por ciento y de abril a mayo el 1,2 por ciento. Está creciendo. Entonces creo que en la racionalidad de los trabajadores y en la racionalidad de los empresarios hay que encontrar un punto de convergencia que permita también participar de ese crecimiento a los trabajadores argentinos. Y evitar –les pido que reflexionen a estos señores empresarios- este tipo de extorsiones que la sociedad argentina no merece. Porque también esos padres que trabajan, a medida que mejoren su participación en el producto argentino, van a poder dar una mejor vida a sus chicos, mejor inserción, mejor educación, los libros que les faltan, la posibilidad de tener salud y todas las cuestiones que nos preocupan a los que estamos aquí y a todos los argentinos.
Creo que es fundamental que los argentinos nos demos cuenta de que la patria debe dar el marco para que nos podamos realizar todos y también los argentinos tienen que participar activamente para que algunos se den cuenta de que este tipo de extorsiones no se pueden realizar más. Yo los convoco desde acá a la actitud solidaria. Ellos participaron de la Argentina del 90, muchos de los que hablan hicieron un seguidismo permanente del proyecto de exclusión muy duro y difícil que nos tocó vivir en la década del 90; a partir del 76, pero fue en el 90 donde se radicalizó fuertemente. Se los veía permanentemente al lado del poder, no se preocupaban cuando millones de argentinos quedaban sin trabajo, cuando millones de argentinos perdían la posibilidad de acceder a los derechos mínimos de la alimentación y la supervivencia, y millones de chicos quedaban absolutamente desguarnecidos.
Hoy cuando ven a los trabajadores discutiendo los medios dicen “gran conflictividad social”, como si la Argentina estuviera por explotar. Cuando acuerdan los trabajadores sus aumentos dicen “esto va a la inflación”. Por favor, no nos extorsionen más, en la Argentina tenemos que vivir todos, en la Argentina tenemos que encontrar puntos de acuerdo todos y las verdades superadoras que nos contengan a todos.
Nos dicen “va a crecer el trabajo en negro”. Claro, crece el trabajo en negro porque ellos los toman en negro para pagar menos. ¿O creen que nosotros somos tontos? Que empiecen a blanquear a los trabajadores de una vez por todas y van a ver cómo disminuye el trabajo en negro. (Aplausos)
Creo que definitivamente deben reflexionar seriamente en este tipo de expresiones. Nosotros queremos que les vaya bien a los empresarios argentinos, también a los supermercadistas que hablaban ayer de una forma tan individualista, además sin respetar la realidad concreta de que han aumentado sus rentabilidades, cosa que es cierta. Queremos que les vaya bien a ellos y que los argentinos puedan participar más en el producto bruto, como corresponde. Pero para eso hay que actuar con solidaridad, hay que abrir los canales de la participación y el Gobierno debe garantizar eso. Nosotros no somos socios de ningún poder económico, tenemos las manos absolutamente libres. (Aplausos)
Sí nos sentimos absolutamente comprometidos con todos los sectores del pueblo argentino, con los empresarios nacionales, con los que vienen a invertir a la Argentina, con la recuperación de nuestra clase media y su movilidad ascendente, y por supuesto también con el crecimiento y el avance concreto de nuestra clase trabajadora.
Si todos mejoran, los programas que está llevando adelante Alicia, las decisiones del Congreso, las decisiones de las organizaciones de derechos humanos, las decisiones de los señores intendentes y de los ministros en cada área, se van a ver complementadas; sino, no va a haber presupuesto nacional que aguante. Si seguimos teniendo los trabajadores en negro, si tratamos de pagarles miserias; yo no digo que se quiebre el crecimiento empresarial ni mucho menos, sino con absoluta racionalidad ir dando cada día una mayor participación como corresponde y en forma paulatina.
Sabemos que no se puede recuperar lo perdido de un día para otro, pero también tengamos en cuenta que muchos vienen anunciando que “mañana dejamos de crecer”, desde que estamos en el gobierno. Crecimos al 9, otra vez al 9, el primer trimestre crecimos el 8, ahora la industria creció el 8,5 de mayo a mayo y de abril a mayo el 1,2. Son datos interesantes, si nuestros empresarios invirtieran más creceríamos más. Pero a veces especulan a ver cuál es el nivel de rentabilidad. Bueno, es lógico en la tarea empresaria, pero que se animen a invertir porque la Argentina va a seguir yendo para adelante.
Nosotros en la partida presupuestaria pensábamos crecer el 4, el 5 ó el 6 por ciento, los datos hoy son absolutamente alentadores. Y si se crece más, se puede hacer más. Pero si todos los sectores no colaboran, entre ellos nuestros empresarios –no quiero involucrarlos a todos porque fue un determinado sector el que lo dijo, por ahí en un momento que le pasa a cualquier ser humano- el presupuesto del Estado va a tener que ser más alto porque van a ser más los chicos que van a necesitar que el Estado recurra en su protección. Por eso esta tarea en soledad –en definitiva es lo que quería decir- no se puede hacer, necesitamos el compromiso de todos.
Yo desde acá, desde el Salón Blanco, convoco a todos los argentinos, a todas las organizaciones libres del pueblo, a todas las organizaciones sociales y de derechos humanos, y fundamentalmente también a los señores empresarios de la Argentina, a colaborar en esta tarea para que no tengamos que sentir la indignidad de que nuestros chicos están abandonados porque nos preocupa la individualidad y no practicamos la solidaridad. (Aplausos) Entonces vamos a poder darles las respuestas que nuestros chicos merecen y que nosotros tantas veces, cuando los vemos defendiéndose como pueden, sentimos un verdadero dolor. Y para que nunca nos pase lo que me tocó observar en algún país de América Latina, no chico, donde como venían presidentes de todo el mundo había que sacar los chicos de la calle, entonces los fueron cargando en distintos camiones con esquemas de seguridad para que no los veamos. A los chicos de la calle no hay que cargarlos en camiones, hay que abrirles la puerta de las escuelas, hay que abrirles las puertas de la vida, de la esperanza, de la ilusión, de los sueños. Muchísimas gracias. (Aplausos)