Señor Vicepresidente de la Nación; señor gobernador de la provincia de Santa Fe; señor intendente municipal de Rosario; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales y municipales; señores representantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; amigos, amigas; hermanas y hermanos de esta querida localidad de Rosario: venimos a este lugar con alegría y afecto a compartir con miles de argentinos la celebración de los 193 años de la creación del máximo símbolo nacional, nuestra Bandera Patria.
Es un día de fiesta en esta ciudad de Rosario, lo es en la provincia de Santa Fe y lo es en toda la República Argentina. Llevamos permanentemente la enseña en nuestra Patria en la mente y en el corazón y es justo que le dediquemos nuestro amor y nuestra constancia para ponerla en lo más alto del mástil, de modo que ella sea un emblema de la dignidad de nuestra Patria, de nuestro pueblo, de nuestra gente y de nuestra nación.
Así como miles y miles de rosarinos van cosiendo una Bandera que supera los 10 kilómetros, miles y miles de argentinos trabajamos en todo el país para que ese manto celeste y blanco nos permita cubrir de verdad a todos los argentinos, para que nos permita extender su protección al argentino que sufre, al argentino que no tiene trabajo, al argentino que lucha por vencer a la pobreza y a la indignidad.
Queremos que nuestra Bandera cubra a todos, a los empresarios nacionales, a los empresarios de otros lugares que vienen a invertir en esta tierra, a nuestra clase media que queremos que recupere su capacidad de ir mejorando a nuestros trabajadores, pero es necesario que cubra también con su dignidad a los excluidos de la Patria, a los castigados del modelo que intentamos dejar atrás.
Celebrar el Día de la Bandera es una inmejorable ocasión para recordar nuestra historia, la historia de un país en su verdadera identidad. En esa historia están registrados los sacrificios de los pioneros, los triunfos y las derrotas de los patriotas, nuestras alegrías, nuestras tristezas, todas nuestras glorias y también nuestras flaquezas y miserias; con cosas que nos enorgullecen y otras que nos avergüenzan, ahí está nuestra historia, somos nosotros y debemos aprender a reconocernos en ella.
No es fácil reconstruir a la Patria; son poderosos los intereses que hacen fuerza para que los argentinos no nos volvamos a poner de pie, pero sentimos que la estamos reconstruyendo.
Nunca fue cierto que los argentinos no tenemos valores o que no servimos; puede ser que nos hayamos equivocado, puede ser que hayamos tenido errores, puede ser que hayamos permitido que gobiernen quienes no tenían que hacerlo, puede ser cierto que hayamos tenido los peores dirigentes, pero no nos puede negar nadie que tenemos el mejor pueblo del mundo.
No tenemos que permitir que nos gane un escepticismo que es parte de afirmar que en nuestro país siempre estuvo todo mal y por eso nunca nada estará bien para concluir admirando siempre lo que hacen otras naciones, lo que se hace en otros países. Es necesario recuperar el optimismo de saber que podemos, que por cada uno que hace las cosas mal, hay miles que ponen de lo mejor para hacerlas bien.
Así como superamos la situación de default de nuestra deuda externa, tenemos que salir del default del pesimismo permanente.
Nuestra historia, ante cada etapa negra de las muchas que contiene, nos enseña lo importante que resultan aquellos que saben luchar por sus ideales, sus convicciones para poder recuperar los verdaderos valores. Nuestra historia, en su inmensa riqueza, nos está indicando el camino de la recuperación nacional y nos permite la posibilidad de soñar un país mejor que nos contenga a todos.
Dificultades aparecen siempre, ningún pueblo puede mostrar una historia que no haya tenido que superar dificultades; lo importante es tener siempre fe en las propias fuerzas, capacidad para intentar nuevos caminos, dedicación para trabajar incansablemente y humildad para corregir los propios errores.
En medio de las dificultades, fue creada nuestra Bandera; en medio de las carencias fue surgiendo fuerte nuestra Patria; en medio de impresionantes dificultades estamos tratando de lograr un crecimiento sustentable, creando empleo, mejorando el ingreso de los que menos tienen, disminuyendo la pobreza, la indigencia y el desempleo.
De a poco, paso a paso pero sin descanso, vamos construyendo Patria, vamos creando inclusión, vamos venciendo el olvido.
Queridas hermanas y hermanos de Rosario: en este Día de la Bandera, recordando el patriotismo del general Belgrano y de tantos argentinos que dieron todo por esta Patria, por tantos argentinos que sufrieron por pensar diferente, por tantos argentinos que siempre creyeron que podíamos hacer una Patria digna y justa y en esa tarea estamos, hoy en el Día de la Bandera les quiero pedir ayuda, no que me sigan, como hicieron otros, sino pedirle ayuda al pueblo de Rosario para que me acompañe en esta tarea de hacer retroceder definitivamente a los intereses que nos cercan permanentemente y que tratan que la Argentina no se pueda realizar. (Aplausos) Les vengo a pedir ayuda y ustedes hoy lo pueden comprobar cuando por primera vez prácticamente en su historia, el Fondo Monetario Internacional se dedica a atacarme directamente solamente porque defiendo de pie los intereses de la Patria y no hago de cortesano de los intereses que nos han hundido permanentemente. (Aplausos)
Les vengo a pedir ayuda y a tomarme de vuestras manos, de esa Bandera que permanentemente vemos los días 20 de junio aquí cada día mas grande para que pueda llegar a cada uno y a cada lugar de la Patria porque tenemos que hacer una Argentina con todos, tenemos que hacer una Argentina para todos, tenemos que tener la fe espiritual y en Dios de que esto es posible, es la unidad nacional, pero sin hipocresías, construyendo con los valores del campo del pueblo, construyendo con los valores de la Justicia, luchando contra la impunidad, venciendo a la corrupción y creando una Argentina que merezca ser vivida y todos nos sintamos orgullosos de estar en esta querida tierra que amamos y queremos tanto. (Aplausos)
Por eso, para terminar, tenemos que recuperar nuestra autoestima; siempre nos quieren decir que lo que viene de otro lugar es mejor que lo nuestro, hermanos y hermanas. Recién lo dije, podemos haber tenido y tuvimos dirigentes vergonzantes, tuvimos dirigentes con tres, cuatro y cinco discursos, tuvimos dirigentes que entregaron las dignidades del país y del pueblo, pero tuvimos un pueblo que se mantuvo de pie, que fue digno, que quiere recuperar con fuerza su autoestima porque ese pueblo va a ser la columna vertebral de la recuperación argentina.
Muchísimas gracias Rosario, muchísimas gracias Santa Fe, muchísimas gracias por acompañar, muchísimas gracias por abrazarnos a la Bandera de la Patria, muchas gracias por sentir esos colores, muchas gracias por la identidad nacional y siempre fuertes.
¡Arriba la Bandera, arriba la Patria, arriba Argentina!
Muchísimas gracias. (Aplausos)
Es un día de fiesta en esta ciudad de Rosario, lo es en la provincia de Santa Fe y lo es en toda la República Argentina. Llevamos permanentemente la enseña en nuestra Patria en la mente y en el corazón y es justo que le dediquemos nuestro amor y nuestra constancia para ponerla en lo más alto del mástil, de modo que ella sea un emblema de la dignidad de nuestra Patria, de nuestro pueblo, de nuestra gente y de nuestra nación.
Así como miles y miles de rosarinos van cosiendo una Bandera que supera los 10 kilómetros, miles y miles de argentinos trabajamos en todo el país para que ese manto celeste y blanco nos permita cubrir de verdad a todos los argentinos, para que nos permita extender su protección al argentino que sufre, al argentino que no tiene trabajo, al argentino que lucha por vencer a la pobreza y a la indignidad.
Queremos que nuestra Bandera cubra a todos, a los empresarios nacionales, a los empresarios de otros lugares que vienen a invertir en esta tierra, a nuestra clase media que queremos que recupere su capacidad de ir mejorando a nuestros trabajadores, pero es necesario que cubra también con su dignidad a los excluidos de la Patria, a los castigados del modelo que intentamos dejar atrás.
Celebrar el Día de la Bandera es una inmejorable ocasión para recordar nuestra historia, la historia de un país en su verdadera identidad. En esa historia están registrados los sacrificios de los pioneros, los triunfos y las derrotas de los patriotas, nuestras alegrías, nuestras tristezas, todas nuestras glorias y también nuestras flaquezas y miserias; con cosas que nos enorgullecen y otras que nos avergüenzan, ahí está nuestra historia, somos nosotros y debemos aprender a reconocernos en ella.
No es fácil reconstruir a la Patria; son poderosos los intereses que hacen fuerza para que los argentinos no nos volvamos a poner de pie, pero sentimos que la estamos reconstruyendo.
Nunca fue cierto que los argentinos no tenemos valores o que no servimos; puede ser que nos hayamos equivocado, puede ser que hayamos tenido errores, puede ser que hayamos permitido que gobiernen quienes no tenían que hacerlo, puede ser cierto que hayamos tenido los peores dirigentes, pero no nos puede negar nadie que tenemos el mejor pueblo del mundo.
No tenemos que permitir que nos gane un escepticismo que es parte de afirmar que en nuestro país siempre estuvo todo mal y por eso nunca nada estará bien para concluir admirando siempre lo que hacen otras naciones, lo que se hace en otros países. Es necesario recuperar el optimismo de saber que podemos, que por cada uno que hace las cosas mal, hay miles que ponen de lo mejor para hacerlas bien.
Así como superamos la situación de default de nuestra deuda externa, tenemos que salir del default del pesimismo permanente.
Nuestra historia, ante cada etapa negra de las muchas que contiene, nos enseña lo importante que resultan aquellos que saben luchar por sus ideales, sus convicciones para poder recuperar los verdaderos valores. Nuestra historia, en su inmensa riqueza, nos está indicando el camino de la recuperación nacional y nos permite la posibilidad de soñar un país mejor que nos contenga a todos.
Dificultades aparecen siempre, ningún pueblo puede mostrar una historia que no haya tenido que superar dificultades; lo importante es tener siempre fe en las propias fuerzas, capacidad para intentar nuevos caminos, dedicación para trabajar incansablemente y humildad para corregir los propios errores.
En medio de las dificultades, fue creada nuestra Bandera; en medio de las carencias fue surgiendo fuerte nuestra Patria; en medio de impresionantes dificultades estamos tratando de lograr un crecimiento sustentable, creando empleo, mejorando el ingreso de los que menos tienen, disminuyendo la pobreza, la indigencia y el desempleo.
De a poco, paso a paso pero sin descanso, vamos construyendo Patria, vamos creando inclusión, vamos venciendo el olvido.
Queridas hermanas y hermanos de Rosario: en este Día de la Bandera, recordando el patriotismo del general Belgrano y de tantos argentinos que dieron todo por esta Patria, por tantos argentinos que sufrieron por pensar diferente, por tantos argentinos que siempre creyeron que podíamos hacer una Patria digna y justa y en esa tarea estamos, hoy en el Día de la Bandera les quiero pedir ayuda, no que me sigan, como hicieron otros, sino pedirle ayuda al pueblo de Rosario para que me acompañe en esta tarea de hacer retroceder definitivamente a los intereses que nos cercan permanentemente y que tratan que la Argentina no se pueda realizar. (Aplausos) Les vengo a pedir ayuda y ustedes hoy lo pueden comprobar cuando por primera vez prácticamente en su historia, el Fondo Monetario Internacional se dedica a atacarme directamente solamente porque defiendo de pie los intereses de la Patria y no hago de cortesano de los intereses que nos han hundido permanentemente. (Aplausos)
Les vengo a pedir ayuda y a tomarme de vuestras manos, de esa Bandera que permanentemente vemos los días 20 de junio aquí cada día mas grande para que pueda llegar a cada uno y a cada lugar de la Patria porque tenemos que hacer una Argentina con todos, tenemos que hacer una Argentina para todos, tenemos que tener la fe espiritual y en Dios de que esto es posible, es la unidad nacional, pero sin hipocresías, construyendo con los valores del campo del pueblo, construyendo con los valores de la Justicia, luchando contra la impunidad, venciendo a la corrupción y creando una Argentina que merezca ser vivida y todos nos sintamos orgullosos de estar en esta querida tierra que amamos y queremos tanto. (Aplausos)
Por eso, para terminar, tenemos que recuperar nuestra autoestima; siempre nos quieren decir que lo que viene de otro lugar es mejor que lo nuestro, hermanos y hermanas. Recién lo dije, podemos haber tenido y tuvimos dirigentes vergonzantes, tuvimos dirigentes con tres, cuatro y cinco discursos, tuvimos dirigentes que entregaron las dignidades del país y del pueblo, pero tuvimos un pueblo que se mantuvo de pie, que fue digno, que quiere recuperar con fuerza su autoestima porque ese pueblo va a ser la columna vertebral de la recuperación argentina.
Muchísimas gracias Rosario, muchísimas gracias Santa Fe, muchísimas gracias por acompañar, muchísimas gracias por abrazarnos a la Bandera de la Patria, muchas gracias por sentir esos colores, muchas gracias por la identidad nacional y siempre fuertes.
¡Arriba la Bandera, arriba la Patria, arriba Argentina!
Muchísimas gracias. (Aplausos)