Señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; señor rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires; autoridades nacionales y provinciales; amigos y compañeros trabajadores docentes y no docentes; representantes del área de salud y de la educación; amigos y amigas presentes: los argentinos estamos tratando de poder encontrar los caminos que nos lleven a salir definitivamente del infierno.
Siempre digo en la intimidad y cuando puedo, a través de donde me toca exponer ante ustedes o ante quienes nos ven por televisión, que Dios quiera que cuando me toque terminar el mandato en 2007, le pueda decir al pueblo argentino que estamos en las puertas del purgatorio, que estamos saliendo del infierno.
Porque fueron muchos años y nos cuesta asumir la realidad que nos tocó y que nos dejaron y que se construyó durante muchos años en nuestro país. Durante muchos años todo era gasto público improductivo en la Argentina. Tecnócratas sentados en la resolución de la construcción de los presupuestos en la Argentina, tuvieron la prioridad de subordinar absolutamente lo interno a lo externo y cada vez que había gente, cada vez que había visiones, ideas que marcaban lo que estaba sucediendo en nuestro país, decían que si esas ideas se aplicaban el caos estaba a la vuelta de la esquina y que la Argentina se iba a derrumbar. Tanto lo dijeron que al final la Argentina se derrumbó en diciembre de 2001.
Por eso, uno a veces quiere ir más rápido que el tiempo, pero 30 ó 40 años de destrucción no lo podemos saldar en dos años, no se puede saldar con una actitud meramente contestataria. Hay que ir construyendo las respuestas y lo tenemos que hacer con nuestra propia capacidad de administrar y de volcar con decisiones claras qué tipo de país queremos construir. No tenemos que sentir una actitud vergonzante hacia qué tipo de país queremos construir.
En la Argentina están aquellos que quieren un modelo determinado y que lo hemos sufrido los argentinos y hay sectores plurales, de diversas concepciones, que definitivamente quieren construir una Argentina con clara identidad nacional que definitivamente nos permita construir el campo de la Nación, el campo del pueblo, el campo de la Argentina, el campo de decir que tenemos un país. Y para eso hay que tener optimismo, fuerza y decisión y empezar a tomar las determinaciones en forma paulatina cada vez que se pueda.
Un hospital de 140 mil metros cuadrados, pocos países pueden ostentar un hospital de esta calidad, de esta infraestructura que dependa de una universidad del prestigio de la Universidad Nacional de Buenos Aires, que tenga los antecedentes que tiene, que tenga la calidad de los profesionales, de los residentes, de los trabajadores con la experiencia que tienen, que nos permite tranquilamente si nosotros, los argentinos, tenemos claridad absoluta de hacer verdadera punta en el marco de la cualificación de la salud en nuestro país y en todo lo que significa por lo menos nuestra querida América latina.
Pero para eso no se puede con esfuerzos aislados, como decía el señor Rector y el compañero trabajador recién aquí, representante de todos ustedes. Es necesario el trabajo, la colaboración mutua y terminar con esa estructuración numérica determinada que lleva precisamente a no saber qué hay que priorizar para ir cambiando esta Argentina. Y el tema de la salud debe ser una prioridad total y absoluta.
En los años 90 me toco encabezar en mi provincia la construcción de un hospital de 16 mil metros cuadrados para tener definitivamente una alternativa cualificadora, no para anular la inversión privada en salud, sino para que la inversión privada en salud no fuese meramente rentística sino que tenga la cualificación y la tecnología de punta por parte del Estado para que si quieren tener rentabilidad inviertan para darnos la mejor salud a los argentinos, con la garantía que este Estado está empujando para cualificar esa salud, que sea una síntesis superadora. Y lo pudimos lograr.
Estoy seguro que en la Argentina también lo vamos a lograr y este paso que damos hoy con el Hospital de Clínicas, lo hacemos absolutamente convencidos de que es el camino correcto que va a dar resultados claros y concretos y que va a terminar definitivamente demostrándole a todos que el Estado no puede estar ausente en la prestación de salud. El Estado tiene que promover y acompañar, el Estado tiene que estar atento a un instrumento fundamental como es la salud y tiene que hacer las inversiones que correspondan.
Estamos dando un primer paso, claro, concreto, sin demagogia, entre todos, escuchando, como dijo el señor Rector y el compañero trabajador con absoluta claridad, cuáles eran las demandas que se necesitaban para resolver el tema del Hospital de Clínicas que es un verdadero orgullo. La AMIA, Cromañón, miles de hechos anónimos diarios y cotidianos en los que los argentinos hemos recurrido permanentemente a dicho hospital y no tenemos más que enorgullecernos de él.
Por eso, creo que hoy es un día realmente importante, porque priorizamos éste sobre otros gastos y hemos tomado la decisión que absolutamente sabemos que es correcta y que va a ser un punto de inflexión, como lo dijo usted, señor Rector. Porque éste es el punto de inflexión, pero ahora tenemos que construir definitivamente una cultura distinta, no sea que otra vez, algún día, los enamorados de las teorías fundamentalistas y nihilistas nos vengan con la idea de que invertir en salud es un gasto improductivo, como nos han dicho en la última década.
Es realmente con alegría lo del tomógrafo, lo de la inversión presupuestaria para dar las garantías que corresponde, que ya está, y el inicio de la construcción edilicia que para que el Hospital de Clínicas se convierta en un hospital de referencia. Porque lo del Hospital de Clínicas debe multiplicarse en todos los hospitales del país, porque todos los gobernadores tienen que tomar clara conciencia de que el tema de la salud tiene que ser un elemento prioritario. Es imposible sin educación y sin salud transformar un país.
El tema de la salud y la ley de financiamiento educativo, que el otro día reclamaban en la calle los amigos docentes, son objetivos plenamente compartidos por el Gobierno y cuando nosotros compartimos esos objetivos, nos ponemos a trabajar junto a ellos para decir que vamos generando los instrumentos que este país necesita, porque es imposible complementar una transformación sin tener una inversión en educación que nos dé las posibilidades de generar las herramientas transformadoras que la Argentina necesita. Y la desinversión en educación ha sido total y absoluta, porque también fue gasto público improductivo durante mucho tiempo.
Por eso, querido Ministro, querido Rector y amigos todos presentes que están aquí, en su casa, nos sentimos felices porque ésta es una decisión colectiva y el pueblo argentino la tiene que ver así. Hubo la idea clarificadora de quienes tienen la responsabilidad sobre el Hospital de Clínicas partiendo del señor Rector, los señores trabajadores, los señores profesionales, todos los que están allí y una clara comprensión de parte nuestra de escuchar cómo podíamos encontrar el puente de plata que termine definitivamente con esta triste historia.
Estamos empezando un nuevo camino; Dios quiera que prenda fuerte la semilla y que nos acordemos algún día que en este 8 de junio empezamos a entender entre todos que la salud es un instrumento y elemento fundamental y que el Hospital de Clínicas es un verdadero orgullo para todos los argentinos.
Muchísimas gracias.
Siempre digo en la intimidad y cuando puedo, a través de donde me toca exponer ante ustedes o ante quienes nos ven por televisión, que Dios quiera que cuando me toque terminar el mandato en 2007, le pueda decir al pueblo argentino que estamos en las puertas del purgatorio, que estamos saliendo del infierno.
Porque fueron muchos años y nos cuesta asumir la realidad que nos tocó y que nos dejaron y que se construyó durante muchos años en nuestro país. Durante muchos años todo era gasto público improductivo en la Argentina. Tecnócratas sentados en la resolución de la construcción de los presupuestos en la Argentina, tuvieron la prioridad de subordinar absolutamente lo interno a lo externo y cada vez que había gente, cada vez que había visiones, ideas que marcaban lo que estaba sucediendo en nuestro país, decían que si esas ideas se aplicaban el caos estaba a la vuelta de la esquina y que la Argentina se iba a derrumbar. Tanto lo dijeron que al final la Argentina se derrumbó en diciembre de 2001.
Por eso, uno a veces quiere ir más rápido que el tiempo, pero 30 ó 40 años de destrucción no lo podemos saldar en dos años, no se puede saldar con una actitud meramente contestataria. Hay que ir construyendo las respuestas y lo tenemos que hacer con nuestra propia capacidad de administrar y de volcar con decisiones claras qué tipo de país queremos construir. No tenemos que sentir una actitud vergonzante hacia qué tipo de país queremos construir.
En la Argentina están aquellos que quieren un modelo determinado y que lo hemos sufrido los argentinos y hay sectores plurales, de diversas concepciones, que definitivamente quieren construir una Argentina con clara identidad nacional que definitivamente nos permita construir el campo de la Nación, el campo del pueblo, el campo de la Argentina, el campo de decir que tenemos un país. Y para eso hay que tener optimismo, fuerza y decisión y empezar a tomar las determinaciones en forma paulatina cada vez que se pueda.
Un hospital de 140 mil metros cuadrados, pocos países pueden ostentar un hospital de esta calidad, de esta infraestructura que dependa de una universidad del prestigio de la Universidad Nacional de Buenos Aires, que tenga los antecedentes que tiene, que tenga la calidad de los profesionales, de los residentes, de los trabajadores con la experiencia que tienen, que nos permite tranquilamente si nosotros, los argentinos, tenemos claridad absoluta de hacer verdadera punta en el marco de la cualificación de la salud en nuestro país y en todo lo que significa por lo menos nuestra querida América latina.
Pero para eso no se puede con esfuerzos aislados, como decía el señor Rector y el compañero trabajador recién aquí, representante de todos ustedes. Es necesario el trabajo, la colaboración mutua y terminar con esa estructuración numérica determinada que lleva precisamente a no saber qué hay que priorizar para ir cambiando esta Argentina. Y el tema de la salud debe ser una prioridad total y absoluta.
En los años 90 me toco encabezar en mi provincia la construcción de un hospital de 16 mil metros cuadrados para tener definitivamente una alternativa cualificadora, no para anular la inversión privada en salud, sino para que la inversión privada en salud no fuese meramente rentística sino que tenga la cualificación y la tecnología de punta por parte del Estado para que si quieren tener rentabilidad inviertan para darnos la mejor salud a los argentinos, con la garantía que este Estado está empujando para cualificar esa salud, que sea una síntesis superadora. Y lo pudimos lograr.
Estoy seguro que en la Argentina también lo vamos a lograr y este paso que damos hoy con el Hospital de Clínicas, lo hacemos absolutamente convencidos de que es el camino correcto que va a dar resultados claros y concretos y que va a terminar definitivamente demostrándole a todos que el Estado no puede estar ausente en la prestación de salud. El Estado tiene que promover y acompañar, el Estado tiene que estar atento a un instrumento fundamental como es la salud y tiene que hacer las inversiones que correspondan.
Estamos dando un primer paso, claro, concreto, sin demagogia, entre todos, escuchando, como dijo el señor Rector y el compañero trabajador con absoluta claridad, cuáles eran las demandas que se necesitaban para resolver el tema del Hospital de Clínicas que es un verdadero orgullo. La AMIA, Cromañón, miles de hechos anónimos diarios y cotidianos en los que los argentinos hemos recurrido permanentemente a dicho hospital y no tenemos más que enorgullecernos de él.
Por eso, creo que hoy es un día realmente importante, porque priorizamos éste sobre otros gastos y hemos tomado la decisión que absolutamente sabemos que es correcta y que va a ser un punto de inflexión, como lo dijo usted, señor Rector. Porque éste es el punto de inflexión, pero ahora tenemos que construir definitivamente una cultura distinta, no sea que otra vez, algún día, los enamorados de las teorías fundamentalistas y nihilistas nos vengan con la idea de que invertir en salud es un gasto improductivo, como nos han dicho en la última década.
Es realmente con alegría lo del tomógrafo, lo de la inversión presupuestaria para dar las garantías que corresponde, que ya está, y el inicio de la construcción edilicia que para que el Hospital de Clínicas se convierta en un hospital de referencia. Porque lo del Hospital de Clínicas debe multiplicarse en todos los hospitales del país, porque todos los gobernadores tienen que tomar clara conciencia de que el tema de la salud tiene que ser un elemento prioritario. Es imposible sin educación y sin salud transformar un país.
El tema de la salud y la ley de financiamiento educativo, que el otro día reclamaban en la calle los amigos docentes, son objetivos plenamente compartidos por el Gobierno y cuando nosotros compartimos esos objetivos, nos ponemos a trabajar junto a ellos para decir que vamos generando los instrumentos que este país necesita, porque es imposible complementar una transformación sin tener una inversión en educación que nos dé las posibilidades de generar las herramientas transformadoras que la Argentina necesita. Y la desinversión en educación ha sido total y absoluta, porque también fue gasto público improductivo durante mucho tiempo.
Por eso, querido Ministro, querido Rector y amigos todos presentes que están aquí, en su casa, nos sentimos felices porque ésta es una decisión colectiva y el pueblo argentino la tiene que ver así. Hubo la idea clarificadora de quienes tienen la responsabilidad sobre el Hospital de Clínicas partiendo del señor Rector, los señores trabajadores, los señores profesionales, todos los que están allí y una clara comprensión de parte nuestra de escuchar cómo podíamos encontrar el puente de plata que termine definitivamente con esta triste historia.
Estamos empezando un nuevo camino; Dios quiera que prenda fuerte la semilla y que nos acordemos algún día que en este 8 de junio empezamos a entender entre todos que la salud es un instrumento y elemento fundamental y que el Hospital de Clínicas es un verdadero orgullo para todos los argentinos.
Muchísimas gracias.