En primer lugar, Antonio (Cafiero), muchas felicitaciones por la asunción de la presidencia de la COPPPAL, gustoso de tenerlos aquí en la Argentina nuevamente a todos ustedes, dirigentes con prestigio, con historia, con compromiso y además con la vocación concreta de seguir profundizando sus compromisos con la realidad de América latina, la realidad de América y con la intención de construir un pensamiento e ideas de acción que nos permita de alguna manera, empezar a poder subir la cuesta.
Ustedes saben que la política, en todo el mundo pero en la región fundamentalmente, necesita sincerarse con la realidad, sincerarse a fondo con la realidad; no podemos seguir mirando con la nuca lo que está sucediendo a nuestro lado y no podemos seguir con un discurso de construcción que estamos totalmente de acuerdo, de espacios como los países de América del Sur, Mercosur, Pacto Andino o las distintas construcciones que hay en América como formas de agruparnos, pero que realmente tienen serios problemas de implementación futura, porque dada la situación institucional y económica de nuestros países, dada la dificultad de asumir la realidad con el discurso y la acción permanente, llevan a una dicotomía que muchas veces yo digo una cosa y después hago otra cosa totalmente distinta.
Ustedes, con toda la experiencia y toda la realidad que tienen, saben que afrontamos ese grado de credibilidad. Es decir, hoy los países como los nuestros, subdesarrollados, golpeados, con graves problemas de indigencia, pobreza, desempleo, desinversión, desendeudamiento, tienen que tener un discurso absolutamente claro y para nada temeroso de los organismos multilaterales de crédito y de aquellos que globalmente conducen y referencian al mundo. La gente muchas veces termina optando por opciones neoliberales o por opciones que poco tienen que ver con la transformación y el cambio, porque los que tienen que hacer la transformación y el cambio muchas veces se volvieron demasiado prudentes, demasiado calculadores con el futuro y el destino que puedan tener.
Creo que la historia de los partidos que ustedes representan tiene que ayudar a profundizar el cambio en la región; esto es muy importante. Se hace difícil porque países como los nuestros que están sojuzgados por fuertes deudas y por situaciones realmente de desamparo en muchos casos y con niveles de pobreza realmente que hieren la moral pública, les cuesta mucho plantarse definitivamente ante las políticas que se implementan, entonces se buscan soluciones individuales por arriba de las soluciones colectivas que la región tiene que llevar adelante.
Yo les digo cuál es mi pensamiento; lo digo siempre, lo digo acá, donde voy a cada reunión, creo que muchas de las cosas que nos pasan, pasan porque fundamentalmente tenemos este problema entre lo que decimos y lo que hacemos. Lo mismo pasa cuando nos presentamos como alternativa para conducir nuestros distintos Estados; tenemos un discurso durante las campañas electorales y cuando vamos a conducir entra el criterio de la prudencia, el miedo y la racionalidad. La racionalidad es siempre que pierda el que menos tiene, la racionalidad es siempre inclinarse, la racionalidad siempre hay que ubicarla, la racionalidad siempre es que es imposible dar una batalla contra aquellos elementos que perjudican tremendamente a nuestra región.
Por eso, no hay que desaprovechar los tiempos de la historia y con criterio, eso sí, avanzando todo lo que se puede. Uno, cuando le toca la responsabilidad histórica de tener la iniciativa política en la conducción de un país, tiene que tratar de llevar adelante por las cosas que soñó, por las ilusiones que tuvo y por los convencimientos que lleva adelante, no tener un discurso cuando se está fuera del gobierno y después tener una acción totalmente diferente cuando se está dentro de él; dentro del marco de la correcta administración, de la correcta gobernabilidad, del equilibrio fiscal, de administrar con seriedad, porque pareciera ser que la administración es patrimonio de un solo sector de la sociedad, y yo creo que se puede tener capacidad transformadora, se puede tener vocación de cambio y se puede administrar bien. No es necesario ceder preceptos y conceptos que van más allá de cualquier definición de tipo ideológica. Es decir, administrar bien es una cuestión fundamental para cualquier gobierno sea de centro izquierda o de centro derecha; quien gobierna tiene que administrar con responsabilidad, tiene que tener superávit fiscal, el superávit fiscal no contradice ninguna lucha contra ningún principio social, por el contrario, el superávit fiscal va dando autonomía, el superávit fiscal va dando soberanía, el superávit fiscal va dando posibilidades de desligarse de políticas que son absolutamente negativas para los países de la región.
Por eso, creo que ustedes tienen una historia muy rica; son dirigentes con una historia que tienen en qué respaldarse; han dado batallas en cada uno de sus pueblos, gloriosas, entonces lo que yo creo es que es fundamental recuperar esa capacidad, ese discurso transgresor, esa decisión de ser, esa decisión de que la región tuvo un rol fundamental y que definitivamente la política recupere el rol que tiene que recuperar, porque el único sector de poder que va permanentemente a elecciones es la política; los poderes económicos no van a elecciones, el poder mediático no va a elecciones, sí hablan de todo pero no van a elecciones, el poder económico también opina sobre todo pero es el poder económico, tampoco se elige y los que permanentemente tenemos que ir a medir nuestra representatividad con la sociedad, somos nosotros. Para ello tenemos que tener la suficiente fuerza moral para tener la iniciativa política que nos permita que esos otros poderes, en el marco de la libertad, de la comprensión, de la independencia, de la pluralidad y de los consensos, ayuden a la construcción de una América latina y a una América absolutamente distinta.
Por eso, digo, Antonio (Cafiero) con fuerza, los aciertos, los errores son cuestiones cotidianas, pero usted que tiene una larga lucha en la construcción del movimiento nacional, una larga lucha por el pensamiento nacional con duros momentos y duros trances al igual que quienes nos acompañan aquí, usted tiene un aporte muy grande para hacer y para que todos aquellos que hoy tenemos la responsabilidad de gobierno nos animemos a más y no que siempre se evada de hacer esto o se va a perder, o no que se llegue al nombre de cambio y después gobiernen los “establishment” determinados en nuestras regiones y que con gobiernos que supuestamente tendrían que cambiar las cosas, que terminan siendo soportes políticos de intereses que no tienen nada que ver con las cosas que nosotros decimos defender.
Discúlpenme, esta es la visión que uno tiene, me gusta ser absolutamente sincero, decir lo que pienso en el marco de la verdad relativa. Sé que no hay verdades absolutas y cada verdad relativa permite darnos una verdad contenedora, pero no perdamos el atrevimiento de decir las cosas que tenemos que decir y hacer todo lo que podamos hacer, porque me ha tocado ver gente con una vocación de cambio tremenda que ante el primer problema, pasan de una punta a la otra con una rapidez concreta. O gente que dice que viene en nombre del cambio y con tal de oponerse a algún cambio que se va iniciando con seriedad, con fuerza, con responsabilidad, termina jugando a la derecha del almanaque por el solo hecho de ser oposición haber si pueden ser gobierno. Por eso es muy importante tener claro el grado de realidad sobre las cosas que nos pasan y que nos suceden y un alto grado de sinceridad.
Les agradezco profundamente vuestra presencia acá, están en su casa, tienen un gran presidente de la COPPPAL, con una gran historia como Antonio Cafiero a quien nosotros valoramos y respetamos mucho.
Me siento honrado en este tiempo temporal de la historia, poder recibir a dirigentes que tienen sobre sus espaldas la historia que tienen ustedes y enteramente a vuestra disposición.
Muchas gracias por estar acá en la Argentina y discúlpenme si me excedí. Gracias.
Ustedes saben que la política, en todo el mundo pero en la región fundamentalmente, necesita sincerarse con la realidad, sincerarse a fondo con la realidad; no podemos seguir mirando con la nuca lo que está sucediendo a nuestro lado y no podemos seguir con un discurso de construcción que estamos totalmente de acuerdo, de espacios como los países de América del Sur, Mercosur, Pacto Andino o las distintas construcciones que hay en América como formas de agruparnos, pero que realmente tienen serios problemas de implementación futura, porque dada la situación institucional y económica de nuestros países, dada la dificultad de asumir la realidad con el discurso y la acción permanente, llevan a una dicotomía que muchas veces yo digo una cosa y después hago otra cosa totalmente distinta.
Ustedes, con toda la experiencia y toda la realidad que tienen, saben que afrontamos ese grado de credibilidad. Es decir, hoy los países como los nuestros, subdesarrollados, golpeados, con graves problemas de indigencia, pobreza, desempleo, desinversión, desendeudamiento, tienen que tener un discurso absolutamente claro y para nada temeroso de los organismos multilaterales de crédito y de aquellos que globalmente conducen y referencian al mundo. La gente muchas veces termina optando por opciones neoliberales o por opciones que poco tienen que ver con la transformación y el cambio, porque los que tienen que hacer la transformación y el cambio muchas veces se volvieron demasiado prudentes, demasiado calculadores con el futuro y el destino que puedan tener.
Creo que la historia de los partidos que ustedes representan tiene que ayudar a profundizar el cambio en la región; esto es muy importante. Se hace difícil porque países como los nuestros que están sojuzgados por fuertes deudas y por situaciones realmente de desamparo en muchos casos y con niveles de pobreza realmente que hieren la moral pública, les cuesta mucho plantarse definitivamente ante las políticas que se implementan, entonces se buscan soluciones individuales por arriba de las soluciones colectivas que la región tiene que llevar adelante.
Yo les digo cuál es mi pensamiento; lo digo siempre, lo digo acá, donde voy a cada reunión, creo que muchas de las cosas que nos pasan, pasan porque fundamentalmente tenemos este problema entre lo que decimos y lo que hacemos. Lo mismo pasa cuando nos presentamos como alternativa para conducir nuestros distintos Estados; tenemos un discurso durante las campañas electorales y cuando vamos a conducir entra el criterio de la prudencia, el miedo y la racionalidad. La racionalidad es siempre que pierda el que menos tiene, la racionalidad es siempre inclinarse, la racionalidad siempre hay que ubicarla, la racionalidad siempre es que es imposible dar una batalla contra aquellos elementos que perjudican tremendamente a nuestra región.
Por eso, no hay que desaprovechar los tiempos de la historia y con criterio, eso sí, avanzando todo lo que se puede. Uno, cuando le toca la responsabilidad histórica de tener la iniciativa política en la conducción de un país, tiene que tratar de llevar adelante por las cosas que soñó, por las ilusiones que tuvo y por los convencimientos que lleva adelante, no tener un discurso cuando se está fuera del gobierno y después tener una acción totalmente diferente cuando se está dentro de él; dentro del marco de la correcta administración, de la correcta gobernabilidad, del equilibrio fiscal, de administrar con seriedad, porque pareciera ser que la administración es patrimonio de un solo sector de la sociedad, y yo creo que se puede tener capacidad transformadora, se puede tener vocación de cambio y se puede administrar bien. No es necesario ceder preceptos y conceptos que van más allá de cualquier definición de tipo ideológica. Es decir, administrar bien es una cuestión fundamental para cualquier gobierno sea de centro izquierda o de centro derecha; quien gobierna tiene que administrar con responsabilidad, tiene que tener superávit fiscal, el superávit fiscal no contradice ninguna lucha contra ningún principio social, por el contrario, el superávit fiscal va dando autonomía, el superávit fiscal va dando soberanía, el superávit fiscal va dando posibilidades de desligarse de políticas que son absolutamente negativas para los países de la región.
Por eso, creo que ustedes tienen una historia muy rica; son dirigentes con una historia que tienen en qué respaldarse; han dado batallas en cada uno de sus pueblos, gloriosas, entonces lo que yo creo es que es fundamental recuperar esa capacidad, ese discurso transgresor, esa decisión de ser, esa decisión de que la región tuvo un rol fundamental y que definitivamente la política recupere el rol que tiene que recuperar, porque el único sector de poder que va permanentemente a elecciones es la política; los poderes económicos no van a elecciones, el poder mediático no va a elecciones, sí hablan de todo pero no van a elecciones, el poder económico también opina sobre todo pero es el poder económico, tampoco se elige y los que permanentemente tenemos que ir a medir nuestra representatividad con la sociedad, somos nosotros. Para ello tenemos que tener la suficiente fuerza moral para tener la iniciativa política que nos permita que esos otros poderes, en el marco de la libertad, de la comprensión, de la independencia, de la pluralidad y de los consensos, ayuden a la construcción de una América latina y a una América absolutamente distinta.
Por eso, digo, Antonio (Cafiero) con fuerza, los aciertos, los errores son cuestiones cotidianas, pero usted que tiene una larga lucha en la construcción del movimiento nacional, una larga lucha por el pensamiento nacional con duros momentos y duros trances al igual que quienes nos acompañan aquí, usted tiene un aporte muy grande para hacer y para que todos aquellos que hoy tenemos la responsabilidad de gobierno nos animemos a más y no que siempre se evada de hacer esto o se va a perder, o no que se llegue al nombre de cambio y después gobiernen los “establishment” determinados en nuestras regiones y que con gobiernos que supuestamente tendrían que cambiar las cosas, que terminan siendo soportes políticos de intereses que no tienen nada que ver con las cosas que nosotros decimos defender.
Discúlpenme, esta es la visión que uno tiene, me gusta ser absolutamente sincero, decir lo que pienso en el marco de la verdad relativa. Sé que no hay verdades absolutas y cada verdad relativa permite darnos una verdad contenedora, pero no perdamos el atrevimiento de decir las cosas que tenemos que decir y hacer todo lo que podamos hacer, porque me ha tocado ver gente con una vocación de cambio tremenda que ante el primer problema, pasan de una punta a la otra con una rapidez concreta. O gente que dice que viene en nombre del cambio y con tal de oponerse a algún cambio que se va iniciando con seriedad, con fuerza, con responsabilidad, termina jugando a la derecha del almanaque por el solo hecho de ser oposición haber si pueden ser gobierno. Por eso es muy importante tener claro el grado de realidad sobre las cosas que nos pasan y que nos suceden y un alto grado de sinceridad.
Les agradezco profundamente vuestra presencia acá, están en su casa, tienen un gran presidente de la COPPPAL, con una gran historia como Antonio Cafiero a quien nosotros valoramos y respetamos mucho.
Me siento honrado en este tiempo temporal de la historia, poder recibir a dirigentes que tienen sobre sus espaldas la historia que tienen ustedes y enteramente a vuestra disposición.
Muchas gracias por estar acá en la Argentina y discúlpenme si me excedí. Gracias.