Señores directivos de Alcatel; señores miembros del cuerpo diplomático; autoridades nacionales; señores empresarios; señores operarios; señoras y señores: en primer lugar agradezco a los señores directores, al señor presidente de Alcatel, haber tenido la deferencia de invitarnos a la inauguración de este nuevo emprendimiento empresario que a nosotros nos llena de alegría porque esta tarea de seguir invirtiendo, de generar trabajo, de volver a darle el marco y la calidad que merecen las potencialidades que la Argentina puede brindar, para nosotros es tremendamente importante. En primer lugar porque no hay duda de la calidad humana y de la calidad de los operarios argentinos, no tengo ninguna duda de que todos los trabajadores que se han incorporado aquí a la planta de Alcatel, chicos y chicas de nuestra querida Patria, tienen una calidad profesional, calidad técnica, capacidad, entrega y honestidad que es muy difícil de encontrar, con mucho respeto por todos. Nosotros nos sentimos orgullosos de este material humano que tiene la Argentina, que es una de sus principales cualidades.
Desde luego también agradecemos la inversión, el ganar mercados, el haber soportado momentos donde en la Argentina todos vaticinaban ya que “el último apague la luz”; esta era la visión global que se tenía de la Argentina y la visión que algunos hoy todavía quisieran tener cuando sueñan con amesetamientos o cuando sueñan por allí con esa perversidad, sin querer, que a veces se tiene de que siempre las cosas nos tiene que ir mal, esa teoría de que siempre las cosas no nos pueden salir bien a los argentinos. Tenemos que trabajar y poner todo nuestro esfuerzo para que nos salgan bien, para que todos juntos podamos recuperar nuestro optimismo, para que podamos vencer al pesimismo.
En otros países por ahí crecen al 2 ó al 3 por ciento y dicen: “tal país está bien, creció al 2 ó al 3 por ciento”; la Argentina crece al 6, al 7 ó al 8 y se dice que la Argentina se ameseta. Tenemos que terminar con esa cultura de que nos autodestruimos nosotros mismos, tenemos que repotenciar nuestra identidad nacional, nuestra capacidad, nuestra autoestima, que como argentinos la tenemos que recuperar plenamente. Durante una década y desde hace bastante tiempo más, con alternancias, nos han hecho creer que siempre nosotros hacemos las cosas mal, que no servimos, que lo que se hace en otro lugar es mejor que lo nuestro, pero está quedando en claro que estamos indudablemente entre los mejores, que ponemos todo nuestro esfuerzo, que tenemos muchas virtudes y muchos valores para llevar adelante. Por eso es fundamental que los argentinos recuperemos nuestra autoestima, tanto a nivel empresarial como a nivel de los trabajadores, a nivel de todos los chicos jóvenes que luchan por encontrar un espacio de realizaciones, porque nosotros tenemos todas las posibilidades y tenemos que autovalorarnos.
Los datos propios que está dando nuestra economía: estamos a un punto de tener los niveles más altos de las últimas décadas en nuestro desarrollo industrial; el promedio de creación de empleo en el mes de agosto fue del 0.6 sobre cada punto del Producto Bruto Interno, es decir que un 50 por ciento más que en el 2003 y ni hablar de 2002 o de fechas anteriores. Ya llevamos un promedio de 3,6 durante todo el año en creación de empleo, las inversiones en los últimos meses alcanzaron los 2.539 millones de dólares. ¿Qué les quiero decir con esto? Que hay datos que se están dando en forma positiva, permanente, que nosotros los tenemos que potenciar, que nosotros tenemos que administrar correctamente la Argentina, que todos tenemos que recuperar nuestra calidad de optimismo, que las posibilidades son ciertas. Pero, obviamente, no hay que tener voluntarismo ni creer en el inmediatismo, es decir pensar que nos podemos salvar de un día para otro. La Argentina va a construir su destino en forma paulatina.
Siempre digo, cada vez que me encuentro con un ciudadano o ciudadana argentina, que Dios quiera que durante la gestión en que el pueblo argentino me dio el honor de tener la iniciativa podamos subir los escalones del infierno para que los que vengan puedan seguir ya consolidando la salida del purgatorio y llegar al nivel que los argentinos nos merecemos. No se sale de un día para otro. (Aplausos). Los que digan que después del gran vendaval que tuvimos encontramos el sol quieren jugar de vuelta con la buena fe de todos los argentinos, nosotros sabemos que lo tenemos que construir día tras día.
Señores, Alcatel es un ejemplo, un ejemplo de haber soportado momentos muy difíciles, un ejemplo de creer en la Argentina, en los trabajadores y trabajadoras argentinos. A nosotros nos llena de orgullo realmente porque siempre donde vamos decimos que la mejor materia prima, entre comillas, que tiene la Argentina es su material humano, su calidad, su dignidad, su preparación profesional en nuestras universidades, en nuestras escuelas, que es de primer nivel. Obviamente que el proceso de exclusión social que vivió la Argentina generó en numerosos casos que muchos chicos y chicas argentinos no tengan el oficio necesario; por el mismo proceso que nos tocó vivir durante este tiempo y por la eliminación que se hizo en este país – salvo en la provincia que me tocó gobernar y en la Capital Federal – de las escuelas técnicas. Otro acto de suicidio colectivo que se cometió en la Argentina, porque estas son escuelas fundamentales para la capacitación de los cuadros que necesita el desarrollo industrial de nuestro país.
Por eso nosotros los instamos a seguir invirtiendo, a seguir generando empleo, a valorar el empleo de nuestros trabajadores también. Es muy bueno que las empresas tengan mucha rentabilidad - esto a veces a los empresarios los pone un poco nerviosos pero yo se los digo con todo afecto- pero hay que saber compartir la rentabilidad, que también es muy importante. No como en el 90 que nos decían: “crece la Argentina” y crecía un poquitito, lo importante es que cuando digamos que crece la Argentina todos empecemos a sentir que ese crecimiento nos llega. Esto es vital y los señores empresarios tienen una tarea fundamental.
Señores, muchas gracias por compartir este momento, les agradezco profundamente. La Argentina del trabajo, del empleo, la Argentina de la honestidad, la Argentina de las cuentas claras y cristalinas, la Argentina de la lucha contra la corrupción, la Argentina donde el trabajo se vuelva a valorar es la Argentina que nosotros queremos. Muchísimas gracias. (Aplausos)
Desde luego también agradecemos la inversión, el ganar mercados, el haber soportado momentos donde en la Argentina todos vaticinaban ya que “el último apague la luz”; esta era la visión global que se tenía de la Argentina y la visión que algunos hoy todavía quisieran tener cuando sueñan con amesetamientos o cuando sueñan por allí con esa perversidad, sin querer, que a veces se tiene de que siempre las cosas nos tiene que ir mal, esa teoría de que siempre las cosas no nos pueden salir bien a los argentinos. Tenemos que trabajar y poner todo nuestro esfuerzo para que nos salgan bien, para que todos juntos podamos recuperar nuestro optimismo, para que podamos vencer al pesimismo.
En otros países por ahí crecen al 2 ó al 3 por ciento y dicen: “tal país está bien, creció al 2 ó al 3 por ciento”; la Argentina crece al 6, al 7 ó al 8 y se dice que la Argentina se ameseta. Tenemos que terminar con esa cultura de que nos autodestruimos nosotros mismos, tenemos que repotenciar nuestra identidad nacional, nuestra capacidad, nuestra autoestima, que como argentinos la tenemos que recuperar plenamente. Durante una década y desde hace bastante tiempo más, con alternancias, nos han hecho creer que siempre nosotros hacemos las cosas mal, que no servimos, que lo que se hace en otro lugar es mejor que lo nuestro, pero está quedando en claro que estamos indudablemente entre los mejores, que ponemos todo nuestro esfuerzo, que tenemos muchas virtudes y muchos valores para llevar adelante. Por eso es fundamental que los argentinos recuperemos nuestra autoestima, tanto a nivel empresarial como a nivel de los trabajadores, a nivel de todos los chicos jóvenes que luchan por encontrar un espacio de realizaciones, porque nosotros tenemos todas las posibilidades y tenemos que autovalorarnos.
Los datos propios que está dando nuestra economía: estamos a un punto de tener los niveles más altos de las últimas décadas en nuestro desarrollo industrial; el promedio de creación de empleo en el mes de agosto fue del 0.6 sobre cada punto del Producto Bruto Interno, es decir que un 50 por ciento más que en el 2003 y ni hablar de 2002 o de fechas anteriores. Ya llevamos un promedio de 3,6 durante todo el año en creación de empleo, las inversiones en los últimos meses alcanzaron los 2.539 millones de dólares. ¿Qué les quiero decir con esto? Que hay datos que se están dando en forma positiva, permanente, que nosotros los tenemos que potenciar, que nosotros tenemos que administrar correctamente la Argentina, que todos tenemos que recuperar nuestra calidad de optimismo, que las posibilidades son ciertas. Pero, obviamente, no hay que tener voluntarismo ni creer en el inmediatismo, es decir pensar que nos podemos salvar de un día para otro. La Argentina va a construir su destino en forma paulatina.
Siempre digo, cada vez que me encuentro con un ciudadano o ciudadana argentina, que Dios quiera que durante la gestión en que el pueblo argentino me dio el honor de tener la iniciativa podamos subir los escalones del infierno para que los que vengan puedan seguir ya consolidando la salida del purgatorio y llegar al nivel que los argentinos nos merecemos. No se sale de un día para otro. (Aplausos). Los que digan que después del gran vendaval que tuvimos encontramos el sol quieren jugar de vuelta con la buena fe de todos los argentinos, nosotros sabemos que lo tenemos que construir día tras día.
Señores, Alcatel es un ejemplo, un ejemplo de haber soportado momentos muy difíciles, un ejemplo de creer en la Argentina, en los trabajadores y trabajadoras argentinos. A nosotros nos llena de orgullo realmente porque siempre donde vamos decimos que la mejor materia prima, entre comillas, que tiene la Argentina es su material humano, su calidad, su dignidad, su preparación profesional en nuestras universidades, en nuestras escuelas, que es de primer nivel. Obviamente que el proceso de exclusión social que vivió la Argentina generó en numerosos casos que muchos chicos y chicas argentinos no tengan el oficio necesario; por el mismo proceso que nos tocó vivir durante este tiempo y por la eliminación que se hizo en este país – salvo en la provincia que me tocó gobernar y en la Capital Federal – de las escuelas técnicas. Otro acto de suicidio colectivo que se cometió en la Argentina, porque estas son escuelas fundamentales para la capacitación de los cuadros que necesita el desarrollo industrial de nuestro país.
Por eso nosotros los instamos a seguir invirtiendo, a seguir generando empleo, a valorar el empleo de nuestros trabajadores también. Es muy bueno que las empresas tengan mucha rentabilidad - esto a veces a los empresarios los pone un poco nerviosos pero yo se los digo con todo afecto- pero hay que saber compartir la rentabilidad, que también es muy importante. No como en el 90 que nos decían: “crece la Argentina” y crecía un poquitito, lo importante es que cuando digamos que crece la Argentina todos empecemos a sentir que ese crecimiento nos llega. Esto es vital y los señores empresarios tienen una tarea fundamental.
Señores, muchas gracias por compartir este momento, les agradezco profundamente. La Argentina del trabajo, del empleo, la Argentina de la honestidad, la Argentina de las cuentas claras y cristalinas, la Argentina de la lucha contra la corrupción, la Argentina donde el trabajo se vuelva a valorar es la Argentina que nosotros queremos. Muchísimas gracias. (Aplausos)