PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA RUEDA BILATERAL DE NEGOCIOS EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA RUEDA BILATERAL DE NEGOCIOS EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

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Señor presidente Hugo Chávez Frías; autoridades del Gobierno venezolano; comitiva que me acompaña; señores empresarios de Venezuela y la Argentina; señoras y señores; señor Gobernador de este querido Estado: días atrás celebrábamos con inmensa alegría en Puerto Iguazú la incorporación de la República Bolivariana de Venezuela como Estado asociado al Mercosur. (Aplausos)

Podíamos apreciar con claridad que este hecho representa un hito, no sólo en la historia de las relaciones entre los países que integran el bloque y sus socios, sino fundamentalmente en el proceso de integración latinoamericana que se encuentra definitivamente en marcha.

Junto al señor Presidente de esta querida nación, que tan fraternalmente nos acoge, el amigo Hugo Chávez Frías, coincidimos en la percepción de que la historia nos exija a los latinoamericanos ser protagonistas de un cambio de época.

Nuestros pueblos han pagado y continúan pagando un enorme costo por el rumbo equivocado que sus gobiernos imprimieron en las economías de la región en la década pasada. Costos en términos de pobreza, exclusión y ensanchamiento de las brechas de desigualdad social.

Frente a la difícil situación que atraviesa la región, la mayoría de los gobernantes latinoamericanos coincidimos hoy en la necesidad de conducir este cambio de época al que hacía referencia, reorientando el rumbo de nuestras naciones hacia el crecimiento sustentable.

Coincidimos también en el cambio exitoso de un modelo de desarrollo que garantice la salud, la educación, el trabajo y, en definitiva, la posibilidad real de llevar adelante una vida digna en un marco de equidad y de justicia social. No sólo a las generaciones actuales, sino también a las futuras, sólo podrá ser realizado en forma conjunta y coordinada por los países de la región.

El proceso de integración con nuestras naciones hermanas del continente, se presenta así como un objetivo común, un objetivo para generar una voz latinoamericana en el mundo.

Las raíces históricas y culturales compartidas, los profundos lazos de estrecha colaboración que soñaron, proyectaron juntos y comenzaron a construir José de San Martín y Simón Bolívar, en Guayaquil, unen fraternalmente a nuestros pueblos y nos obligan a realizar nuestro mayor esfuerzo para hacer de la cooperación el sustento de una asociación franca y profunda, asentada en la confianza, en la solidaridad y en la complementación.

Cooperación, asociación, confianza y solidaridad son los valores que guiaron a los héroes que dieron su vida por la libertad y la independencia. Junto con otros valores que supimos adoptar a lo largo de nuestra historia -democracia, respeto por los derechos humanos, paz, justicia, equidad- constituyen hoy los pilares sobre los cuales nos planteamos el proceso de integración regional.

Enfrentamos tiempos difíciles, sin embargo, la dolorosa situación de la región y del mundo actual no debe ocultarnos que contamos con la inteligencia, los recursos y la capacidad de trabajo necesarias para escribir nuestra propia historia en el escenario de la globalización y que esa historia puede ser, precisamente, la historia de la integración regional.

Sabemos, sin embargo, que los objetivos no se alcanzan con meras declaraciones de buena voluntad, sino que es preciso redoblar el esfuerzo produciendo acciones que garanticen el eficaz funcionamiento de nuestro cuerpo social.

Estamos dispuestos a relacionarnos con todos aquellos que comparten nuestros valores e intereses, pero partimos de nuestra región sudamericana, el espacio natural con el que compartimos nuestros valores, historias, sueños y por qué no reconocerlo, dificultades comunes. Mayores dificultades requieren de mayor tenacidad, mayor creatividad y mayor ingenio en la búsqueda de las soluciones.

El acercamiento entre la Argentina y Venezuela es una muestra evidente de esta estrategia de esfuerzo conjunto para mejora mutua, es la posibilidad de transformar una crisis en una oportunidad para el desarrollo. La relación entre nuestros países se intensificó en un momento clave para la Argentina como fue y sigue siendo la situación energética, un sector de extraordinaria significación para el desarrollo de cualquier país que aspire a una sustentabilidad duradera.

En abril pasado, ante un hecho inesperado, producto del fenomenal crecimiento de la demanda interna, pensamos en una alternativa conjunta y mutuamente beneficiosa para ambos países, una alternativa que no se agota en la provisión de fuel oil ni en la creación de un fedeicomiso, fue una alternativa que se sustenta en la búsqueda de compromisos permanentes abriendo las puertas a una integración cada vez más complementaria en la que más de 350 empresarios dieron testimonios en estos días. Sabemos que este relacionamiento no es fruto de nuestra imaginación o voluntarismo, sino un ejercicio con posibilidades concretas.

Tenemos un fideicomiso que actuará como lubricante para el comercio bilateral, permitiéndonos afirmar que en un plazo de 12 meses triplicaremos nuestro intercambio. En este marco, se inscribe el Acuerdo de Libre Comercio entre Venezuela y el Mercosur, que posibilitó la incorporación de este país como Estado asociado, les abrió las puertas a las vecinas repúblicas de Colombia y Ecuador para sumarse al bloque y sentó las bases de un acuerdo comercial con México con el propósito de formalizar el vínculo de sociedad que ya obtuvo la aprobación por parte de sus Estados miembros.

En la misma línea de acciones concretas orientadas al crecimiento sostenido de nuestras economías y al desarrollo social de nuestros pueblos, se inscriben los convenios bilaterales que suscribieron inmediatamente Venezuela y la Argentina con 3 objetivos estratégicos bien definidos: la integración energética a través de la conformación de una sociedad entre la empresa argentina ENARSA y Petróleo Venezuela Sociedad Anónima a la que esperamos se sumen rápidamente otros países sudamericanos; la integración de las comunicaciones mediante un convenio de cooperación entre las cadenas estatales de ambos países como punto de partida para crear una red de televisión sudamericana y la generación de tecnología satelital conjunta para proveer nuevos servicios a nuestra gente; la integración productiva que significa el compromiso por parte de Venezuela de reparar y construir buques tanqueros para la Empresa Petróleos de Venezuela en el astillero Río Santiago, en la provincia de Buenos Aires.

A través de acciones como éstas, emprendimientos conjuntos, fruto de una visión común con nuestros hermanos venezolanos, a los argentinos la realidad comienza a demostrarnos con resultados concretos, que el proceso de integración regional que impulsamos desde nuestra llegada al Gobierno, constituye la única vía posible para el desarrollo sustentable.

Estamos satisfechos con lo obtenido hasta el momento, pero nos resta aún mucho por crecer, de modo que venimos por más integración. La Argentina comienza a emerger de la más profunda crisis estructural de su historia.
Se han estabilizado las variables macroeconómicas con un superávit fiscal y comercial si precedentes y un reordenamiento de nuestra economía y del sistema financiero y bancario. Al mismo tiempo, redoblamos permanentemente la creatividad y el esfuerzo para ofrecer respuestas a demandas sociales impostergables e imprescindibles y recuperar la confianza de nuestros ciudadanos. Sin embargo, somos plenamente conscientes de que necesitamos integrarnos al mundo desde nuestros perfiles productivos para asegurarles a nuestros ciudadanos de hoy y del futuro las condiciones de vida que se merecen.

Por eso, creemos en una integración productiva y comercial inteligente, que nos ayude en un proceso serio de especialización y complementación y que se constituya en el pilar fundamental de un proceso de inclusión que nos permita crecer hacia fuera para tener más justicia hacia adentro. En otras palabras, confiamos plenamente en la posibilidad de obtener recursos y fuentes de financiamiento genuinos a través de la puesta en marcha de un modelo exportador que hemos diseñado con la absoluta convicción de que, en la integración productiva, en los vínculos de reciprocidad comercial y de complementación económica con nuestros socios de la región y del mundo, reside uno de los pilares más sólidos del futuro desarrollo. Desarrollo que necesariamente debe llegar para rescatar a millones de argentinos y sudamericanos que hoy viven en la marginación, con el objetivo de generar recursos genuinos para dar sustentabilidad al crecimiento.

El Gobierno argentino diseñó y puso en práctica una política comercial estratégicamente ordenada a incrementar significativamente el volumen de nuestras ventas externas, diversificar la oferta nacional hacia productos con mayor valor agregado, desconcentrar los embarques hacia todos los destinos posibles y sumar cada vez más empresarios argentinos a la actividad exportadora, con el objeto de extender los beneficios sobre el conjunto de los sectores productivos y hacia todas las regiones del país.

La puesta en marcha de esa política comercial exigió al Estado promover la interacción entre el sector público y los sectores productivos, académicos y de la sociedad civil aplicando un nuevo modelo de gestión que garantiza la construcción del consenso mediante el análisis científico de nuestro potencial exportable y la consistencia del conjunto de las acciones emprendidas.

Se colabora en la creación de las condiciones para que el sector privado logre ocupar efectivamente los mercados abiertos en las negociaciones y los beneficios se extiendan hacia el mayor número posible de regiones geográficas, sectores y cadenas productivas. En la práctica, esto significa que hoy la Argentina sale al mundo en busca de acuerdos que nos garanticen la diversificación de nuestras ventas y una distribución cada vez más equitativa de sus beneficios sobre el conjunto de nuestra ciudadanía.

En las mesas de negociaciones ya no plantea el tema único y excluyente del comercio de bienes primarios especialmente de origen agropecuario, sino que hemos cambiado el tradicional eje monotemático por un enfoque de país con intereses múltiples capaz de ofertar también bienes industriales, inversiones y servicios.

Esta política ya ha dado sus primeros frutos mostrándonos que trabajamos en la dirección correcta; en poco más de un año hemos alcanzado un récord de exportaciones, la mayor diversificación sectorial exportadora de los últimos 15 años, la mayor desconcentración regional de las exportaciones de los últimos 12 años y un récord en el número de empresas –casi 14 mil- que participan en el proceso exportador.

Sin embargo, no nos quedaremos contemplando los logros obtenidos, ya que no alcanzan todavía para satisfacer las legítimas aspiraciones del pueblo argentino. Sabemos que tenemos que crecer mucho más aún hacia fuera y hacia dentro. Por eso, y tal como lo adelanté hace unos minutos, venimos por más integración. Y venimos acompañados por destacados representantes de nuestros sectores productivos, que son actores de privilegio en este nuevo escenario internacional orientando al crecimiento de los pilares de la integración y la complementación productiva, un escenario donde todos tienen oportunidades de ganar ocupando los espacios que los Estados, desde su nuevo rol protagónico en la creación y coordinación de políticas, logran generar.

La Argentina tiene mucho para ofrecer, nadie desconoce la calidad de nuestra producción agroalimentaria, de nuestro sector forestal y de nuestras riquezas mineras. Sin embargo, nuestra producción nacional no se limita en modo alguno a estos bienes.

Nuestro país es también un productor eficiente de productos con valor agregado y servicios de calidad. El nivel del software argentino, la calidad de nuestros servicios informáticos y telecomunicaciones, el turismo, la industria plástica, la producción metalmecánica y el diseño, entre otros sectores, no tienen nada que envidiar a nuestra producción tradicional.

Muchos de estos sectores han tenido la posibilidad de compartir con empresarios venezolanos esta Primera Macro Rueda Binacional de Negocios que hoy se cierra y que significa para nuestros países la oportunidad de continuar profundizando en la práctica los vínculos de estrecha colaboración comercial que se reafirman en el Convenio Integral de Cooperación firmado en Buenos Aires en agosto de 2003. Vínculos que vinieron a enriquecer los lazos de amistad que, como decía al comienzo de mi mensaje, han sido construidos a lo largo de una historia en común que se sustentan en un conjunto de valores compartidos.
Queridos amigos: asumimos hoy la enorme responsabilidad de hacer realidad el viejo sueño de la unidad latinoamericana por el que lucharon incansablemente nuestros próceres en su gesta libertadora. (Aplausos)

En nombre del pueblo y del Gobierno argentinos y en el mío propio, quiero expresar nuestra enorme satisfacción por estar aquí, en este país hermano, acompañando a una importante comitiva de empresarios argentinos en lo que constituye un nuevo eslabón de esta cadena de acercamiento que hemos estado llevando adelante este último año.

Creemos firmemente en la integración bilateral con Venezuela; creemos que podemos generar marcos para que nuestros empresarios logren cerrar acuerdos con importantes beneficios mutuos; creemos en la integración social y cultural de nuestros pueblos; creemos firmemente en la integración latinoamericana con una plataforma de fortalecimiento regional que nos permita insertar a nuestras naciones en el mundo en condiciones más equitativas donde nuestra voz pueda volver a oírse con claridad y convicción, sabiendo que de nuestro esfuerzo y de la generación de recursos genuinos a través de acciones comerciales conjuntas depende, en gran medida, la solución de los problemas que aquejan a nuestra gente.

Señor Presidente: gracias por habernos recibido en su caso que sentimos como propia; señores empresarios: felicitaciones, los resultados obtenidos en estas 3 jornadas de intenso trabajo constituyen un aporte invalorable para el crecimiento de nuestras economías y el desarrollo social a largo plazo.

Sigamos trabajando juntos para construir entre todos una Argentina y una Venezuela cada vez más unidas, cada vez más solidarias, más justas, donde todos podamos sentirnos orgullosos de saber que estamos colaborando para que cada día haya menos compatriotas que viven condiciones indignas para un ser humano. (Aplausos)

Construyamos países dignos, donde la seriedad, el respeto, el trabajo y la justicia social sean nuestras cartas de presentación, donde la libertad cobre sentido en un marco de derecho e igualdad de acceso de oportunidades para todos nuestros conciudadanos y para todos aquellos que en el futuro tengan la dicha de vivir en esta maravillosa tierra latinoamericana.

Señor Presidente y querido amigo: sigamos apostando firmemente al fortalecimiento de la relación bilateral entre Venezuela y la Argentina; sigamos con este convencimiento que tenemos ambos de que el Mercosur, su ampliación y la construcción del espacio de los países de América del Sur, constituyen una herramienta válida para encontrar un equilibrio que el mundo hoy no tiene, para que se potencie con fuerza nuestra voz, para que nuestros trabajadores y nuestros empresarios tengan la seguridad de que tienen ante sí a quienes los representan pensando no en la situación coyuntural de hoy, no meramente en la situación temporal que nos toca vivir, sino coordinando acciones estratégicas que nos permitan conseguir un verdadero rumbo hacia un futuro que nos encuentre trabajando asociados, juntos, demostrando madurez, racionalidad y dejando en claro que cuando se tiene creatividad, se imagina, se tienen ideas conjuntas y se recuperan los valores que esta región de la Tierra nunca debió dejar, sin ninguna duda el éxito está absolutamente cercano.

Muchas veces nos han querido hacer creer que apotegmas que tuvieron fundamentalmente en la década pasada son sustanciales para la realización de cualquier pueblo. Pero lo que ha pasado en todas las regiones de Latinoamérica y lo que está pasando y lo que está sucediendo en nuestros pueblos y muchos pueblos hermanos, demuestran con claridad que ése es un camino de tristeza, de exclusión social, de inequidad, de injusticia para los latinoamericanos y que los pueblos de América del Sur nunca más deben volver a caminar. (Aplausos)

Es difícil, pero hay que aferrarse a las convicciones, hay que consolidar los principios porque sin duda se podrá hacer mucha fuerza o se podrán crear muchos escenarios para quebrar el desarrollo de nuestros pueblos, pero cuando hay convicciones, principios, cristalinidad y un compromiso claro con una historia distinta, no hay duda que el nuevo tiempo se viene.

Señores empresarios: muchas gracias por el ejemplo que nos han dado participando de una verdadera rueda de negocios donde han generado negocios por una cantidad que hace a la mitad del intercambio comercial que hoy tienen la Argentina y Venezuela. Este es el comienzo de otras etapas que van a consolidar el crecimiento en este marco. Vamos a trabajar fuertemente. Decíamos con el Presidente que la vamos a hacer en la Argentina, la vamos a repetir en Venezuela, vamos a incorporar nuevos países y no tengo ninguna duda que vamos a ir generando un mercado bilateral y de conjunto en la región que va a ayudar a que definitivamente, señor Presidente, los hombres y las mujeres de esta región de la Tierra, más que mirar para el Norte miren para el Sur. Muchas gracias. (Aplausos)