PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHENER EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 150° ANIVERSARIO DE LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHENER EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 150° ANIVERSARIO DE LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES

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Señor presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; señor jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; autoridades nacionales; miembros del Cuerpo Diplomático; autoridades de la Bolsa de Comercio; señores empresarios; señoras, señores: venimos a compartir la alegría de la celebración de un siglo y medio de actividad de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; venimos también a compartir con ustedes la posibilidad de expresar nuestros puntos de vista y nuestras reflexiones. Sabemos que no se trata sólo de una actividad protocolar.

En la vida de cualquier institución, pero más en la vida de una institución que tiene que ver con los sucesos de la economía, es importante permanecer en pie luego de 150 años en la República Argentina, que acumula sólo 194 años de existencia.

Es fácil advertir, por el tipo de sucesos que lamentablemente han caracterizado por muchos años la vida económica e institucional de nuestra patria, que no debe haber sido fácil. La sola permanencia en el tiempo, acredita, en el caso de la Bolsa, una capacidad de adaptación a los distintos avatares digna de elogio.

Al conmemorarse el aniversario anterior expresamos aquí nuestra convocatoria para la construcción de un proyecto de país que nos contenga a todos los argentinos. Sigue vigente la necesidad de contar con un modelo político y económico que regenere la calidad institucional, que termine con el abuso, la concentración y la pobreza, que ponga en marcha la producción y recupere el trabajo como única forma de desarrollo digno en una sociedad moderna. Debemos persistir en el esfuerzo de valernos de la creatividad, de valernos de otras lógicas que nos impulsen en la construcción de un país diferente.

Ustedes han tenido muestras de cuánto queremos comportarnos como lectores cuidadosos de la demanda de la sociedad adoptando, en consecuencia, la mejor estrategia de desarrollo sustentable desde lo profundo de la crisis que nos afecta.

La importancia de la existencia de un empresariado con decisión nacional, comprometido con la realidad económica de nuestra patria y decidido a aceptar el desafío de la competencia, es central. El país necesita hombres de negocios que, además de buscar sus merecidos réditos, favorezcan el desarrollo humano en nuestra sociedad.

La ética de nuestro tiempo marca la importancia de contar con empresarios que no sean ajenos a las crisis, al hambre de los argentinos marginados, a la necesidad de dotarnos de infraestructura acorde a estos tiempos, al nivel de la educación que se imparte o a la calidad de la salud pública que se brinda. Debe asumirse que ningún proyecto económico, político o social tiene sentido si no aporta de algún modo a la mejora de las condiciones de vida de cada componente de nuestra comunidad.

En el último año hemos avanzado en un proceso de crecimiento sostenido y sustentable que viene produciendo frutos en el sentido de mejorar la situación de los argentinos. Basta repasar de un modo resumido el comportamiento de los principales indicadores de nuestra economía para medir el grado de avance, sin obviar contemplar el punto de partida, para entender que hemos iniciado un ciclo virtuoso que nos lleva a un mejor país, a un país normal.

La recuperación de la actividad económica, el impulso que los bienes transables dan a la recuperación del producto interno bruto, el impresionante crecimiento de la producción industrial a un ritmo equivalente al 13,8 por ciento anual, hablan por sí solos. La recuperación de los sectores del trabajo intensivo, como el rubro textil y el metalmecánico, la recuperación de la inversión y del consumo, la mejora de los indicadores laborales y sociales, especialmente la mayor demanda de trabajo, sobre todo en las ciudades del interior con la recuperación del salario real, constituyen datos muy claros de la mejora de la situación.

A ello hay que agregarle al existencia de un marcho de estabilización de los precios, consistencia monetaria y fiscal, recomposición de las reservas del Banco Central y de los depósitos en las entidades financieras, superávit de la balanza comercial, un tipo de cambio realista y sin rigidez. Debe sumarse también, como dato positivo, el constante y exitoso esfuerzo por mantener el equilibrio fiscal favorecido por el importante incremento de la recaudación de impuestos que ha sido récord histórico en el último cuatrimestre.

Avanzamos en la eficiencia del gasto público en lo social, hemos vuelto a planificar y ejecutar obra pública sin afectar aquel equilibrio, lo que posibilitó mostrar en números concretos las mejores del sector público nacional respecto de los años precedentes y de la década del 90 en particular, con un superávit primario récord y un resultado global positivo para 2003 de 8.677 millones y 1.794 millones respectivamente, que no se obtenían desde hace ya más de una década. (Aplausos)

El Estado ha recuperado capacidad para hacerse presente en la construcción de infraestructura, escuelas, hospitales, cárceles, viviendas, puentes, caminos en construcción y las licitaciones en marcha lo atestiguan por todas las latitudes de nuestro interior federal.

Aquella recuperación, a su vez, cimienta un nuevo empuje a la actividad económica; a su vez, hemos disminuido en términos netos la deuda pública con organismos multilaterales de crédito variando la tendencia anterior.

En materia de papeles públicos cumplimos y seguiremos haciendo los compromisos sobre el 48 por ciento de la deuda pública y estamos en la etapa final del canje para reestructurar el 52 por ciento restante. Creemos que el canje propuesto equilibra los intereses de los acreedores con la efectiva capacidad de pago del país en el marco de esta política de crecimiento, creación de empleo y reducción de pobreza. (Aplausos)

Precisamente, por ello, por constituir un canje realista, serio y sustentable en el tiempo, esperamos que los operadores del mercado, muy particularmente los del mercado interno que mejor conocen la realidad social y económica de la Argentina, le den su pleno apoyo.

Este proceso de crecimiento sostenido y sustentable, que es el objetivo básico de nuestro programa económico, requiere de mercados de capitales abiertos y transparentes, lo que destaca la importancia de la actividad que ustedes llevan a cabo.

La correcta valuación de los activos de las empresas, de sus flujos de venta y rentabilidad, así como la calidad de los papeles del sector público, incluyendo su sustentabilidad de mediano y largo plazo, son requisitos irrenunciables para el desarrollo de mercados eficientes ajenos a la especulación del corto plazo.

Debemos alentar proactivamente con la reglamentación de la Ley de Apoyo a la Inversión la apertura en Bolsa del capital de empresas; el mercado de la Bolsa debe constituirse en el gran impulsor, en el gran articulador, en el gran movilizador del ahorro privado para que el ahorro argentino financie proyectos de inversión permanentes y rentables. (Aplausos)

Como se sabe, los proyectos necesitan financiamientos para crecer, para desarrollarse y la Bolsa de Comercio tiene que ser un ámbito de articulación natural entre el ahorro argentino y los emprendedores.

La negociación de cheques de pago diferidos en esta casa, la constitución del fideicomiso para reconstruir el complejo industrial de la telecomunicaciones, la puesta en valor del Ferrocarril Belgrano Cargas, la futura puesta en funcionamiento del mercado electrónico del gas, la posibilidad de la participación en el financiamiento de nuevas empresas como ENARSA, constituyen ámbitos de acción en donde el Estado y la Bolsa han podido y pueden actuar en procura de beneficios mutuos y de resultados beneficiosos para el país.

Se trata de una muestra de los nuevos tiempos, no es una simple enumeración de cifras, datos o circunstancias auspiciosas ni un catálogo de buenos deseos. Constituyen hechos que muestran la característica de un nuevo tiempo. Por eso valoramos como sumamente auspicioso que estos primeros 150 años de vida les encuentren con una proyección importante hacia el ámbito regional, explorando nuevas alternativas de inversión y difundiendo el conocimiento respecto de las oportunidades de inversión y funcionamiento que la Bolsa de Comercio constituye.

Los datos de la economía inspiran confianza, más allá de cualquier ruido mediático que quiera desmerecerlos. Ante una economía que se recupera el mercado bursátil y los operadores de bolsa deben jugar un rol central. La confianza, la transparencia, la honestidad y el compromiso deben ser reglas invulnerables.

Buscamos una economía capitalista, productiva y transparente, (Aplausos) basada en una cultura que favorezca la producción y premie el esfuerzo. En esta búsqueda necesitamos que las instituciones como ésta aporten toda su profesionalidad, eficiencia y honestidad.

Nos ha tocado el tiempo de diseño de un modelo de nación en el que las economías regionales se desarrollen y se integren para forjar un capitalismo tan pujante, moderno e inteligente que nos permita acrecentar el bienestar de nuestro pueblo e incluir hoy a los que sufren marginación.

Nos toca superar el descreimiento aún a costa de sufrir críticas, que las aceptamos con toda amplitud en nombre de la pluralidad y el crecimiento argentino. Es la tarea de construir un país en el que las normas se cumplan, un país donde no sea posible que por imperio de la inequidad unos tengan que sufrir para que otros disfruten, un país que distribuya con justicia la elaboración de su riqueza.

Por eso no debemos amedrentarnos ante los problemas viejos o nuevos, sabemos que falta todavía andar por el buen camino para dejar atrás los malos tiempos, pero creemos que estamos entrando a caminar por el buen rumbo. Por eso debemos responder con trabajo y con esfuerzo, porque estamos haciendo un nuevo país que necesita poner toda la energía en esa construcción. No debemos ser ni nostálgicos ni contestatarios, debemos vivir nuestra época. Eso sí, nos tenemos que negar a aceptar como una fatalidad el retraso productivo, la endeblez institucional o el agravamiento de la injusticia social.

Estamos recorriendo el camino de un cambio de época. Por políticas locales erradas, el intenso incremento de la profundidad y velocidad del proceso de globalización puso en riesgo los intereses nacionales y terminó por llevarnos al borde de la disolución. Hoy sabemos que nuestro país debe defender su propio interés, alejarse cada vez más del imperio de un pensamiento según el cual la libertad de los mercados es por sí una panacea universal que conduce de un modo sostenido y automático a una mayor prosperidad. Hemos pagado y estamos pagando un enorme costo por un rumbo equivocado, costo en términos de pobreza, exclusión y ensanchamiento de la brecha de desigualdad social.

Pero no se trata de volver a otros viejos modelos, se trata de construir con imaginación y creatividad, poniendo las cosas en su justo lugar, lo nuevo.

Hablamos de un cambio de época y cuando lo hacemos nos referimos a un nuevo lugar del Estado, a un nuevo lugar de la política, a una nueva concepción de la propia integración regional y mundial. El Estado inteligente y fuerte en el cumplimiento pleno de su rol de garante pleno del ejercicio de la ciudadanía; un mercado interno fuerte, competitivo y ampliado, en el contexto de una ciudadanía más plena que dé mayor satisfacción a las demandas de nuestro pueblo; una República Argentina integrada a la región y al mundo, desde sus intereses y con dignidad.

Los argentinos queremos construir un país serio, queremos vivir en un país normal. Necesitamos enfrentar nuestros problemas con creatividad, con alegría y con amor para insertarnos en un futuro mejor.

Nosotros queremos realmente agradecer la permanente tarea de creatividad e imaginación del empresariado argentino y el acompañamiento que hemos sentido de la Bolsa de Comercio, señor Presidente.

Es una Argentina muy difícil, es una Argentina que está emergiendo, como digo permanentemente, del escalón más bajo del infierno, y es allí donde uno palpa la solidaridad, la creatividad, la imaginación, la idea y el disenso productivo, que también es bueno que nos permita alcanzar nuevas síntesis.

Por eso nosotros, señores empresarios, al cabo de este año y un mes de trabajo en forma conjunta, les queremos hacer llegar desde esta pluralidad, desde este consenso, desde esa creatividad e imaginación, un profundo agradecimiento, porque desde los temas que podemos pensar igual y desde los temas que podemos tener una visión diferente, hemos puesto toda la mirada en construir un nuevo país, una Argentina seria, una Argentina que se vaya consolidando definitivamente. Por ello, como presidente de la Nación y con absoluta humildad les digo muchas gracias por compartir estos 150 años, gracias por habernos hecho parte de esto. (Aplausos)