Ante todo, deseo expresar mi agradecimiento por la presencia de autoridades, empresarios y académicos que en Shanghai se interesan en mi país y hoy nos acompañan con la expectativa de encarar acciones conjuntas con los representantes del sector productivo argentino y del Mercosur que han viajado conmigo.
Se acerca el final de mi primera visita a China y quiero compartir con ustedes, empresarios y dirigentes de ambos países, algunas reflexiones sobre mis actividades en esta gran nación que me ha recibido con tanto afecto como generosidad.
Las reuniones que mantuve con el presidente Hu Jintao y el premier Wen Jiabao fueron no solamente amistosas sino francas y profundas.
En las reuniones mantenidas con el alcalde de Shanghai, Han Zheng y sus funcionarios, el trato recibido en la Universidad de Fundan me han endeudado en gratitud hacia esta hermosa y gigantesca ciudad.
Comprobamos que nuestra relación progresa hacia la excelencia que queremos asegurarle dentro de un mundo más pacífico, solidario y racional y creo que hemos realizado avances sustanciales hacia la apertura de nuevas oportunidades para la capacidad emprendedora de ambos países.
Como compartimos la preocupación por el bienestar de nuestros respectivos pueblos, hemos avanzado en la profundización de nuestras coincidencias y acordamos utilizar ideas sintetizadoras que tomen en cuenta nuestras estructuras productivas, complementarias y la rica diversidad de ambos países para superar los obstáculos que todavía existen en nuestras agendas y buscar la ampliación de nuestros entendimientos en todos los campos, para integrar nuestras economías en forma competitiva al mercado globalizado del siglo XXI.
La República Argentina se encuentra hoy en un proceso de transformación y modernización que tiene por base un programa económico fundado en la solvencia fiscal, la prudencia monetaria, la flexibilización cambiaria, el impulso a la producción y el fortalecimiento del consumo interno.
El crecimiento anual supera el 8 por ciento con estabilidad en los precios, aumento del nivel de consumo, de las exportaciones y de las importaciones, con creación de empleos y un superávit fiscal primario sin precedentes.
Nuestro gobierno prioriza la aplicación de una política de búsqueda de nuevos mercados y ampliación de los existentes así como la diversificación de la exportación de su producción agroindustrial y manufacturera, cuya sofisticación se incrementa día a día gracias a la calidad de nuestras materias primas, la capacitación de nuestra mano de obra y la gradual incorporación de alta tecnología.
Queremos atraer inversiones en rubros que se distingan por sus ventajas competitivas y produzcan empleo donde hay hambre y prosperidad, donde hoy lamentablemente todavía impera la exclusión.
En la Argentina las oportunidades de inversión, negocios y ganancias ya no dependen del tránsito por despachos oficiales o regulaciones dictadas a medida. Estamos abocados a garantizar transparencia y publicidad para que los más competentes puedan participar activamente en la reestructuración de un país que vele por el interés de sus habitantes y sea previsible y confiable para sus socios.
Desde el inicio de mi gestión, entre los objetivos del gobierno hemos fijado el de la búsqueda de un relacionamiento más intenso, más diversificado y más profundo con China.
Desde hace cincuenta años somos proveedores confiables en una relación comercial que se ha fortalecido a pesar de distintas crisis internacionales, evidenciando un crecimiento notable en la última década.
Para citar solamente las últimas cifras, el comercio global bilateral en el primer trimestre de 2003 llegaba a 287 millones de dólares mientras que en el mismo período del año en curso ascendió a 605 millones de dólares. Estas cifras son el resultado de un trabajo conjunto realizado por los gobiernos y los pujantes sectores privados de ambos países.
Creo que constituyen una ratificación del acierto del camino emprendido y, a la vez, el mejor estímulo para fortalecerlo.
Mi aspiración es que a partir de ahora demos otro paso hacia delante, que sigamos profundizando nuestros vínculos sobre bases serias, maduras y de mutua conveniencia para transformarnos en socios que buscan con imaginación la ampliación de sus entendimientos en todos los aspectos, haciendo buen uso de los medios que hoy tenemos a nuestro alcance para comunicarnos más y mejor e intercambiar bienes, tecnología y servicios en cantidades sin precedentes en la historia humana.
Ello contribuirá a aumentar drásticamente las posibilidades de progreso de nuestros respectivos pueblos.
Estoy seguro de que los avances realizados durante las reuniones que hemos mantenido con las autoridades en Beijing y Shanghai, tanto yo como los funcionarios que me acompañan, se traducirán rápidamente en hechos para facilitarles a ustedes, los hombres de empresa, más y mejores oportunidades de complementación.
Confío en que los contactos directos que ustedes han tenido con sus contrapartes fructifiquen exitosamente y a breve plazo puedan hacer realidad nuevas ideas de provecho mutuo para ambos pueblos.
Queremos que la relación asociativa y de cooperación con la República Popular China ocupe un lugar importante entre las políticas de Estado.
China es el primer país del Asia que visito, lo hago acompañado por los gobernadores de las más importantes provincias de Argentina, que a su vez representan a nuestro Norte, nuestro Centro y nuestro Sur geográfico.
Ello, y la presencia aquí de más de 270 empresarios de Argentina y del Mercosur, dan un claro testimonio del interés que suscitan en el gobierno y en nuestro sector privado la relación con la República Popular China y las nuevas perspectivas que abren los acuerdos que celebramos.
Este interés no es nuevo. La República Argentina fue el primer país latinoamericano en establecer canales de cooperación con China ya desde 1920.
Mediante negociaciones realizadas más adelante, en la entonces Berlín Oriental, en 1953 se acordaron las primeras operaciones comerciales, consistentes en envíos de trigo, extracto de quebracho y lana argentinos, mientras se enviaba bauxita calcinada desde China. La República Argentina y la República Popular China han sido proveedores confiables.
El intercambio ha crecido continuadamente desde entonces, de modo que hoy la República Popular China es uno de los cuatro principales socios comerciales de la Argentina, y el primero en la región Asia-Pacífico.
En estos días de intenso trabajo hemos arribado a seis convenios de importancia que demuestran el mutuo interés y la mutua conveniencia en contactos de este tipo: la República Popular China ha declarado a la República Argentina como “destino reconocido de turismo”, suscribimos el “acuerdo para el transporte aéreo civil”. Se firmó el convenio de cooperación en Salud y Ciencias Médicas así como el memorándum de entendimientos sobre inversiones; un memorándum sobre bioseguridad, un acuerdo sobre cítricos dulces y negociamos otro para el ingreso de manzanas, peras y limones. Se firmó la carta de intención sobre cooperación en obras de la Carretera y del Túnel del “Paso de Agua Negra” y se firmó el programa de cooperación cultural 2004-2007.
Todos ellos componen un auspicioso ejemplo de las posibilidades que ofrece una más estrecha acción bilateral con presencia directa de los sectores privados y públicos interesados.
Creemos que están dadas las condiciones para que una profundización de la relación bilateral, sin limitarse a lo comercial, nos permita construir un futuro mejor para nuestros pueblos.
Las formas asociativas que promovemos tienden a aprovechar los aspectos complementarios de nuestras estructuras productivas.
Compartimos con esta gran nación un pasado de importantes coincidencias, de respeto mutuo y fructífero intercambio con renovado impulso desde la normalización de las relaciones diplomáticas en 1972.
Sin confrontaciones en lo bilateral, con coincidencias en nuestra agenda internacional, debemos incrementar aún más las relaciones bilaterales.
El acortamiento de las distancias que implica la globalización se nos presenta como una gran oportunidad para construir una asociación entre China y la Argentina, que resulte tributaria y potenciadora de las políticas económicas de crecimiento económico con equidad social, en la que ambos gobiernos estamos empeñados.
Por nuestra parte, promovemos el acercamiento y la apertura económico comercial tanto en forma bilateral como dentro de grupos de países como el G20 y el Mercosur, buscando eliminar prácticas distorsivas y plasmar una estrategia de crecimiento que permita alcanzar una mayor generación de empleo, un impacto más equitativo en nuestras economías regionales y una mayor participación de nuestras pequeñas y medianas empresas.
Nos planteamos un camino de complementación productiva con China, una asociación para el crecimiento en la que la Argentina tenga un rol que aproveche la complementariedad existente entre las respectivas estructuras productivas, trabajando de manera conjunta para el desarrollo de los recursos naturales y la elaboración de los bienes y servicios que satisfagan las crecientes necesidades del consumo de la población.
En este contexto, consideramos que existe una situación propicia para que ambos países desarrollen una relación mutuamente provechosa, haciendo uso de las respectivas ventajas competitivas y aprovechando la complementariedad existente en nuestras estructuras productivas.
La Argentina puede asociarse a China en varios sectores, no sólo como abastecedor de materias primas. Uno de los ámbitos de asociación mutuamente ventajosa es aquel de desarrollo del sector agropecuario y en sectores puntuales de conocimiento intensivo.
Nuestros productos y empresarios tienen una aquilatada experiencia en materia de innovación tecnológica. En el sector, ello nos ha permitido acortar los plazos de producción, mejorar la eficiencia de las cosechas y duplicar la producción cada 10 años; estos plazos podrían incluso ser menores con mayores inversiones en el desarrollo de la biotecnología.
Será por ello importante el acuerdo en materia de biotecnología agrícola y bioseguridad, que fortalezca el intercambio y la cooperación en estos ámbitos y facilite el movimiento transfronterizo de organismos genéticamente modificados.
Debemos trabajar en la definición de esquemas asociativos en el área de ciencia y tecnología, por ejemplo en el desarrollo de germoplasma de trigo y soja, encarar estudios conjuntos sobre genómica y bioinformática, facilitar la capacitación de técnicos chinos en nuestro país y desarrollar y transferir técnicas para pequeños productores en siembra directa, genética animal, manejo de pasturas, métodos de producción y coordinación de aspectos sanitarios.
En el área tecnológico-industrial nuestro país también posee la capacidad y las condiciones necesarias para ingresar en el mercado chino. Contamos con un capital humano altamente calificado en el desarrollo de software y tecnologías de la información.
Fuertes lazos de cooperación tecnológica entre el Gobierno, las empresas y universidades nacionales, han logrado avances que combinan bajos costos de producción, altos estándares de calidad y un avanzado desarrollo.
Resultará mutuamente provechosa la vinculación de los sectores públicos y privados de ambos países mediante un acuerdo macro que favorezca el desarrollo y la promoción de emprendimientos conjuntos.
En el marco de la utilización pacífica de la energía nuclear, nuestro país busca incrementar la cooperación entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y las empresas.
En lo inmediato, es posible la venta y transferencia de tecnología para la fabricación de Cobalto 60, la provisión de agua pesada a las centrales de potencia chinas y la provisión a las centrales de potencia de combustible nuclear.
A mediano plazo, nos interesa la participación o colaboración en la construcción de centrales de potencia y reactores de investigación, junto con la provisión de combustibles de mayor densidad para reactores de investigación y centros de medicina nuclear, así como el desarrollo de un reactor innovativo conjunto.
En el área de transporte, con un acuerdo de servicios aéreos, se facilitará el establecimiento de los vínculos entre ambos países, y debemos trabajar activamente en el campo del transporte y mejora del parque ferroviario, con la finalidad de impulsar el desarrollo del sector y coordinar acciones para la reactivación de talleres ferroviarios.
En cuanto a transporte marítimo, mucho debemos avanzar en el intercambio de tecnologías y cooperación en materia de puertos y astilleros, por cuanto lo que aquí adelantemos irá en beneficio de la integración.
En lo relativo al sector foresto-industrial, existe potencial para la expansión de la asociatividad entre ambos países, atento las fortalezas que posee la Argentina en este campo. Nuestro país se especializa en el diseño y la producción de máquinas para el trabajo de la madera en los aserraderos, posee un marco regulatorio avanzado y acceso por vías navegables a los puertos oceánicos, lo que abarata los costos de transporte.
Respecto de la industria minera y la energía, la vastedad de los recursos de nuestro país tanto por su variedad como por su importancia serán con seguridad crecientemente demandados por la industria china y, al igual que otros sectores ya mencionados, pueden ser objeto de interesantes joint ventures en un futuro próximo. En este plano, debemos trabajar en la complementación de las acciones tanto para la obtención de materias primas como para su desarrollo e industrialización.
Debemos incrementar nuestro intercambio, avanzando en el aprovechamiento de aquellos sectores con mayor complementariedad comercial, identificando los productos donde las especializaciones y las necesidades coincidan.
En esta apretada síntesis tratamos de enunciar los puntos de asociación que están más a la vista, lo que no significa ni minimizar ni desechar otros que existen, en materias tales como salud -respecto de lo que avanzaremos hoy- y educación.
El mundo observa con interés lo que ocurre en China. Vemos como este país crece exitosamente mientras busca un equilibrio entre los valores que orientan su rica civilización y la valentía y la audacia necesarias para incorporarse al vertiginoso proceso de aceleración histórica que nos toca vivir.
Los grandes avances tecnológicos de fines del siglo XX, particularmente en el ámbito de las comunicaciones y del transporte facilitan significativamente los contactos entre sociedades antes distantes, tanto cultural como físicamente, generando efectos positivos en términos económicos y sociales.
Lo que apuntamos nos brinda la oportunidad y la posibilidad de intercambiar bienes, tecnología y servicios en cantidades sin precedentes y ello debe servir para aumentar notablemente las posibilidades de nuestros pueblos.
Nuestro viaje llega a su fin. Ha sido esta la más importante misión comercial de la República Argentina a la República Popular China. La integración de más de 270 empresas de 12 sectores productivos, la realización de más de 700 encuentros de negocios con empresas chinas, muestran con hechos el interés asociativo existente entre nuestros países.
Les agradezco a las autoridades chinas y a sus empresarios la importante participación y la predisposición que han mostrado; agradezco a los señores gobernadores y diputados que han integrado nuestra delegación; felicito a los empresarios y a los funcionarios que quitaron horas al descanso para que los convenios se firmaran en las mejores condiciones; también, mi profunda satisfacción por lo que muestra el avance que van logrando en sus relaciones la República Popular China y la Argentina y ya se anunció el viaje del señor presidente de la República Popular China a nuestro país para noviembre, donde esperamos reiterar y profundizar las relaciones entre los empresarios chinos y argentinos.
Esto muestra con claridad que en la larga reunión que mantuve con el presidente de la República de China hubo muchas coincidencias; tuvimos coincidencias en políticas nacionales e internacionales, en aspectos económicos, políticos, culturales y comerciales que marchan decididamente a lograr acuerdos superadores entre la relación Argentina y China y entre China y Argentina.
Quiero decir que estas horas que han sacrificado los empresarios argentinos y chinos y las autoridades de ambos países, no han sido en vano ya que encuentran rápida recepción en los gobiernos de ambas naciones, que estamos marcando un rumbo en forma absolutamente heterodoxa y distinta. Aspiramos a consolidar fuertemente las relaciones con el Mercosur. Mientras se van conciliando las relaciones con el Mercosur, apostamos como lo hicimos con el señor presidente de la República de China, a consolidar la hermandad bilateral que haga que entre China y la Argentina se generen inversiones, producción y trabajo, un amplio intercambio de tecnología y proyectos que nos permitan dar respuestas a la construcción de un nuevo orden internacional económico en el que Argentina y China tienen un rol fundamental para jugar.
Por eso les digo con profunda satisfacción, después de la reunión que tuve en la Universidad de Fudan, debo agradecer en nombre del pueblo argentino porque en ese nombre he recibido este título Honoris Causa, porque bajo ningún aspecto lo hice de manera subjetiva y personal. La charla con los profesores y los alumnos de dicha Universidad han demostrado un gran conocimiento de la Argentina ya que pudimos hablar de los problemas de China, de la Argentina y de la problemática internacional; pude ver la pluralidad de ideas en dicha Universidad y salimos profundamente satisfechos porque cada cosa que vimos, que hemos ido viendo en la República de China, muestra un avance, un futuro claro y concreto construido en base a la rica historia que tiene esta querida nación.
Quiero terminar agradeciendo fundamentalmente todo el trato, toda la capacidad de decisión, toda la idea de lograr éxitos, porque por lo que vi, el gobierno de la República Popular China y sus empresarios tienen éxitos. Los argentinos también hemos salido del fatalismo permanente de que las cosas no pueden salir y hoy conformamos una clase dirigente dispuesta a construir éxitos y un empresariado que quiere mostrarse al mundo con capacidad para lograr la consolidación económica que la República Argentina está llevando adelante y quiere ser motor de la transformación, lo cual a nosotros nos enorgullese. Sabemos que ese es el rumbo que tiene nuestro país para consolidarse definitivamente y nos alienta a mostrar al mundo para que vean realmente las calidades y las cualidades de la Argentina.
Señoras, señores: muchísimas gracias; convoco a trabajar por la profundización de todo el trabajo que hemos llevado adelante y más allá de todas las cuestiones que se puedan intercambiar entre las distintas provincias y los distintos empresarios, en noviembre los argentinos recibiremos a la hermana República Popular China en el nombre de su presidente, con los brazos abiertos para construir el destino que nuestras naciones se merecen.
Muchísimas gracias.
Se acerca el final de mi primera visita a China y quiero compartir con ustedes, empresarios y dirigentes de ambos países, algunas reflexiones sobre mis actividades en esta gran nación que me ha recibido con tanto afecto como generosidad.
Las reuniones que mantuve con el presidente Hu Jintao y el premier Wen Jiabao fueron no solamente amistosas sino francas y profundas.
En las reuniones mantenidas con el alcalde de Shanghai, Han Zheng y sus funcionarios, el trato recibido en la Universidad de Fundan me han endeudado en gratitud hacia esta hermosa y gigantesca ciudad.
Comprobamos que nuestra relación progresa hacia la excelencia que queremos asegurarle dentro de un mundo más pacífico, solidario y racional y creo que hemos realizado avances sustanciales hacia la apertura de nuevas oportunidades para la capacidad emprendedora de ambos países.
Como compartimos la preocupación por el bienestar de nuestros respectivos pueblos, hemos avanzado en la profundización de nuestras coincidencias y acordamos utilizar ideas sintetizadoras que tomen en cuenta nuestras estructuras productivas, complementarias y la rica diversidad de ambos países para superar los obstáculos que todavía existen en nuestras agendas y buscar la ampliación de nuestros entendimientos en todos los campos, para integrar nuestras economías en forma competitiva al mercado globalizado del siglo XXI.
La República Argentina se encuentra hoy en un proceso de transformación y modernización que tiene por base un programa económico fundado en la solvencia fiscal, la prudencia monetaria, la flexibilización cambiaria, el impulso a la producción y el fortalecimiento del consumo interno.
El crecimiento anual supera el 8 por ciento con estabilidad en los precios, aumento del nivel de consumo, de las exportaciones y de las importaciones, con creación de empleos y un superávit fiscal primario sin precedentes.
Nuestro gobierno prioriza la aplicación de una política de búsqueda de nuevos mercados y ampliación de los existentes así como la diversificación de la exportación de su producción agroindustrial y manufacturera, cuya sofisticación se incrementa día a día gracias a la calidad de nuestras materias primas, la capacitación de nuestra mano de obra y la gradual incorporación de alta tecnología.
Queremos atraer inversiones en rubros que se distingan por sus ventajas competitivas y produzcan empleo donde hay hambre y prosperidad, donde hoy lamentablemente todavía impera la exclusión.
En la Argentina las oportunidades de inversión, negocios y ganancias ya no dependen del tránsito por despachos oficiales o regulaciones dictadas a medida. Estamos abocados a garantizar transparencia y publicidad para que los más competentes puedan participar activamente en la reestructuración de un país que vele por el interés de sus habitantes y sea previsible y confiable para sus socios.
Desde el inicio de mi gestión, entre los objetivos del gobierno hemos fijado el de la búsqueda de un relacionamiento más intenso, más diversificado y más profundo con China.
Desde hace cincuenta años somos proveedores confiables en una relación comercial que se ha fortalecido a pesar de distintas crisis internacionales, evidenciando un crecimiento notable en la última década.
Para citar solamente las últimas cifras, el comercio global bilateral en el primer trimestre de 2003 llegaba a 287 millones de dólares mientras que en el mismo período del año en curso ascendió a 605 millones de dólares. Estas cifras son el resultado de un trabajo conjunto realizado por los gobiernos y los pujantes sectores privados de ambos países.
Creo que constituyen una ratificación del acierto del camino emprendido y, a la vez, el mejor estímulo para fortalecerlo.
Mi aspiración es que a partir de ahora demos otro paso hacia delante, que sigamos profundizando nuestros vínculos sobre bases serias, maduras y de mutua conveniencia para transformarnos en socios que buscan con imaginación la ampliación de sus entendimientos en todos los aspectos, haciendo buen uso de los medios que hoy tenemos a nuestro alcance para comunicarnos más y mejor e intercambiar bienes, tecnología y servicios en cantidades sin precedentes en la historia humana.
Ello contribuirá a aumentar drásticamente las posibilidades de progreso de nuestros respectivos pueblos.
Estoy seguro de que los avances realizados durante las reuniones que hemos mantenido con las autoridades en Beijing y Shanghai, tanto yo como los funcionarios que me acompañan, se traducirán rápidamente en hechos para facilitarles a ustedes, los hombres de empresa, más y mejores oportunidades de complementación.
Confío en que los contactos directos que ustedes han tenido con sus contrapartes fructifiquen exitosamente y a breve plazo puedan hacer realidad nuevas ideas de provecho mutuo para ambos pueblos.
Queremos que la relación asociativa y de cooperación con la República Popular China ocupe un lugar importante entre las políticas de Estado.
China es el primer país del Asia que visito, lo hago acompañado por los gobernadores de las más importantes provincias de Argentina, que a su vez representan a nuestro Norte, nuestro Centro y nuestro Sur geográfico.
Ello, y la presencia aquí de más de 270 empresarios de Argentina y del Mercosur, dan un claro testimonio del interés que suscitan en el gobierno y en nuestro sector privado la relación con la República Popular China y las nuevas perspectivas que abren los acuerdos que celebramos.
Este interés no es nuevo. La República Argentina fue el primer país latinoamericano en establecer canales de cooperación con China ya desde 1920.
Mediante negociaciones realizadas más adelante, en la entonces Berlín Oriental, en 1953 se acordaron las primeras operaciones comerciales, consistentes en envíos de trigo, extracto de quebracho y lana argentinos, mientras se enviaba bauxita calcinada desde China. La República Argentina y la República Popular China han sido proveedores confiables.
El intercambio ha crecido continuadamente desde entonces, de modo que hoy la República Popular China es uno de los cuatro principales socios comerciales de la Argentina, y el primero en la región Asia-Pacífico.
En estos días de intenso trabajo hemos arribado a seis convenios de importancia que demuestran el mutuo interés y la mutua conveniencia en contactos de este tipo: la República Popular China ha declarado a la República Argentina como “destino reconocido de turismo”, suscribimos el “acuerdo para el transporte aéreo civil”. Se firmó el convenio de cooperación en Salud y Ciencias Médicas así como el memorándum de entendimientos sobre inversiones; un memorándum sobre bioseguridad, un acuerdo sobre cítricos dulces y negociamos otro para el ingreso de manzanas, peras y limones. Se firmó la carta de intención sobre cooperación en obras de la Carretera y del Túnel del “Paso de Agua Negra” y se firmó el programa de cooperación cultural 2004-2007.
Todos ellos componen un auspicioso ejemplo de las posibilidades que ofrece una más estrecha acción bilateral con presencia directa de los sectores privados y públicos interesados.
Creemos que están dadas las condiciones para que una profundización de la relación bilateral, sin limitarse a lo comercial, nos permita construir un futuro mejor para nuestros pueblos.
Las formas asociativas que promovemos tienden a aprovechar los aspectos complementarios de nuestras estructuras productivas.
Compartimos con esta gran nación un pasado de importantes coincidencias, de respeto mutuo y fructífero intercambio con renovado impulso desde la normalización de las relaciones diplomáticas en 1972.
Sin confrontaciones en lo bilateral, con coincidencias en nuestra agenda internacional, debemos incrementar aún más las relaciones bilaterales.
El acortamiento de las distancias que implica la globalización se nos presenta como una gran oportunidad para construir una asociación entre China y la Argentina, que resulte tributaria y potenciadora de las políticas económicas de crecimiento económico con equidad social, en la que ambos gobiernos estamos empeñados.
Por nuestra parte, promovemos el acercamiento y la apertura económico comercial tanto en forma bilateral como dentro de grupos de países como el G20 y el Mercosur, buscando eliminar prácticas distorsivas y plasmar una estrategia de crecimiento que permita alcanzar una mayor generación de empleo, un impacto más equitativo en nuestras economías regionales y una mayor participación de nuestras pequeñas y medianas empresas.
Nos planteamos un camino de complementación productiva con China, una asociación para el crecimiento en la que la Argentina tenga un rol que aproveche la complementariedad existente entre las respectivas estructuras productivas, trabajando de manera conjunta para el desarrollo de los recursos naturales y la elaboración de los bienes y servicios que satisfagan las crecientes necesidades del consumo de la población.
En este contexto, consideramos que existe una situación propicia para que ambos países desarrollen una relación mutuamente provechosa, haciendo uso de las respectivas ventajas competitivas y aprovechando la complementariedad existente en nuestras estructuras productivas.
La Argentina puede asociarse a China en varios sectores, no sólo como abastecedor de materias primas. Uno de los ámbitos de asociación mutuamente ventajosa es aquel de desarrollo del sector agropecuario y en sectores puntuales de conocimiento intensivo.
Nuestros productos y empresarios tienen una aquilatada experiencia en materia de innovación tecnológica. En el sector, ello nos ha permitido acortar los plazos de producción, mejorar la eficiencia de las cosechas y duplicar la producción cada 10 años; estos plazos podrían incluso ser menores con mayores inversiones en el desarrollo de la biotecnología.
Será por ello importante el acuerdo en materia de biotecnología agrícola y bioseguridad, que fortalezca el intercambio y la cooperación en estos ámbitos y facilite el movimiento transfronterizo de organismos genéticamente modificados.
Debemos trabajar en la definición de esquemas asociativos en el área de ciencia y tecnología, por ejemplo en el desarrollo de germoplasma de trigo y soja, encarar estudios conjuntos sobre genómica y bioinformática, facilitar la capacitación de técnicos chinos en nuestro país y desarrollar y transferir técnicas para pequeños productores en siembra directa, genética animal, manejo de pasturas, métodos de producción y coordinación de aspectos sanitarios.
En el área tecnológico-industrial nuestro país también posee la capacidad y las condiciones necesarias para ingresar en el mercado chino. Contamos con un capital humano altamente calificado en el desarrollo de software y tecnologías de la información.
Fuertes lazos de cooperación tecnológica entre el Gobierno, las empresas y universidades nacionales, han logrado avances que combinan bajos costos de producción, altos estándares de calidad y un avanzado desarrollo.
Resultará mutuamente provechosa la vinculación de los sectores públicos y privados de ambos países mediante un acuerdo macro que favorezca el desarrollo y la promoción de emprendimientos conjuntos.
En el marco de la utilización pacífica de la energía nuclear, nuestro país busca incrementar la cooperación entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y las empresas.
En lo inmediato, es posible la venta y transferencia de tecnología para la fabricación de Cobalto 60, la provisión de agua pesada a las centrales de potencia chinas y la provisión a las centrales de potencia de combustible nuclear.
A mediano plazo, nos interesa la participación o colaboración en la construcción de centrales de potencia y reactores de investigación, junto con la provisión de combustibles de mayor densidad para reactores de investigación y centros de medicina nuclear, así como el desarrollo de un reactor innovativo conjunto.
En el área de transporte, con un acuerdo de servicios aéreos, se facilitará el establecimiento de los vínculos entre ambos países, y debemos trabajar activamente en el campo del transporte y mejora del parque ferroviario, con la finalidad de impulsar el desarrollo del sector y coordinar acciones para la reactivación de talleres ferroviarios.
En cuanto a transporte marítimo, mucho debemos avanzar en el intercambio de tecnologías y cooperación en materia de puertos y astilleros, por cuanto lo que aquí adelantemos irá en beneficio de la integración.
En lo relativo al sector foresto-industrial, existe potencial para la expansión de la asociatividad entre ambos países, atento las fortalezas que posee la Argentina en este campo. Nuestro país se especializa en el diseño y la producción de máquinas para el trabajo de la madera en los aserraderos, posee un marco regulatorio avanzado y acceso por vías navegables a los puertos oceánicos, lo que abarata los costos de transporte.
Respecto de la industria minera y la energía, la vastedad de los recursos de nuestro país tanto por su variedad como por su importancia serán con seguridad crecientemente demandados por la industria china y, al igual que otros sectores ya mencionados, pueden ser objeto de interesantes joint ventures en un futuro próximo. En este plano, debemos trabajar en la complementación de las acciones tanto para la obtención de materias primas como para su desarrollo e industrialización.
Debemos incrementar nuestro intercambio, avanzando en el aprovechamiento de aquellos sectores con mayor complementariedad comercial, identificando los productos donde las especializaciones y las necesidades coincidan.
En esta apretada síntesis tratamos de enunciar los puntos de asociación que están más a la vista, lo que no significa ni minimizar ni desechar otros que existen, en materias tales como salud -respecto de lo que avanzaremos hoy- y educación.
El mundo observa con interés lo que ocurre en China. Vemos como este país crece exitosamente mientras busca un equilibrio entre los valores que orientan su rica civilización y la valentía y la audacia necesarias para incorporarse al vertiginoso proceso de aceleración histórica que nos toca vivir.
Los grandes avances tecnológicos de fines del siglo XX, particularmente en el ámbito de las comunicaciones y del transporte facilitan significativamente los contactos entre sociedades antes distantes, tanto cultural como físicamente, generando efectos positivos en términos económicos y sociales.
Lo que apuntamos nos brinda la oportunidad y la posibilidad de intercambiar bienes, tecnología y servicios en cantidades sin precedentes y ello debe servir para aumentar notablemente las posibilidades de nuestros pueblos.
Nuestro viaje llega a su fin. Ha sido esta la más importante misión comercial de la República Argentina a la República Popular China. La integración de más de 270 empresas de 12 sectores productivos, la realización de más de 700 encuentros de negocios con empresas chinas, muestran con hechos el interés asociativo existente entre nuestros países.
Les agradezco a las autoridades chinas y a sus empresarios la importante participación y la predisposición que han mostrado; agradezco a los señores gobernadores y diputados que han integrado nuestra delegación; felicito a los empresarios y a los funcionarios que quitaron horas al descanso para que los convenios se firmaran en las mejores condiciones; también, mi profunda satisfacción por lo que muestra el avance que van logrando en sus relaciones la República Popular China y la Argentina y ya se anunció el viaje del señor presidente de la República Popular China a nuestro país para noviembre, donde esperamos reiterar y profundizar las relaciones entre los empresarios chinos y argentinos.
Esto muestra con claridad que en la larga reunión que mantuve con el presidente de la República de China hubo muchas coincidencias; tuvimos coincidencias en políticas nacionales e internacionales, en aspectos económicos, políticos, culturales y comerciales que marchan decididamente a lograr acuerdos superadores entre la relación Argentina y China y entre China y Argentina.
Quiero decir que estas horas que han sacrificado los empresarios argentinos y chinos y las autoridades de ambos países, no han sido en vano ya que encuentran rápida recepción en los gobiernos de ambas naciones, que estamos marcando un rumbo en forma absolutamente heterodoxa y distinta. Aspiramos a consolidar fuertemente las relaciones con el Mercosur. Mientras se van conciliando las relaciones con el Mercosur, apostamos como lo hicimos con el señor presidente de la República de China, a consolidar la hermandad bilateral que haga que entre China y la Argentina se generen inversiones, producción y trabajo, un amplio intercambio de tecnología y proyectos que nos permitan dar respuestas a la construcción de un nuevo orden internacional económico en el que Argentina y China tienen un rol fundamental para jugar.
Por eso les digo con profunda satisfacción, después de la reunión que tuve en la Universidad de Fudan, debo agradecer en nombre del pueblo argentino porque en ese nombre he recibido este título Honoris Causa, porque bajo ningún aspecto lo hice de manera subjetiva y personal. La charla con los profesores y los alumnos de dicha Universidad han demostrado un gran conocimiento de la Argentina ya que pudimos hablar de los problemas de China, de la Argentina y de la problemática internacional; pude ver la pluralidad de ideas en dicha Universidad y salimos profundamente satisfechos porque cada cosa que vimos, que hemos ido viendo en la República de China, muestra un avance, un futuro claro y concreto construido en base a la rica historia que tiene esta querida nación.
Quiero terminar agradeciendo fundamentalmente todo el trato, toda la capacidad de decisión, toda la idea de lograr éxitos, porque por lo que vi, el gobierno de la República Popular China y sus empresarios tienen éxitos. Los argentinos también hemos salido del fatalismo permanente de que las cosas no pueden salir y hoy conformamos una clase dirigente dispuesta a construir éxitos y un empresariado que quiere mostrarse al mundo con capacidad para lograr la consolidación económica que la República Argentina está llevando adelante y quiere ser motor de la transformación, lo cual a nosotros nos enorgullese. Sabemos que ese es el rumbo que tiene nuestro país para consolidarse definitivamente y nos alienta a mostrar al mundo para que vean realmente las calidades y las cualidades de la Argentina.
Señoras, señores: muchísimas gracias; convoco a trabajar por la profundización de todo el trabajo que hemos llevado adelante y más allá de todas las cuestiones que se puedan intercambiar entre las distintas provincias y los distintos empresarios, en noviembre los argentinos recibiremos a la hermana República Popular China en el nombre de su presidente, con los brazos abiertos para construir el destino que nuestras naciones se merecen.
Muchísimas gracias.