La verdad, quién hubiera dicho en aquel verano del ’73 que nos íbamos a encontrar acá, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, a pesar de que todavía quiero cobrar lo que me correspondía. (Risas y aplausos).
Realmente siento una profunda emoción, primero, por estar junto a –yo le digo ídolo- quien tan bien ha sabido sintetizar la cultura nacional, la cultura popular, nuestra identidad y poder hacerlo con la presencia de todos ustedes, que califica todo esto.
Pero además estamos acá, exhibiendo esta película en este Salón Blanco, que muchas veces fue el “Salón Negro” de las cosas que nos pasaron y sucedieron a los argentinos.
Por eso, esto es acercar la infraestructura institucional, algo como la Casa Rosada a la sociedad, al pueblo, a la cultura, independientemente de quién gobierne. Debe estar siempre así, abierta, expresando la cultura nacional, siendo parte de nuestras mejores cosas.
Me siento realmente feliz de poder compartir estos momentos con ustedes, feliz de que esta película se haya podido pasar acá, es un verdadero sueño. Es la casa de todos los argentinos, ni más ni menos.
Lo que la cultura nacional ha hecho hoy aquí, es hacerse y estar en el lugar que le corresponde que es la casa de todos los argentinos.
Dios quiera que la podamos instalar definitivamente y que los sucesivos recitales, el haber exhibido la película, los distintos hechos culturales realmente importantes que van a fortalecer la posibilidad de una Argentina distinta, puedan sintetizarse acá y en otros muchos lugares de la Argentina como algo realmente prioritario.
Por eso, muchísimas gracias; muchas gracias por hacer esto; gracias a ustedes; gracias a Osvaldo, que conoce tanto el tema, que lo sintetizó tanto, que lo habló siempre con tanta claridad, creo que es una síntesis global de lo que fue aquello.
Hablamos de lo que fue aquello, pero lamentablemente fue muchas veces más de distintas formas con distintos o iguales procederes de acuerdo con el tiempo y con la modernidad. Dios quiera que estemos generando un punto de inflexión histórica.
Osvaldo, muchas gracias por estar acá, es la casa de todos nosotros.
Realmente siento una profunda emoción, primero, por estar junto a –yo le digo ídolo- quien tan bien ha sabido sintetizar la cultura nacional, la cultura popular, nuestra identidad y poder hacerlo con la presencia de todos ustedes, que califica todo esto.
Pero además estamos acá, exhibiendo esta película en este Salón Blanco, que muchas veces fue el “Salón Negro” de las cosas que nos pasaron y sucedieron a los argentinos.
Por eso, esto es acercar la infraestructura institucional, algo como la Casa Rosada a la sociedad, al pueblo, a la cultura, independientemente de quién gobierne. Debe estar siempre así, abierta, expresando la cultura nacional, siendo parte de nuestras mejores cosas.
Me siento realmente feliz de poder compartir estos momentos con ustedes, feliz de que esta película se haya podido pasar acá, es un verdadero sueño. Es la casa de todos los argentinos, ni más ni menos.
Lo que la cultura nacional ha hecho hoy aquí, es hacerse y estar en el lugar que le corresponde que es la casa de todos los argentinos.
Dios quiera que la podamos instalar definitivamente y que los sucesivos recitales, el haber exhibido la película, los distintos hechos culturales realmente importantes que van a fortalecer la posibilidad de una Argentina distinta, puedan sintetizarse acá y en otros muchos lugares de la Argentina como algo realmente prioritario.
Por eso, muchísimas gracias; muchas gracias por hacer esto; gracias a ustedes; gracias a Osvaldo, que conoce tanto el tema, que lo sintetizó tanto, que lo habló siempre con tanta claridad, creo que es una síntesis global de lo que fue aquello.
Hablamos de lo que fue aquello, pero lamentablemente fue muchas veces más de distintas formas con distintos o iguales procederes de acuerdo con el tiempo y con la modernidad. Dios quiera que estemos generando un punto de inflexión histórica.
Osvaldo, muchas gracias por estar acá, es la casa de todos nosotros.