Señores ministros del Poder Ejecutivo nacional y provincial; señores rectores; decanos; profesores y alumnos de las universidades; autoridades nacionales, provinciales y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; señoras y señores: como ustedes verán en la Argentina de hoy se empieza a discutir, a debatir dos modelos de país. Es decir que definitivamente se terminó con esta versión fundamentalista, elitista, de que acá en la Argentina se había terminado la posibilidad de analizar ideológicamente el país, que lo que importaba era cerrar una ecuación económica en la uniformidad, cualquiera fuera su resultado, y que había un pensamiento único y una forma de solucionar todas las cosas y todas las metodologías. Esta fue la década del 90 que nos supimos conseguir y que evidentemente consolidó un modelo de concentración económica de injusta distribución del ingreso y con una absoluta exclusión social.
Obviamente cuando se empieza a reconstruir el pensamiento nacional no hay otra forma de reconstruirlo que con el marco de referenciar el conocimiento. Para referenciar el conocimiento, consolidarlo y poder nutrir de conocimiento a las acciones globales que el país tiene que llevar adelante, independientemente de cualquier administración temporal del Estado, las universidades tienen un rol fundamental y central en la construcción de ese proyecto estratégico que necesita la Argentina.
Y se van a dar en todas las áreas que hacen a la construcción de ese proyecto de país, de ese proyecto nacional, visiones donde por cualquier instancia se va a tratar de desprestigiar todo lo nacional, todo lo que tenga que construir el Estado promotor, el Estado presencial, no el Estado benefactor y adiposo; todo lo que sea apelar a la inteligencia nacional, todo lo que sea apelar al pensamiento nacional va a seguir con esa tendencia y ese concepto instalado fuertemente en la estructura muchas veces informativa de este país, de creer que todo aquello que se quiere estructurar y estimular a través de lo nacional no sirve, es de cuarta categoría o somos unos antiguos y nostálgicos. Antiguos y nostálgicos son los que nos quieren hacer vivir con los proyectos de la década del 30, nosotros queremos sintetizar y construir desde la verdad relativa que se tiene un verdadero proyecto que contenga la posibilidad de realización del país.
Por ello este paso que se está dando hoy no es un paso menor, es un paso central. Yo quisiera, me gustaría agregar a este tema y tendríamos que hacerlo, nada más que cuánto le costaron al país las consultorías contratadas durante los últimos 10 ó 15 años, cuántos pobres nos generaron estas consultorías, cuántos desnutridos nos generaron estas consultorías de las que tanto les gusta hablar a muchos y qué poco resultado nos dieron. Cuánto costaron de comisiones las consultorías, cuál fue el trabajo que realizaron y cuál es el provecho que dejaron en el conocimiento y la respuesta al Estado argentino y al pueblo argentino.
Porque también hay que explicitar por qué estamos empezando a construir este nuevo camino. Es fundamental que los argentinos, que todos los que nos miran por televisión tengan en claro cuánto le costaron al país esas consultoras, que obviamente han tenido sus sucursales acá en la Argentina. Ha habido consultorías nacionales serias y responsables, pero ha habido un sinnúmero de sucursales que a lo que se dedicaron fue a comisionar muy fuerte. Y esto hay que hablarlo porque si no es imposible fundamentar por qué se van construyendo estas alternativas que nos permiten de una vez por todas aprovechar a pleno el trabajo de nuestras universidades nacionales, aprovechar a pleno la tarea que pueden llevar estas consultoras adelante, aprovechar a pleno lo que es la construcción de mecanismos que tiendan a fortalecer la inteligencia y la capacidad de los cuadros que forman nuestras universidades para tener las respuestas adecuadas. Si no vamos a tener que seguir soportando que venga cualquier funcionario, como nos tocó -y lo voy a seguir repitiendo porque me pareció casi ofensivo-, un funcionario del Banco Mundial, venga a decir que el gasto social no llega a quienes debe llegar; y seguramente durante mucho tiempo ha pasado y estamos luchando contra eso. Ahora, es indudable que donde ellos querían que llegue, que es a las consultoras, llegó de forma rápida y a un precio absolutamente caro. Esto hay que debatirlo públicamente si queremos tener una Argentina diferente, y tenemos que hacerlo en todas las áreas.
Nosotros estamos absolutamente dispuestos a avanzar a fondo en este tema, por arriba de cualquier cuestión o de divisa partidaria: el pensamiento nacional, la construcción de lo nacional, con aquello que detiene la construcción de un país con perspectivas y proyección. No desde una decisión taxativa, sino desde la construcción abarcativa, donde evidentemente podamos empezar a definir con absoluta claridad un pensamiento nacional y un proyecto nacional que pueda sintetizar a todos los argentinos. La universidad tiene un rol central y fundamental, tenemos que trabajar fuertemente para que se vaya convirtiendo en columna vertebral de la consolidación del conocimiento argentino.
Si nosotros no podemos consolidar el conocimiento argentino se nos va a hacer muy difícil, porque ellos están organizados, ellos saben lo que quieren, ellos saben a qué vienen y ellos saben cómo complacer a los que necesitan que los acompañen en la conducción mediática para decir que son nuestra salvación y nuestra alternativa.
Muchas veces ante la cantidad de problemas que tenemos se buscó acortar caminos y los resultados ya sabemos cuáles son. Por eso yo celebro fuertemente este convenio que llevamos adelante con las universidades argentinas. Lo debemos profundizar en todas las áreas, debemos profundizar el aporte de conocimiento en todas las áreas, debemos profundizar el aporte de profesionales de las universidades argentinas a la construcción de lo que el Estado argentino hoy no tiene, y ustedes lo saben como nadie: la construcción de las neuronas del Estado argentino. Porque no sólo pasó este tema que estábamos explicando recién, sino que en base al clientelismo y en base al seguidismo político corto, sin visión estratégica, se vació al Estado argentino también. Y es tremendamente difícil saber qué información es cierta, qué información no lo es, inclusive para muchos que trabajan dentro del propio Estado; para muchos que trabajan dentro del propio Estado con la propia información que brindan a quienes les toca la responsabilidad de gobernar.
Dios quiera que podamos construir definitivamente un Estado que esté cualificado más allá de la distancia temporal de quién gobierna, que tengamos las mejores neuronas trabajando dentro del Estado y que podamos construir la matriz del conocimiento que la patria y la Argentina necesita para desarrollarse. En esa tarea, en forma conjunta, creo que estamos fuertemente convocados todos nosotros. A ese desafío lo tenemos que llevar adelante y si logramos en los próximos años construir gran parte de esto, estaremos garantizando que en la Argentina se podrá discutir la circunstancialidad del poder, quién tiene la iniciativa, el perfil, si es más de centro izquierda, centro o centro derecha, pero vamos a tener un proyecto nacional que nos contenga a todos los argentinos, que tenga visión estratégica y podamos soñar que definitivamente nuestra generación puede construir el proyecto que este país en esta etapa y en este tiempo de la historia, con clara proyección hacia los tiempos que vienen, vamos a ser capaces de construir. Esa es la gran esperanza, esa es la gran decisión, yo confío absoluta e incondicionalmente en las universidades argentinas. Muchísimas gracias.
Obviamente cuando se empieza a reconstruir el pensamiento nacional no hay otra forma de reconstruirlo que con el marco de referenciar el conocimiento. Para referenciar el conocimiento, consolidarlo y poder nutrir de conocimiento a las acciones globales que el país tiene que llevar adelante, independientemente de cualquier administración temporal del Estado, las universidades tienen un rol fundamental y central en la construcción de ese proyecto estratégico que necesita la Argentina.
Y se van a dar en todas las áreas que hacen a la construcción de ese proyecto de país, de ese proyecto nacional, visiones donde por cualquier instancia se va a tratar de desprestigiar todo lo nacional, todo lo que tenga que construir el Estado promotor, el Estado presencial, no el Estado benefactor y adiposo; todo lo que sea apelar a la inteligencia nacional, todo lo que sea apelar al pensamiento nacional va a seguir con esa tendencia y ese concepto instalado fuertemente en la estructura muchas veces informativa de este país, de creer que todo aquello que se quiere estructurar y estimular a través de lo nacional no sirve, es de cuarta categoría o somos unos antiguos y nostálgicos. Antiguos y nostálgicos son los que nos quieren hacer vivir con los proyectos de la década del 30, nosotros queremos sintetizar y construir desde la verdad relativa que se tiene un verdadero proyecto que contenga la posibilidad de realización del país.
Por ello este paso que se está dando hoy no es un paso menor, es un paso central. Yo quisiera, me gustaría agregar a este tema y tendríamos que hacerlo, nada más que cuánto le costaron al país las consultorías contratadas durante los últimos 10 ó 15 años, cuántos pobres nos generaron estas consultorías, cuántos desnutridos nos generaron estas consultorías de las que tanto les gusta hablar a muchos y qué poco resultado nos dieron. Cuánto costaron de comisiones las consultorías, cuál fue el trabajo que realizaron y cuál es el provecho que dejaron en el conocimiento y la respuesta al Estado argentino y al pueblo argentino.
Porque también hay que explicitar por qué estamos empezando a construir este nuevo camino. Es fundamental que los argentinos, que todos los que nos miran por televisión tengan en claro cuánto le costaron al país esas consultoras, que obviamente han tenido sus sucursales acá en la Argentina. Ha habido consultorías nacionales serias y responsables, pero ha habido un sinnúmero de sucursales que a lo que se dedicaron fue a comisionar muy fuerte. Y esto hay que hablarlo porque si no es imposible fundamentar por qué se van construyendo estas alternativas que nos permiten de una vez por todas aprovechar a pleno el trabajo de nuestras universidades nacionales, aprovechar a pleno la tarea que pueden llevar estas consultoras adelante, aprovechar a pleno lo que es la construcción de mecanismos que tiendan a fortalecer la inteligencia y la capacidad de los cuadros que forman nuestras universidades para tener las respuestas adecuadas. Si no vamos a tener que seguir soportando que venga cualquier funcionario, como nos tocó -y lo voy a seguir repitiendo porque me pareció casi ofensivo-, un funcionario del Banco Mundial, venga a decir que el gasto social no llega a quienes debe llegar; y seguramente durante mucho tiempo ha pasado y estamos luchando contra eso. Ahora, es indudable que donde ellos querían que llegue, que es a las consultoras, llegó de forma rápida y a un precio absolutamente caro. Esto hay que debatirlo públicamente si queremos tener una Argentina diferente, y tenemos que hacerlo en todas las áreas.
Nosotros estamos absolutamente dispuestos a avanzar a fondo en este tema, por arriba de cualquier cuestión o de divisa partidaria: el pensamiento nacional, la construcción de lo nacional, con aquello que detiene la construcción de un país con perspectivas y proyección. No desde una decisión taxativa, sino desde la construcción abarcativa, donde evidentemente podamos empezar a definir con absoluta claridad un pensamiento nacional y un proyecto nacional que pueda sintetizar a todos los argentinos. La universidad tiene un rol central y fundamental, tenemos que trabajar fuertemente para que se vaya convirtiendo en columna vertebral de la consolidación del conocimiento argentino.
Si nosotros no podemos consolidar el conocimiento argentino se nos va a hacer muy difícil, porque ellos están organizados, ellos saben lo que quieren, ellos saben a qué vienen y ellos saben cómo complacer a los que necesitan que los acompañen en la conducción mediática para decir que son nuestra salvación y nuestra alternativa.
Muchas veces ante la cantidad de problemas que tenemos se buscó acortar caminos y los resultados ya sabemos cuáles son. Por eso yo celebro fuertemente este convenio que llevamos adelante con las universidades argentinas. Lo debemos profundizar en todas las áreas, debemos profundizar el aporte de conocimiento en todas las áreas, debemos profundizar el aporte de profesionales de las universidades argentinas a la construcción de lo que el Estado argentino hoy no tiene, y ustedes lo saben como nadie: la construcción de las neuronas del Estado argentino. Porque no sólo pasó este tema que estábamos explicando recién, sino que en base al clientelismo y en base al seguidismo político corto, sin visión estratégica, se vació al Estado argentino también. Y es tremendamente difícil saber qué información es cierta, qué información no lo es, inclusive para muchos que trabajan dentro del propio Estado; para muchos que trabajan dentro del propio Estado con la propia información que brindan a quienes les toca la responsabilidad de gobernar.
Dios quiera que podamos construir definitivamente un Estado que esté cualificado más allá de la distancia temporal de quién gobierna, que tengamos las mejores neuronas trabajando dentro del Estado y que podamos construir la matriz del conocimiento que la patria y la Argentina necesita para desarrollarse. En esa tarea, en forma conjunta, creo que estamos fuertemente convocados todos nosotros. A ese desafío lo tenemos que llevar adelante y si logramos en los próximos años construir gran parte de esto, estaremos garantizando que en la Argentina se podrá discutir la circunstancialidad del poder, quién tiene la iniciativa, el perfil, si es más de centro izquierda, centro o centro derecha, pero vamos a tener un proyecto nacional que nos contenga a todos los argentinos, que tenga visión estratégica y podamos soñar que definitivamente nuestra generación puede construir el proyecto que este país en esta etapa y en este tiempo de la historia, con clara proyección hacia los tiempos que vienen, vamos a ser capaces de construir. Esa es la gran esperanza, esa es la gran decisión, yo confío absoluta e incondicionalmente en las universidades argentinas. Muchísimas gracias.