CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER.- Le agradezco a Michael Cohen (el moderador) una vez más contar con este ámbito académico, tal y como lo hice en la última oportunidad en que vine aquí a New York. Me parece que es un ámbito más apropiado en definitiva para poder discutir y repensar las claves de lo que le está pasando al mundo contemporáneo. Creo que hoy la presentación y la charla entre Paul Krugman y Néstor Kirchner es algo más que una charla entre un Jefe de Estado y un economista de reconocimiento y prestigio mundial, me parece que es la oportunidad de poder escuchar a uno de los teóricos más importantes contemporáneos en materia económica, un crítico de las prácticas del neoliberalismo y fundamentalmente del comportamiento que han tenido los organismos multilaterales de crédito en las últimas crisis, que han envuelto al mundo, y un Jefe de Estado que es nada más y nada menos en definitiva quien lleva a la práctica en la gestión concreta del Gobierno y de la economía lo que otros elaboran en teoría y que además es el Presidente que vino luego de la explosión de la convertibilidad, la explosión que fuera pronosticada mucho antes por el economista Paul Krugman. Me parece que la oportunidad de vincular teoría y práctica concreta no se da con demasiada facilidad y frecuencia. Creo que además, tal cual lo dije también en la última oportunidad en que estuvimos aquí, me parece que es en definitiva lo que debemos tratar de realizar en los ámbitos académicos, donde tenemos la responsabilidad de la formulación teórica, pero al mismo tiempo también la responsabilidad de la práctica de esas teorías, de esos pensamientos y de esas palabras.
PRESIDENTE.- Quiero realmente agradecer al doctor Krugman que haya tenido el coraje de animarse a conversar conmigo (risas) y obviamente estamos aquí presentes porque creo que realmente es lo que tenemos que hacer, conversar fuertemente desde la verdad relativa que cada uno de nosotros tiene del porqué nos pasan las cosas que nos pasan; lo que pasa en la Argentina, lo que pasa en Latinoamérica, lo que pasa aquí, en Estados Unidos, qué es lo que está pasando inclusive en Europa, en una nueva relación, y cuáles son los modelos que traen justicia, igualdad, lucha contra la corrupción, justicias independientes, el respeto a los derechos humanos, en un mundo donde no sólo se discute la doctrina y la filosofía y los proyectos políticos y económicos, sino que también esa doctrina y esos proyectos políticos económicos están inspirados y sostenidos por un esquema unipolar. Es decir que no tenemos la situación de 20 años o 30 años atrás, sino que fundamentalmente esa potencia, me refiero a los Estados Unidos, sea por la razón que sea -a veces sin razón- quiere imponer lo que sea; con todo respeto lo digo. Entonces creo que es muy importante que hablemos sobre todos estos temas y también con absoluta sinceridad porque el voluntarismo discursivo es algo que ha hecho mucho daño.
PRESIDENTE.- Entonces hablar de un potencial de crecimiento, ya con proyección estratégica, sería una actitud voluntarista de mi parte, es decir creo que si la Argentina consolida la inversión, el funcionamiento que tiene hoy, genera políticas fiscales sanas, políticas fiscales desde el punto de vista monetario, tiene un nivel de cambio competitivo, tiene seguridad jurídica y obviamente genera políticas fuertes de integración y de inclusión social, tiene grandes posibilidades de crecer y por largo tiempo. Si la Argentina, en otra actitud voluntarista, decididamente vuelve a reiterar, después de este paultatino querer salir del infierno, políticas que aplicamos en el pasado durante distintas crisis, como usted marcaba, seguramente a la Argentina va a volver a pasarle lo que no le debe pasar. Este es el problema de la Argentina, es tal el potencial que tiene que cuando en vez de equivocarnos de diez cosas que hacemos en las diez, acertamos en tres y nos equivocamos en siete, la Argentina empieza a crecer. Y allí empieza siempre la idea, esa conducta que tenemos los argentinos -y me incluyo- de creer que muchas veces los problemas se pueden superar solamente por el hecho de ser argentinos. Esto es un problema que nosotros tenemos. Así que, profesor, soy racionalmente optimista, pero no le quiero faltar ni a usted ni al auditorio el respeto en cuanto al potencial de crecimiento que la Argentina puede tener, pero soy racionalmente optimista. (Aplausos).
PRESIDENTE.- Quiero realmente agradecer al doctor Krugman que haya tenido el coraje de animarse a conversar conmigo (risas) y obviamente estamos aquí presentes porque creo que realmente es lo que tenemos que hacer, conversar fuertemente desde la verdad relativa que cada uno de nosotros tiene del porqué nos pasan las cosas que nos pasan; lo que pasa en la Argentina, lo que pasa en Latinoamérica, lo que pasa aquí, en Estados Unidos, qué es lo que está pasando inclusive en Europa, en una nueva relación, y cuáles son los modelos que traen justicia, igualdad, lucha contra la corrupción, justicias independientes, el respeto a los derechos humanos, en un mundo donde no sólo se discute la doctrina y la filosofía y los proyectos políticos y económicos, sino que también esa doctrina y esos proyectos políticos económicos están inspirados y sostenidos por un esquema unipolar. Es decir que no tenemos la situación de 20 años o 30 años atrás, sino que fundamentalmente esa potencia, me refiero a los Estados Unidos, sea por la razón que sea -a veces sin razón- quiere imponer lo que sea; con todo respeto lo digo. Entonces creo que es muy importante que hablemos sobre todos estos temas y también con absoluta sinceridad porque el voluntarismo discursivo es algo que ha hecho mucho daño.
PRESIDENTE.- Entonces hablar de un potencial de crecimiento, ya con proyección estratégica, sería una actitud voluntarista de mi parte, es decir creo que si la Argentina consolida la inversión, el funcionamiento que tiene hoy, genera políticas fiscales sanas, políticas fiscales desde el punto de vista monetario, tiene un nivel de cambio competitivo, tiene seguridad jurídica y obviamente genera políticas fuertes de integración y de inclusión social, tiene grandes posibilidades de crecer y por largo tiempo. Si la Argentina, en otra actitud voluntarista, decididamente vuelve a reiterar, después de este paultatino querer salir del infierno, políticas que aplicamos en el pasado durante distintas crisis, como usted marcaba, seguramente a la Argentina va a volver a pasarle lo que no le debe pasar. Este es el problema de la Argentina, es tal el potencial que tiene que cuando en vez de equivocarnos de diez cosas que hacemos en las diez, acertamos en tres y nos equivocamos en siete, la Argentina empieza a crecer. Y allí empieza siempre la idea, esa conducta que tenemos los argentinos -y me incluyo- de creer que muchas veces los problemas se pueden superar solamente por el hecho de ser argentinos. Esto es un problema que nosotros tenemos. Así que, profesor, soy racionalmente optimista, pero no le quiero faltar ni a usted ni al auditorio el respeto en cuanto al potencial de crecimiento que la Argentina puede tener, pero soy racionalmente optimista. (Aplausos).