PALABRAS DEL PRESIDENTE DE NÉSTOR KIRCHNER DURANTE LA CEREMONIA DE LANZAMIENTO DEL ABONO SOCIAL DEL TRANSPORTE FERROVIARIO.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE NÉSTOR KIRCHNER DURANTE LA CEREMONIA DE LANZAMIENTO DEL ABONO SOCIAL DEL TRANSPORTE FERROVIARIO.

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Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores ministros del Poder Ejecutivo nacional; autoridades nacionales, provinciales y del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores intendentes; señores legisladores; representantes gremiales y de organizaciones sociales; señores empresarios; señoras y señores: creo que es un buen día y un buen momento ya que nos encontramos representados aquí distintos sectores de la vida nacional: sectores empresariales, sectores sindicales, sectores de ONGs, sectores de las organizaciones sociales libres del pueblo, gobernantes de distintas jurisdicciones, para evaluar, en forma conjunta, como tremendamente positivo el paso que se ha dado del abono social. Creo que es una respuesta importante, que obviamente no soluciona los problemas de base definitivamente pero marca que estamos viviendo en una Argentina diferente, que hay una relación diferente y que hay una actitud de todos los sectores de la sociedad para ir encontrando respuestas en el marco de la solidaridad e ir restaurando los equilibrios perdidos.

Aplaudo esta actitud, por un lado la decisión de aceptarla por los sectores empresarios y por otro lado la voluntad que ponen las organizaciones sociales de desocupados, que también contribuyen con todas sus fuerzas a encontrar ese marco de solidaridad que nos permita a los argentinos convivir para volver a construir la Patria, la Patria viva.

Antes de venir hacia aquí estábamos conversando -yo siempre digo que hay hechos que son casi simbólicos, qué difícil es cuando uno se va topando con distintos lugares donde aparece la corrupción o el manejo casi burdo de impunidad que realizan algunos-, analizábamos el tema de los planes sociales y nos hemos encontrado con un hecho casi inédito. Dijo el Gobernador de Córdoba que aparecían en la provincia empleados públicos con planes sociales, o en distintos lugares, donde uno va tocando van apareciendo; ahora, que en el Ministerio de Trabajo ya tengamos 20 casos de gente que trabaja allí y aparezca con planes sociales marca hasta qué punto ha habido un quiebre de valores en nuestra sociedad. El ministro de Trabajo tendrá que proceder con toda la fuerza que corresponde, aplicando la ley como corresponde, pero son veinte. En el Ministerio de Trabajo, el que maneja los planes sociales, el que supuestamente se sienta a conversar con las distintas agrupaciones, intendentes y demás para mirar los costos, había allí adentro por lo menos 20 integrantes que cobraban sus sueldos y planes sociales. La picardía de algunos que creen en esa viveza criolla que nos ha llevado a situaciones tremendamente graves. Es doloroso porque es prácticamente jugar con el dolor de los que sufren, de los que han quedado marginados y excluidos del proceso institucional argentino, es muy doloroso.

También creo que es interesante hacer referencia a algunas expresiones. A algunos le gustaría que yo hable menos, pero yo le quiero hablar a la gente, a ustedes que están acá, a través de la televisión, hablarle al pueblo argentino directamente. Ustedes pueden tomar por allí las distintas informaciones que están saliendo, inclusive me cuesta creer que algunos escriben acá en la Argentina, algunos economistas que fueron parte activa del proceso del 90, que defendieron lo que pasó y lo que sucedió, los mismos que nos endeudaron en este 150 por ciento tremendo, 150 por ciento del producto bruto interno, más de 150 mil millones. Es decir, una deuda que no la tiene ningún país del mundo, que nos endeudaron, que refinanciaron, que hicieron el “megacanje”, el “blindaje”. ¿Se acuerdan argentinos? Todo lo que estaba pegado en las paredes que era la solución de hoy y el drama de mañana. ¿Se acuerdan que aparecían en los jardines, en la Casa Blanca diciendo “estamos solucionando todo este tipo de temas” y a los tres, cuatro, cinco meses o al año se agudizaba el problema? Yo veo que escriben y dicen: “los argentinos nos estamos desprestigiando en el exterior, tenemos que salir y tenemos que pagar a los tenedores de bonos de la deuda externa argentina mucho más de lo que propone el Gobierno”.

Es muy poco serio, es muy poco responsable lo que están haciendo. Yo quiero fundamentalmente aclarar esto, porque no es que a mí se me haya ocurrido, o al Gobierno mejor dicho, o a quienes hemos consultado, salir y decir: “vamos a hacer un 75 por ciento de quita”. No se nos ha ocurrido que un día nos levantamos y dijimos “esto no lo pagamos”. Primero que la Argentina no puede, primer paso que la Argentina no puede. Nos está costando mucho recuperarnos. Estamos subiendo la escalera del infierno. Obviamente que ha mejorado la recaudación, que mejora el consumo, que mejoran muchos índices, pero estamos dentro del marco del infierno. Estamos tratando de salir de una situación tremendamente difícil.

La Argentina debe casi 100 mil millones de dólares a los tenedores de bonos, bonistas que no son inocentes. Cuando yo voy a comprar a un país y me van a pagar entre el 20 y el 30 por ciento de interés en un año, cuando la tasa internacional es del 1,22 por ciento -es decir que en la Argentina ganaba en un año lo que en el mundo se gana en 30- sé que me estoy arriesgando, estoy timbeando, estoy yendo al casino a ver cómo me va. Vinieron acá a la Argentina, durante algún tiempo les fue bien, con tasas realmente exorbitantes donde el endeudamiento argentino crecía geométricamente, y apostaron al riesgo.
Los que conocen el mercado financiero saben cuál es esta situación. Apostaron al riesgo y era ilógico que las espaldas de los argentinos pudieran pagar semejantes tasas de interés que irresponsablemente los funcionarios de turno, por decirlo educadamente, hacían en este momento en la negociación de la deuda argentina. Entonces evidentemente quienes compraron esos bonos sabían que les pagaban el 30 por ciento porque la Argentina estaba al borde de la quiebra. Acá no hay inocentes, hay bancos que gestionaban y llevaban estos procedimientos adelante, “megacanje” de por medio y todo lo que ustedes recuerdan.

Esto dejémoslo en claro. Yo no fui funcionario del Gobierno anterior, en la década del 90 jamás participé en estos términos y en estas decisiones que fueron enlodando a la Argentina, donde perder prestigio es pagar esa tasa, perder prestigio es hacer el “megacanje”, perder prestigio es endeudarnos como nos endeudamos, perder prestigio es tener el 30 por ciento de desocupados, perder prestigio es ver los niveles de corrupción que la Argentina tenía, no ver cómo resolvemos el tema.

Al contrario, recuperar prestigio es decir la verdad, argentinos. Yo quiero que en el mundo no digan nada más: nosotros podemos pagar hasta acá, más no podemos, nadie nos va a decir que faltamos a la palabra. Pero claro, son los intereses muy fuertes del mundo y presionan. Uno entiende de dónde vienen esos intereses, pero lo grave, argentinos, es que encuentren pluma y lapicera en la Argentina.

Ustedes saben que si nosotros firmáramos un compromiso, que tampoco lo podríamos pagar, de lo que nos piden -aceptarían como quita el 40 ó 50 por ciento- la Argentina tendría que llevar el superávit fiscal primario a 9 ó 10 puntos, lo que significaría que si hoy tenemos 16, 17 por ciento de desocupados en la Argentina, tendríamos 40 por ciento, tendríamos una explosión social. Es decir que es inviable, es imposible, es absolutamente irracional.

Esas plumas que escriben sobre ese tema, me gustaría que nos digan cómo haríamos para que los argentinos podamos sobrevivir. ¿No aprendieron, por Dios --y se los digo con todo sentimiento-, de las experiencias de los ’90 y lo que nos pasó a los argentinos? ¿No recuerdan la explosión del 20 de diciembre? ¿No recuerdan que hay una sociedad que todavía está sintiendo lo que nos pasó?

Creo que es fundamental –y entiendo los movimientos que hay dentro de los sectores de poder, de bancos, sectores financieros del exterior- que esta decisión argentina sea una verdadera causa nacional para que la Argentina sea viable. No hay políticas viables si nosotros no logramos estos objetivos.

Es cierto que las presiones van a ser grandes y colocan: “Fueron presionados, fueron esto...”. Claro, ¿o me van a hacer caricias cuando les hablo de este tema? Esta es la realidad concreta, pero siempre dije que venía con convicciones; no vine a quedarme en aquel despacho para ver la sangría del pueblo argentino bajo ningún aspecto, vine para defender los intereses nacionales como corresponde, a hacer una Argentina viable, con decisión, con dignidad. (Aplausos)

Por eso es muy importante tener esto en cuenta. No es una decisión voluntarista ni caprichosa sino una decisión tremendamente analizada, absolutamente racional y creo que los argentinos podemos pensar diferente –pensamos diferente, tenemos visiones diferentes- pero tenemos que construir una Argentina que sea absolutamente viable y es así que estamos dentro de este marco de decisión.

Seguramente hay intereses, muchas veces nos dicen “firmen cualquier cosa total dentro de dos o tres años charlamos de vuelta”. No, la Argentina ahora quiere ser seria y por eso no va a firmar cualquier cosa.

La Argentina va a crecer, tengan fe los argentinos, con acuerdos o sin ellos o con las trabas que nos pongan, por la potencialidad argentina, por la capacidad de los argentinos. Hoy en día nos estamos moviendo sin estar en el mercado de capitales, nos abastecemos con los recursos propios de los argentinos y estamos moviéndonos, estamos haciendo inversiones, la Argentina está empezando a crecer. Es decir que hay que refundar este país desde una situación límite. Pero yo les pido a todos los argentinos que tengamos mucha memoria, que vean lo que dice y lo que escribe cada uno, que no vean ni se preocupen cuando le dicen al presidente de los argentinos que va a venir tal canciller o tal persona a apurarlo. Obviamente. En otros tiempos apuraban un ratito y adelante. Acá eso se terminó, nosotros vamos a defender como corresponde y como decíamos recién el posicionamiento argentino. Porque esto es así: salir de una crisis terminal como la que tenemos es difícil. Entonces, nos encontramos moral, espiritual y absolutamente decididos a llevar adelante este tema; es absolutamente poco novedoso ya decir lo que vienen a hacer.

Tenemos voluntad, conversamos con todos los grupos empresariales y con todos los que quieren invertir en la Argentina, pero también esos grupos empresariales se tienen que interesar seriamente en que la Argentina sea viable, tienen sus capitales argentinos o no argentinos puestos acá y ellos también saben, los empresarios argentinos también saben que si no hacen un acuerdo de esta naturaleza, si la Argentina firmara cualquier otra cosa, vuelven rápidamente los nubarrones negros. Por eso nuestros empresarios también tienen que ser parte de esta causa nacional, definitivamente se tienen que sentir parte de la Argentina. Es hora de que nuestros empresarios asuman que tienen que ser, juntamente con los trabajadores y con todas las estructuras sociales, parte estructural de un modelo nacional que nos lleve a refundar la patria. Esa palabra “patria” que es tan importante decirla, escucharla y que nos contenga a todos.

Discúlpenme pero quería explicarles este tema y permanente voy a transmitirles y decirles que estén tranquilos. Durante mucho tiempo nos asustaron acá diciéndonos “esto o el caos”, ¿se acuerdan ustedes? “Tenemos que hacer esto para mantener la convertibilidad o viene el caos” nos decían en un determinado momento, y ajuste viene y ajuste va, descuentos de todo tipo... Todos sabemos lo que vivimos y lo que nos tocó vivir. Nosotros tranquilos, trabajando todos los días, con el espíritu bien en alto, con mucha alegría, con mucha potencia, con mucha fuerza moral, con ganas, vamos a ir sobrellevando cada tema, cada problema y a la Argentina le va a ir bien, la Argentina va a crecer.

La Argentina, con solidaridad y teniendo en claro cuáles son las políticas del Estado, va a tener un futuro indudable y absolutamente posible, realista, de inclusión social y de crecimiento económico. Ahora, si volvemos a repetir el mecanismo del pasado y a creernos los mecanismos y los procedimientos que a veces nos quieren imponer o se nos quieren llevar, evidentemente en la Argentina no hay salida. Y si hay otra salida viable que le garantice salida a los argentinos, aquellos que escriben que me la digan, estoy abierto; que vengan y me la digan, las puertas están abiertas. Si hay otro camino distinto a éste, por favor tráiganlo, pero que no sea el camino de la sumisión, del hambre y de la entrega de los argentinos, sino que sea un país posible para todos. Esto estamos absolutamente dispuestos a escucharlo. (Aplausos)

Señores: celebro el Abono Social, espero que podamos seguir trabajando en las cooperativas, en las inversiones en viviendas, lo estamos haciendo con otros planes de inversiones conjuntas con distintos grupos y organizaciones sociales muy importantes que dentro de poco vamos a dar a conocer. A trabajar, a hacer cosas, a recuperar esa fe de que los argentinos somos capaces, que podemos hacer un futuro distinto y a entender que la posibilidad de Argentina está en la solidaridad de toda su estructura social. Esto es muy importante: empezar a entender que un proyecto de país necesita indudablemente comprender que los argentinos deben ser capaces de construir las nuevas síntesis que ese proceso requiere.

Muchísimas gracias, a vuestras órdenes y gracias por haber compartido este momento. (Aplausos)