Señor jefe de Gabinete de Ministros; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional; señora subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia; autoridades nacionales y del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores miembros del Cuerpo Diplomático; señores legisladores; autoridades eclesiásticas; señores representantes de organizaciones no gubernamentales; señoras y señores: estamos iniciando un camino que consideramos central e imprescindible para poder en la Argentina reconstituir institucionalmente el país y su calidad en ese sentido que, como ustedes saben, hace muchísimo tiempo que ha sido perdida.
Estamos tratando de empezar a transitar el camino donde le podamos devolver la confianza a las instituciones, a la comunidad y a la sociedad; estamos tratando de clarificar y dar absoluta garantía a todos los procedimientos que un determinado gobierno tiene que llevar adelante; estamos tratando de que la lucha por la calidad institucional, la lucha contra la corrupción en la Argentina y la lucha por volver a construir un Estado creíble no sea meramente un discurso, sino que vaya corporizándose en normas concretas y eso es lo que hoy estamos logrando.
Creo que en la Argentina es por demás un paso muy importante, pero bien decía la señora Subsecretaria que no hay duda de que vamos a tener numerosísimos problemas de aplicabilidad, porque a una cultura determinante que está en práctica permanente no se la combate con la contracultura, que es lo que nos ha pasado a los argentinos durante mucho tiempo: ante algo realmente negativo, la actitud de oponerse, pero no generar la cultura o los procedimientos alternativos que nos permitan de una vez por todas salir del callejón en que estamos.
Nosotros agradecemos a todas las instituciones que han colaborado; sabemos que es un comienzo, que es un camino difícil, pero con la firme decisión que tenemos en este tiempo de la historia que nos toca gobernar de aplicar estas normas y si es necesario profundizarlas –seguramente así va a ser-, con las audiencias públicas, determinando bien el manejo de los lobbies y teniendo en claro qué es la gestión de intereses, no tengo ninguna duda de que muchas cosas que se resolvían de una manera en la Argentina, van a pasar a resolverse de otra.
Cuando uno dice que a veces es muy difícil poner las manos en el fuego por el funcionamiento global de las instituciones, no lo hace como un mero discurso, sino que marca la realidad concreta. Porque a mí me ha tocado asumir el Gobierno y me he encontrado con hechos en los que sabía que la corrupción había calado muy profundo, pero nunca pensé que podía haber llegado a niveles tales ni tan cerca de quienes ejercen responsabilidades muy importantes con el marco de impunidad y discrecionalidad que diferentes funcionarios las fueron ejerciendo. Y con una escala: pareciera ser que el que está más arriba se lleva todo lo que puede y el que está más abajo se lleva un trapo de piso. Esto quiere decir que se han roto todos los valores. Esta definición, por dura que parezca, es lo que nos ha pasado a los argentinos durante muchísimo tiempo.
Por eso confiamos en que por la tarea que van a llevar adelante en la Subsecretaría, en la Jefatura de Gabinete y en todas las organizaciones libres del pueblo que trabajan en la tarea de ayudar a corporizar un funcionamiento institucional y una cultura diferente en nuestra sociedad –a las que apoyamos total y absolutamente con todas nuestras fuerzas- vamos a encontrar las respuestas que la Argentina necesita y poco a poco saldremos de esos rankings que tanto nos avergüenzan cuando se habla de la corrupción en la Argentina.
Fueron muchos años mirando al costado, muchos años premiando valores diferentes, muchos años llevando adelante que aquél que más plata hace y más rápido crece es el más pícaro, el más vivo, el más inteligente y muchas veces premiado por la sociedad. Porque los dirigentes reflejan el estado moral e institucional de una sociedad, no aparecen de la nada, sino de una corporación socio-cultural que nos toca vivir en determinado momento.
Este puede ser el puente de inicio para que la sociedad argentina premie nuevamente a los que más estudian, a los que más investigan, a los que más trabajan, a nuestros intelectuales, a nuestros universitarios, a nuestros poetas, a los trabajadores y comience a tratar de crear valores que esta sociedad argentina en un tiempo tuvo y los fue perdiendo por todas estas circunstancias.
Nosotros vamos a poner todo nuestro esfuerzo y, señora Subsecretaria, ponemos mucha esperanza en este trabajo. Además damos todo nuestro apoyo institucional y político para llevarlo adelante; creemos que va a avanzar y bien. Seguramente habrá que ir generando acciones para darle las calidades y cualificarlo en toda su tarea; seguramente muchos se van a sentir molestos; y seguramente a lo largo del tiempo todos los argentinos van a valorar lo importante de tener un Estado cristalino, un ida y vuelta en el sentido de que se termine el “secreto de Estado” y volvamos a reconstruir la Nación desde el punto de vista político e institucional, objetivo central para poder generar el país distinto que todos los argentinos queremos construir en pluralidad, en consenso y en convivencia.
Muchísimas gracias.
Estamos tratando de empezar a transitar el camino donde le podamos devolver la confianza a las instituciones, a la comunidad y a la sociedad; estamos tratando de clarificar y dar absoluta garantía a todos los procedimientos que un determinado gobierno tiene que llevar adelante; estamos tratando de que la lucha por la calidad institucional, la lucha contra la corrupción en la Argentina y la lucha por volver a construir un Estado creíble no sea meramente un discurso, sino que vaya corporizándose en normas concretas y eso es lo que hoy estamos logrando.
Creo que en la Argentina es por demás un paso muy importante, pero bien decía la señora Subsecretaria que no hay duda de que vamos a tener numerosísimos problemas de aplicabilidad, porque a una cultura determinante que está en práctica permanente no se la combate con la contracultura, que es lo que nos ha pasado a los argentinos durante mucho tiempo: ante algo realmente negativo, la actitud de oponerse, pero no generar la cultura o los procedimientos alternativos que nos permitan de una vez por todas salir del callejón en que estamos.
Nosotros agradecemos a todas las instituciones que han colaborado; sabemos que es un comienzo, que es un camino difícil, pero con la firme decisión que tenemos en este tiempo de la historia que nos toca gobernar de aplicar estas normas y si es necesario profundizarlas –seguramente así va a ser-, con las audiencias públicas, determinando bien el manejo de los lobbies y teniendo en claro qué es la gestión de intereses, no tengo ninguna duda de que muchas cosas que se resolvían de una manera en la Argentina, van a pasar a resolverse de otra.
Cuando uno dice que a veces es muy difícil poner las manos en el fuego por el funcionamiento global de las instituciones, no lo hace como un mero discurso, sino que marca la realidad concreta. Porque a mí me ha tocado asumir el Gobierno y me he encontrado con hechos en los que sabía que la corrupción había calado muy profundo, pero nunca pensé que podía haber llegado a niveles tales ni tan cerca de quienes ejercen responsabilidades muy importantes con el marco de impunidad y discrecionalidad que diferentes funcionarios las fueron ejerciendo. Y con una escala: pareciera ser que el que está más arriba se lleva todo lo que puede y el que está más abajo se lleva un trapo de piso. Esto quiere decir que se han roto todos los valores. Esta definición, por dura que parezca, es lo que nos ha pasado a los argentinos durante muchísimo tiempo.
Por eso confiamos en que por la tarea que van a llevar adelante en la Subsecretaría, en la Jefatura de Gabinete y en todas las organizaciones libres del pueblo que trabajan en la tarea de ayudar a corporizar un funcionamiento institucional y una cultura diferente en nuestra sociedad –a las que apoyamos total y absolutamente con todas nuestras fuerzas- vamos a encontrar las respuestas que la Argentina necesita y poco a poco saldremos de esos rankings que tanto nos avergüenzan cuando se habla de la corrupción en la Argentina.
Fueron muchos años mirando al costado, muchos años premiando valores diferentes, muchos años llevando adelante que aquél que más plata hace y más rápido crece es el más pícaro, el más vivo, el más inteligente y muchas veces premiado por la sociedad. Porque los dirigentes reflejan el estado moral e institucional de una sociedad, no aparecen de la nada, sino de una corporación socio-cultural que nos toca vivir en determinado momento.
Este puede ser el puente de inicio para que la sociedad argentina premie nuevamente a los que más estudian, a los que más investigan, a los que más trabajan, a nuestros intelectuales, a nuestros universitarios, a nuestros poetas, a los trabajadores y comience a tratar de crear valores que esta sociedad argentina en un tiempo tuvo y los fue perdiendo por todas estas circunstancias.
Nosotros vamos a poner todo nuestro esfuerzo y, señora Subsecretaria, ponemos mucha esperanza en este trabajo. Además damos todo nuestro apoyo institucional y político para llevarlo adelante; creemos que va a avanzar y bien. Seguramente habrá que ir generando acciones para darle las calidades y cualificarlo en toda su tarea; seguramente muchos se van a sentir molestos; y seguramente a lo largo del tiempo todos los argentinos van a valorar lo importante de tener un Estado cristalino, un ida y vuelta en el sentido de que se termine el “secreto de Estado” y volvamos a reconstruir la Nación desde el punto de vista político e institucional, objetivo central para poder generar el país distinto que todos los argentinos queremos construir en pluralidad, en consenso y en convivencia.
Muchísimas gracias.