Señor presidente de la República Popular China; miembros de la comitiva que lo acompañan; señores presidentes de las cámaras legislativas; señores gobernadores; autoridades nacionales; señores embajadores; señores empresarios; señoras y señores: queremos brindar al excelentísimo señor presidente de la República Popular China, Hu Jintao, a su señora esposa y a la importante comitiva que lo acompaña, una afectuosa bienvenida.
Es para nosotros un gran honor recibirlos en la República Argentina y de este modo poder retribuirles el deferente tratamiento que hace pocos meses nos prodigara durante la visita que concretamos a su país.
La República Popular China y la República Argentina deben continuar recorriendo la senda que lleva a la profundización de nuestra amistad, al acercamiento de nuestras culturas y la complementación de nuestras economías, de modo que ambos gobiernos podamos contribuir al bienestar de nuestros pueblos.
Nuestra adhesión a valores comunes en relación a la necesidad del mantenimiento de la paz mundial, el fortalecimiento de Naciones Unidas, el valor del multilateralismo, la solución de controversias por medios pacíficos, la no ingerencia en asuntos internos de otros Estados, resulta una muy buena base para acrecentar nuestra recíproca colaboración.
Entendemos que el mal que aqueja al mundo es la profundización incesante de la brecha existente entre pobres y ricos. Una realidad mundial marcada por una pobreza y una exclusión sin precedentes nos está indicando que no habrá prosperidad posible mientras subsistan los niveles de desigualdad entre países y al interior de los países, como los afectan al mundo actual.
Debemos buscar en la integración económica regional e internacional la clave de un mundo más seguro y con mayor bienestar. La República Popular China, protagonista de un crecimiento económico sostenido que acrecienta su participación en el producto mundial y su papel en el comercio mundial, es hoy el cuarto destino de nuestras exportaciones y nuestro primer cliente en el continente asiático.
Las relación de nuestro intercambio comercial está concentrada en un limitado número de productos, predominantemente materias primas y productos primarios. Son detectables posibilidades de mayor complementación comercial de modo que el intercambio crezca y se diversifique.
Existen también buenas perspectivas para acrecentar la complementación en lo productivo, de modo que más bienes puedan producirse en nuestros territorios con vistas a un producto final integrado.
Desde un ámbito de colaboración y complementación aún más importante se abren la posibilidad de la interdependencia y la asociación que podamos encontrar a partir de la colaboración de empresas argentinas y empresas y corporaciones chinas en proyectos específicos.
El intercambio de productos ya no es suficiente. En un mundo cada vez más complejo e intercomunicado el comercio debe continuar a la inversión. Aspiramos a lograr, a partir de la fuerte recuperación económica que estamos protagonizando, un fuerte incremento del comercio bilateral con la región asiática en general y con la República Popular China en particular; ampliar y dar estabilidad al intercambio es nuestra prioridad.
Mucho ayudará en ese sentido fortalecer la cooperación en las áreas de reglamentación e inspección fito y zoosanitaria para incrementar la accesibilidad de los productos en las mejores condiciones de calidad e impedir que la falta de coordinación en esos controles constituya una barrera más infranqueable que las barreras arancelarias.
Pero no queremos que nuestra relación entre países se mida sólo por el intercambio comercial; nuestra preocupación central es trabajar por el bienestar de nuestro pueblo y sabemos que en una mayor atención a la complementariedad de nuestras economías está la posibilidad de crear trabajo y riqueza tras ambas fronteras.
Las acciones de cooperación entre la República Popular China y la República Argentina tienen que extenderse a lo cultural, a lo político, a la educación, a la ciencia y a la tecnología.
El desafío es incrementar fuertemente la integración venciendo las distancias y para ello debe crecer el pleno conocimiento por parte de los agentes económicos respecto de las capacidades productivas mutuas.
La generación de conocimientos recíprocos debe involucrar además a otros actores. A los Estados debemos sumarle la participación y colaboración de empresarios argentinos y chinos que se asocien para invertir, aprovechar los recursos humanos, generar riquezas y satisfacer las necesidades de nuestras economías.
Creemos que existe una vía común de crecimiento sustentable para ambas economías, más allá de las enormes y lógicas diferencias de escala existentes entre nuestros países, en áreas como la reestructuración de la agricultura tradicional, la energía, el transporte, la minería y las materias primas, el turismo, la ingeniería biológica y la protección del medio ambiente, entre muchas otras.
Los argentinos sabemos que el camino de nuestra recuperación exigirá laboriosidad y persistencia en el esfuerzo, ninguna solución será mágica. Hemos afrontado la reconstrucción de nuestro país nosotros mismos. En ese esfuerzo visitas como la suya son un buen augurio y un buen auspicio. Tenemos la esperanza de que en nuestras conversaciones y de las tareas que realicen nuestros colaboradores surjan acciones que posibiliten la creación de trabajo para nuestros pueblos.
Confiamos, con base en nuestra tradicional amistad, encontrar en la República Popular China un socio de cooperación estratégica en la tarea de lograr un crecimiento con equidad, trabajo y justicia social para nuestro pueblo.
Como hemos compartido, el mundo es escenario de complejos y variados y continuos cambios. Frente a la amenaza del terrorismo, obtener la paz y lograr el desarrollo son los grandes temas de la actualidad. Es íntima la relación de interdependencia entre estos asuntos mundiales.
Nuestros pueblos reclaman bienestar y los gobiernos debemos abocarnos a promover el desarrollo para que aquel bienestar sea posible y sustentable. Con creciente desigualdad, sin equidad, sin bienestar de los pueblos y sin desarrollo, será cada vez más difícil disfrutar de la paz.
Con trabajo, esfuerzo, dedicación y capacidad para decidir, este tipo de intercambio que protagonizamos constituirá un paso de avance hacia un mundo mejor en el que nuestros pueblos progresen.
Agradezco al señor Presidente y a su importante comitiva esta visita que nos realiza, deseándole una muy grata estadía que les permita disfrutar de la hospitalidad argentina. Su presencia nos produce una gran alegría y nos augura una mejora en nuestras relaciones de beneficio mutuo.
Bienvenidos al sur de América, bienvenidos a la República Argentina. (Aplausos)
Es para nosotros un gran honor recibirlos en la República Argentina y de este modo poder retribuirles el deferente tratamiento que hace pocos meses nos prodigara durante la visita que concretamos a su país.
La República Popular China y la República Argentina deben continuar recorriendo la senda que lleva a la profundización de nuestra amistad, al acercamiento de nuestras culturas y la complementación de nuestras economías, de modo que ambos gobiernos podamos contribuir al bienestar de nuestros pueblos.
Nuestra adhesión a valores comunes en relación a la necesidad del mantenimiento de la paz mundial, el fortalecimiento de Naciones Unidas, el valor del multilateralismo, la solución de controversias por medios pacíficos, la no ingerencia en asuntos internos de otros Estados, resulta una muy buena base para acrecentar nuestra recíproca colaboración.
Entendemos que el mal que aqueja al mundo es la profundización incesante de la brecha existente entre pobres y ricos. Una realidad mundial marcada por una pobreza y una exclusión sin precedentes nos está indicando que no habrá prosperidad posible mientras subsistan los niveles de desigualdad entre países y al interior de los países, como los afectan al mundo actual.
Debemos buscar en la integración económica regional e internacional la clave de un mundo más seguro y con mayor bienestar. La República Popular China, protagonista de un crecimiento económico sostenido que acrecienta su participación en el producto mundial y su papel en el comercio mundial, es hoy el cuarto destino de nuestras exportaciones y nuestro primer cliente en el continente asiático.
Las relación de nuestro intercambio comercial está concentrada en un limitado número de productos, predominantemente materias primas y productos primarios. Son detectables posibilidades de mayor complementación comercial de modo que el intercambio crezca y se diversifique.
Existen también buenas perspectivas para acrecentar la complementación en lo productivo, de modo que más bienes puedan producirse en nuestros territorios con vistas a un producto final integrado.
Desde un ámbito de colaboración y complementación aún más importante se abren la posibilidad de la interdependencia y la asociación que podamos encontrar a partir de la colaboración de empresas argentinas y empresas y corporaciones chinas en proyectos específicos.
El intercambio de productos ya no es suficiente. En un mundo cada vez más complejo e intercomunicado el comercio debe continuar a la inversión. Aspiramos a lograr, a partir de la fuerte recuperación económica que estamos protagonizando, un fuerte incremento del comercio bilateral con la región asiática en general y con la República Popular China en particular; ampliar y dar estabilidad al intercambio es nuestra prioridad.
Mucho ayudará en ese sentido fortalecer la cooperación en las áreas de reglamentación e inspección fito y zoosanitaria para incrementar la accesibilidad de los productos en las mejores condiciones de calidad e impedir que la falta de coordinación en esos controles constituya una barrera más infranqueable que las barreras arancelarias.
Pero no queremos que nuestra relación entre países se mida sólo por el intercambio comercial; nuestra preocupación central es trabajar por el bienestar de nuestro pueblo y sabemos que en una mayor atención a la complementariedad de nuestras economías está la posibilidad de crear trabajo y riqueza tras ambas fronteras.
Las acciones de cooperación entre la República Popular China y la República Argentina tienen que extenderse a lo cultural, a lo político, a la educación, a la ciencia y a la tecnología.
El desafío es incrementar fuertemente la integración venciendo las distancias y para ello debe crecer el pleno conocimiento por parte de los agentes económicos respecto de las capacidades productivas mutuas.
La generación de conocimientos recíprocos debe involucrar además a otros actores. A los Estados debemos sumarle la participación y colaboración de empresarios argentinos y chinos que se asocien para invertir, aprovechar los recursos humanos, generar riquezas y satisfacer las necesidades de nuestras economías.
Creemos que existe una vía común de crecimiento sustentable para ambas economías, más allá de las enormes y lógicas diferencias de escala existentes entre nuestros países, en áreas como la reestructuración de la agricultura tradicional, la energía, el transporte, la minería y las materias primas, el turismo, la ingeniería biológica y la protección del medio ambiente, entre muchas otras.
Los argentinos sabemos que el camino de nuestra recuperación exigirá laboriosidad y persistencia en el esfuerzo, ninguna solución será mágica. Hemos afrontado la reconstrucción de nuestro país nosotros mismos. En ese esfuerzo visitas como la suya son un buen augurio y un buen auspicio. Tenemos la esperanza de que en nuestras conversaciones y de las tareas que realicen nuestros colaboradores surjan acciones que posibiliten la creación de trabajo para nuestros pueblos.
Confiamos, con base en nuestra tradicional amistad, encontrar en la República Popular China un socio de cooperación estratégica en la tarea de lograr un crecimiento con equidad, trabajo y justicia social para nuestro pueblo.
Como hemos compartido, el mundo es escenario de complejos y variados y continuos cambios. Frente a la amenaza del terrorismo, obtener la paz y lograr el desarrollo son los grandes temas de la actualidad. Es íntima la relación de interdependencia entre estos asuntos mundiales.
Nuestros pueblos reclaman bienestar y los gobiernos debemos abocarnos a promover el desarrollo para que aquel bienestar sea posible y sustentable. Con creciente desigualdad, sin equidad, sin bienestar de los pueblos y sin desarrollo, será cada vez más difícil disfrutar de la paz.
Con trabajo, esfuerzo, dedicación y capacidad para decidir, este tipo de intercambio que protagonizamos constituirá un paso de avance hacia un mundo mejor en el que nuestros pueblos progresen.
Agradezco al señor Presidente y a su importante comitiva esta visita que nos realiza, deseándole una muy grata estadía que les permita disfrutar de la hospitalidad argentina. Su presencia nos produce una gran alegría y nos augura una mejora en nuestras relaciones de beneficio mutuo.
Bienvenidos al sur de América, bienvenidos a la República Argentina. (Aplausos)